Monseñor
Marcel Lefevbre
Una
enseñanza engarzada en la cultura y la religiosidad milenaria.
Acerca
de la obligación moral de obispos, sacerdotes y fieles de instaurar
en
las
naciones el Reino de Amor de Cristo. No el ecuménico Reino masónico
de las N.U.
BENEFICIO
DE LA AUTORIDAD EN LA SOCIEDAD
CIVIL.
¿
Se puede afirmar que el hombre llegado a la mayoría de edad ya no
necesita nada para continuar progresando en sus conocimientos, para
mantenerse en la virtud y para cumplir su papel en la sociedad ? Si
la sociedad familiar a terminado su tarea esencial
, está claro
que la sociedad civil
y la Iglesia siguen siendo los medios normales para proporcionarle ,
ésta los medios espirituales y aquella el ambiente social favorable
a una vida virtuosa y orientada hacia
el fin último según el cual la Providencia divina ordena todo en
este mundo .
Aquí
conviene repetir , con la enseñanza tradicional de la Iglesia y de
todos los papas del siglo pasado que el Estado , la sociedad civil
tiene un notable papel que cumplir para con los ciudadanos , para
ayudarlos y estimularlos en la fe y la virtud . No se trata en
absoluto de coacción en el acto de fe , no se trata de coacción
frente a la conciencia de la persona en sus actos internos y privados
. Se trata del papel natural de la sociedad civil querida por
Dios para ayudar a los hombres a conseguir su fin último .
Dice
el Papa León XIII (
Libertas ) :
“No podría ponerse en duda que la reunión de los hombres en
sociedad sea obra de la
voluntad de Dios , ya se lo considere en sus miembros , en su forma
que es la autoridad , en
su causa
o
en el número y la importancia de las ventajas que ello procura al
hombre…”. A su vez Pío XI afirma ( Divini
Redemptoris ):
“ Dios destina al hombre a vivir en sociedad como lo pide la
naturaleza . En el plan del Creador la sociedad es el medio natural
del cual el hombre puede y debe servirse para alcanzar su fin” .
Y
en otra parte ( AD Salutem ): “ Los príncipes y los gobernantes ,
que han recibido el poder de Dios para que cada uno , dentro de los
límites de su propia autoridad
, se esfuerce por realizar
los designios de la divina Providencia
de la cual son colaboradores… No sólo no deben hacer nada que
pueda resultar
en detrimento de las leyes de la justicia y de la caridad
cristiana , sino que les toca facilitar a sus súbditos el
conocimiento y la adquisición de los bienes imperecederos”.
Pío
XII (11 junio 1941) dice también: “ De la forma dada a la
sociedad , conforme o no a las leyes divinas , depende y deriva el
bien o el mal para las almas , es decir , el hecho de que los hombres
llamados todos a ser vivificados por la Gracia de Dios , respiren ,
en las contingencias terrenales de la vida , el aire sano y
vivificante de la verdad y de las virtudes morales o , por el
contrario , el virus morboso y a menudo mortal del error y la
depravación “ .
El
P. Jolivet (
Tratado de Filosofía , tIV, n.º 435 ) concluye
de manera muy clara su
estudio sobre el origen del poder en la sociedad civil : “ Sea
cual fuere el punto de vista que se adopte frente a la causa
eficiente de la realidad social , la doctrina del origen natural
de la sociedad implica el principio esencial de que dado que la
sociedad política reúne de manera permanente , con vistas al bien
común temporal , los agrupamientos particulares de familias y de
individuos , es
una institución creada por Dios , autor de la naturaleza , o sea que
es de derecho divina natural . De ello se sigue inmediatamente que el
poder de gobernar también es de derecho divino natural ” .
El
autor completa su estudio exponiendo el fin de la sociedad civil o
del Estado : “ Es disminuir notablemente la función general del
Estado forjarse una
idea totalmente materialista acerca de la felicidad temporal . La
felicidad temporal depende en gran parte de las virtudes
intelectuales y morales de los ciudadanos , de la moralidad pública
, o sea , del feliz desenvolvimiento de todas las actividades
morales y espirituales del hombre y , en primer lugar , de la vida
religiosa de la nación ”. “También es deber del Estado , -sin
que por eso , claro está , descuide su función
económica- esforzarse por crear las condiciones más favorables a
la prosperidad moral y espiritual de la nación ”. Esta tarea
tiene un aspecto negativo y un aspecto positivo .
Es
preciso destacar esa última vinculación de la religión con la
función temporal del Estado . Pues ahí reside realmente la clave
de numerosos problemas que preocupan hoy a los gobernantes de la
propia Iglesia : problemas de
justicia social , problemas de hambre , problema de la paz ,
problemas del control de los nacimientos , etc .
Todos
estos problemas fuera de una
concepción católica de la ciudad es ilusorio : podremos dedicarnos
a
paliar ciertos desórdenes momentáneamente , podremos resolver
algunos problemas locales , pero no se logrará atacar la raiz de
las calamidades de la humanidad . Es menester repetir mil veces lo
que la Iglesia siempre proclamó : la solución de los problemas
sociales está en el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo tal
como lo sabe y lo enseña la Iglesia Católica .
Si
se enumeran las plagas actuales de las sociedades se advertirá
inmediatamente que provienen del desorden y del error de los
gobernantes y a menudo de numerosos miembros de la sociedad . Querer
instaurar la justicia social entre empleados y empleadores
sin los principios de la justicia cristiana es marchar al
capìtalismo totalitarista , o a la hegemonía financiera y
tecnocrática mundial , o al totalitarismo comunista . Convertir el
bienestar material en el único objetivo de la sociedad civil y de la
actividad social , es dirigirse velozmente hacia
la decadencia , consecuencia de la inmoralidad y del hedonismo .
Si
se trtata del matrimonio y de todo lo que le concierne , únicamente
la doctrina católica conserva de verdad esa institución , que
constituye la base misma de la sociedad civil y que , por eso mismo ,
debe interesarle en grado sumo : divorcio , limitación de
nacimientos , anticoncepción , homosexualidad , aborto , poligamia ,
he ahí otras tantas plagas morales para el Estado . La Iglesia es
la única que puede proporcionarles remedio verdadero .
Las
relaciones sociales entre funcionarios y subordinados , entre el
Estado y los ciudadanos , el verdadero amor a la Patria , las
relaciones internacionales , se hallan íntima y profundamente
vinculados a la religión , y únicamente la religión católica
puede aportarles los principios de justicia , de caridad , de
conciencia profesional , de dignidad humana que convienen a la vida
social como Dios la ha querido y la quiere siempre .
La
educación y los medios de comunicación social que hoy en día
completan y continúan la educación , tienen íntima relación con
las costumbres honestas , con la virtud y el vicio , y por lo
tanto , con la religión católica .
Es
dar prueba de gran ignorancia , verdadera o fingida no querer admitir
que todas las religiones salvo la verdadera , la religión católica-
llevan consigo una serie de taras sociales que son la vergüenza de
la sociedad : pensemos en el divorcio , en la poligamia , la
anticoncepción , el amor libre , en lo que respecta a la familia ;
pensemos también en el terreno de la existencia misma de la
sociedad , en la dos tendencias que la socavan : la tendencia
revolucionaria , destructora de la autoridad , tendencia demagógica
, fermento de continuos desórdenes , fruto del libre examen , o la
tendencia totalitaria y tiránica , debida a la unión de la religión
con el Estado , o del Estado con alguna ideología . La historia de
los últimos siglos es ejemplo notorio de esta realidad .
Por
consiguiente es
inconcebible que los gobernantes católicos se desentiendan de la
religión o que admitan por principio la liberatd religiosa en el
dominio público. Eso equivaldría a desconocer el fin de la sociedad
, la extrema importancia de la religión en el campo social , y la
diferencia fundamental entre la verdadera religión y las demás
religiones en el terreno de la moral
, elemento capital para lograr el fin temporal del Estado
.
De
ahí la doctrina enseñada desde siempre por la Iglesia . Esta
doctrina confiere a la sociedad un papel capital en el ejercicio de
la virtud de los ciudadanos y por ende , indirectamente en la
obtención de la salvación eterna . Ahora bien , la fe es la virtud
fundamental que condiciona a las otras . Por tanto , es deber de
los gobernantes católicos proteger la fe y conservarla ,
favoreciéndola sobre todo en el terreno de la educación .
Nunca
se insistirá bastante sobre el papel providencial de la autoridad
del Estado en cuanto a ayudar y querer apoyar a los ciudadanos en la
obtención de la salvación eterna . Toda criatura
ha sido ordenada , y sigue estando ordenada a ese fin en este
mundo . Las sociedades , familia , Estado , Iglesia , cada una en su
lugar ha sido creadas por Dios con ese objetivo . No puede negarse
eso que surge de la experiencia de la historia de las naciones
católicas , la historia de la Iglesia , la historia
a la conversión a la fe católica , y que pone de
manifiesto el
papel providencial del Estado , a punto tal que puede afirmarse con
todo derecho que su parte en el logro de la salvación eterna de la
humanidad es capital , si no preponderante . El hombre es débil ,
el cristiano es titubeante . Si todo el aparato y el condicionamiento
social del Estado es laicista , ateo , arreligioso , y más aún ,
perseguidor de la Iglesia ¿ Quién se atreverá a afirmar que les
será fácil a los no católicos convertirse y a los católicos
permanecer fieles ? Hoy más que nunca , con los modernos medios de
comunicación social , con las relaciones sociales que se multiplican
, el Estado influye cada vez más sobre el comportamiento de los
ciudadanos , sobre su vida interior y exterior , en consecuencia ,
sobre su
actitud
mortal , y en definitiva , sobre su destino eterno .
Sería
criminal estimular a los Estados católicos a laicizarse , a
desentenderse de la religión , y a dejar con indiferencia que el
error y la inmoralidad se difundan y , con el falso pretexto de la
dignidad humana , introducir un fermento de disolución de la
sociedad por medio de una libertad religiosa exagerada , de la
exaltación de la conciencia individual a expensas del bien común
, como lo es legitimar la objeción de conciencia .
El
Papa Pío XII dijo ( Summi Pontificatus ) : “La sociedad civil ha
sido querida por el Creador… con el fin de facilitar a la persona
humana , en el orden temporal , la obtención de la perfección
física , intelectual y moral , y ayudarla a alcanzar su fin
sobrenatural ”.
Así
se trate de la autoridad en la familia , de la autoridad del Estado o
de la Iglesia , no se puede menos qu admirar el designio de la
Providencia divina , que nos otorga la existencia , la vida
sobrenatural , el ejercicio de la virtud y , en definitiva , la
perfección o la santidad eterna por medio de las autoridades .
La
autoridad es , en
definitiva
, una participación en
el Amor Divino que por sí se expande y difunde . La autoridad no
tiene más razón de ser que difundir esa Caridad Divina que es Vida
y Salvación . Pero , al igual que el Amor de Dios es exigente por su
misma naturaleza . En efecto , el Amor Divino no puede querer sino el
Bien , y el Bien Supremo que es Dios . Dios , al darnos la vida ,
que es una participación en su Amor , nos la orienta inflexiblemente
, enfoca nuestra vida hacia el Bien que Él nos indica por nuestra
naturaleza pero , sobre todo , por los voceros y sus intermediarios
en las leyes positivas .
Dios
obliga , nos vincula por Amor hacia el Bien y con la Virtud . Nos
da la orientación de su Amor mediante sus leyes , nos ordena su
ejecución y nos amenaza si rechazamos su Amor que es nuestro Bien .
Así
ocurre con las autoridades . Toda legislación
legítima es vehículo del Amor Divino , toda
aplicación de la legislación no es otra cosa que la expresión del
Amor de Dios en los hechos , en los actos y , por tanto , una
adquisición de virtud . Esas leyes se dirigen a nuestra
inteligencia y a nuestra voluntad que , desgraciadamente pueden
negarse a ser vehículos del Amor de Dios .
Las
naciones recaen sobre aquellos que así ponen obstáculos al Amor , a
la Vida
, al Bien y , en definitiva , a Dios . En efect o, no se puede
concebir la autoridad sin
los poderes de legislación , de gobierno y de justicia . Esas tres
manifestaciones se funden y se sintetizan en el Amor Divino , que
lleva en sí mismo su manifestación,
su ejercicio y su sanción .
Ojalá
, como conclusión de este panorama muy incompleto de la grandeza de
la autoridad en los designios de Dios , podamos compartir los
sentimientos de San Pablo y decir con él ( Ef. III, 14-15 ): “
Doblo mis rodillas ante el Padre , de quien toma su nombre toda
familia en los cielos y en la tierra .”
4
de octubre de 1968.