martes, 1 de marzo de 2022

 

       Padre Curzio Nitoglia


EL LIBERISMO ES INCOMPATIBLE CON LA RECTA 

RAZÓN, Y CONNATURAL AL AMERICANISMO 

TEOCONSERVADOR.


EL INDIVIDUALISMO ANTIPOLÍTICO

NO ES UNA IDEOLOGÍA NATURAL.


NATURALEZA Y POLÍTICA


Por ser el hombre un animal racional y libre (creado para conocer la verdad y amar el bien), y social (para vivir en sociedad civil y política), Dios no concedería al Estado y al individuo, que entreambos forman una solo creatura moral, el poder de contradecir su razón de ser o sea su finalidad :conocer la verdad, amar el bien, vivir en sociedad política natural y religiosa sobrenatural, por haber sido elevado al orden sobrenatural de Dios. N0 dándoles el derecho de ser indiferentes o neutrales, según indica la recta razón, individual, social y religiosa.


La libertad filosófica y religiosa es contra natura; la tolerancia filosófica o religiosa es siempre un mal que se podría permitir de facto para evitar un mal mayor, nunca por principio. Según enseña el sano criterio, la verdadera teología, la Tradición apostólica y el Magisterio de la Iglesia.


La ignorancia invencible escusa al individuo del pecado formal, pero no le da el derecho de hacer públicamente el mal, y propagar al exterior y públicamente el error, porque objetivamente cae en el error y el mal, por lo cual no tiene ningún derecho a la existencia, a la propaganda y a la actividad pública. [3].


Una de las finalidades de la Iglesia, además de la conversión de los individuos, es la expansión del Reino de Dios sobre la tierra. Este Reino es principalmente espiritual, y secundariamente también de orden político y corporal. (Pío XI, Quas Primaa, 1925). La libertad religiosa, entonces, se opone a la naturaleza y a la Revelación, contradiciendo la finalidad de la Iglesia como la quiso Cristo. La apostasía de las Naciones de Dios, propugnada por el laicismo y los anti/cristianos, desgraciadamente trastocó las mentes de los hombres de la Iglesia (Dignitatis humanae personae, 7/10/1965). La meta ideal apostólica a la cual todos, laicos y clérigos, son llamados , es concretar la instauración del Reino de Dios sobre la tierra, imperfectamente, claro está, para lograrlo plenamente en el Paraíso. Para eso debemos primeramente convertirnos verdaderamente viviendo habitualmente en Gracia de Dios, llevando a Cristo a nuestra familia, en nuestro ambiente laboral y en la sociedad civil. Esta es la orden para instaurare onmia in Christo (S. Pío X)). Si no se es verdaderamente cristiano no se podrá restaurar la Cristiandad. “Politique d’abord” (Charles Maurras) significa construir una casa desde el techo, no desde las bases; o sea, aunque se conquiste el Gobierno y se hagan leyes cristianas, si ni los gobernantes ni el pueblo es cristiano esas leyes serán superficiales y no durarán más que un fuego de yuyos. La Polis es un conjunto de familias y de individuos; primeramente existen los individuos que se unen en familias, estas unidas a otras forman un pueblo, y muchos de estos un Estado. La ciudad o Polis vivirá ordenada y cristiana si sus miembros son ordenados y cristianos. Sólo el Estado tiene el poder de mantener el orden y proteger la vida virtuosa.


Pero no se puede comenzar por el final, pues sería un contrasentido, una contradicción, “el principio=el principio, e´fin=al fin; el principio ≠ al fin”. Aristóteles (Política) y Santo Tomás ( De regimine principum) enseñan que “la política es la virtud de la prudencia aplicada en la sociedad”; mientras que la prudencia individual se llama “monástica” y la familiar “economica”. León XIII enseña que los primeros verdaderos cristianos “hicieron en poquísimo tiempo penetrar el Cristianismo no sólo en sus familias sino también en el Ejército, en el Estado, y hasta en el Palacio del Emperador” (14). No se difundió desde el Palacio imperial, sino desde las personas llegó al Palacio.


La modernidad (N.Machiavelli +1527; T. Hobbes +1679; J. Loocke +1704) desconoce la naturaleza social del hombre presentándolo como un ‘individuo’ y/o anti-político y/o anti-social. O sea el orden social y político dejó de ser una realidad natural, quedando como artificial y sujeto a manipulación humana.


La concepción aristotélica influyó en pensadores como Santo Tomás de Aquino, en la ‘Segunda Escolástica’, sobre todo la española del 1500/600 (F. de Vitoria, Juan Mariana, Roberto Belarmino, Francisco Suárez, y Gabriel Vázquez). Se puede afirmar, sin exagerar, que la filosofía política aristotélica abarca una concepción completa del hombre y de la sociedad civil, a tal punto que podría ser considerada la filosofía política ‘oficial’ pre-revolucionaria, que extiende su influencia hasta la Revolución Francesa y la modernidad.


En efecto, según Aristóteles el orden político y las relaciones sociales en el Estado, originadas por los hombres y las familias, se inician con la unión entre varón y mujer “en vista a la reproducción y conservación de la especie humana”: de la cual nace la familia, una Sociedad imperfecta, que satisface las necesidades cotidianas; y uniéndose a otras familias forma una población que puede satisfacer las necesidades sociales. La unión de estas terminan por formar una Sociedad civil, que ya es perfecta, pues permite vivir bien y felices, virtuosamente. Esta es la finalidad interna natural del hombre que tiende naturalmente a formar una familia para vivir en la Polis virtuosamente (11). Sólo en esa Sociedad civil o política el hombre puede realizar plenamente toda su potencialidad. Por esto el hombre es un animal sociable por naturaleza… El fin del Estado es gobernar para que el pueblo viva virtuosamente. Por lo cual, “el buen gobierno es el que se preocupa de que viva bien y virtuosamente, mientras en el malo se vive miserable y viciosamente” (14).


Por el contrario, para Machiavelli la política es una técnica para conquistar y mantener el poder, y ya no la virtud de la prudencia aplicada a la vida social y política propuesta por el aristotelismo. Con Machiavelli la política deja de ser una virtud para transformarse en un ‘vicio’, o sea la búsqueda ansiosa de poder, (en el sentido deteriorado del término) mediante la simulación y la hipocresía. Según la modernidad, “naturaleza” es “conflicto, insociabilidad; el hombre no es por naturaleza un ser social ni político, sino a-social o anti-social, conflictivo, rival, enemigo y belicoso, absolutamente independiente, que sólo por un ‘pacto’ aliena su individualidad y libertad, aceptando una Autoridad que le proteja físicamente de la agresión de los demás.


De este principio maquiavélico derivan dos Escuelas de pensamiento. La primera, exagerando radicalmente el carácter individualista, belicoso y a-social del hombre postula un “Estado absoluto” o Leviatán (T.Hobbes); o bien el “Estado ético” (Hegel), necesarios para que los hombres puedan vivir socialmente, eliminando violentamente todo conflicto insito en la naturaleza humana (“homo homini lupus”. Hobbes). Esta escuela concede poco espacio al individuo, y todo al Estado (estatolatría). Siempre antropocéntricamente para asegurar la independencia del individuo sobre todo de Dios y de la leyes naturales y divinas, objetivas e inmutables.


La segunda Escuela insiste, por defecto, en el individualismo liberal, haciendo del Estado una mini-entidad solamente útil (utilitarismo) naturalmente innecesaria (opuesto a lo dicho por la Escuela anterior) para vivir en comunidad (Locke 1704). Esta concede el máximo espacio al individuo y el mínimo al Estado, siempre antropocéntricamente, por la dignidad absoluta del individuo, considerado como una divinidad.


Como se ve, lo que asemeja al hiper-estatismo (Hobbes, Hegel), con el mini-estatismo (Locke, Mises,Hayek, Notzock y Friedman) es la filosofía antropocéntrica, según la cual “la naturaleza humana es libre de cualquier relación”, con Dios o con los demás hombres. De este error teórico sobre la naturaleza del hombre considerándolo individuo absoluto que se basta a sí mismo, sigue el error práctico de la filosofía política, para la cual el hombre no se relaciona naturalmente con los demás en sociedad. Por consiguiente el hombre se perfecciona a sí mismo independientemente de la familia y de la sociedad civil, la que es inecesaria (Hobbes, Hegel), o bien sólo útil (Locke), para mantener el “simple vivir” físico-material o el orden público; sin considerar que el fin del hombre es vivir virtuosament logrando el bienestar temporal intelectual y moral, subordinado al espiritual…


El hombre se transforma, entonces, prácticamente en un egoísta, dejando de ser animal naturaliter socialis… Para la modernidad, sea pan-estatista o individualista, el hombre es absolutamente independiente de la voluntad de los demás , inclusive de la de Dios; y sólo la búsqueda de su comodidad, su seguridad para su supervivencia, o sea sólo el simple vivir físico lo lleva a reunirse con otros y con el Estado. El hombre es el padrón de sí, concediendo al Estado (por medio de un ‘pacto’, no por naturaleza) un poder sólo para librarse de la violencia de otros, permitiéndole sobrevivir. La sociedad civil es una invención artificial del hombre… entonces no hay que equivocarse pensando que Hobbes o Hegel negasen el antropocentrismo del individuo absoluto y del individualista. ¡No!


El hegelianismo de izquierda o colectivismo materialista marxista negó la propiedad privada solamente pensando liberarla de Dios y de toda autoridad creada y finita que participa de la divina. Este principio es el fundamento teórico de la política o praxis moderna, que es Antropocentrismo integral, o sea Ateísmo Radical, expuesto de manera explícita por Marx e implícita por Machiavelli (ateísmo camuflado de pragmatismo maquiavélico), por Hobbes (ateísmo moderado de “agnosticismo utilitarista”) y por Hegel (ateísmo moderado de “panteísmo espiritualista”).


[…] En suma, la Sociedad es un mal en cuanto limita la libertad absoluta del individuo, pero un mal absolutamente necesario ( Hobbes- Hegel), o solamente conveniente (Locke), porque sin ella sería imposible organizar una convivencia pública y civil. La modernidad ha decretado el divorcio teórico entre naturaleza y gracia, y entre razón y fe; y el divorcio práctico entre naturaleza y política.


La aversión a la política o el considerarla “innatural” es el signo distintivo de la modernidad o del antropocentrismo individualista. En cambio, la Filosofía clásica y la Teología escolástica conciben al hombre como naturalmente sociable y político; no repudiando la política, cuyo ejercicio es una virtud.


AUTORIDAD Y SOCIEDAD.


Para Aristóteles y Santo Tomás no puede existir una Sociedad política o religiosa sin Autoridad. Cuatro causas forman una Sociedad: material (la familia), eficiente (Dios autor de la naturaleza), final (el bien común temporal subordinado al espiritual), y formal (la voluntad ínsita en la naturaleza humana para unirse viviendo socialmente). La Autoridad es una propiedad o accidente de la Sociedad, así como la capacidad de reírse es una propiedad necesaria al hombre. Pero aunque el hombre no siempre está riendo en acto, por eso no pierde la capacidad de reírse. Del mismo modo aunque la Sociedad no ejerza permanentemente su Autoridad en acto, mantiene en acto o formalmente la capacidad de gobernar las familias unidas en la Sociedad.


SANTO TOMÁS DE AQUINO escribe : “si […] es natural al hombre vivir en sociedad, es necesario que exista un Autoridad (en acto o formalmente) que gobierne a los hombres […] pero si ninguno se ocupase del bien común, el pueblo (o los fieles) se fragmentaría. […] Por esto, es necesario que alguien se ocupe (en acto o formalmente) del bien de cada uno (22).


El marxismo (23), o el Anarquismo socialista (24) afirman que la Autoridad siempre es negativa y explotadora…


Según la concepción política moderna el pueblo es quien otorga la autoridad a quien es elegido como su representante. De tal manera la Autoridad ya no la viene de Dios, quien es relegado explícitamente por el ateísmo marxista, o implícitamente por el agnosticismo liberal/ democrático. El sujeto de la Autoridad es el pueblo que transmite al representante sólo el ejercicio de la autoridad manteniendo la posesión o propiedad, como un propietario alquila una casa sólo para el uso.


Según la modernidad, la democracia liberal o comunista (28), o “democratismo”, es esencialmente diversa de la democracia clásica o “politia”; siendo considerada la mejor y la única forma de gobierno sobre la monarquía y la aristocracia, esencialmente deficientes.


La Democracia Clásica, por el contrario, afirma que la Sociedad es obra de la razón y de la voluntad naturales, y no del instinto sub/racional que sólo busca la utilidad o satisfacer las necesidades ciegas. Los gobernantes reciben la Autoridad de Dios, aunque hubiesen sido elegidos por el “pueblo”. El fin de la sociedad es llevar a familias y ciudadanos a vivir virtuosamente, subordinando los bienes temporales a los espirituales.


¡Atención! Tanto para el liberalismo como para el estatismo exagerado hegeliano el fin de la Autoridad es favorecer y garantizar la máxima libertad del individuo, que es el creador, el centro y el fin del Estado (antropocentrismo radical). Este es el “pecado original” de la modernidad, del cual derivan dos corrientes: el democratismo liberal (Locke, Hayek, Mises, Milton Friedman, Notzick); y el pan/estatismo hegeliano (Hobbes, Hegel, Marx, Gentile).


Pío XII ha tratado de enderezar el camino equivocado impuesto a la humanidad luego del fin de la segunda guerra mundial, con los principios de la post/modernidad o del nihilismo filosófico (iniciado al terminar la guerra expandiéndose religiosamente en 1962/65, y social y culturalmente durante 1970). El Papa Pío XII trató de hacer retornar al hombre por el camino trazado por los principios inmutables de la filosofa aristotélico/tomista y el Magisterio tradicional de la Iglesia; pero lamentablemente el hombre prefirió la filosofía de la “nada” y la teología de la “muerte de Dios”, a la filosofía del ser y a la voz del Pastor.+


NOTAS:

(3): Pío XII.

(4): Inmorte Dei

(11 a 24) Aristóteles

(22) Santo Tomás

(23) Marx- Engels

(24) Bakumim

(28) Los regímenes comunistas son llamados”Repúblicas democráticas populares socialistas”, soviéticas o chinas. Queriendo significar que la única y verdadera democracia es la republicana y socialista o popular; mientras que parta el liberalismo la verdadera democracia sólo lo es la individualista y libertaria.



Padre Curzio Nitoglia.


http://doncurzionitoglia.net/2013/05/25/386/


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