martes, 27 de julio de 2021

 

MAGISTRAL TRATADO ESCRITO POR EL

Padre Leonardo Castellani..                                              Licenciado en Psicología, en la Univ. de Paris-Sorbonne.                                                                  PERO SOBRE TODO FUE:  ¡UN SACERDOTE TOMISTA Y PATRIOTA!

La Moral Cristiana.                                LA MORAL CRISTIANA ES V IRIL Y TEMPLADA.

La moral cristiana se ha desleído y edulcorado en el ambiente común. El liberalismo lo ha hecho. Las virtudes se han amansado y aneciado, incluso la palabra ”virtud” suena un poco ridícula y ya no significa “fuerza” y ”virilidad” como entre los romanos y griegos (“virtus”, “aretée” de vir y de anéér ,varón) sino más bien debilidad.

La virtud actual es una cosa para viejas; y en la mujer se reduce a la castidad externa, o sea a la    “defensa de su honra”, lo cual no diré que no sea importante. No es todo. No olvidar que el Liberalismo es una herejía cristiana; pasa por alto el pecado original, cree que el hombre es naturalmente bueno, y por ende no necesita de Sacramentos, ni de la oficina de los Sacramentos, la Iglesia, aunque la religión en sí puede tolerarse; pero todas las religiones son buenas… lo cual equivale a decir, vive Cristo, que todas las religiones son malas.

El Catolicismo Liberal emasculó y ablandó las virtudes católicas: el liberal es muelle. Incluso la falsificó introduciendo una falsa Prudencia-Justicia- Fortaleza-Templanza. Le sigue hablando de… e incluso se sigue alabando al Prudente, al Valiente, al Moderado; pero esas palabras ya no significan lo mismo que en los grandes siglos cristianos, cuando Martín Fierro distinguía tan bien entre la Prudencia y la Astucia, entre la valentía y el matonismo- en que él cayó de joven.

A ningún hombre amenacen                                                                                                                          porque naides se acobarda…

Puesto que la Fortaleza nunca agrede, nunca “empieza” como dicen los chicos:

El hombre no mate al hombre                                                                                                                              ni pelee por fantasía,                                                                                                                                             tiene en la desgracia mia                                                                                                                                     un espejo en que mirarse:                                                                                                                                     saber un hombre guardarse                                                                                                                                 es la gran sabiduría.

En los “consejos” de Martín Fierro se encuentran las cuatro virtudes cardinales –con más acento la Justicia.

LA PRUDENCIA.

 Veámoslo brevemente: se introdujo una Prudencia remirada, egoísta y cobardona: el “no te metás”, p.e. pero esta primera de las virtudes, sin la cual ninguna es virtud, es un conocimiento, el conocimiento de lo hacedero y de lo faciendo, de lo agendo, de lo que hay que hacer, y  este conocimiento está cimentado en el conocimiento de la Realidad; no es un mero timoratismo, es un conocimiento.

Cuando hacemos una imprudencia, malconocemos lo agendo; cuando mal conocemos lo agendo, desconocemos la realidad; cuando desconocemos la realidad, pecamos.

El que peca se pone delante como un bien lo que en realidad es un mal; de modo que se puede decir que “el Bien es lo real, el mal es una equivocación” acerca de lo real realísimo, conforme al viejo apotegma de Sócrates de que todo pecado es un error. Si uno dice: “es nada más que un error”, se equivoca; pero si dice “es un error”, dice bien.

La Prudencia, pues, “siendo el ojo que encuentra el camino” no tiene porqué ser ni astucia ni picardía ni sobrecautela ni precaucionismo ni cálculo ni continuo desconfío y avizoro, ni mucho menos cobardía; al contrario, la Prudencia no existe sino junto con su hermana la Fortaleza o Valentía. Al contrario del proverbio italiano de que “soldado que huye sirve para otra vuelta” y del proverbio catalán  “de los que dispararánn algunos se salvan”, la Prudencia sabe que en muchos casos lo más imprudente de todo es disparar; y lo más prudente, acometer. Y así Mussolini, que era italiano, dijo una vez que la primera virtud del gobernante era la Prudencia; pero la segunda, sin la cual la primera no sirve, era la imprudencia; queriendo decir que la Prudencia no excluye, antes reclama el brío, la osadía, la valentía, el golpe; en una palabra: la virtud de la Fortaleza. No olvidemos que la Prudencia es la “recta ratio agibilium”, la recta apreciación de lo agendo y  agible, o sea, la guía para hacer el bien; y el bien a veces pide lucha, esfuerzo, osadía; el bonum arduum que decían los antiguos, el bien arduo, como son todos los bienes grandes, y en realidad de verdad todos los bienes verdaderos.

Yo he recogido en mi vida religiosa demasiada experiencia de la falsa prudencia, que San Pablo llama prudencia según la carne (2): la prudencia catalana que consiste en disparar siempre. Tres veces el original de un libro me ha sido devuelto por un religioso editor con las palabras: “es una buena obra: me gustaría publicarla pero no podemos por prudencia; tenemos miedo”. Palabras textuales de una tarjeta acerca del Evangelio de Jesucristo. La primera vez me dio rabia y dije: “Los Padres del Verbo Divino, tienen miedo del Verbo Divino” pero la segunda vez me consolé diciendo: “puede ser señal de que es literatura viva y no literatura muerta, Como es viva se mueve; y ellos al ver un bulto que se menea creen que puede ser un tigre o una víbora; y es un perro guardián, un manso y leal mastín”.

La Prudencia del Liberalismo (prudencia según la carne) está aguada; la Justicia del Liberalismo está mutilada: es meramente negativa y se reduce a la llamada Justicia Conmutativa; y esa no entera y completa.

LA JUSTICIA.

La justicia burguesa se reduce al contrato: do ut des, doyte para que me des: considera un cambio de bienes al modo comercial; yo te doy 10.000 pesos, pero me debes devolver 15.000, o bien otro bien equivalente, o al menos una ilimitada gratitud, alabanzas, favores, servicios o lo que sea. El Liberalismo h ido tan lejos en esto que ha llregado a definir el Estado y la Nación como un CONTRATO, el Contrato Social. (Este es un disparate fenomenal, que no voy a refutar ahora. La Nación no surge de un contrato ni explícito ni implícito entre todos los connacionales –como imaginan Rousseau y también Suarez-, sino que surge de un movimiento natural del hombre, “animal político” que dijo Aristóteles, el cual movimiento requiere la Autoridad, causa eficiente de la sociedad, y por ende el Mando y las Obediencia. Y en este sentido solo decimos que “la autoridad viene de Dios”, no inmediatamente, sino a través de la Natura, creada por Dios). (3).

De modo que el Liberalismo elimina la justicia distributiva (del Jefe para los súbditos) y la Justicia legal (de los súbditos para con el Jefe): y una vez hecho el Contrato Social (elegido el Presidente), los súbditos no tienen más deberes para con él, y él puede hacer lo que se le antoja. Lo único que  queda es el “ordo partium ad partes)(4), eliminando el “ordo partium ad totum” (5) y el “ordo totus ad partes” (6), que son las más importantes partes de la Justicia, la cual exige al gobernante que distribuya bien los castigos, premios, trabajos, puestos y privilegios, según los méritos, y que busque y alcance el Bien Común de todos, lo cual le es exigido acérrimamente, es su deber más estricto, o sea, el orden del todo a las partes, o Justicia Distributiva. Y a su vez los súbditos deben al gobernante legítimo respeto, apoyo y obediencia, o se el orden de las partes al todo, o sea, Justicia Legal; y estos dos órdenes son mucho más trascendentes que el orden de las partes a las partes, o Justicia Conmutativa.

Ni este orden siquiera guarda el Liberalismo, pues este orden no se reduce a cumplir los contratos, pagar las deudas y no emitir cheques en blanco, lo cual desde luego debe hacerse. La Justicia cristiana tiene dos partes, negativa y positiva; y la Justicia actual se contrae a una parte de la parte negativa: “no dañes”. Es poco.

La Justicia cristiana está toda ella encerrada en la norma conocida: “No hagas al otro lo que no quisieras te hagan a ti”, que encontramos en boca de Jesucristo, y en la ley de Moisés, y en el antiquísimo libro chino  “Las Analectas de Confucio” traducido por A. Waley. Es negativo: dice “no hagas”, no dice; “Haz a los otros lo que quisieras te hiceran a ti”, porque esto es falso; yo no puedo querer para todos los otros lo que quiero para mi, p.e., que escriban libros o que digan misa, porque cacuál es cacuál. Yo quiero que se editen mis libro, pero no puedo querer, por ejemplo, que se editen los libros del P,P, o del P.R,R,, los cuales sin embargo se editan antes que los míos. Pero eso no es justicia ni positiva ni negativa.

El famoso Proudhon en su libro La Justicia en la Revolución y en la Iglesia, reprocha a la Iglesia su Justicia puramente negativa, según él. Porque estaba rodeado el año 1858 de la Justicia del Capitalismo y el Catolicismo Liberal, y creía esa era toda la Justicia cristiana. Pedro José Proudhon, el famoso autor de La Propiedad es un robo (y debajo:”Este libro es propiedad del autor”), fue un anarquista, pero un proletario honrado y de buena fibra; de una ignorancia impresionante. A pesar de haber sido seminarista, ignoraba la parte positiva de la Justicia cristiana, la más esencial. Donoso Cortés lo tiene por un demoníaco. Puede ser. Pero más parece un ignorante, sembrado de “virtudes cristianas que se han vuelto locas”.

Lo positivo de la Justicia cristiana está contenido simplemente en el precepto: “Amarás al prójimo como a ti mismo” (7), lo cual es mucho más que decir “no dañarás al prójimo”. Decir “como a ti mismo” es decir que yo soy uno y el prójimo es otro, y después equipararlo conmigo, lo cual es el efecto propio del amor. Eso significa que el prójimo tiene cosas suyas  que son distintas de las mías, y no se reducen solamente al dinero, y esas cosas positivamente yo se las debo, no de limosna sino de justicia: si tiene hambre, yo le debo una parte de mi pan; si está perseguido yo le debo mi defensa; si merece un puesto, yo debo dárselo y no excluirlo para ponerme yo; si es ignorante, yo le debo mi saber. De este modo, la definición pagana de la Justicia: “dar a cada cual lo suyo” (uniquique suum) se amplían por obra del amor maravillosamente. En la Justicia natural, el tener yo saber no me crea ninguna obligación, lo imparto o comparto si quiero; pero en la Justicia cristiana, que considera el saber un don de Dios, nace la obligación de Caridad de trabajar para compartirlo. –Pero entonces es caridad y no Justicia.- La Justicia en el cristiano está envestida de la Caridad. O sea el Amor, lo mismo que todas las otras virtudes, como veremos. “Dad a os que no pueden devolver nada”, dijo Jesucristo, “ni siquiera gratitud” (8). Nace el Buen Samaritano. El buen samaritano da compasión, ayuda, dinero, tiempo y cuidado a un desconocido que topa y que es, religiosamente, su enemigo. “Bien, ese es tu prójimo”, dice Jesucristo (9)..

En suma, la Justicia cristiana consiste en reconocer al otro como persona, no como algo mio, sino como El.  En Si, munido de toda clase de derechos; y entonces volverme dese modo “deudor de todo el mundo”, como decía San Pablo de sí mismo(10). Lejísimo de la rtuin Justicia burguesa, comercial y liberal, que tiene como máxima alabanza: “yo no debo nada a nadie: este hombre no debe nada a nadie”. La alabanza verdadera es: “yo me debo a todos”.

El efecto de la Justicia es conservar el orden en las relacione humanas; y ese orden después de Jesucristo no se puede conservar sino por el amor,  digamos por una exageración del despego de sí mismo, para lo cual es necesaria la Fortaleza.

 LA FORTALEZA.

“Todo el mérito de la Fortaleza viene de la Justicia” –dice Santo Tomás. Fortaleza significa simplemente Valentía y se define: “la aptitud para acometer peligros y soportar dolores”. De Luis XVI de Francia escribió Hipólito Taine: “Tenía todas las virtudes de un cristiano, pero no las de un Rey”. Se equivocaba grandemente; la Fortaleza, que le faltó a Luis XVI (aunque no en el momento de su muerte santa), es estrictamente una virtud del cristiano, aunque no del cristiano liberal. La cobardía puede ser pecado mortal y Jesucristo tenía verdadera inquina a la cobardía. En el Apokalypsis San Juan enumera un cantidad de condenados al fuego, entre ellos pone “los mentirosos y cobardes” (11), que faltan a la Justicia y a la Fortaleza.

La falsificación liberal de la Fortaleza consiste en admirar el coraje en sí, con prescindencia de su uso, o sea , prescindiendo de la Prudencia y la Justicia.

Pero el coraje aplicado al mal no es virtud. Es una calamidad, es “la palanca del diablo” dice Santo Tomás.

El coraje en si puede ser una cualidad natural, una especie de furor temperamental, una ceguera para ver el peligro, o una estolidez en soportar males que no se deben soportar. Entre nosotros, por ejemplo, es usual admirar y encarecer a Sarmiento porque era corajudo. Esta bien, pero falta ver todavía si aplicó ese coraje, que le venía simplemente de haber nacido sanjuanino, a una buena causa o a una mala causa, como por ejemplo, la exaltación soberbia de sí mismo; si la aplicó a buenas causas lo nombraremos prócer. En un discurso para la inauguración de un busto de Rosas en San Peña (Chaco) Masrianito Grondona dijo que estaba dispuesto a rconocer a Rosas como un héroe si los rosistas reconocían a Sarmiento como un  héroe, aunque no con estas palabras. Dijo literalmente; “Debemos venerar y honrar a todos nuestros próceres, porque somos una nación joven, que no tiene muchos, prescindiendo de sus defectos, de sus fallas y hasta de sus crímenes”, dijo el orador: Un momento: un héroe que hace crímenes no es héroe; y nosotros no podemos prescindir de sus crímenes. Mejor es que caigan Rosas y Sarmiento antes que amontonarlos a los dos en una coyunda común. Ninguno de los dos fue prócer, en todo caso, Marianito.

Lavalle es un prócer y mató a Dorrego; pero Dorrego también es un prócer, y los dos tienen su estatua en la misma calle a 300 metros de distancia. En la realidad estuvieron tan distantes como la Muerte y la Vida; pero ahora están juntitos “en el abrazo luminoso de la inmortalidad” que dice Marianito Grondona. Creo (y corríjanme si me engaño) no tuvo más virtud de Fortaleza que el coraje para pelear en la guerra, fue un “buen sable”, la virtud del tigre y del toro, no la virtud del cristiano, incluso tomando “cristiano” en el sentido criollo de humano, de hombre racional. Fue un poco bobo.

La Fortaleza no excluye el miedo, solamente lo domina; al contrario ella está fundamentada en un miedo, en un miedo profundo del mal definitivo, de perder mi propia razón de ser. La Fortaleza se basa en que el hombre es vulnerable, el ángel no puede tener fortaleza porque no puede recibir heridas. La Fortaleza consiste en ser capaz de exponerse a las heridas y a la muerte (el martirio, supremo acto de la virtud de la Fortaleza) antes de soportar ciertas cosas, de tragar ciertas cosas y de hacer ciertas cosas. No existiría la Fortaleza o Valentía si no existiera el miedo.

“El miedo es natural en el prudente,                                                                                                                     y saberlo vencer es ser valiente,

y tampoco si no existiera la vulnerabilidad. ¡Qué palabra más fea! (PARENTESIS  acerca de nuestra lengua. Hemos perdido el latín “vulnus””, que significa “herida”, y tenemos “vulnerable” y “vulnerabilidad”, palabra sexquipedal. El castellano perdió muchísimas de las palabras raíces, el sustantivo o el verbo corto y simple, y conservó los derivados y a veces larguísimos y para la mayoría incomprensibles; sobre todo en países donde no se estudia el latín en las escuelas. ¿Países, dije? País hay uno sólo, la Argentina: hasta los rusos estudian ahora latín; asi que nuestra  legua en nuestras bocas se va derruyendo. La gente usa las palabras a bulto, sin comprenderlas exactamente, incluso los periodistas, los locutores ¡y los políticos! No digamos “totalitarismo”, por ejemplo: no es palabra castellana, es un basrbarismo. “Totalismo”, en todo caso; “tota-lita- lismo- es casi impronunciable, y el vulgo cree que es el nombre de dos bailarinas. Dicen “irrefragable” queriendo significar inevitable”; irrefragable significa “lo que no se puede votar en contra”, viene de “suffragari”, votar a favor (sufragio), y “refragari”,  votar en contra (“refragio” deberíamos tener”). Irrefragable es algo que no se puede negar, ni rechazar, ni objetar, ni siquiera discutir; y así “opinión irrefragable” esta bien, pero “acontecimiento irrefragable”, como dice Bernardo Vogelman, está pésimo. Y así “indeleble “lo he visto usado por “inolvidable”; “indeleble” es lo que no se puede borrar; pero el colmo es “latente”: los cagatintas creen que viene del verbo latir y lo usan en el sentido de palpitante; y viene del verbo later, que se perdió, y significa “estar escondido”. No es lo mismo –Y esto ¿Qué tiene que ver con la virtud de la Fortaleza? –La Fortaleza que se necesita para escuchar “Radio” y leer los diarios.

La virtud de la Valentía no supone no tener miedo; al revés, supone un supremo miedo al último y definitivo mal, y el miedo menor a los males de esta vida captados en su realidad real; de acuerdo a la palabra de Cristo: “no temáis tanto a los que pueden quitar la vida del cuerpo; temed más al que puede cuerpo y alma condenar para siempre”. No dice: “no temáis nada” , porque eso es imposible: el prudente naturalmente teme los males naturales captados en su realidad real, no es imaginaciones … Dice Cristo: “temed menos”; y en caso de conflicto que el temor mayor venza al menor, impidiéndonos “perder el alma”, aún a costa de perder la vida.

De ahí que los dos actos precipuos de la Fortaleza son acometer y aguantar; y este último es el principal; dice Santo Tomás inesperadamente ¿cómo? ¿no es mejor siempre la ofensiva que la defensiva, la actividad que la pasividad? Santo Tomás parece apocado, parece aconsejar agacharse y aguantar más bien que atacar; y el mundo siempre ha tenido el ataque por más valeroso que el simple aguante.

Santo Tomás tiene por más a la paciencia que al Arrojo; pero no escluye el Arrojo cuando es posible, al contrario; con otra proposición paradojal dice que la ira trabaja con la Fortaleza y hace parte de ella.

¡Oh argentinos, que no sois capaces de airaros y os refugiáis en la pasividad resentida! No sois fuertes, ni sois ni tan siquiera pacientes.

En la condición actual del mundo, en que la estupidez y la maldad tienen mucha fuerza, hay muchos casos en que no hay chance de lucha; y aun para luchar bien se necesita como precondición la paciencia; y a veces el sacrificio. “He aquí que os envío como codero en medio del lobo”. El acto supremo de la virtud de la Fortaleza es el martirio, pero la Iglesia ha llamado siempre al martirio “triunfo” y no derrota.

La ira recta arroja al hombre recto al ataque, o al menos lo mantiene en su puesto: “airáos sin pecar” dice San Pablo (14), de lo cual él dió grandes ejemplos. O sea, indignáos ante el mal sin frenesí ni desorden. El hombre que no puede indignarse no es hombre, ni tampoco mujer, es un cuitadillo. La recta indignación es el permanente motor del paladín: ella presta y aumenta las fuerzas. La ira desordenada es uno de los pecados capitales; pero la ira de suyo es una pasión natural, que como todas ellas puede ser o buena o mala según sea gobernada por la razón. Me gustaría verlo a Illia iracundo algún día.

 Existe un concepto vulgar de que la virtud consiste en la ausencia de pasiones y la santidad en la eliminación de las pasiones: es erradísimo. Las pasiones son las fuerzas naturales del hombre, sin las cuales no podemos hacer nada grande –ni chico-, no podemos caminar; “los efectos son los pies del alma” dice San Agustín. El burgués se disgusta ante cualquier apasionamiento, le parece que se quiebra la corrección o la buena educación: “¡Vamos, paz, paz, querido: no te atufes: despacio, despacio!”. Esta virtud pacata que consistiría en la eliminación de las pasiones es el falso concepto de los estoicos antiguos, de los modernos liberales, y de la religión y cosmovisión budista: un Shopenhauer, por ejemplo; pero esto no es virtud, será corrección a lo más, y a lo menos es debilidad, insensibilidad y apatía. Para que triunfen los malos en el mundo, basta que los buenos no hagan nada. Por eso en la Argentina los malos gobiernos se ponen a gritar: “¡Paz, tranquilidad, reencuentro de todos los argentinos buenos y malos!”. Pero eso, la mezcolanza del bien y del mal es la falsa tranquilidad burguesa, ese es el reencuentro en la ignominia- y no en la Paciencia.

“Ten cuidado con el hombre paciente: es peligroso” –dijo uno. ¿Porqué? Porque espera su momento. La paciencia consiste formalmente en no dejarse derrotar por las heridas, o sea, no caer en tristeza desordenada que me abata el corazón y perturbe el pensamiento; hasta hacerme abandonar la Prudencia, abandonar el bien o adherir al mal; y en eso se ejerce una actividad enorme. “Soportar es más fuerte que atacar”, y por eso las mujeres tienen muchas veces más fortaleza que los varones: y por eso una buena mujer que ha soportado toda la vida un mal marido ha hecho quizá una hazaña mayor que si le hubiera dado un garrotazo; aunque esto también puede servir a veces.

Otra vez volvemos los ojos al error moderno y plebeyo: considerar la paciencia como la actitud lacrimosa y pasiva del “corazón destrozado”, que dicen. Al contrario, la paciencia consiste en no dejarse destrozar el corazón, no permitir al Mal invadir mi interior. Por tanto en el fondo se basa en la convicción o en la fe en mi última “invulnerablez”, en mi inmunidad definitiva. Pase lo que pase, al fin yo voy a vencer, cree el cristiano; y hasta el fin nadie es dichoso. Aunque sea a través de la muerte, si es inevitable: pero si no es inevitable, no. Como dijo Pío Ducadellia al morir:

Oid, mi Padre Confesor                                                                                                                                       y parentela entera                                                                                                                                                     si hay que morir, yo muera por…                                                                                                                 fuerza, no porque quiera.

De donde se ve que la paciencia pisa y pende de la virtud de la Esperanza sobrenatural, lo mismo que la Fortaleza, y no del apocamiento y la debilidad.

Sufra y aguante,                                                                                                                                               tenga paciencia,                                                                                                                                                 que con paciencia                                                                                                                                               se gana el cielo.

dice el tango: pero la paciencia no consiste en el sufrir sino en el vencer el sufrimiento: “eso no lo sufro yo” –dice el Valeroso. Sufrir y aguantar no es lo mismo; aguantar es activo y es pacriente de “aguardar” y “aguaitar”.

Con razón dice el filósofo Pieper que la Fortaleza o Valentía atraviesa los tres órdenes humanos, el Pre-orden, el Orden y el Super-orden, y está integrada en ellos. El Pre-orden en este caso es el coraje natural, el instinto de agresión en el varón sobre todo, y de resistencia en la mujer sobre todo, que lo poseen lo mismo el ser humano que el león o el mastín, y depende mucho del cuerpo, temperamento y temple; el Orden es el coraje ordenado por la razón y devenido valentía o valor; y el Super-orden  es la virtud moral de la Fortaleza, pendiente de la virtud supernatural de la Esperanza, la cual informa a los otros dos órdenes y los robustece o se lo incorpora; de tal modo que  puede darse un hombre tímido, cansado entristecido y castrado de lo natural que haga grandes fortalezas en virtud de su virtud sobrenatural – como se ha visto en débiles mujeres y enfermas,  de llapa – como aquella santa que estaba embarazada y era una esclava- en el tiempo de los triunfos de los mártires.

Una ilustración de todo esto puede ser una novela policial del irlandés yanqui Day Keene (no sé si es varón o mujer) llamada Naked Fury (Desnuda Furia), que leí poco ha en alemán, donde ninguna mención se hace de la Virtud ni de la Religión, pero en sí misma es de inspiración católica. No es una policíaca yanqui en puridad, sino una tragedia shekspiriana y sofoclea a la vez. El héroe es un Magnánimo, un caudillo político de unja pequeña ciudad yanqui, que hace bien a todos y por ende es seguido de todos; cuya suprema aspiración de su vida, por l cual lucha y se sacrifica, es ver al suburbio miserable, hediondo y malsano donde nació, saneado y convertido en un barrio humano y decente por medio de elecciones y electo ralismo-democracia.

Es el Magnánimo de Aristóteles, que tiene que enfrentar a la política corrompida y criminosa, es engañado por ella, cae en una trampa, está a punto de claudicar, y de repente es poseído de un sacro furor a una palabra de su mujer: “Pero él todavía tiene corazón”, y con la fuerza de la ira recta, mata y muere, a la vez fiscal y verdugo; pero vence al morir.

No es un santo, s un pecador, pero tiene el magno ánimo o señorío, que esuna gran virtud natural o mejor dichoes la tierra de todas las virtudes. Está juntado con un pobremujer, que es tan magnánima como él o más, con la cual propone casarse y vivir tranqwuilo, una vez acabado su combate, al cual sacrifica todo; y cae al final en un delito de adulterio, del cual abomina al instante, pero cae con la atenuante de una tentación tremenda. Por tanto es un hombre humano y defectuoso no es un estoico ni un supoerhombre pero es un hombre, como dice un periodista al final en presencia de su cadáver y de su mujer: “No fue un santo; ya ha sido juzgado de sus yerros en otra parte; pero fue un hombre y amaba a los hombres”.  Y a la mujer le dice:  “No llores” –y ella contesta: “No lloro”.

Es una obra de arte perfecta, como nos dan de vez en cuando los yanquis que constituye como una ilustración pagana (digamos) de la virtud de la Fortaleza y las otras virtudes cristianas.

LA TEMPLANZA.

A la Fortaleza sigue la más chica de las virtudes cristianas, la Templanza o Temple (propongo se denomine a las virtudes cardinales Discriminación, Ecuanimidad, Valentía y Temple) la más pequeña pero la más urgente y cotidiana: la más pequeña porque dice respecto a sí mismo y no en relación a los demás, es individual y no comunitaria, pero su falta estropea o debilita todas las otras virtudes, hasta hacerlas desaparecer a veces. La Lujuria por ejemplo, produce imprudencia, injusticia y cobardía –estropea a otras virtudes.

La Templanza, para el burgués, consiste en no hacer excesos peligrosos, evitar el escándalo y, si acaso, no ser casto: usar el “preservativo”; en suma: “ser moderado en todo”, como dicen, dando a “moderado” el sentido de “mediocre”. O sea la Templanza burguesa se vuelve puramente negativa, como la Prudencia burguesa, la Justicia burguesa y la Fortaleza burguesa. Pero la Templanza es una virtud positiva, consiste en el recto uso de los placeres y también por supuesto en la recta exclusión de algunos placeres; tanto es así que entre las ramas de la Templanza existe una virtud poco conocida hoy día que los griegos llamaban “eutrapelia”; la virtud de saberse “divertir”, el arte de divertirse bien, es decir mucho. Esto no es una broma o una ocurrencia. Santo Tomás diserta muy sabiamente acerca de la eutropelia, que creo que para él consistía principalmente en leer libros y dar clases; y para mí consiste en escribir novelasque es mucho más divertifo  que leerlas. Leer novelas, aunque sean novelones, es un deleite lícito y humano; contra la opinión del P. Luis Martín, General S. J., que las llama “Fábulas estúpidas y lascivas”.

“Yo he dado en Don Quijote pasatiempo                                                                                                             al pecho melancólico y mohíno                                                                                                                          en cualquier lugar y en todo tiempo…”.

La Templanza es católica, la moderación es protestante. Si la Templanza consistiera en la mera corrección externa del burgués, entonces los puritanos serían prodigios de virtud: y el Puritanismo, que rechaza todos los placeres o se avergüenza de los inevitables o indispensables, condena el teatro, la pintura y todas las bellas artes y se pasa la vida oprimiendo a sus hijos y a sus prójimos, no es virtud sino vicio: es el fanatismo de la negatividad. Esos dos grandes escritores ingleses Chesterton y Bellocse pasaron la vida alardeando de su afición por la cerveza y su afición al vino respectivamente; y sus adversarios los tachaban de bohemios, viciosos y borrachos; y n realidad era el gusto de reírsele en la cara al Puritanismo inglés; y creo que hicieron más apología cristiana con sus vidas alegres que con todos sus libros de Apologética. Belloc escribió un largo poema al vino, “The Wine”, que es una de las cumbres de la poesía inglesa, tan rica hoy día, donde junto con el vino anda el viajar, el dirigir un velero, el hacer bromas, el hacer versos, el cenar con los amigos, el corregir los deberes de los hijos, pelearse con la mujer, polemizar con los protestantes, -toda laeutropelia, podría llamarse en vez de “The Wine”, “The Eutropely”- para acabar con la buena muerte y el Santísimo Sacramento. Al pobre Belloc le vino por permisión de Dios un diluvio de desgracias al fin de su vida y tuvo que ejercitar la paciencia mucho más que la eutropelia; pero sus cincuenta o sesenta años de eutropelia no se los quita nadie. San Hilario Belloc: Hilario significa alegre, de donde viene “hilaridad”, y es otra de las palabras latinas que hemos perdido, hílaro, alegre.

CONCLUSIÓN.

En suma, el Liberalismo corrompió las virtudes cardinales naturalizándolas (puesto que el Protestantismo es naturalismo religioso) y mutilándolas (puesto que el Protestantismo es falta de grandeza, es la idiosincrasia del comerciante); y en consecuencia suprimió las virtudes teologales, la Fe, la Esperanza y la Caridad.

La virtud es lo más allá que el hombre puede ser, el ensanchamiento, la plenitud del ser humano en cuanto humano; pro Cristo añadió otra plenitud, la plenitud del ser humano en cuanto ser sobrenatural, o sea elevado al orden sobrenatural. Desto, más adelante, si Dios quiere.

 

Padre Leonardo Castellani.

Notas.

(1)Extraído de “Castellani por Castellani”. (2) Romanos8,6. (3) sobre esto ver: La autoridad y sus funciones.  (4) el orden de las partes a las partes. (5) el orden de las partes al todo. (6) el orden del todo a las partes.  (7)Mateo 22, 39- Lucas 10, 27.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                (8) Lucas 6,35. (9)Lucas 10, 29-37.  (10) Romanos 1,14.  (11) 21.8. (12)Lucas 12,5.   (13) Mateo 10, 26. (14) Efesios 4,26.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                  

Tomado  de: http:/panorama católico. Info/articulo/la- moral- cristiana

 

 

 

 

 

domingo, 18 de julio de 2021

 

EL JUICIO UNIVERSAL Y LOS POLÍTICOS.

ARTÍCULO ESCRITO POR EL RECORDADO PADRE LUACES.

Es de fe que las almas de los que mueren reciben, según sus méritos, el premio o el castigo,  pero esto no puede acontecer sin un juicio previo, que se llama juicio particular. Esto ha sido definido por el Papa Benedicto y por el Concilio Florentino. Leemos en San Lucas: “Sucedió, pues, que murió el pobre (Lázaro) y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, y murió también el rico y fue sepultado en el infierno” (16/22). “Y por cuanto los hombres les está establecido morir una vez, y después de esto, el juicio”. (Hebreos, 9-27).

Jesucristo en la Cruz le dijo al buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lu. 23-43). El Juez será el mismo Jesucristo”. “ Aunque el Padre no juzga a nadie sino que ha entregado al Hijo todo el poder de juzgar” (Juan 5-22). El juicio particular carecerá de toda solemnidad y aparato judicial.

También es de fe, además de este juicio particular habrá otro juicio llamado universal. El Símbolo de los Apóstoles dice: ”De allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”, y el Símbolo Atanasiano añade: “A cuya venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos y han de dar cuenta de sus propios actos”. Dice Santo Tomás: “Todo hombre es cierta persona singular y además parte del género humano, por lo tanto le corresponde un doble juicio: uno singular, que se verifica después de la muerte, y otro juicio que le corresponde por cuanto es parte de todo el género humano”. Dice San Mateo (25-31): “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los ángeles con Él, se sentará sobre un trono de gloria y se reunirán en su presencia todas las gentes, y separará a unos de otros, como el pastor separa a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a la derecha y  los cabritos a su izquierda”. Puesto que todos hemos de compadecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por el cuerpo, bueno o malo” (2 Cor. 5-10).

Si todos, inmediatamente después de la muerte, hemos de ser juzgados por Jesucristo en el juicio particular, ¿porqué todos hemos de ser juzgados en el juicio universal? A esto responde así el Catecismo de San Pío X: “Hemos de ser juzgados en el juicio universal por varias razones: 1ª. para gloria de Dios; 2ª. para gloria de Jesucristo; 3ª. para gloria de los Santos; 4ª. para confusión de los malos; 5ª, finalmente, para que el cuerpo tenga con el alma su sentencia de premio o castigo”.

Ahora preguntamos: ¿cuál será en el juicio universal la confusión de los malos? A esto responde el Catecismo: “En el juicio universal será grandísima la confusión de los malos, mayormente la de aquellos que oprimieron a los justos o procuraron en vida ser estimados como hombres buenos y virtuosos, al ver descubiertos a todo el mundo los pecados que cometieron, aún los más secretos”.

¡Cuán grande será la confusión, no de los hombres privados, sino la de los hombres públicos que están constituidos en autoridad, al ver cómo defraudaron a sus súbditos que ingenuamente confiaban en ellos!

Entonces comprenderemos perfectamente porqué nuestros gobernantes anteriores endeudaron al país con una deuda tan enorme y en parte fraudulenta, y porqué nuestros gobernantes actuales quieren pagar toda esa deuda y aún la parte fraudulenta. “Cosas veredes, Sancho”.

 

Reverendo Padre Miguel Luaces, S. V. D.

QEPD

(Artículo publicado en el Boletín PATRIA, del Movimiento Nacionalista de Jujuy, en 1983).

  

 

LAS DROGAS CAMPEAN SOBERANAS.

En las clases que dictaba el profesor Genta en su domicilio, a fines de la década del ’50, mantenía la esperanza patriótica de la restauración de la Patria encabezada por las Fuerzas Armadas, puestas al servicio de la Soberanía nacional.

Por lo cual, me sorprendí, leyendo en su magnífico libro “El asalto terrorista al poder”, con sus clases póstumas dictadas durante 1973, sus admoniciones a los Altos mandos del Ejército, sometidos a los intereses de los gobiernos cipayos de turno, resguardando los privilegios y la corrupción, y olvidando su misión primordial y gloriosa de defender la Soberanía nacional. Hoy dia la actuación de las Fuerzas armadas empeoró, aventado las esperanzas que tuvo el profesor.

Por otra parte, hay que considerar que no vivimos en la época de Rosas, cuando era decisivo el valor personal que entonces sobraba, en los enfrentamientos bélicos. Mientras que actualmente la técnica prevalece y el valor se disimula.

 Para luchar por la Soberanía, deberíamos enfrentar a los misiles de las potencias del mundo y a los intereses traidores de los cipayos ‘nacionales’, liberales, masones  y marxistas. Pero nuestras FFAA están inermes, desvalidas y desarmadas. Ni siquiera los podríamos rociar con aceite hirviendo, porque es caro y está escaseando. La disparidad es absoluta.

Una decisión bélica obliga a meditar profundamente. antes de largarse con una pizca de posibilidades de triunfar. El  Ejército tampoco  está capacitado mentalmente para sobrellevar un enfrentamiento, luego del eficiente lavado de cerebro realizado en las Academias militares por profesores liberales y marxistas de la Universidad reformista. Y menos aún se vislumbra la aparición de un verdadero Caudillo que lo soliviante y dignifique.

¿Para qué armas, entonces? ¿Acaso las FFAA justifican su existencia desfilando con uniformes de 1810, o pintorescos cambios de guardia? (Imitando la payasada inglesa para que los abribocas aplaudan a la ‘virtuosa’ reina)  ¿Ni siquiera vestidos como Colorados del Monte? ¿Veremos algún día, un espectacular desfile al estilo ruso con soldados argentinos armados hasta los dientes y miradas estremecedoras, mostrando que alguien vela por nuestra Patria?

Por lo tanto, para sobrellevar esta desgracia, antes de quedarse de brazos cruzados, podrían enfrentar a una mafia extranjera que está acabando con la juventud argentina; un enemigo satánico fomentado por las potencias progresistas. Una nueva guerra anglosajona del opio, para reblandecer el espíritu bélico de los soldados, amodorrar a los pueblos y dominarlos fácilmente.

Evidentemente es una misión subalterna a la defensa de la Soberanía política, pero se recuperaría la soberanía moral, cortándoles las alas a los buitres que mercan con drogas, salvando de la muerte a nuestra juventud. Claro que se les vendrá el mundo encima, pero nuestros muchachos merecen el sacrificio, y el Ejército pagaría, en parte, su deuda con la Nación.+                

sábado, 17 de julio de 2021

 

 La libre navegación de los ríos argentinos.

La libre navegación de los ríos fue un intento para desmembrar la integridad territorial argentina, planteado durante el gobierno del general Rosas. Los unitarios pretendían, por supuesto, que las flotas sitiadoras del puerto de Buenos Aires, penetren libremente al interior del país, vía Paraná, comerciando directamente con las provincias litoraleñas; obviando los altos intereses nacionales de la Confederación. Como no podían contra Rosas, a los imperialistas los movía una intención política solapada, vigente aun hoy día:  . desmembrar el territorio nacional, para dominar fácilmente un conjunción de pequeños Estados indefensos.

La excusa que argüían era simplemente comercial, pero ocultaba intenciones políticas. Los comerciantes mesopotámicos inescrupulosos, actuaban de acuerdo a lo escrito en una carta, citada por Irazusta, del secretario de Estado mendocino dirigida a Baldomero García, el 13 noviembre 1845: “Los comerciantes… no se fijan si el gobierno debe conservar su dignidad aun a costa de los mayores sacrificios. Lo que quieren es que haya comercio; nada les importa lo demás”.

Además, el peligro político estaba latente. Lo comenta don Vicente Sierra (Historia Argentina  t, IX, 445 sgs.):  “Dichos ríos eran rutas que las unían a todo el mundo, por lo mismo una tentación de autonomía y hasta de total independencia del resto de la Confederación, puesto que el localismo era para ellas un sentimiento tanto o más agudo que el nacionalismo”.

Esos cipayos, teniendo grandes intereses personales, comerciales y políticos en juego, exigían la libre navegación internacional. Como es sabido, incluso Urquiza se enriqueció exorbitantemente comerciando pérfidamente con los unitarios de Montevideo, proveyendo carne fresca a los buques que sitiaban el puerto de Buenos Aires. Si este personaje traicionaba a la Confederación, todos los comerciantes se sentían justificados para imitarlo.

Don Juan Manuel, acompañado de Arana, se opuso terminantemente con su diplomacia estrictamente nacionalista, no porteñista sino nacionalista, pidiendo sacrificios personales hasta el fin del bloqueo. Él, sus colaboradores y los patriotas que lo seguían a muerte  tenían una visión nacionalista de la política argentina, que los impulsaba defender la Patria sobre todos los intereses personales mezquinos. 

El profesor Genta (Correspondencia entre San Martín y Rosas 1950, pg.10) dice que, como correspondía, Rosas se atuvo a los Tratados vigentes:

 “El Convenio Arana-Southern en su artículo primero, establece que el gobierno inglés se obliga a evacuar definitivamente la isla de Martín García, devolver los buques argentinos de que se había apoderado y a saludar el pabellón de esta Nación con una salva de 21 cañonazos; y el artículo cuarto, reconoce que la navegación del río Paraná es interior y que está por lo tanto sujeta únicamente a las leyes y reglamentos de la Confederación Argentina; y reconoce que la navegación del río Uruguay es común y está sujeta a la reglamentación de las Repúblicas fronterizas del mismo”

Luego de Caseros triunfa el espíritu masónico entregando la soberanía nacional, al caducar la diplomacia argentinista. Comenta don Julio Irazusta (Ensayos Históricos, ed. La Voz del Plata, pg.29):

“…irreparable fue la pérdida sufrida por el espíritu nacional al faltar entre sus representantes más calificados quien recogiera en un sistema intelectual coherente las enseñanzas deducibles de la diplomacia de Rosas, tan admirable en su firmeza como por su irreprochable base de confraternidad inter-americana y justicia con todas las naciones”.

Actualmente, podríamos sintetizar este problema diciendo: manos delictivas continúan ofreciendo sobornos corruptores, para acentuar su predominio sobre el país, exigiendo la libre navegación; y las manos delictivas del Régimen ansían recoger dólares a manos llenas, bajo poncho, aun a cambio del despedazamiento del país. Los personajes se suceden, y la tozuda traición liberal se repite, hoy como ayer.

*Nota: El camarada Alejandro Biondini, de Frente Patriótico, publicó en su canal una charla con datos y una interpretación nacionalista muy interesante sobre este tema.

martes, 6 de julio de 2021

 

ODIO A ITALIA

De los protestantes y masones, por Romana y por Católica.

Fui con mi esposa a conocer Italia hace ya varias décadas, ¡Cómo turistas!, pero no inmersos en esos rebaños que organizan las Agencias llevando a los turistas de un lado para otro sin detenerse para admirar y soñar; tan humorísticamente descriptos por Julio Camba,  pues llegamos ‘a la buena de Dios’, para conocerla, caminarla, admirarla,  arrostrando  imprevistos.

Llegamos exultantes de entusiasmo por los siglos de romanidad que alentaban en nuestra alma; que de ninguna manera menoscababa nuestro amor por la argentinidad. Porque si España es la madre de nuestra Patria, Roma es nuestra nonna, la genitora única e inigualable; y gracias a ellas los argentinos estamos enraizados  en Grecia y en la Historia universal, desde la Creación.

¡Pero cómo nos decepcionamos al sufrir en contacto con tantas miserias humanas! ¡Y cuántas maravillas de insuperable arte antiguo nos fascinaron! Obras que hoy día, próximos ya a la divinización humana, según vaticinan los ‘amos del mundo’, ningún artista sería capaz ni siquiera de emparejar, por carecer de conocimientos técnicos, de sentido común, de inspiración poética, de amor a la Belleza con sacrificio fecundo, de humanidad, en suma; mercantilizados, dolarizados, infructuosos.

¿Cómo no advertimos al partir, que viajaríamos hacia un mundo moderno y globalizado, protestantizado y mamonístico? Un mundo materializado corriendo tras el dinero. El mundo creado por Hollywood, ensuciando Italia.

 Cuando niño, criado en una familia que aun conservaba el espíritu, las costumbres y  el idioma italiano, aunque todos ya éramos tan argentinos como los  de “pura cepa”. Era, como tantos inmigrantes que llegaban con el corazón vacío para llenarlo de amor a la Patria que los recibía, más íntegramente argentinos que muchos personajes de familias ‘tradicionales’ de la oligarquía liberal.

Por ese entonces, hace ya tantos años que aún no existía la televisión para atontar la imaginación de  los niños, uno de mis  entretenimientos era  contemplar las postales que, en blanco y negro, o en sepia,  quizá un  tanto borrosas, en las primeras décadas del siglo XX, nos habían enviado nuestros parientes desde Italia.  Las miraba extasiado, buscando, inclusive con una lupa, el gesto de los rostros, los detalles de los vestidos,  todo lo que me diera idea de cómo se vivía en ese entonces. Soñaba que yo estaba entre ellos, viviendo una aventura en esa Italia que tanto admiraba.

Hoy día, los documentales de la TV nos ofrecen imágenes perfectas de esos mismos sitios, con todos los detalles descubiertos, que de ninguna manera exaltan la imaginación. Imágenes fugaces que nos abruman sin enraizarse en nuestro recuerdo.

¿Dónde quedaron los típicos personajes que vivían en las postales? ¡Qué ingenuidad la nuestra, que decepción! Murieron arrasados por los nuevos tiempos. Imposible imaginar la discordancia entre uno y otro estilo de vida. Los pueblos y ciudades maravillosas se mantienen, pero los que hoy allí habitan  son bárbaros tecnócratas. Ya no viven allí, sólo los ocupan. Para lucrar con ellos.

En las grandes ciudades, Milano, Torino, Nápoles, la arquitectura inigualada, el urbanismo nacido espontáneamente; esculturas, monumentos, teatros, catedrales. También mi curiosidad observaba los primeros autos que se inventaron; los caballeros señoriales, sombreros y bastones, ostentando elegancia, dignidad, platicando en los cafés, en las populosas galerías. Los canillitas sonrientes, y los vendedores ambulantes en sus carritos. La vida era plácida, el tiempo regulando la lentitud aparente, física, que aceleraba la imaginación y la inteligencia; y por supuesto, y sobre todo, las bellas damas distinguidas, ataviadas con sus sombreros, sombrillas, guantes y esos vestidos tan cubiertos que incitaban a imaginar la belleza que cubrían; porque aún el desnudo promovido por el mundo anglosajón, como toda la basura cultural que nos asfixia, se desinteresa del interés estético por la belleza femenina insinuada.

Ya ni en los pueblos y caseríos se admiran esas bellas campesinas ataviadas con sus vestidos regionales tradicionales ¿Ni los rudos ‘contadini’ que saludaban al paso; la alegría de los bailes y canciones populares; la pobreza sobrellevada con dignidad; las pensiones populares, si, aún con chinches en los colchones; las carretas y las diligencias que molían los huesos tronando sobre el adoquinado, o en medio del polvo de los caminos; el vino patero y la ’minestra’ casera que restauraban la vida; la Fe de los curas y de todos, pues la Fe sustentaba la vida; y en los iglesias la Santa Misa de siempre?

No era una vida confortable, tecnificada  y masificada, como la de hoy día; era una creación auténtica, familiar y católica; una vida  plasmada con amor durante siglos,  que ya nunca volverá.

El gusto de todos por ostentar dignidad, elegancia, por respeto a sí mismo y al prójimo.; porque la vestimenta, y las actitudes, los ademanes, tienen un significado cultural, por supuesto. Años atrás, luego de unos 20 años de ausencia retorné a Buenos Aires y me escandalice al encontrarme  en  otra ciudad  a la de mi nacimiento, sucia,  desgarbada y resentida... Ya sin interés en mostrarse bien vestidos y aseados, demostraba que la democracia había arrasado con esos valores culturales y estéticos.

Actualmente, Italia y roda Europa viven de un legado de arte esplendoroso; Italia es un Museo y vale como tal. Un Museo donde ya al entrar te transforman en billete de dólar, y te sonríen falsamente de acuerdo a los que tengas.

Los masones que gobiernan la Unión Europea, repudiando al cristianismo y odiando a la Iglesia, para ser honestos y consecuentes –lo que es pedir imposibles-, ¿por qué no reniegan también del arte inspirado por ese cristianismo que aborrecen, inspirado en una Fe absolutamente contraria a la ideología masónica, quedándose sin los dólares que aporta el turismo?

Italia perderá lentamente su personalidad única a través de los siglos. A medida que se erosionen sus obras de arte y desaparezca la Fe cristiana. ¡Adios, pobre Italia de mis antepasados! ¡Suplantaron tu espíritu fundador, romano y cristiano, con el ecumenismo ateo e indiferenciado, masónico y protestante, del culto al dinero!+ 

 

A FUERZA DE GOLPES LOS LLORONES SE HACEN HOMBRES.

Contaba el Padre Castellani de un pordiosero, degradado como una ominosa piltrafa llorosa, a quien un señor se propuso salvar con un método un tanto brusco, pues le propinó tal desalmada paliza que, de manera imprevista, saliendo de los más recóndito y perdido de su humanidad, el deshecho se irguió como animal herido y la emprendió a golpes contra su salvador. De víctima se convirtió en victimario. Así le salvó la vida, y el la recuperó, trabajó y hasta tuvo una buena familia.

Me recuerda a un personaje muy semejante, pordiosero de la política, sentado en el mismo sillón que usurpó B. Rivadavia, y con el mismo genio y figura de este entreguista y destructor. Pero con una particularidad: en vez de la soberbia del ‘iluminado’, exhibe un rostro de llorón, de acabado, de impotente, incapaz siquiera de atender un quiosco de golosinas. Ambos indignos de gobernar un país.

Si este llorón conservase algún rastro de dignidad y patriotismo, debería llorar por su falta de hombría al no decidirse a gritarle ¡BASTA! a los que lo manejan como a una marioneta, a la ladrona nativa, y a los imperialistas del norte.

Pero quizá tenga naturalmente alma de esclavo resentido, y necesita ser mandado, y obedezca mansito y llorón, besando el látigo que lo obliga. Aunque, además de su genio natural ¿No actuará como un pelele desde que le cayó encima una tragedia familiar tan aplastante que a nadie se la deseo, aunque él públicamente manifiesta que es una gracia de la que se siente orgulloso? Sólo Dios lo sabe.

Lo cierto es que carece de vida espiritual y familiar, de integridad moral, de honestidad política, abandonado en una existencia arrastrada sin Dios y sin Patria, envuelto en mentiras y en demagogia barata; contagiando su miseria y deshonor a la Nación entera. mientras proclama a los 4 vientos que todo va viento en popa.

De cualquier manera que sea, si unos golpes bien dados no alcanzaran para moralizarlo, sacándolo del  pozo de ignominia, tal cual le ocurrió al pordiosero, del cuento del Padre Castellani, ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¡Dios salve al pueblo argentino!

Mientras tanto, ¡Fuera llorón! ¡A llorar a la Iglesia, que falta te hace!*