viernes, 17 de mayo de 2019


DEFENSA DEL GOBIERNO PATERNAL

LA MISIÓN DEL NACIONALISMO ES ENTUSIASMAR Y JERARQUIZAR AL PUEBLO, CON AMOR Y VERDAD, ALENTANDO SU PATRIOTISMO, PARA EXALTAR LA GRANDEZA NACIONAL.

A continuación, el Padre LEONARDO CASTELLANI, luego de la experiencia vivida durante sus años en Roma, expone en estos párrafos la faceta de la espontánea adhesión del pueblo romano a la dictadura fascista, orgulloso ante un acontecimiento de gloria nacional, unido al gobierno personal, paternal y dictatorial, (Las Canciones de Militis, editorial Patria, 1945, pg. 26).

La más antigua fiesta cristiana es “la Cena del Señor”. Se reunía la comunidad cristiana a comer, a recibir el Sacramento, y a “comulgar” entre sí, es decir, a poner en común sus ideas, sentimientos e intereses bajo el fundente de una misma fe. Se encontraban entre ellos para encontrarse a sí mismos a la luz de una creencia común y trascendente. Ese es el tipo de toda fiesta verdadera, que se basa en una necesidad y se cumple en la recepción de un don espiritual, el cual por el hecho de recibirse aúna y unifica todas las individualidades. Cuando la muchedumbre de Roma confluye sin ningún mandato a la plaza “Venecia” sabe que va a oír del Dús una cosa que no sabe, y que después de oída se va a sentir unificado, se va a sentir parte de algo grande y eterno (que es sentirse feliz) y va a creer firmemente que existe un’ orgoglio d’essere italiani. Por lo menos esa es la impresión que tuvimos en Roma cuando llegó del Brasil Ítalo Balbo y su escuadrilla. No hubo ningún decreto de “feriado”. Hubo un confluir espontáneo de multitud en arroyos materialmente irresistibles. Hubo una especie de liturgia profana, sumamente eficaz, natural y emotiva, de toque de trompeta, anuncios de que el Duce viene, lectura de comunicados del Gran Consejo, movimiento de heraldos, de introductores y de escoltas que caldeaban una tensa expectativa. Hubo después una palabra sumamente breve y terriblemente asimilable. Después, cuando la multitud se desgajó lentamente hacia sus casas, cada uno de nosotros era diferente de antes a causa de la comunión con esa Palabra.

Comentario nacionalista: En “democracia” liberal, el pueblo no participa políticamente, ajeno y decepcionado, carente de “cuerpos intermedios”, sintiendo la vergüenza de integrar una plebe resentida, anarquizada, desunida y engañada; una Nación frustrada, que ha repudiado su identidad, siendo el hazmerreír del mundo. Ese Régimen le sustrajo al pueblo toda AUTÉNTICA participación política. El sufragio de ninguna manera satisface esa vocación política. Las personas más criteriosas votan por obligación, sabiendo que nada bueno va a acontecer; ni nada va a cambiar.

Su vida social y política se reduce a desahogarse furiosamente en las canchas, en bestiales conciertos multitudinarios o con los piquetes cortando calles. Y en su vida personal con el culto a Mamón, a las drogas, al libertinaje moral y al fin, al odio marxista. Es un sistema chato, aburrido, egoísta, engañoso, corrupto, incapaz de entusiasmar. Los miembros del Régimen dan el ejemplo personal de corrupción, resguardados tras una “justicia” complaciente.

Así es como el pueblo se mantiene indiferente frente al Régimen “democrático” liberal. Sin percibir que él mismo, al repudiar al Régimen, es definidamente antidemocrático, o mejor, auténticamente democrático, (porque el Régimen no lo es), entusiasmándose ante la presencia valiente, responsable, de quien asume el Poder; escuchando la voz de UN JEFE, UN DICTADOR, UN  PRESIDENTE/CAUDILLO, ¡DE UNA PERSONA!, si se prefiere. Para que exaltando su patriotismo, lo encamine jerárquicamente, tras sí, como miembro de una nación, unidos en marcha hacia su destino histórico.

La Historia patria nos enseña que luego del gobierno argentinista y democrático de Don Juan Manuel de Rosas, se sucedieron continuas decepciones nacionales y populares, con “líderes” que, aun contando con multitudinario apoyo, como Lonardi o Malvinas, no gobernaron en bien del país, por ser liberales. Inclusive los militares y los peronistas, pues en su mejor postura “nacional”, son variantes de una democracia “cristiana”, que no es más que puro liberalismo, derivando en subversión marxista.-



jueves, 16 de mayo de 2019


Disfrutando con la lectura de Julio Camba

La República roja española se olvidó de asesinarlo, y él la destruyó a ella (según decía el Padre Leonardo Castellani). A continuación algunas de sus incisivas críticas, de puro sentido común inteligente y fino humor popular.

SOBRE EL DINERO, ESCRIBIÓ CAMBA:

 “Nadie sabe a ciencia cierta lo que es el dinero. En julio del año 36 lo rojos se apoderaron de todo el que había en España y anunciaron a los cuatro vientos que iban a ganar la guerra civil.- ¿Qué pueden hacer  contra nosotros –decía Indalecio Prieto- esos pobres capitalistas que no tienen donde caerse muertos? ¿Cómo van a luchar, sin dos reales, contra el oro del proletariado?
Pero a la vista está quien ganó y quien perdió en aquella trágica ocasión.
No. Nadie sabe a punto fijo lo que es el dinero y nadie cree completamente en él, excepto los socialistas y los comunistas, quienes, aferrados a eso de la interpretación económica de la Historia, siguen considerándolo todavía como el eje del mundo. De ahí el que procuren arramblar con todo el que se encuentran por delante…”

Nota del blog: ¿Los “izquierdistas” son enemigos del capitalismo? ¿Son los protectores y redentores del “proletariado”, como proclama el periodismo, a veces subrepticiamente?. ¿Los zurdos pretenden distribuir generosamente el dinero al “proletariado”, para que impere la Justicia social, como ellos aseguran? ¿O pretenden simplemente llenarse los bolsillos, como la realidad histórica de todos los movimientos marxistas demuestra?

SOBRE LA LIBERTAD:

“No. Yo no llegué a conocer la Libertad, ni aun en tiempos de nuestra famosa república, cuando se afirmaba que la noble matrona iba a abrir sus salones en Madrid, y cómo grandes damas o señoronas de aquel régimen, forzoso me fue conformarme con doña Margarita Nelken, doña Victoria Kent y aquella otra -¿para qué nombrarla?- que una vez, describiendo a un hermano suyo, dijo en los pasillos del Congreso:
-Es exactamente igual a mí, sólo que no tiene bigote.
Y a propósito ¿Tiene bigote la Libertad? Lo pregunto porque, aunque los escultores la presenten siempre con el rostro glabro o lampiño, el pueblo no pierde jamás la menor ocasión de pintarle en el labio superior unas guías muy enhiestas, y cuando el pueblo hace esto con tanta insistencia, es de suponer que algún oscuro pero certero y poderoso instinto guía su mano soberana.
Lo cierto que pocos conceptos habrá en el mundo tan confusos, envenenados y contradictorios como el concepto de libertad. En rigor, la libertad no es un valor absoluto ni una cosa que exista por sí mismo y tenga una realidad independiente del hombre como el aire o el agua. Hay mi libertad y hay la de usted; esto es todo lo que hay, amigo lector; y cuando la ley me impide a mi tocar el cornetín o la ocarina a las doce de la noche bajo los balcones de usted, no trata de restringir mi libertad, sino que pretende garantizar la suya. Mi libertad de hacer ruido termina allí donde empieza la de usted para dormir y reposarse, y, viceversa, la libertad al reposo que sin duda le asiste a usted, acaba precisamente a aquellas horas en que empieza la mía para tocar instrumentos de viento, de cuerda o de cualquier otra clase. Es decir, que si usted y yo queremos vivir tranquilos nos hará falta una ley que condicione nuestras libertades mutuas, y que donde no hay ley no hay libertad que valga dos reales. Creer en la libertad absoluta es como creer que uno está absolutamente solo en el Universo, y cuando esta creencia se apodera de muchos hombres a la vez, ya sabemos lo que ocurre: que se atropellan ferozmente los unos a los otros y que caen todos ellos en la más horrenda y espantosa esclavitud.

Nota del blog: La república española instauró la discriminatoria libertad masónica, por la cual, en realidad, sólo era libre el que tenía poder, fuera liberal o marxista, para imponer su egoísmo y su prepotencia, esclavizando en la degradación a los nacionalistas, creyentes en Dios y la Patria, sobrevivientes de las torturas y las masacres organizadas por los rojos.

ORGULLO IMPERIAL.

Antes, el inglés no hablaba nunca más que inglés. Con su inglés, su talonario de cheques y su supremacía naval el hombre recorría el mundo de arriba abajo sin preocuparse lo más mínimo de los idiomas ni de las costumbres de los países que visitaba. Arnold Bennet cuenta de un compatriota suyo que en una estación alemana le proponía algo a un empleado sin que el empleado pudiera entenderle. Llegó Arnold Bennet y el inglés le dijo:
-          ¿Ha visto usted qué torpes son estos alemanes? Hace media hora que estoy hablando con este hombre y todavía no he logrado hacerle comprender lo que quiero. Sin embargo, me parece que mi inglés es clarísimo…

Nota del blog; el orgullo insensato y agresivo narrado en este simple cuentito, forma parte de la personalidad inglesa; muchas veces con consecuencias trágicas. Escribió V.L.Parrington en su: “Desarrollo de las Ideas en los Estados Unidos” un suceso históricamente veraz, de cierto pastor protestante, que allá en el siglo XVII, sermoneó en inglés a una tribu en la Nueva Inglaterra, y como los indios no entendían una jota de lo que decía en ese idioma, creyéndolos irreductibles paganos, obstinados en no entender inglés, ni en aceptar la Palabra de “Jehová”, los mandó asesinar a todos, desde niños a ancianos. Pero como los asesinos no eran españoles, sino los antepasados de los actuales poseedores de los ansiados dólares, para no malquistarse con los amos anglo-yanquis, los actuales indigenistas, en vez de las acostumbradas alharacas contra la evangelización española, mutis en el foro.





lunes, 6 de mayo de 2019


Doctrina Nacionalista
O el Estado paternal o el Estado de las fieras tiránicas.
Padre Leonardo Castellani
Párrafos extraídos de su libro “El Evangelio de Jesucristo”, ( ed. Itinerarium, pág.299) donde enseña que el Gobierno nacionalista y cristiano, -análogo al que ejerce el padre  de familia-, impugnando al oprobioso Estado liberal partidocrático, materialista, usurero e inmoral, e irresponsable, por la división de “poderes”, debe bregar ineludiblemente parar constituir una sociedad donde reinen:                                                                                                                                                      JUSTICIA, ORDEN Y TRABAJO.
JUSTAMENTE SON LAS TRES CONDICIONES QUE POSTULA EL NACIONALISMO;  Y QUE EL LIBERALISMO ESTÁ INCAPACITADO PARA LOGRAR, COMO SE COMPRUEBA TRAS SIGLO Y MEDIO DE GOBERNAR DESASTROSAMENTE

Escribió el Padre Castellani:
L
as naciones occidentales, perdida la religiosidad, se van convirtiendo de más en más en las “Fieras”  de la Escritura. El Estado moderno se vuelve de más en más tirano. El “Estado” es una consecuencia del pecado original, no es una creación directa de Dios, es la “creación más grande de la razón práctica” del hombre, enseña Santo Tomás. En el Paraíso Terrenal, si Adán no hubiera caído, hubiese habido gobierno, por cierto; pero no gobierno estatal, sino familiar y paterno. Eso no se puede obtener ya con perfección. Entre los extremos del gobierno tiránico y el gobierno paterno, oscilan todos los regímenes políticos humanos, después del Pecado.
En los grandes siglos cristianos se tendió a realizar el ideal del gobierno paterno: San Luis rey de Francia, San Fernando de España, San Eduardo el Confesor. Había un monarca que venía al trono con la naturalidad de la fruta en los árboles, que intentaba hacerse respetar y amar de todos, y que daba cuenta de sus acciones sólo a Dios; y había una cantidad de fuerzas políticas y sociales que tendían a mantenerlo dentro de la rectitud; de las cuales la religión era la principal. Eso se llamó la Monarquía Cristiana: duró diez siglos, hizo la Europa; y cayó. El ideal tendía a “una familia”: ideal inasequible en su totalidad, porque siempre habrá díscolos, la masa siempre será oscura, y el Estado siempre tendrá que usar de la fuerza; pero por lo menos había un conato continuo para sujetar la fuerza a la razón y la razón al amor; y para hacer llegar la nación a algo como “una familia”. Por eso justamente hay más sublevaciones en los países católicos que en los otros, y son más difíciles de gobernar; el ideal atávico de “la nación como una familia” trabaja terriblemente a los franceses, a los italianos, a los hispanos.  “Los países protestantes son más fáciles de conducir; pero si son conducidos mal, no tienen remedio” –dijo el líder irlandés Parnell.
Los hombres hoy día prefieren tener encima a tiranuelos irresponsables, agitados y pasajeros, que los opriman en nombre de “la libertad”. Las condiciones han cambiado, los hombres ya no pueden fiarse tanto unos de otros como para poner a la cabeza del bien público a una familia permanente e inamovible, con poderes absolutos.  Por tanto se ha vuelto más fácil el advenimiento de la “Fiera”, que es el otro extremo del eje político, el polo opuesto al “Padre”. Los grandes imperios paganos que precedieron a Cristo: Asiria, Persia, Grecia macedónica y Roma, fueron pintados por el profeta Daniel en figura de cuatro fieras; y con mucha razón.
En la actual economía del mundo, el rechazo de Cristo lleva necesariamente al otro extremo de la ordenación política; es decir, al Estado pagano duro e implacable. De la cuarta fiera, el Imperio Romano, que Daniel describe como una mezcla de las otras dos y la más poderosa y temible de todas, profetizó el vidente que surgirá después de muchos siglos y diversos avatares, la “Bestia del Mar” o sea el Anticristo: un poder pequeño que se hará grande, un poder muerto que resucitará, un poder inicuo que a causa de la apostasía del mundo llegará a enseñorearse de todo el mundo; afortunadamente, por muy poco tiempo.
Entretanto tenemos que ir viviendo y tendiendo al gobierno paternal en lo político y a la obediencia noble y caballeresca; aunque sean ideales hoy día casi inasequibles –por lo menos en este país sin esqueleto; quiero decir sin “estructuración política”; sin “Instituciones”.+



LA ECONOMÍA POLÍTICA, CAMUFLAJE DEL LIBERALISMO Y DEL MARXISMO
La presente nota es respuesta a una consulta doctrinaria en torno a temas que hoy día continúan en boga; firmada por “Doctor Fidelis” (¿ seudónimo del Padre Castellani ?);  publicada en “Dinámica Social”, aprox.1960.

“E
l capital es simplemente trabajo humano acumulado” Es un error craso, como usted pensó. Si lo ha oído decir el 1º de mayo a los obreros (ausentes) por un obispo, y está “seguro de que no me engañaron mis orejas”, es un error lo mismo. En eso, ese obispo no es infalible.

Ni siquiera el dinero es “trabajo acumulado”. Hay dos determinaciones en él, además de la de “trabajo”. Mucho menos en el “capital”, en donde interviene un tercer factor determinante. Karl Marx dijo eso. No le haga caso: en eso sabía tanto como el obispo.

El dinero es signo abstracto de valor. El valor de los productos resulta de: 1º) el trabajo, 2º) la prez natural de la cosa trabajada y 3º) su apetencia actual (causa extrínseca). El “capital” añade una determinación libre de emplear el dinero en la producción, no en abstracto sino en cual o tal producción; de ahí su carácter “moral” que ignoró la economía individualista.

¿Se asombra usted de encontrar teoremas de Marx en boca de un católico? ¡Helás!, se encuentran en la mayoría de los tratados de  “economía política”. La actual “ciencia económica” tuvo un nacimiento turbio. Nació como un camuflaje del liberalismo. Stuart Mill suministró los materiales y muchos “teoremas” a Marx. Marx hizo de la economía un camuflaje del socialismo. Naturalmente, mientras se mantenga a estos dos “filósofos” como las bases de la “ciencia”, la economía política irá toda errada.

De ahí provienen muchos errores, incluso en los católicos; por ejemplo, que el marxismo contiene un análisis económico que constituye una verdadera contribución a la ciencia. Es un error, de donde salen otros muchos, hasta llegar al de “la mano tendida”. La economía marxista es tan errónea como es perversa su inspiración esencialmente “dialéctica”, es decir materialista. De ahí sale lo que se oye a veces a algunos católicos “sociales”, por ejemplo, que “la Iglesia no tiene doctrina económica” –que no la debe tener, porque no es de su competencia-, que los sabios católicos deben desentrañar de los “economistas” las líneas de fuerza de una Economía estrictamente científica y no contraria a la fe. Contra este bolazo, ya León XIII reivindicó altamente varias veces en la Rerum Novarum : “la soberana autoridad de la Iglesia sobre todos estos problemas económicos sociales” (# 41), simplemente porque son en el fondo problemas morales.

Una cosa es que las Encíclicas sociales no sean tratados completos de Economía o Sociología (error contrario en que dan algunos devotos, que creen saber sociología porque han leído cuatro Encíclicas) otra cosa es que las Encíclicas “sean todas falsas”, sin contener ningún principio permanente. Las Encíclicas son instrumentos pastorales, que contienen de ciencia la parte que “hic et  nunc” conviene a la práctica; y así, por ejemplo la Quadragéssimo Anno corrige y completa la Rerum Novarum; y puede ser corregida y completada a su vez, al mudarse de las circunstancias ambientes.

Falta estudio en este país ¡Qué triste!

Recuerde que la Economía Política, salvo pocas pero insignes excepciones, es un disfraz del liberalismo hasta 1870 más o menos; y después se vuelve un disfraz del marxismo. Las pretendidas “leyes” de Stuard Mill no son leyes; la independencia de la ciencia económica, la Ley de Oferta y Demanda, el Plusvalor, la Ley de Crecimiento de Salarios, la Ley de Lucha de Clases, la de Esclavización Progresiva del Proletariado, etc, son errores refutables, no ya “teoremas” ni menos “axiomas”, como pretenden. Todo esto lo puede encontrar en un manual un poco antiguo pero muy sólido de Llovera.

El “Libre Juego de la Concurrencia”, clave de la Economía Manchesteriana, mereció de Pío XI esta dura y exacta calificación: “De esta ilusión como de una fuente contaminada, es de donde han surgido todos los errores de la ciencia económica individualista”.

Stuart Mill yerra por falta de filosofía, es empirista: yerra desde el principio. El problema es ésta: o la producción, la circulación y el reparto de bienes están sometido a leyes físicas y los cambios de precios y salarios a la mitológica “Oferta-Demanda” (como hemos explicado en Dinámica Social otra vez) o bien están sometidos a leyes morales. En el primer caso la moral es una utopía. En el segundo ella es una realidad que ciertamente puede ser pisoteada, más no por eso preside menos rigurosamente el mecanismo de estos fenómenos económicos. La economía política no puede ser llevada “científicamente” sino a la luz de los principios morales, o sea de la esencia misma de la especie humana.

En una reunión de la J.O.C., oí defender esta proposición: existe una necesidad moral de una solución justa del problema social y por otra parte una incapacidad física de resolverlo de parte de las clases patronales. Bien mirado, eso significaría negar simplemente a los patrones el libre albedrío y la potestad de someterse a la Ley de Dios: original interpretación del “Vae vobis divitibus…”. Eso repugna a la experiencia, incluso a mi propia experiencia: existen en este país (y sin duda en todos) patrones que obedecen a la Ley de Dios en el trato con los obreros; incluso en algún caso heroicamente: a saber, viviendo más estrechamente que ellos, y trabajando más que ellos.

No le escriba al monseñor de marras, como se propone; y mucho menos, no le envíe esta carta. Puede hacerla correr, empero entre los jóvenes estudiantes de su grupo.+


Doctor Fidelis.