martes, 29 de noviembre de 2016


Comentario  sobre la guerra del Ejército Argentino contra la subversión marxista, publicado antes que los liberales y progresistas, auspiciados por los poderes  internacionales, hicieran de la verdad, error; transformando  a los héroes en asesinos y a los asesinos en  héroes, contradiciendo  las verdades  expresadas durante los momentos álgidos de la lucha; como las que acá se exponen. ¿Se atrevería hoy día “La Capital” a repetir lo manifestado en su editorial? La negativa es una buena prueba del maquiavelismo de los medios, atentos a obedecer a sus mandantes.
Y para los aborregados de siempre, que no se bajan de las nubes secas, reiteramos: el nacionalismo se opuso al Gobierno militar-liberal, por ser tan liberal como cualquiera civil; inclusive oponiéndose a los desaciertos políticos de ese gobierno durante la lucha contra la guerrilla. Pero, tanto ayer como hoy, el nacionalismo se enfrenta absolutamente   a la guerrilla marxista,  repudiando  todos los embusten  que la rodean para victimizarla.  Esta injusta campaña se mantiene  con el propósito de agredir y desacreditar a las Fuerzas Armadas argentinas; como fue ostensible durante el gobierno montonero KK.

Editorial publicada el 22 de abril de 1977 en el diario LA CAPITAL, de Rosario.

EL INFORME SOBRE LA SUBVERSIÓN
Fue necesario y oportuno el recuerdo detallado, tanto a propios como a extraños, de fundamentales aspectos de la lucha que se libra contra la subversión. El hecho de subsistir aún focos peligrosos nos obligará a mantener una atenta vigilia, que permita su pronta liquidación.

L
a reunión celebrada recientemente en el Comando del Ejército, en la que se informó extensamente sobre la acción de la delincuencias subversiva en el país, reviste una importancia poco usual, no sólo por la trascendencia de los temas  considerados, sino también  por los saludables efectos que puede despertar en propios y extraños. Porque la realidad lacerante que significó y significa aún la guerrilla, merece y debe ser recordada y explicada con amplitud, especialmente a quienes, por no sufrir en carne propia sus crueles golpes, como nosotros,  y por estar confundidos por  versiones interesadas de los hechos, tienen un conocimiento distorsionado de la problemática argentina. En ese contexto, las exposiciones del presidente, en su carácter de Comandante en Jefe del Ejército, y la de los jefes de Inteligencia y de Operaciones del Estado Mayor General del Ejército, ilustraron acabadamente  sobre cual es la verdadera situación de la subversión y vitales aspectos de la lucha que contra ella se viene librando exitosamente.

Tanto la objetividad como la precisión de los informes rendidos ante la opinión pública revelan una actitud honesta y también valiente, pues de las declaraciones formuladas dedúcese que si bien afortunadamente son definitorios y alentadores los logros obtenidos contra el extremismo, subsisten aun focos peligrosos que nos obligan a mantener una  necesaria y prolongada vigilia. Bien está, como se hizo en la oportunidad señalada recordar los orígenes y alcances  de la agresión interna y externa  que pretenden conculcar el destino de libertad del hombre argentino, pues la defensa de ese sagrado derecho explica sobradamente la eficaz reacción de las fuerzas de seguridad, que afrontan una lucha cuya razón esencial no ha sido debidamente comprendida todavía por algunos sectores, que consideran equivocadamente como presuntos violadores del bien protegido a aquellos que justamente lo afirman.

Es notorio cuan difícil resulta neutralizar la campaña orquestada desde el exterior por personeros del terrorismo supranacional –y lo prueba el hecho de que su acción disociadora internacional ha encontrado injustificada resonancia en diversas latitudes- todo lo cual torna indispensable una labor de positivo esclarecimiento, y pocas dudas pueden caber de que la pública exhibición  de las evidencias acumuladas por las Fuerzas Armadas, contribuirán a ilustrar eficazmente acerca de quienes son las víctimas y quienes los victimarios. Por ello fue acertado, como se hizo, señalar sin eufemismos que la agresión marxista internacional procura la destrucción de las estructuras de nuestro sistema de vida y que, para conseguir sus designios, actúa simultaneamente en todos los ámbitos en su intento de vulnerar el orden existente, basando su táctica en la explotación de insatisfacciones reales o figuradas.

El análisis particular de la situación de algunos grupos extremistas permitió conocer con exactitud cuál es el estado actual de la lucha contra ellos, y si bien produce alivio –ya intuido por la ciudadanía- saber que las dos facciones que se disputaban el monopolio de la criminalidad han sido desarticuladas, perdiendo gran parte de su capacidad para operar contra efectivos militares, causa preocupación que, sin embargo, mantengan alguna capacidad para intentar, al amparo de la clandestinidad, la erosión de nuestros valores más preciados. Las circunstancias referidas, que permiten a la subversión mantener en apariencia una vigencia que afortunadamente ya no tiene, obligan a una lucha difícil y desigual, toda vez que ella tiene, por expresa elección de los agresores, todo el vasto escenario de nuestra sociedad, imponiéndole a ésta  un cuidadoso y medido empleo de la fuerza legal, que es deber irrenunciable de los organismos de seguridad ejercer.

Fue útil el permanente recuerdo de que la acción extremista  proviene del exterior, y que la conducción estratégica local abarca todos los ámbitos de la vida nacional, lo que permite reavivar la certeza de que ningún sector, ninguna actividad puede todavía sentirse al abrigo de sus acechanzas. En la conferencia de prensa que comentamos, esa advertencia estuvo presente en todas las exposiciones y, como en la formidable lucha contra el extremismo –que es global y también total- no caben transacciones de ninguna naturaleza, es realmente válida la convocatoria a todo el cuerpo de la Nación  para estrechar filas  con el propósito de asestar cuanto antes el golpe final que aniquile a ese flagelo que ha enlutado a la República.

Una categórica confirmación del carácter internacional del accionar subversivo lo constituye el “caso Graiver”, mencionado particularmente por el presidente Videla, y que es elocuentemente demostrativo de las infames  actividades desarrolladas por ex funcionarios de gobierno, empresarios y gremialistas ratificatorio de la magnitud y gravedad de la organización sediciosa montada entre nosotros. Aunque se desconocen aún pormenores del tortuoso  asunto, está comprobado  que ese grupo trabajaba en favor de  la subversión, controlando cuantiosos fondos radicados en nuestro país y en el exterior. Las sanciones previamente impuestas a sus responsables más notorios, y la decisión de las autoridades militares de llevar la investigación hasta sus últimas consecuencias aporta una necesaria tranquilidad a la ciudadanía y, desde luego, se compadece con el fundamental objetivo de moralización nacional emprendido.


El esfuerzo que falta todavía realizar para devolver a la República la paz que necesita, demandará aún ímprobos sacrificios, y precisamente  por los esenciales  e inapreciables valores comprometidos, la convocatoria formulada a todos los argentinos reviste hoy proyecciones históricas que nadie puede soslayar.
¿ SACERDOTISAS ?
¡¡¡ NO !!!
¿Porqué la mujer no puede ser sacerdote ?

Por el padre Luigi Villa
RESÚMEN DE UN ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA
‘CHIESA VIVA’.
(Nº 251 y 252, mayo y junio 1984; tradujo HAB.)


Esta pregunta la hemos leído en muchas revistas y diarios, inclusive católicos, como por ejemplo en ‘Familia Cristiana’, (nº 46 de 1976), en aquel tiempo dirigida por  don Giuseppe Zilli quien, unos meses antes, había hecho diseñar en la carátula un Jesucristo como un joven beat.

[Luego de exponer citas de eclesiásticos y teólogos modernistas apoyando el sacerdocio femenino, continúa el padre Villa diciendo]:
l
[…] Asimismo famosos ‘teólogos’, como el holandés Schillebeeckx, el francés Chenu y el suizo Küng, cantaron en ese coro. En su discutido libro: ‘Essere cristiani’ (1974) Küng, por ejemplo, escribió: “Las mujeres deberían tener en la Iglesia, al menos, la dignidad, libertad y responsabilidad que les asegura la sociedad contemporánea: paridad jurídica en el derecho canónico, en los órganos deliberativos y en la Iglesia, y además, la posibilidad práctica de acceder a los estudios teológicos y a las ordenaciones”  [De manera semejante se expidieron Suenens y Danielou, durante el Concilio].

[…] La actualidad de esta problema se actualizó luego del escándalo luterano, cuando, el 24 febrero 1994, siete obispos (?), más de setecientos sacerdotes (?) y diáconos anglicanos anunciaron que iban a pasar conjuntamente a la Iglesia Católica…  Hoy día el Sínodo general de la Iglesia de Inglaterra alentó esta revuelta al admitir las ordenaciones femeninas… Más adelante la gran mayoría de las cristianas evangélicas –no católicas- abrieron las puertas a las ordenaciones femeninas… las primeras fueron las  ‘provincias autónomas’ del anglicanismo (Estados Unidos, Canadá, Hong Kong) luego en la misma iglesia de Inglaterra. En un informe publicado por el ‘Concilio Nacional de las Iglesias’, en 1978, se registraban  ya  10.470 mujeres admitidas en diversas funciones sacerdotales en 76 iglesias  de USA (Metodistas, Bautistas, Episcopales,  etc)

De esta manera, mientras las   Iglesias ortodoxas y orientales, todavía separadas de la católica,  prohíben a las damas acceder a cualquier forma de ministerio, sobretodo al sacerdocio; por el contrario, de las  239  denominaciones de  iglesias separadas de Roma afiliadas al Consejo Mundial de las Iglesias de Ginebra, 72  de ellas admiten  mujeres en el ministerio; inclusive la ‘Sinagoga’  tiene hoy día una décima parte  de ‘mujeres-rabinos’.

Luego de lo dicho sobre la admisión de las damas al ministerio pastoral en el campo protestante, se puede   pensar  que no causarán problemas  propiamente teológicos, dado que esas Comunidades ya no poseen el sacramento del Orden, luego de la separación de Roma. Pero sí existirían cuando una Comunidad conservara  la sucesión apostólica del Orden.

Esta nueva orientación, puesta en práctica,  suscitó alarma, primeramente del Arzobispo  ortodoxo de Gran Bretaña, Atenagora di Tiatira, luego del mismo Pablo VI, como se comprueba en las dos cartas que le envió al Arzobispo de Canterbury.

 En 1975 con los auspicios de la ONU, se realizó el ‘Año Internacional de la Mujer; con la participación  también de  la Santa Sede con una  ‘’Comisión para el Año Internacional de la Mujer’, que incluía miembros de la ‘Comisión de estudio acerca de la función de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Obviamente estaba respaldada por el Decreto ‘Apostolicam actuositatem’, nº 9, del Vaticano II, que observaba: “Ya que en nuestros días las mujeres participan más activamente en toda la vida social, es de gran importancia una más extensa participación de ellas en las variadas  actividades  del apostolado de la Iglesia”.

Y bien, ¿A dónde se llegará con esta ‘participación’ de las mujeres en  las actividades apostólicas? Entonces se inició el estudio de la investigación histórica, a los estudios de la psicología, de las instituciones y de las costumbres; y no pocos sostuvieron que no existía  “ninguna objeción teológica fundamental ante la eventual ordenación   de mujeres-sacerdotisas”. Para apoyarlos aparecieron varios grupos de presión, inclusive una Conferencia en USA, 1975: “Women un fitire: Priesthood now, a call for action”.

 Entonces se hizo necesaria, al fin, que el Magisterio interviniese. El arzobispo de Cincinnati, Mons. Bernardin, Presidente de la Conferencia Episcopal de los EEUU, el 7 octubre 1975, , se pronunció diciendo que:  “estaba obligado  a reafirmar la doctrina de la Iglesia, según la cual las mujeres no deben acceder al sacerdocio… los responsables de la Iglesia no deben dar la impresión de  animar la esperanza,  aún con su silencio, en una  espera irracional”.

Pablo VI ya había reafirmado en su ‘Alocución por el Año Internacional  de la Mujer’: “Si bien las mujeres no reciben el llamado al apostolado de los Doce, o sea a la ordenación ministerial, son invitadas a seguir a Cristo como discípulas y colaboradoras… NOS NO PODEMOS CAMBIAR LA ACTITUD DE NUESTRO SEÑOR RESPECTO A SU LLAMADO A LAS MUJERES”… Seguidamente en un intercambio de cartas con el Arzobispo de Canterbury le escribió: “Vuestra Gracia está evidentemente bien informado  de la posición de la Iglesia  católica en esta materia: la cual  sostiene que  es inadmisible ordenar a las mujeres en el sacerdocio, por razones verdaderamente fundamentales”.

A continuación una rápida síntesis del problema:

LA TRADICIÓN.

La iglesia católica nunca admitió que las mujeres podrían recibir válidamente las ordenaciones presbiterales o episcopales. Sólo algunas sectas, especialmente gnósticas, confiaron a las mujeres un falso poder para el ministerio sacerdotal; pero inmediatamente los ‘Padres de la Iglesia’, juzgaron tal actitud inaceptable, y acordando ser fieles al ejemplo del Fundador, escrupulosamente conservada por los Apóstoles… Desde entonces esta cuestión fue aceptada pacífica y universalmente.


También la teología medieval continúa con ese rechazo, aunque ciertos maestro de la Escolástica tentaron de aclarar esta cuestión,    con la ‘razón’ y datos de la Fe, empleando  argumentos que inclusive el pensamiento moderno no admite, y  replica. Desde ese entonces nunca se suscitó la cuestión, pues  esa  praxis era pacífica y universalmente aceptada. El Magisterio no intervenía para defender un principio que nadie contestaba. Esta misma Tradición fue seguida unánimemente por la Iglesia de Oriente, que aún resiste las pretensiones de ordenar mujeres a los santos ministerios.

El teólogo, padre Gino Concetti escribió en ‘L’Osservatore Romano’: “Ni exigencias pastorales, ni la promoción de la mujer pueden infringir una norma que forma parte de la ‘disciplina apostólica’, y que por lo tanto nunca será reformada… La argumentación de los promotores del sacerdocio femenino no se sostiene. Cristo, como autor del sacerdocio, transmitió ese poder a los Apóstoles, que lo han participado a sus sucesores y colaboradores, o sea, a toda la Iglesia, El sacerdocio es, entonces, una potestad espiritual que se transmite con la sucesión apostólica… Históricamente resulta incontestable que ni Cristo ni los Apóstoles ni sus sucesores en la línea apostólica transmitieron el sacerdocio jerárquico a las mujeres. Y eso que en la comunidad había mujeres con mayor dignidad aún que la de los apóstoles, como por ejemplo la Santísima Virgen. Las mismas diaconisas, como referimos a menudo, no estaban incorporadas al clero… El sacerdocio, según la concepción bíblica, se reserva únicamente a los hombres”.

Juan Pablo II en su Encíclica “Mullieris dignitatem”, continuando la Tradición  católica,  decretó “no adecuarse las mujeres a la función sacerdotal y su  absoluta exclusión del  ejercicio sacerdotal”. La misma postura se lee  en la ‘Declaración’ del 28 enero 1977, de Sagrada  Congregación para la Doctrina de la fe, donde se afirma: “Cristo no ha llamado a ninguna mujer a formar parte de los doce Apóstoles”.

LA  POSICIÓN  DE  JESÚS.

Este problema de las damas-sacerdotisas, por lo tanto, no tendría  razón de ser ni motivo de discusión, pues la verdadera doctrina fue formulada y  definitivamente clausurada  por el mismo Jesucristo, y luego por la Iglesia docente. La discriminación sexual no influye  para nada, pues es un tema ateniente a la constitución misma de la Iglesia. ¡Y el comportamiento de Jesús  es indiscutiblemente claro y decisivo! Él no ha llamado a ninguna mujer a su séquito, ni  a formar parte junto a los Doce. Y esto no lo hizo para conformarse a la usanza de su tiempo, como lo demuestran todas sus actitudes respecto a las mujeres, contrastando con las costumbres de esa época; por el contrario, ante el estupor de sus discípulos se dejó ver conversando públicamente con  la Samaritana (Jn. 4,4); permitió a una pecadora pública acercarse a Él en casa de Simón, el fariseo (Lu.7,37);  no le importó el estado de impureza  legal de la hemorroísa (Mt. 9,20); perdonó a la mujer adúltera, poniéndola en igualdad a los hombres (Jn 8,11); afirmó la igualdad de derechos de mujeres y hombres, alejándose así de la ley de Moisés en cuanto al vínculo matrimonial (Mc. 10 2,11 y Mt. 19,3,9). En sus viajes apostólicos se hacía acompañar  también con mujeres “María Magdalena, de la que hizo expulsar siete demonios; Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana, y muchas  más, que lo asistían con sus bienes” (Lu.8,2). Además, en contraste con el derecho hebreo, que no aceptaba gran valor al testimonio de las mujeres, Jesús, por el contrario, se mostró primeramente a ellas, luego de su Resurrección, antes que a sus discípulos, y a ellas confió llevar el mensaje pascual a los Once.                                                                      (Mt.28,7; Lu. 24,9; Ju. 20,11).

Ciertamente estas constataciones no son suficientes para afirmar que Jesús emparejó hombres con mujeres, pues de facto, Él  no confió a las mujeres lo que sí, en cambio, confió a los Doce. (La intención esencial al elegir   a los Doce los obligaba en la totalidad de su misión, Mc. 3/14, pues debían representar a Cristo ante todos   los pueblos, continuando Su obra). Así sucedió con  la Santísima Virgen, aunque dignísima, y asociada como estaba al misterio de Su Divino Hijo,  Jesús no la inviste con el ministerio apostólico; lo que dio ocasión a todos los Padres de la Iglesia a presentarlo como ejemplo de la voluntad de Cristo.

De manera que cuando Cristo quiso elegir a sus ‘ministros’ para otorgarles la función sagrada y jerárquica, sólo eligió  los de sexo masculino. Y Él mismo los eligió, uno por uno (‘a los que quiso’), llamándolos por su nombre.  Y cuando uno de ellos, Judas, el traidor, se ahorcó, el sitio vacante en los Doce  lo restituyó inmediatamente con Matías, ya ‘asociado’ a los Doce. (Act. 1,25).

Si bien estaba rodeado por mujeres santas, Cristo no eligió a ninguna, -¡ni siquiera a su Madre!-  para el Colegio Apostólico; y cuando instituyó el sacerdocio -en la última Cena- eligió directamente a los Apóstoles, ¡los únicos presentes! Los Evangelistas son más que precisos, Marcos 14,17 y Mat. 26,20. Aquí sobretodo tiene valor el ‘facto’: porque  ¡“ contra facttum non valet argumentum!

Por estas decisiones, la enorme mayoría de exégetas y teólogos hasta nuestros días, siempre reconocieron en este gesto del Señor, un criterio autónomo e irreformable, de manera que la exclusión del sexo femenino del Orden Sagrado fue siempre considerada como una ‘elección divina’, que  absolutamente no se puede discutir.

Uno de estos exégetas-teólogos, Gryson escribe: “No encontramos jamás en la Iglesia mujeres-obispo o mujeres-sacerdote… No se encuentra mujeres que ejerzan un ministerio oficial de enseñanza. No se ven jamás mujeres que bauticen y celebren la Eucaristía, ni mujeres-obispos o mujeres-presbíteros. El hecho principal es que Jesús no confirió a las mujeres el mandato de predicar el Evangelio con autoridad apostólica”. Pues fue una constante Tradición eclesiástica, tanto en Oriente como en Occidente. Por el contrario, fueron solamente poquísimas sectas de fanáticos, -como los Marcionistas y Montanistas- que con ese feminismo –un verdadero ludibrio- sólo cosecharon irrisión. (En estas sectas que ofrecieron el sacerdocio a las mujeres, sucedieron  turbias prácticas inmorales,  conocidas  por los Padres y Escritores eclesiásticos de la época).

Luego de unos siglos,  el protestantismo, al fin, contestó esta ‘exclusión’ de las mujeres a los misterios sagrados, afirmando que ¡Cristo  fue determinado por los criterios discriminatorios de su época! Además, los protestantes repudiaron   el anti-feminismo de  San Pablo, inequívocamente expuesto en sus Cartas: “Como en todas las iglesias de los santos, las mujeres callensen  en las asambleas, porque no les toca a ellas hablar, sino vivir sujetas, como dice la Ley.  Si quieren aprender algo, que en casa pregunten a sus maridos, porque no es decoroso para la mujer hablar en la iglesia ¿Acaso creéis que la Palabra del Señor ha tenido origen en vosotros o que sólo a vosotros ha sido comunicada? Si alguno cree ser profeta o estar dotado de algún carisma, reconocerá que esto que os escribo es precepto del Señor. Si alguno lo desconoce, será él desconocido.” (I Cor. 14/38; Nácar-Colunga).

Luego el Apóstol agrega: “¿Acaso creéis  que la palabra del Señor  ha tenido origen en vosotros, o que sólo a vosotros ha sido comunicada? Si alguno cree ser profeta o estar dotado de algún carisma, reconocerá que esto que  os escribo es precepto del Señor. Si alguno se desconoce , será él desconocido”  (I Cor. 36/38).

Palabras similares las repite  San Pablo en  I Tim. 2 11/12: “La mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No consiento  que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, pues Adán fue formado el primero, después Eva, Y no fue Adán el seducido sino Eva, que, seducida, incurrió en la transgresión”.

Es de notar, entonces, que la ‘Iglesia docente’ siempre siguió las enseñanzas de San Pablo hasta el Vaticano II, y que ningún Papa osó violar. Por esto, es extraño que los protestantes, que nos acusaron siempre de ‘mariolatría’, hoy día, junto a la ponzoña progresista, acusan a la Iglesia de despreciar a las mujeres, sólo porque no las admite en la Jerarquía.   

LA  POSICIÓN  DE  LOS  APÓSTOLES.

La constante posición de la Iglesia católica siempre consideró este comportamiento, esta acción de Cristo y de los Apóstoles como una ‘norma’ que la Iglesia no podía anular.

En efecto, esta voluntad de Cristo fue siempre respetada por los Apóstoles desde los comienzos; la ‘sucesión apostólica fue siempre sólo a varones’. Nunca fue interrumpida ni existieron excepciones. Los Apóstoles, entonces, jamás otorgaron poderes sacerdotales a las mujeres, ‘aunque la exigencia de multiplicar a los sacerdotes, sea para la difusión del Cristianismo, sea para asistir pastoralmente a los conversos, hubiera sido apropiado’. [¡Este pensamiento de San Pablo forma parte de la Divina Revelación! Pero los  exégetas y teólogos modernistas  lo rechazan, alegando que ese anti-feminismo era común con los rabinos de su época. ¡Inútil, entonces, que esos admitan una concreta y clara   actitud del Señor! Nosotros, en cambio, creemos que este discurrir racionalista reniega de la Fe cristiana, uno  de cuyos pilares es la inspiración sobrenatural de toda la Biblia.].

¡En la elección de Matías, por ejemplo, sólo estaban presentas dos discípulos, cuyos nombres  el Evangelio no menciona! También en Pentecostés, aunque  el Espíritu Santo descendió sobre todos, hombres y mujeres,  (Act. 2,1; 1,14)  fueron solamente ‘Pedro y los Doce’ quienes declararon públicamente el cumplimiento de las profecía de Cristo (Act. 2,14).

Y después, cuando Pablo y los Apóstoles partieron  hacia los confines del mundo judío y rechazaron, aunque dolorosamente, las prácticas mosaicas, jamás soñaron conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, no obstante que en el mundo helenístico muchos cultos divinos eran  confiados a las sacerdotisas. Sin embargo,  sabemos por las ‘Actas’  y Cartas de San Pablo, que algunas mujeres colaboraban con los Apóstoles  con el Evangelio (Rom. 16; 3/12; Fil. 4,3); como Priscila (Act. 18/26); Lidia y Febe, al servicio de la Iglesia de Cencres (Rom. 16/1);  y otras más; pero nunca se trató  de conferirles la Ordenación sacerdotal. San Pablo, más bien, usa dos fórmulas: en una llama tanto a hombres como a las mujeres ‘mis colaboradores’ (Rom. 16/3; Fil. 4,2/3);  la otra fórmula la reserva a los ‘colaboradores de Dios’ (1 Cor.3/9; 1 Tes. 3/2); o sea a Timoteo, Apolo, y demás porque estaban directamente ‘consagrados’ al ministerio apostólico y a la predicación de la Palabra de Dios. La colaboración de las mujeres se limita siempre a la ‘misión apostólica’.

[…] También la  ‘Teología’, de todas las épocas y escuelas,  siempre consideró ‘sentencia común’ de ‘derecho divino’, que sólo los hombres podían recibir válida y lícitamente el sacramento del Orden, y que las mujeres siempre  estaban incapacitadas para  recibirlo.

[…] En consecuencia, podemos afirmar que todo movimiento favorable al sacerdocio femenino siempre tuvo naturaleza sectaria y herética, como  los ramificados del montanismo, hacia la mitad del siglo IV, contra los cuales combatió San Epifanio, quedando inalterable la disposición de Cristo, pues: “ninguno puede modificarla por carecer de la autoridad necesaria”. ¡Ni siquiera el Papa!

VALOR  PERMANENTE   DE  LA  DISPOSICIÓN   DE  JESÚS Y  DE  LOS  APÓSTOLES.

Es obvio que ante esta precisa disposición  de Jesús y de los Apóstoles,  la Iglesia católica no puede desviarse. Vanas son, entonces. las razones aducidas  respecto al condicionamiento  socio-cultural de aquel tiempo; grave es la actual disposición de la Jerarquía contra la prohibición de San Pablo de que las mujeres hablen en la asamblea; “porque la Iglesia no tiene ningún poder sobre la sustancia de los Sacramentos; vale decir sobre todo lo que el Señor Cristo dispuso se mantenga con tal signo sacramental, según el testimonio de las fuentes de la Revelación (Pío XII, “Const. Apostólica ‘Sacramentum Ordinis’). Por tanto, esta práctica de la Iglesia de no admitir mujeres en el sacerdocio tiene carácter normativo. Para no admitirlas, la Iglesia se apoya en los hechos realizados por Cristo, en Su ejemplo; por lo que no puede dejar de imitarla, siendo la voluntad de Dios

[…] De acuerdo a estos argumentos,  San Pío X, el 21 noviembre de 1903, declaró : “la  mujer no se adecua  para ejercer cualquier oficio litúrgico”. También el actual Código de Derecho Canónico, canon 968, decretó: “Solamente recibe la sagrada Ordenación el hombre bautizado”.

Y Pablo VI, durante la ceremonia en la cual elevó a Santa Teresa de Ávila a ‘doctora de la Iglesia’ dijo: “Tampoco hoy la mujer  está destinada a tener en la Iglesia funciones jerárquicas de magisterio y ministerio”. De la misma manera,  se expidió el actual Papa Juan Pablo II en su Documento ‘Mulieris dignitatem’, escribiendo que Cristo no ha llamado a alguna mujer a formar parte del Colegio  de los Apóstoles; y no lo hizo por un prejuicio cultural contra las mujeres, porqué “en su manera de comportarse no se encuentra reflejada la habitual discriminación propia de ese tiempo”;  pues “Cristo, llamando  sólo hombres como sus Apóstoles, lo hizo de manera libre y soberana”. Y explicando el comportamiento de Jesús, que es normativo’ para la Iglesia de todos los tiempos, aclara que en el momento central de la acción sacerdotal, que es la celebración de la Misa, sólo el hombre puede ser una imagen adecuada del Cristo; que no puede ser simplemente un ser humano, sino un hombre varón.  Y prosigue: “Sobretodo en la Eucaristía se expresa, en modo sacramental, el acto redentor de Cristo-esposo en relación con la Iglesia-esposa.  Y esto se torna transparente y unívoco cuando  el servicio sacramental de la Eucaristía –en la cual el sacerdote  procede en  la persona de Cristo- es realizado por un hombre.

La misma Constitución conciliar ‘Gaudium et Spes’ afirma que: bajo todos los cambios hay muchas cosas que no cambian, pues tienen su último fundamento en Cristo, que es siempre el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Esperar, pues,  que el Papa pueda modificar lo que ha dicho, mutaría fundamentalmente los ‘valores inmutables’ designados por el Fundador del Cristianismo.

Esperar, pues, que el Papa pueda contradecir sus palabras apoyadas en la Tradición sería  mutar totalmente  los “valores inmutables” designados por el Fundador  del Cristianismo.  Por esto, la respuesta del  cardenal Ratzinger al ser interrogado  si consideraba  excluir de modo absoluto la ordenación sacerdotal de las mujeres, contestó: “No existe una definición infalible sobre este punto; según la situación doctrinal hoy día; pero, en cuanto conocemos la enseñanza permanente de la Iglesia católica –católica-romana y también la ortodoxa- no se ve como un día podría cambiar esta praxis”;  está claro que diciendo que “no existe una definición infalible”,  adopta un punto de vista que  no excluye el sacerdocio de las mujeres en absoluto (‘Il  Giornale’ 1º-oct.-1988). Ahora bien; nos permitimos recordar al ‘Prefecto de la Congregación para la Fe’ que los problemas de eclesiología y sacramentaria, no puede encontrar soluciones sino a la luz de la Revelación. La ciencia humana, en efecto, no puede alcanzar la realidad de la Fe, porque el contenido sobrenatural excede su competencia. Y quisiera, por esta razón, recordar a Su Eminencia, que no es de esperar una ‘definición infalible’ de parte del Magisterio respecto a este problema  (para los enfermos de ‘feminismo’), porque como ya hemos dicho “contra facttum non valet argumentum”; por tanto, los hechos del Fundador de la Iglesia católica  son más evidentes  y valederos que una ‘definición infalible’. Jesús llamó a los que quiso (Mc. 3,13); y esta decisión fue refrendada con estas palabras bien precisas:  “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” (Jn. 15, 16- Heb. 5,4). Y entonces, Eminencia, ¿como es posible que diga que  “no hay una definición infalible sobre este punto”, cuando, por el contrario Cristo se expresó con ‘infalibilidad absoluta’ ¿Es posible, entonces que su ‘Vicario’ se permita contestar, discutir y  hasta anular Su explícita Voluntad?

Continuando con nuestro análisis teológico recordamos que  la enseñanza constante de la Iglesia sobre este tema  fue inclusive renovado y precisado por el Vaticano II, y refrendado por el Sínodo de Obispos en 1971; y además por la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su declaración del 24 junio 1973.

Y bien, esta enseñanza consiste exactamente en que los Obispos y Presbíteros, en el ejercicio de sus respectivos ministerios, no actúan en nombre propio, “por cuenta propia”, sino que representan a Cristo, quien actúa a través de ellos. Ya en el siglo II San Cipriano escribió: “el sacerdote cumple realmente las veces de Cristo”. Es tan primordial el valor de la representatividad de Cristo, que San Pablo la consideraba como característica de su unción apostólica (2 Cor.5,20- Gal. 4,14); que adquiere su máxima expresión  en la celebración de la Eucaristía,  centro de la unidad de la  Iglesia. Y aquí, el sacerdote que sólo él tiene poder para hacerlo,  actúa “in persona Christi”, y se convierte en su imagen viva cuando pronuncia las palabras de la consagración (S. Tomás, p. III, q.83,).

El sacerdocio cristiano, entonces, es de naturaleza sacramental, y el sacerdote es un ‘signo’ de eficacia sobrenatural. Ahora, el signo sacramental representa una natural semejanza (S. Tomás); y esta ‘natural semejanza’ entre Cristo y su ministro sólo es posible respecto al hombre; pues Cristo fue y es un ‘hombre’. En una palabra:  el Verbo se encarnó en el sexo masculino; cuestión de facto, inseparable de la economía de la salvación.

PUNTOS FIRMES DE LA TEOLOGÍA POSITIVA.

En el ‘Diccionario enciclopédico de teología moral’ (Ed. Paulinas) –para nada recomendable- se lee:  “El problema es muy simple, se trata de saber si la exclusión de las mujeres (si esto fuera investigable) fue un simple hecho o fue un principio. Admitiendo que sea cierto que Cristo ordenó sólo a hombres, según los textos paulinos, ¿fue decidido según el ambiente cultural de la época, o inició una norma absoluta válida en todo tiempo y lugar? ¿Puede ser un principio teológico, válido hasta hoy día, que no admite reclamos ideológicos, o debe ser reducido a   un simple acto  empírico?”

Esta propuesta confusa del problema, o sea  si Cristo se dejó condicionar por las costumbres de su tiempo, o si en cambio, su opción por los varones fue una norma absoluta, válida para todo tiempo y lugar, que puede, por tanto ser definida teológicamente, pudiéndose reducir a  una simplicidad empírica, o bien rechazarse  totalmente por falsa y maligna.  En verdad, si fuese cierta la elección de sólo hombres hecha por Jesús obligaba a la Iglesia de todos los siglos, también debería ser vinculante la solo elección de hebreos para los ministerios sacros, pues Cristo eligió hebreos desechando a los paganos.

Ciertamente, en los inicios de la predicación del Evangelio, Jesús ordenó: “Id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt. 10,6); o sea, durante su vida terrena excluyó a los paganos tanto de los ministerios sacros como de la evangelización; pero luego, antes de subir al cielo, dijo claramente a sus discípulos:  “Y les dijo: Id por todo el mundo  y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc. 16,15). De  manera que la exclusión de los gentiles fue   ‘provisoria’;  mientras ¡desafiamos a todos los biblistas a demostrar que la exclusión de las mujeres de los ministerios sagrados deba considerarse como una decisión ‘provisoria’!

Confirmando la voluntad explícita de Cristo de otorgar solamente a los hombres los ministerios sagrados,  hay que tener en cuenta que en su tiempo, en los cultos paganos, griegos u orientales,  las sacerdotisas eran  muy numerosas.  Hubiera sido normal entonces, que  adaptándose a ese ambiente, Cristo hubiese entregado a las mujeres ese poder. ¡Pero no lo hizo! Por lo tanto, podemos concluir que está bien fundada en la Revelación, la exclusión de las mujeres al sacerdocio católico.  Hasta el teólogo protestante Bartmann escribió: “El sexo femenino no  está capacitado  de recibir ningún orden sacramental”. Y agregó: “La razón no se encuentra ciertamente en la naturaleza femenina, sino que es una orden positiva”; por lo cual la ordenación de mujeres serán inválidas, pues contrarian la Voluntad del que  instituyó el Sacramento del Orden, Cristo, en cuanto  a la forma, la materia y el sujeto.

Además, la historia de la Iglesia testimonia que hasta fines del siglo XVIII, la exclusión de las mujeres de los ministerios sagrados era prácticamente admitida por todos; incluyendo las    declaraciones de los ‘Padres’, todas a favor de la Tradición, o sea  de la praxis impuestas  con la autoridad de San Pablo.  San Epifanio, por lo tanto, escribió: “Desde que el mundo es mundo, jamás una mujer sirvió al Señor como sacerdote”.

Y añadió: “Si existió en la Iglesia el orden de las diaconisas, este no incluyó la función sacerdotal, o  algún  servicio similar, sino  fue impuesto para salvaguardar las buenas costumbres del sexo femenino” +









martes, 22 de noviembre de 2016

EL CUENTO DE LA GUERRA FRIA, MÁS BIEN HELADA,
TRAMBIÉN EEUU COMERCIA CON CUBA

C
omo es sabido, la URSS sobrevivió antes y después de la 2º guerra mundial, gracias a los aportes enormes, de todo tipo,  que les regalaban los de Walt Street. Pero como esta alianza entre comunismo y capitalismo no es lo  “políticamente correcto”,  siendo, como es, de tanta trascendencia política, para los embaucados de siempre les dedico esta breve nota que revela la falsa enemistad y la supuesta “guerra fría” entre USA, a la cabeza de sus aliados occidentales, y la URSS; inclusive el supuesto bloqueo a Cuba comunista; aparecida en la revista  española Juan Pérez (Nº 8, 1964):

“Días pasados el gobierno de Washington expresó su  “vivo disgusto” por la decisión francesa de vender a Cuba 20 locomotoras Diesel. La declaración oficial del Departamento de Estado había sido precedida del discurso pronunciado por Mr. Georges Bell el 23 de abril último en Roanoke, Virginia. El sustituto de Dean Rusk había manifestado que se avecinaban  graves consecuencias si Francia empezaba a surtir de locomotoras a Fidel Castro después de que Inglaterra había ya vendido a Cuba cuatrocientos cincuenta autobuses.
“Los Estados Unidos sostenían que estas iniciativas ridiculizaban su “bloqueo económico” de Cuba y que por esta razón apelaban más que nunca a la solidaridad anticomunista.
“Pero en este punto no puede decirse que  sean los Estados Unidos  quienes procedan a ofrecer un ejemplo con su política contradictoria y, en muchos aspectos, pueril. No es sólo el hecho de que EEUU comercia en gran escala  con los países comunistas de más allá del telón de acero, mientras intenta prohibir a sus Aliados  que comercien con el régimen de Fidel Castro no, sino el poco conocido de que también los EEUU, a través de empresas privadas  han vendido a los cubanos  en el último trimestre de 1963, mercaderías por valor de 37 millones  de dólares, en tanto que los países aliados –Francia, Inglaterra, Países Bajos, etc.-, no alcanzan en total  en el mismo período la mitad de la cantidad obtenida por los americanos.
“El anticomunismo, que en los ambientes occidentales más serios es una actitud consecuente mientras se trata únicamente de cuestiones puramente políticas, adquiere en el campo privado de las finanzas y de la economía categoría infantil. ¿Qué puede esperar los EEUU de sus aliados sino que sigan su ejemplo?
Estos 37 millones de dólares vendidos a Cuba es una cifra , y un hecho que conviene no olvidar”.



HURONEANDO  EN  NOVIEMBRE  DEL  2016.

+ Días atrás se anunció que  recorría alegre,  despreocupada y libremente las rutas de Formosa un camión conteniendo zapallitos, pues contaba con  el aval de gente muy preponderante de la gobernación. La propietaria del cargamento es  una sobrina del gobernador, aunque este dice no conocerla pues nunca le fue presentada. Esta proletaria sudorosa del campo,  cultiva en su  huertita enormes cantidades de  zapallitos, que distribuye generosamente por todo el país.  Ejemplo maravilloso de alguien, que por sus relaciones políticas,  podría haberse dedicado a fructíferos negociados, como nos tienen acostumbrados los KK, se haya dedicado modestamente a laborar la tierra.

+ Sorpresivamente no se sabe como, se descubre que entre los zapallitos viajaban dos toneladas y media de drogas para envenenar a nuestra juventud. El estupor del gobernador y su sobrinita fue mayúsculo; seguramente, pensaron inmediatamente,  algún ‘enano fascista’ travieso fue quien  las introdujo subrepticiamente en el camión, sin que ellos, pobrecitos, se enterasen. Pese a lo cual,  ciertos periodistas malintencionados los acusaron de ser responsables del cargamento. Inmediatamente saltó  el cachafaz de Moreno, el compinche del Francisco de Roma, aclarando que el gobernador de Formosa  es de una moralidad intachable y el mejor que tienen los KK; y que el cargamento era propiedad no de la sobrinita menesterosa del gobernador, sino de la oligarquía.

+ Ahora bien ¿Quién forma parte de la oligarquía? Pues claro está, el que tiene mucho dinero, y  lo utiliza para arrebatar el poder político, mediante el cual continuará acrecentando su patrimonio. Entonces,  la diva KK que según chimentan tiene la mayor fortuna del país, entraría de lleno a integrar las tenebrosas bandas oligárquicas. Pues ella desciende en línea directa, y con todos los honores, de esa oprobiosa oligarquía liberal, ‘falaz y descreída’ , que explotaba a los campesinos, mientras dilapidaba su honor y su dinero en París. Cambiaron las circunstancias , pero el método es idéntico;  usar el poder para rapiñar hundiendo al país. La tierra ensucia, y ella es limpia y pura, y sus astronómicos millones, si es que los tiene,  aunque los KK aseguran que eso nunca se podrá comprobar, los recolecta para  desparramarlos entre la muchachada peronista, dado su amor por el  pueblo. En definitiva, que la diva KK, también como la de los zapallitos, dice que sus míseros ahorritos son  frutos de su honesto trabajo.

+ La reacción de la muchachada peronista del FPV ante la detención del camión fue instantánea, y a través de sus legisladores denunciaron  el atropello, exigiendo que se detenga inmediatamente la investigación, pues fue iniciada con el sólo propósito de manchar la purísima honradez de la familia del gobernador; y por extensión la de todos los KK. Ahora bien, si el culpable no fue ni la familia del gobernador ni el ‘enano fascista’ ¿Cómo aparecieron tantos kilos de drogas entre los zapallitos, sin que nadie se entere? La trama de esta especie de  novela policial se enreda y el desenlace  es sorprendente  Pero al fin, se comenta que un compañero KK declaró que en esa noche tenebrosa cuando detuvieron el  camión, estaba sentado en su auto  estacionado al costado de la ruta, acompañado de una compañerita ‘descamisada’ –literalmente-, admirando poéticamente el firmamento, cuando de repente una luz, como de una estrella errante bajó del cielo; pese al terror percibieron algo asombroso, que esa luz provenía de alguna cosa  con figura humana, montada en una escoba, que se posó sobre el camión que pasaba frente a ellos, y con una varita mágica, aullando sonidos rituales, transformó zapallitos en pichicatas. ¡Por fin el embrollo estaba resuelto!. Ni el gobernador, por supuesto, ni el ‘enano fascista’ ¡la bruja enviada por la oligarquía fue la culpable! El gobierno debería recompensar a la romántica parejita por haber develado el misterio, con este cuentito tan creíble por los televidentes, al estilo Hollywood, como todos los que cuentan los KK.

+ Y estos reclamos de impedir se investiguen los delitos KK no son inéditos. Hace un poco tiempo nomás  un joven diputado jujeño KK, Cardozo, reclamó finalicen las investigaciones por las estafas cometidas por los compañeros de ‘guante blanco’. ¿Qué razones habrá pretextado? No las conozco, ni tampoco las que emplearon los legisladores formoseños. ¿Quizá habrán invocado la violación de  los derechos humanos  de los delincuentes? ¿La inmunidad de los honorables? Es de sospechar que todos se preparan para la vuelta, a sangre y fuego,  de la mafia KK.

+ Un taxista KK, con el que conversaba durante un trayecto,  que un   tiempito atrás no hubiera abierto el pico, ahora se despachó  con unas afirmaciones ridículas, traídas de los pelos, apoyándose en esa voluntaria  inoperancia de Macri  que ya se huele en el ambiente.  asegurándome  que las estafas de Báez y  López, por ejemplo, son una parte pequeñísima de lo que actualmente están robando los macristas. Y que se investigaba con el sólo propósito de desacreditar a los honrados e intachables compañeros. Cuando le grité que todos los son KK corruptos, que habían robado a la Nación, eran unos hijos de puta, con perdón de la madre, reculó.  Aunque  luego se me  revolvieron las tripas pensando en la similitud de estos pobres tipo con los ‘apóstoles’ de las sectas protestantes, que repiten como loritos los lugares comunes que aprendieron de los pastores, sin preocuparse si son falsas o verdaderas. Ambos son idénticos en su proceder; mienten salvaje, inmoralmente. Testimonios de una época en que, como consecuencia y a ejemplo de la demagogia democrática de los políticos, las mentiras más desfachatadas se han proyectado sobre  las relaciones sociales populares.

+ Pero valga que la mayoría de los taxistas, quizá porque la pelean diariamente en la calles, donde las exigencias reales valen más que las ideologías abstractas,  son personas que conservan cierto sentido común. Tanto es así que cuando deseo conocer alguna noticia, no tenga más que tirarle de la lengua al que me traslada; conocen los acontecimientos más frescos y verídicos que los que transmiten los medios comerciales, diarios, TV, radios…El 17 octubre, debido a una molesta  aglomeración de KK, frente al local del PJ, con el lema ”volveremos”,  me explicó que se debía a que había visitado Jujuy el obeso  D’Elía arengando a las masas, sembrando resentimiento y mentiras. Esto explica las afirmaciones funambulescas del  anterior taxista KK ,imbuido del odio  del piquetero compadrito, embajador oficial de la KK.

+ Alberto Samid, en canal 26, es un señor que tengo el gusto de conocerlo sólo a través de sus  entusiastas reclamos patrióticos en canal 26. Pero en esta desgraciada época de dobleces y poca dignidad de los canales, cuando alguien aparece  en algún programa desconfío de esa persona. Invitan sólo a los adictos al Régimen; y  a la inquisición liberal no le escapa ninguno; nadie concurre sin su visto bueno. La gente honesta y patriota, si aparecen, están confundidas entre  la general degradación. O sea, los considero como  culpable hasta que puedan demostrar su inocencia. Y esto no es nada agradable y hasta ofensivo, pero los tiempos lo exigen. El señor Samid habló muy bien, y comparto sus conceptos; y seguramente es un argentino de los buenos. Principalmente denunció la intermediación de los productos de consumo, por parte inclusive de multinacionales, yanquis, francesas, chilenas… ¡Esto es vergonzoso, pero es lo que sucede realmente en nuestro país! Lamento, eso sí, pero ya hubiera sido mucho pedir, que no haya profundizado en la raíz de los problemas, denunciando que  la corrupción brota  incesantemente, como manantial de aguas turbias y venenosas del Régimen liberal. Y que sin acabar con él nada se solucionará

+ Recuerdo que, hace décadas, se instalaban ferias ambulantes en las calles de Buenos Aires, donde  se vendían a precios acomodados, inclusive del productor al consumidor, toda clase de artículos. Entre la gran variedad, y esto es lo que me hace gracia, estaban las jaulas de los vendedores de gallinas y conejos, donde las tenían vivitas y coleando, para ser sacrificadas al momento de la entrega, para las que las buenas amas de casa de ese entonces las faenen. La gracia está en pensar a las modernas feministas, las de las compras enlatadas y envasadas con marcas yanquis, en lo posible, y en el ‘Super’, si tratasen de desplumar el ave y luego sacarle las tripas; seguramente  caerían de antarca. Para evitar ensuciarse las manos ensañándose con las inocentes gallinitas, seguramente organizarán manifestaciones con las tetas al aire denunciando al Inadi la discriminación machista, obligadas a realizar tareas indignas a su eminente  distinción femenina. Otras épocas, otras mujeres con menos humos tóxicos en la cabeza, y menos intermediarios.

+ Macri y sus compinches se llenan la boca con el dogma laico  de la división de poderes, esencia misma de la democracia, según ellos…Yendo ideológicamente hacia atrás, descubrimos otro dogma laico,  que sería también la esencia misma de la democracia “liberal”, que no de la verdadera: todos somos naturalmente buenos; y también bastante inteligentes. Pero como se comprueba a diario  que existen zopencos y malvados, principalmente entre las clases dirigentes, ellos afirman que también abundan los demasiado buenos y exageradamente sabios,  y aunque esto resulta imposible verificarlo, porque el que vota no es ni lo uno ni lo otro, conforman entre  todos  un promedio muy positivo, según dicen,  que permite mantener las esperanzas  en el dogma de la infalibilidad   del sufragio universal… Los resultados a la vista los estamos sufriendo…

+ Me disculpo por la divagación sobre los tres poderes. Macri, el gran ideólogo, ostenta como su gran logro político  el respeto a  la división de los tres poderes; sin comprender que nadie lo voto por eso: el pueblo quiere medidas políticas concretas, reales, que baje de las nubes liberales, y que cada poder cumpla su rol,  acabando con la delincuencia, única manera que el país salga a flote.  Sabe de la  abulia  premeditada de los jueces  en sancionar y castigar, pero proclama que él no se mete. Por lo cual,   como buen liberal y demócrata liberal es un hipócrita, que dice lo que le conviene personalmente. Tal es el caso del “consejo” al gobernador Morales para que liberen a la Sala, según pedido de la ONU, o de quien sea; que él respetará servilmente con el “espíritu de Chapultepec”, no sea que regresen a sus pagos la  apabullante cantidad de multinacionales ansiosas de  instalarse en este país, con sus multimillones de dólares, a punto de desembarcar en el puerto de Buenos Aires…. Y tan engañoso es, que, sin respetar la división de poderes, que tanto proclama,   osó intimar a la justicia de Jujuy, interfiriendo en sus justas decisiones, más correctas que la de la  nacional,  sin considerar la hecatombe que originaría en esta provincia la libertad  de una  secuaz de la banda KK..




                                                                                                                                            

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA EVOLUCIÓN DE LOS CUERPOS INTERMEDIOS
Federico  D. Wilhelmsen
SU PAPEL EN LA HORA ACTUAL

C
uando hablamos de los cuerpos  intermedios tenemos que distinguir, según mi criterio, entre dos cosas:

1) Cuerpos intermedios como realidades históricas
2) Cuerpos intermedios como Doctrina Social de la Iglesia.

      Esta ha sido una doctrina elaborada a través del último siglo y medio, mientras que aquella fue una realidad palpable en la cristiandad medieval. Lo que me gustaría hacer entonces es lo siguiente: en primer lugar vamos a mostrar en líneas generales la evolución histórica de los cuerpos intermedios, y luego en segundo lugar  vamos a indicar la vigencia  doctrinal  que éstos tienen para nuestra sociedad actual occidental.
      Aunque las formas de gobierno a saber: Monarquía  Aristocracia, tienen una historia mucho más larga que la del cristianismo, no podemos decir lo mismo respecto a los Cuerpos Intermedios. Son instituciones netamente representativas y libres que emanaban de un siglo exclusivamente cristiano.
      La caída del Imperio Romano a través de un proceso largo de degeneración interior y de ataques bárbaros desde el exterior produjo en el continente europeo un vacío enorme; no debemos olvidar  el hecho de que el Imperio Romano constituyó toda la civilización occidental de aquel entonces. Era un Estado cabalmente centralizado  y unitario en los últimos siglos de su existencia cuando se encontraba amenazado por las tribus bárbaras y germanas. La vida romana estaba organizada de la cumbre hacia abajo; de suerte que todos los detalles de la industria y del trabajo pertenecían a una  burocracia gigantesca cuyo jefe era el mismo Emperador Romano, primer soldado de la civilización.
      Desde el siglo III después de Cristo, el Imperio era más una fortaleza que una sociedad, era más un ejército organizado para la defensa de una sociedad que una sociedad política. Podemos ver esto fácilmente. Ningún artesano podía cambiar su oficio, ningún socio de un gremio o sindicato podía subir o bajar en la vida. El Estado romano llega a ser  como absoluto simplemente dedicado a la necesidad de luchar contra el enemigo; la barbarie. La caída del imperio produjo un vacío enorme en Europa, el Estado Romano desapareció y lo que había sido un continente organizado y administrado desde un centro político  volvió a ser nada más que polvo de tribus más o menos cristianas cuya vida política era la del clan y la de la sangre.
      Con la cristianización del continente europeo un fenómeno nuevo en la historia del occidente ocurrió, a saber: debido a la desaparición del Estado central romano que antes había legislado todo, hasta los detalles más íntimos, más mínimos  de la vida, los hombres tenían que gobernarse a sí mismo a la fuerza; no había otro remedio. El nacimiento de las instituciones autónomas y libres de la Edad Media  no era la consecuencia de la una teoría política sino de una necesidad impuesta por las circunstancias de la vida. Los pueblos europeos todavía no autoconscientes de un sentido fuerte de la nacionalidad tenían un ejemplo del autogobierno en las órdenes religiosas, en los grandes monasterios de los benedictinos que formaron comunidades de monjes que procuraban para los suyos todas las necesidades de la vida. Los pueblos  nuevos no podrís mirar hacia el Estado, porque el Estado, tal como entendemos  la palabra hoy día no existía; no había Estados, había reinos, eso sí. Pero el poder real era débil y los requisitos para gobernar a los hombres eran escasos.
      Repito la tesis porque es sumamente importante para entender el papel social y político de los Cuerpos Intermedios: el Estado no regaló a los pueblos  una serie de instituciones autónomas intermedias, por no existir el mismo Estado. Los hombres desde abajo creaban  los cuerpos sociales de la nada.
      Si la libertad humana
 se une estrechamente con la responsabilidad, podemos decir que la libertad occidental
 nació en aquel movimiento histórico cuando los pueblos europeos, espontáneamente y sin ningún mandamiento desde arriba, organizaron  su propia vida social y corporativa, alrededor de una red de  organismos que engarzaban todas las dimensiones de la existencia humana.

 En cuanto al espacio y al tiempo, el Municipio puede considerarse como el enlace entre las familias individuales y los demás organismos que estaban naciendo a la vez. Los campesinos en aquellos siglos no solían vivir en casas aisladas sino en   aldeas concentradas generalmente en un valle, organizando la vida política del mismo Municipio, según costumbres y leyes que emanaban, podríamos decir, del mismo suelo. Cada aldea tenía una constitución política pequeña, y ninguna de esas constituciones se identificaba con otra. Había una variedad casi infinita
  dentro del Municipio que dependía de un señor feudal hasta el Municipio totalmente liberado de cualquier enlace con el feudalismo. Si el Municipio crecía  debido a la necesidad de que las familias resolviesen  sus problemas comunes según una red de costumbres y leyes, según una constitución generalmente no escrita, podemos decir algo semejante de los gremios, semillas del sindicato moderno.
      Unos historiadores fechan el nacimiento del gremio o del sindicato en la ciudad de Oviedo en Asturias; para nosotros lo importante es el hecho de que los artesanos formaban una serie de organismos que tenían como meta una red de finalidades propias. Los gremios fijaron los precios de sus productos, dejando un nivel de excelencias para los mismos productos, establecían las reglas para atender a las viudas y huérfanas de sus socios.
 Cada gremio creaba un fondo para atender a los trabajadores enfermos. Así se mezclaba lo económico con lo social de suerte que ambos se casaban en un matrimonio feliz. También los gremios gozaban de un papel religioso ya que la intensidad con la cual los hombres vivían la fe, en esos siglos, hacía que los gremiales dedicaran sus oficios a un santo, a una virgen, y así el mismo trabajo se sacramentalizaban. Por muy dura y áspera que fuese la vida, los hombres de trabajo habían unido, casi espontáneamente lo económico, lo social y lo espiritual.  Las cofradías a veces eran los mismos gremios.
      Una evolución paralela se dio en el campo de la educación. La Universidad es una Institución puramente cristiana y católica en cuanto a su nacimiento. En la antigüedad había academias y colegios, pero ningún cuerpo de profesores y alumnos donde se concentraba  toda la ciencia en un lugar determinado. El desarrollo de la Universidad con su estructuración  en facultades y por grados de competencia, empezando con el bachiller medieval hasta el doctorado, pertenecía casi exclusivamente a la Iglesia. Baste decir aquí que cada Universidad se autogobernaba según una serie de reglas que emanaban desde dentro de ella, y el prestigio de la Universidad era tan enorme que los mismos reyes solían pedir su opinión sobre asuntos que tocaban la ley natural o el derecho natural. Y esos mismos reyes nunca se lanzaban a aventuras sin haber conseguido el consentimiento de las Universidades. El poder real en aquellos tiempos  siempre débil en comparación con los antiguos emperadores romanos y con el poder de los Estados Modernos encontraba un freno contra cualquier tendencia hacia la tiranía, en las Universidades, los Gremios y los Municipios. El poder real tenía que pactar con la sociedad, ya que la sociedad no era la relación con un gobierno centralizado y tampoco era una mera extensión de ella. La sociedad se organizaba, como estamos viendo desde  dentro de su propio meollo. Por lo tanto el poder político, generalmente monárquico en esos tiempos, tenía que dialogar con la sociedad a fin de conseguir sus propias metas.
      Aquí tropezamos con el tema famoso  de los fueros y de las libertades concretas de los Cuerpos Intermedios. Creo que podemos acercarnos a este problema dándonos cuenta de que el sentido de la ley en los tiempos de desarrollo de los Cuerpos Intermedios tuvo muy poco que ver con lo que hoy en día llamamos Legislación. La legislación generalmente se limitaba a interpretar una ley ya existente en la comunidad. La ley era entonces foralista. La ley y el fuero apuntaban a una misma cosa. Cada región y cada reino gozaban de una multiplicidad enorme de leyes y de derechos, a saber fueros,  que tenían que ver por un lado con la justicia y por otro lado con el autogobierno, y podríamos añadir con los impuestos también.
      A veces escritos y a veces no, los fueron nunca tenían un carácter unívoco. Al contrario manando de suelos históricos diferentes los fueron unos espejos de personalidades corporativas y sumamente concretas.  Por ejemplo, los fueros de Castilla no eran los fueros de Aragón, y los fueros de Aragón no eran los fueros de Navarra y los de Navarra no eran los de, vamos a decir, Polonia. Los mismos reyes reinaban y gobernaban según sus fueros y a menudo se sentían oprimidos por la autoridad masiva que pertenecía a esta serie de leyes, costumbres y derechos.  Ahora bien, precisamente aquí, en este desarrollo de la pluralidad de instituciones autónomas, el hombre  occidental encontraba su libertad política. Por primera vez en la historia podemos decir, creo yo, sin exageración, que la libertad nació dentro de esa red de Instituciones Autónomas. La libertad quiere decir filosóficamente hablando dos cosas: en primer lugar la libertad de desarrollarse; en segundo lugar la libertad de escoger entre alternativas y sobre todo entre alternativas en caso de un conflicto de intereses. Si el hombre católico de la antigua cristiandad  hubiera pertenecido  solamente a una institución, podría haberse desarrollado dentro de ella, ya sea gremio, municipio o lo que fuere, pero no habría gozado de la segunda libertad, la de escoger.  Pero la misma persona –y aquí tenemos la clave, creo yo, de la libertad de escoger- pertenecía a varias instituciones y  sociedades: a la familia, al municipio, al gremio, a una región o reino con sus propios fueros, etc. Debido a esta institucionalización  múltiple o plural, la persona podría escoger en caso de conflicto entre dos o más instituciones. Si el gremio o el municipio –vamos a poner un ejemplo-, la persona concreta por pertenecer a ambos organismos podía escoger entre ellos.
      La Libertad política no nació con el sistema de partidos del liberalismo del siglo XVIII y del siglo XIX, libertad no quería decir libertad de escoger  entre partidos sino  de escoger entre intereses en conflicto por parte  de un hombre que se había incorporado a las dos o más instituciones que representaban los intereses en cuestión. El ejemplo más dramático de esto era la controversia entre el Imperio Romano y la Iglesia. Debido a ser sujeto de la  Iglesia y del  Imperio, el hombre simplemente tuvo  que escoger entre ellos cuando el famoso conflicto se presentaba. Siempre había conflictos en el orden jurídico y sería un sueño imaginar que un orden político cristiano podría existir sin conflictos.  El orden político cristiano no es ninguna utopía, sino la estructura política y social que mejor integra todas las dimensiones de la vida humana: dimensiones que a veces estarán en conflicto.
      De este conflicto nace lo que debemos llamar libertad política,  entendiendo por ella, no la libertad de desarrollarse (la primera libertad), sino la de escoger entre alternativas. Ahora bien, hablamos hoy día de los Cuerpos Intermedios y solemos pensar que se sitúan entre la persona, por un lado, y el Estado por otro. Nuestra manera de conceptualizar el asunto  no corresponde a la evolución histórica de esos organismos. Y no corresponde porque durante la etapa de evolución  de estas instituciones el Estado moderno, como ya he explicado, simplemente no existía.  El Estado no otorgaba  a la comunidad un grupo de organismos autónomos, porque no había Estados sino reinos o repúblicas que constituían el poder político.
      Poder político no se identificaba  con la autoridad como ahora, debido a las consecuencias del absolutismo francés y de la Revolución Francesa, la autoridad pertenecía en primer lugar a Dios  y a su Ley, cuyo representante en la tierra era la Iglesia. La autoridad, en segundo lugar, pertenecía a los mismos cuerpos, llamados hoy en día Intermedios. El Gremio era la autoridad para todo lo  que tuviera que ver con el gremio. El Municipio era la autoridad para todo lo municipal. La Universidad era la autoridad para todo lo científico. También los mismo fueros disfrutaban de una autoridad “sui generis” y cualquier Rey que tratara de violar a los fueros perdía su legitimidad. No de origen, pero sí de ejercicios, según la distinción tradicionalista. Poe eso el poder político  pactaba con el pueblo en aras de cumplir con su deber, el Bien Común, en cuanto a la justicia por dentro y la defensa por fuera.
      Podemos ver el asunto más fácilmente, creo, si nos damos cuenta de que la misma sociedad estaba tan fuertemente institucionalizada y autogobernada que el papel del poder político o de los que llamamos hoy en día, poder central, era muy limitado. El poder sí era uno, pero esta unidad política se encontraba dentro de una comunidad que lo necesitaba solamente para la interpretación de la justicia, para la resolución de conflictos e intereses y para la defensa contra enemigos de afuera.
      Nadie puede decir con certeza cual habría sido el desarrollo occidental y por lo tanto de las instituciones autónomas, si tres factores nuevos no se hubiesen intercalado en la historia de occidente. Después de la evolución orgánica desde la caída del Imperio Romano hasta el siglo XV (mil años) esta red de instituciones  autónomas y libres murió de repente. Más bien tres factores asesinaron los organismos representativos de la antigua cristiandad y así produjeron la crisis perpetua  dentro de la cual el occidente ha venido a dar durante cuatro siglos.
      Estos tres factores fueron:
1)      El nacimiento del Estado absoluto. Primeramente de hecho en Francia con el absolutismo borbónico y con la teoría de Juan Bodino.
2)      El nacimiento del capitalismo liberal respaldado por el calvinismo protestante.
3)       La revolución industrial.
      Si queremos localizar el papel potencial de los Cuerpos Intermedios en la sociedad actual tendremos que darnos cuenta del daño enorme hecho a la cristiandad por estas tres causas.
      En primer lugar el nacimiento del Estado absoluto. Yo he hablado de  una manera formal de esto en una de mis conferencias aquí en Buenos Aires. Baste decir simplemente en ésta que el crecimiento del poder real en Francia, primeramente, y luego en todo el continente hizo desaparecer a todas las instituciones sobre las cuales ya he hablado. Momias desangradas y despojadas de vida propia. El Estado centralizaba no solamente todo el poder, sino que toda la autoridad dentro de ella. Así, destrozando  toda la autonomía de la sociedad, reduciéndola a un terreno enorme administrado desde la capital. Reduciéndola a un desierto enorme sin vitalidad propia. Lo que empezó el absolutismo borbónico, la Revolución Francesa y liberal lo  continuaron. Las regiones, primeramente en Francia, luego en España y en todo el mundo latino perdieron sus antiguos fueros y se redujeron a meras entidades administradas. Los gremios o desaparecieron o se  marchitaron hasta llegar a ser reliquias pintorescas de una edad ya muerta.
      El Estado liberal simplemente se apoderó de las Universidades en un robo gigantesco. Los bienes municipales pasaron al Estado para terminar en las manos de una clase nueva de burgueses. Lo que pasó era un levantamiento en masa de los ricos nuevos contra los pobres.  Así defraudada y desilusionada, la nueva masa amorfa llegó a ser la víctima de la propaganda marxista.
      En segundo lugar, el capitalismo liberal nació en Inglaterra y en Holanda, hasta cierto punto en Francia, Italia y más tarde en España y la  América hispánica. El capitalismo liberal es la consecuencia directa del calvinismo protestante. Calvino había predicado que la gran masa de los hombres está predestinada al infierno. Dios señala a los pocos salvados, un puñado de santos, a través de unos signos o símbolos. Los calvinistas interpretaban a su maestro en un sentido capitalista, a saber: los santos son los hombres que han obtenido un éxito material en la vida. Por eso, el capitalismo ya nacido en Europa antes , recibió la escuela que necesitaba para desarrollarse. Sellada con una aprobación carismática, mesiánica, la nueva burguesía aliada con el Estado absoluto nuevo, concentraba en todo lo posible la riqueza del continente  en sus manos. Este dinamismo liberal y calvinista se compaginaba perfectamente con lo que el Estado absoluto estaba haciendo. Todo trabajaba en unión para que la antigua estructuración de la sociedad desapareciera.
      Si Inglaterra hoy en día es un país de parques preciosos, y lo es, se debe al hecho de que estos parques había sido la tierra de campesinos libres en el pasado, ahora convertidos en jardines y en campos de caza para una nueva clase que simplemente robó el país de sus antiguos dueños.
      En España, por poner otro ejemplo, la cuarta parte de la tierra pasó en un año, en el siglo pasado, de la Iglesia y de los Municipios a las manos del liberalismo nuevo. Me refiero a la famosa desamortización de Mendizábal, masón.
      En tercer lugar estalló una revolución industrial. Si esa revolución se hubiera desarrollado a través de la estructuración católica de la cristiandad antigua, viviríamos en un mundo radicalmente diferente hoy. La máquina es un instrumento, ¿verdad?, nada más. Pudiera haber evolucionado en aras de un perfeccionamiento del empresario pequeño así como del grande. La Revolución Industrial pudiera haber encajado dentro de una sociedad no capitalista-liberal; pero nunca debemos olvidar que el liberalismo  ya se había apoderado del Continente Europeo antes del comienzo de la revolución industrial a fines del siglo XVIII.
      Por eso la clase liberal-capitalista-calvinista, y masónica en gran parte pudo apoderarse de la técnica nueva en aras  de sus propias metas. Decir que una sociedad llena de proletarios es el precio que tuvimos que pagar para el progreso técnico es simplemente una mentira.
      Ahora bien, la Iglesia Católica lanzó su doctrinas social sobre el papel imprescindible de los Cuerpos Intermedios en el siglo pasado, empezando con León XIII. En la Edad Media el contenido de esta doctrinas era menos doctrina que vida, como ya hemos visto, pero la formulación nueva de la misma realidad tuvo que tener en cuenta la existencia del Estado moderno. Lo que la filosofía política y social de la Iglesia exige en una palabra, es que el Estado devuelva a la sociedad lo que el mismo Estado robó a ella, a través de cuatro siglos de latrocinio, ni más ni menos.
      Por eso, la doctrina papal encuentra su cetro dorado en el principio de subsidiariedad. Este principio, la espina dorsal de la doctrina social de la Iglesia, tal y como aquella doctrina  se ha desarrollado a través de las Encíclicas aparece en “Quadragesimo Anno” como el más importante principio de la filosofía social. Se puede formular la idea central de subsidiariedad con estas palabras: “Todo lo que pertenece a una sociedad o grupo inferior debe ser ejecutado por el grupo en cuestión, a menos que éste no pueda hacerlo. En tal caso la sociedad inferior precisa de la ayuda de la sociedad inmediatamente superior a ella. Lo que se aplica a la familia en cuanto a sus relaciones con las  sociedades superiores a ella se aplica también dentro de la misma familia.  El padre no debe asumir las responsabilidades de la madre, a no ser que ella no está en condiciones para desempeñarlas.  Los padres no deben asumir las responsabilidades de sus hijos, siempre que ellos tengan la madurez necesario para llevarlas a cabo.
      Este principio contiene dos componentes; por un lado la libertad, por el otro la solidaridad.
      A la libertad pertenece la primera parte del principio. El grupo superior debe abstenerse de hacer lo que el inferior puede hacer libremente. Una intervención aquí haría que la voluntad y la responsabilidad, condiciones para el ejercicio de la libertad, se marchitasen. Tal intervención reduciría  al hombre al nivel de un esclavo. A la solidaridad, segunda parte  del principio,  pertenece lo positivo, el grupo superior debe intervenir cuando el inferior no puede hacer lo que por naturaleza le atañe.
      Para poner un ejemplo: una sociedad que permitiese que el hombre muriese en la calle por no tener trabajo, pecaría gravemente contra la justicia, pero esta solidaridad de hombres y  grupos    no se restringe a una incapacidad, incluye también lo que pertenece por naturaleza a un  grupo. Por ejemplo: no es propio de la familia defender la ciudad, donde tiene su casa y sus bienes, este trabajo pertenece a una organización superior: el Ayuntamiento, pero, ojo aquí, el principio no tiene nada que ver con una eficacia puramente técnica. A menudo un organismo superior puede hacer el trabajo o cumplir con el deber de un organismo inferior, mejor que él.  Esto no tiene importancia alguna, según la doctrina de subsidiaridad; si lo tuviera caeríamos en una tecnocracia fría. Con tal de que el organismo inferior pueda desempeñar su papel aun con menos eficacia técnica, el organismo superior no debe intervenir en absoluto. Como el gran pensador católico inglés, Chesterton escribió: “Hay muchos hombres que podrían organizar mi casa mejor que yo, pero eso no quita ni mi libertad ni mi responsabilidad para con mi propia casa”,
      En una palabra el principio de subsidiariedad no tiene nada que ver con la eficacia técnica sino con la libertad y con la solidaridad.
      Ahora bien cualquier instauración del papel de los Cuerpos Intermedios exige su institucionalidad política. Aunque el Estado moderno si tiene  la obligación como ya he dicho de devolver a la sociedad lo que es propiamente suyo, no puede hacerlo simplemente lavándose las manos y abdicando su responsabilidad para con el bien común: al contrario, debe deshacer lo malo de estos últimos siglos a través de compartir la responsabilidad pública con organismos intermedios que de verdad han salido desde abajo. Cualquier éxito en el futuro para los Cuerpos Intermedios necesita una espontaneidad creada dentro de la  misma sociedad. Tenemos delante de nosotros el ejemplo medieval. El éxito enorme de las instituciones  autónomas en aquel entonces, manó precisamente de su carácter espontáneo.  El Estado puede fomentar un ambiente propicio para la instauración política de estos organismos, empezando desde la familia, pasando por el Municipio, el sindicato y terminando por la región o la provincia con personalidad propia, con fueros.  Lo que el Estado nunca debe hacer es instaurar desde arriba, ahí tenemos el camino hacia el fracaso. Tal acción quitaría el carácter espontáneo, democrático podríamos decir, popular, sin el cual los cuerpos intermedios nunca podrán funcionar. Lo que estoy diciendo no va a ser fácil de actualizar,  por un lado necesita un gobierno cauteloso del poder enorme heredado por la Revolución Francesa, por el otro lado necesita de hombres con iniciativa y responsabilidad cristiana.
      La etapa del desarrollo de la técnica de hoy está llevándonos hacia una etapa de descentralización de la industria y en el orden social. El mundo ha llegado a un punto tan centralizado, que no puede ir más allá en el mismo camino. La técnica misma, sobre todo la técnica nueva basada no en la máquina sino en la electricidad, está haciendo que las empresas y hasta los mismos gobiernos se descentralicen. Por lo tanto los gobiernos y los hombres, con tal de que sean cristianos de verdad, puede contar con la técnica en cualquier intento de instaurar una red de organismos libres y autónomos. Además la tendencia hacia la masificación en el mundo de hoy, puede frenarse debido a la misma técnica nueva. Estamos viviendo, entonces, en la última etapa del liberalismo centralizado: o vamos al caos, o vamos a una estructuración nueva del Occidente Cristiano.
      La Edad Moderna está acabándose, tal y como el Imperio Romano se acabó en el siglo V. Hay dos posibilidades para la civilización occidental: o esclavitud marxista que prolongaría de una manera reaccionaria la agonía del estado liberal, o un florecimiento nuevo del principio que tiene un valor eterno. Hay un refrán viejo que simboliza el orden público cristiano: “in necessariis unitas, un dubis libertas, in ómnibus caritas” –en lo necesario unidad, en lo contingente libertad, en todo caridad-. Para conseguir esa armonía de unidad, dentro de diversidad en los pueblos hace falta reconocer que  el centro de la autoridad no se encuentra en el Estado, tampoco en el pueblo, sino en Dios, por su Hijo Cristo, único soberano del orden social.+




Federico D. Wilhelmsen