sábado, 17 de agosto de 2019


NOCIONES ELEMENTALES DE POLÍTICA
¡OJO!

EL PROFESOR JORDAN BRUNO GENTA ACLARA QUE TANTO LOS  PAÍSES DEMO-LIBERALES CAPITALISTAS, COMO LOS MARXISTAS/SOCIALISTAS, SON                 CONTROLADOS POR EL:                                                                    
IMPERIALISMO INTERNACIONAL DEL DINERO.
SON BRAZOS DE LA MISMA TENAZA QUE NOS OPRIME Y ASFIXIA.

“L
a Iglesia de Cristo, en forma expresa, y desde la Encíclica “Quadragésimo Anno”, del año 1931, viene denunciando la existencia de un “Imperialismo Internacional del Dinero”, que no es yanqui, ni inglés, ni francés, ni ruso ni chino, sino ateo y apátrida, con sede en todas las capitales, principalmente en las grandes potencias. El Imperialismo Internacional del Dinero opera por medio de poderes multinacionales que mediatizan a los gobiernos de las naciones y hacen caso omiso de las aparentes soberanías políticas que no existen más que en las formalidades legales y en las representaciones nominales de los grandes organismos como la OEA y la UN. Los titulares del único imperialismo que domina el mundo son un reducido grupo de judíos y de cristianos renegados. Nada tiene que ver con cuestiones raciales o nacionales; es una cuestión teológica fundamental: el verdadero Señor del hombre y de las naciones ha sido sustituido por los falsos señores del dinero, y los señores del dinero regulan y explotan, cada vez más impunemente, a los Estados de economía capitalista y a los Estados de economía socialista. Es un hecho notorio que los grandes consorcios plutocráticos operan, por igual, en USA y en  URSS, en Francia y en China, en Alemania Occidental y en Alemania Oriental, en Argentina y en Brasil…”.

JORDAN BRUNO GENTA.

Nota del blog: Este pensamiento es claro, actualísimo y definitivo, como todos los del profesor Genta. Ejemplos escandalosos de esta intromisión imperialista los soportamos durante los gobiernos KK y el actual de Makri. El Imperialismo Internacional del Dinero es un movimiento fundamentalmente teológico para desraizar y corromper las naciones, sometiéndolas para usufructuarlas. Esos gobiernos son DÓCILES PERSONEROS DEL CAPITALISMO ATEO Y APÁTRIDA; cada uno de ellos con políticas aparentemente diversas, pero con el mismo propósito de mantenernos como factoría.                                                                             Actualmente con el pretexto de la escandalosa política, liberal y cipaya makrista, el periodismo, siempre al servicio del Imperialismo, publicita a todos los partidos o movimientos subversivos, sean piqueteros, “sociales”, indigenistas, homosexuales, etc. El Régimen, entonces, a través del periodismo ofrece al pueblo la alternativa falsa, entre votar por el marxismo montonero corruptor de los KK o el liberalismo cipayo sostenido por “cambiemos”. Ninguna de ellas es alternativa válida contra el Imperialismo. No defienden ni promocionan moral y económicamente a los más necesitados, ofreciendo trabajo digno; están destruyendo a la clase media y baja, y arruinando al empresariado.

viernes, 16 de agosto de 2019


UNITARIOS, MONTONEROS, “MAPUCHES”.

Estas tres bandas de forajidos y asesinos que asolaron y asolan nuestra Patria, aun considerando las diferencias propias de las circunstancias históricas y del diverso planteo militar que emplearon, coinciden en aspectos fundamentales, demostrando la existencia y el maniobrar de un Imperialismo supremo, judeo-calvinista, con un poder político inmenso, que tras la careta del Imperio británico o del yanqui, a través de nuestra historia coinciden en violar la Soberanía nacional, porque así lo exigen  sus intereses políticos y financieros:  balcanizar  nuestra Patria para evitar su resurgimiento.

+ Las tres bandas fueron instruidas, financiados y auspiciadas desde el exterior, con el fin de tronchar la grandeza argentina.
+ Inclusive han utilizado fuerzas militares extranjeras mercenarias.
+ Difaman a las Fuerzas Armadas de la Nación, y agreden a sus efectivos, paralizando su poderío.
+ Practican la guerra de guerrillas, guerra sucia, propia de bandoleros o piratas; que debería reprimirse terminantemente, con las armas legales, pues son verdaderos malhechores.
+ Emplean indiscriminadamente el terrorismo contra víctimas inocentes para amedrentar a la población.
+ Cuentan con el apoyo propagandístico del imperialismo, que exaltando subrepticiamente el accionar de esas bandas. invocan los slogans ideológicos de siempre: derechos humanos, discriminación, etc…; con el fin de detener la justa e indispensable represión;
+ El periodismo internacional en su gran mayoría oculta los móviles verdaderos del accionar de estas tres bandas subversivas. Y el periodismo comercial en su gran mayoría lo respalda.
También, por supuesto, se suman los políticos cipayos.
Las tres bandas usufructúan el liberalismo del Régimen que nos sofoca; y se apoyan en la inoperancia, la lenidad, y el desprecio permanente a la Soberanía.


Revisionismo y Revolución

Interesante artículo publicado  en la revista ULISES, abril 1967, sin firma, titulado: ¿La Revolución, para qué?, del que extraje  unos párrafos que fueron dedicados a relacionar el revisionismo histórico con la  necesidad apremiante, ya en aquella época, de realizar la Revolución nacional; aspiración que  subsiste, pues las condiciones degradantes y corruptoras la hacen  cada vez más imperiosa; aunque esa Revolución está más  y más lejana de concretarse, por la incidencia  del derrumbe moral y político de estas últimos decenas. Al finalizar los mismos, me permitiré escribir mi opinión al respecto.

      La República asiste, todavía confusamente, al despertar de la conciencia revolucionaria nacional. Este es evidentemente: en todas partes militares y civiles de toda condición, coinciden en repudiar con toda firmeza y asombrosa unanimidad la regresión impuesta al país desde el poder por la finanza internacional encarnada en una subclase de tecnócratas y amparada por un grupo de generales.
      La conciencia revolucionaria: he aquí la piedra de toque del problema nacional. Quizá por primera vez en nuestra historia del siglo XX, el pueblo total, la íntegra comunidad de los argentinos que se saben y se sienten tales, aspira de manera conciente y firme a conquistar el Estado. No es ésta la oportunidad de recorrer retrospectivamente los presupuestos de la conciencia revolucionaria nacional. Pero no hay duda que ella se alimenta de dos elementos contrapuestos –positivo el uno, negativo el otro-, que por ahora se hallan disponibles para todo argentino que lo sea realmente. Ellos son el dominio del pasado histórico y la certeza de nuestra alienación económica.
      No cabe duda que el único fenómeno contemporáneo realmente positivo para el desarrollo de nuestra conciencia revolucionaria nacional, ha sido el auge y definitivo triunfo del revisionismo histórico sobre la llamada “historia oficial”. El revisionismo ha demolido la fábula trabajosamente urdida por los traidores, hijos de los traidores de Caseros. La coherencia del esquema liberal presuponía la adscripción integral al dogma del progreso indefinido de la República. La civilización era riqueza, la barbarie atraso. No hubo demasiados problemas mientras el país, entregado a los imperios ”progresistas” asimilaba desordenadamente  los avances de la técnica. La generación del centenario no dudó nunca del dogma liberal; la abundancia era una prueba de la verdad de los Sarmiento, los Mitre, los Alberdi.
      Pero bastó que –como decía Scalabrini Ortiz- la libra se fuera de $11,45 a $12 y 13 para que toda la forzada arquitectura del universo liberal se resquebrajara… La conciencia histórica sirve a la comunidad para ver con la lente exacta los actos inicuos de los herederos de Rivadavia, Echeverría y Urquiza…

Comentario nacionalista:  el revisionismo histórico realizó una obra intelectual patriótica gigantesca en pro de la identidad argentina; pero sus verdades no cuajaron en el pueblo, que continúa siendo profunda e  inconscientemente  liberal. El pueblo –la comunidad- está satisfecha en su ignorancia, con las mentiras propaladas por la escuela de Sarmiento; y se resiste a aceptar la verdad histórica. Hable usted mal de Sarmiento y bien de Rosas y lo comprobará. Niegue los crímenes adjudicados a Rosas y será el hazmerreír… o tildado de nazi. La  propaganda masónica bien se cuidó de que el revisionismo no haya llegado al pueblo.  Si el Estado argentino rindiese culto a la verdad histórica, podría hacer explotar un entusiasmo patriótico popular exaltando la política del Restaurador y sus federales; denigrando y acusando simultáneamente la traición de los unitarios, acabando con  la mistificación histórica liberal del Régimen corrupto y cipayo.. Mientras éste subsista, sin asumir un espíritu revolucionario, Argentina continuará siendo un país falsificado e irreal, carente de auténtica soberanía y grandeza, incapaz de levantar cabeza.  Y si no aparece un hombre providencial, movido por la mano de Dios, capaz de ejercer patrióticamente el poder político, la íntegra comunidad de los argentinos continuará durmiendo políticamente al ritmo angustioso de la miseria.


       

martes, 6 de agosto de 2019


El Nacionalismo es políticamente aristocrático
PADRE LEONARDO CASTELLANI.

“Una vez por año, el día del cumpleaños, uno puede hablar de sí mismo. Hablemos de “Cabildo”. Consolémonos del problema de la rebelión de las masas con este principio de solución, pequeñito y a cinco el número. Somos chicos como la pimienta, como una redoma de perfume, como la suerte del pueblo, como todo lo que es aristocrático.  Porque “Cabildo”, aunque nos esté mal el decirlo es aristócrata. Quiere decir que “Cabildo se dirige al pueblo y no a la masa. Sólo el aristócrata ama al pueblo, porque el aristócrata necesita del pueblo, no para ser su sanguijuela como el demagogo, sino para ser su cabeza; y en todo amor hay una necesidad, como ensenó Platón en el Convite y cantó el poeta español Vicente Medina en el poema: ¡Mira que te necesito! ¿Cómo no va a necesitar del pueblo una real aristócrata, si es la forma del pueblo y la forma no puede existir sin la materia? Pero no todos los que dicen en la Argentina: “¡Oh peuple nous t’aimons inmensement!” son reales aristócratas. Hay algunos que se creen muy aristócratas porque tienen plata, entienden de caballos, leen la revista “Saber vivir” y llaman al pueblo chusma mugrienta. Y el que inventó esa expresión de chusma mugrienta en la Argentina fue el poeta Almafuerte, el cual era plebeyo hasta los caracuses, tanto que creía que Jesús era chusma y que había nacido de la presión de la chusma, de una presión sobre la chusma. Y así cantó:

“La presión secular oprimiendo                                                                                                                de la  fétida chusma la entraña…”

Y Jesús fue en realidad aristócrata y pueblo a la vez. Nació de la entraña sacra de una niña regia, de una mujer pobre, de la sangre real, por presión inmediata de Dios…”.+

Comentario nacionalista: De las batallas que libra la barbarie anglo-yanqui contra el orden político tradicional de la Cristiandad; y son muchas cubriendo todos los frentes, esta que destaca el padre Casterllani, consiste en desacreditar e infamar a la auténtica aristocracia, - o sea a los mejores en la función política-, servidores del Bien común; aristócratas que servían en la milicia y en el sacerdocio, y cuyos pergaminos estaban avalados por el mérito y el deber cumplido.                                                           
La barbarie demo/liberal impuso, en sustitución, una clase política mamonística, que detenta y ostenta todas los vicios y abusos que Hollywood se dedicó a divulgar, imponiendo falsas ideas de la verdadera aristocracia para denigrarla, y hacerla repudiable.                                                                                                                          
Fue tan arrasador el triunfo del juedo/calvinismo anglo/yanqui, para defenestrar a la aristocracia auténtica, que la nueva clase mistificada, corrupta e incapaz, sobornada por el capitalismo, es la que actualmente gobierna haciéndose llamar procazmente “democrática”. Esta nueva clase ocupa los tres “poderes”, la totalidad del Estado, no en orden al Bien común, sino en orden al propio, por ejercer un política demagógica y enemiga del pueblo.
El Padre Leonardo Castellani nos enseña, con pocas palabras, la magnífica idea de que el Nacionalismo argentino no es ni debe ser populachero, o sea corruptor del pueblo con utopías liberales o marxistas, absurdas e irreales, que nunca se concretarán; sino amante del pueblo, jerarquizándolo y moralizándolo, con palabras y hechos verdaderos, como hizo el federalismo, al aplicar  una política aristocrática que enaltecía al pueblo, a los políticos que la ejercían y  dignificaba a la Nación soberana.
  

sábado, 3 de agosto de 2019


OSVALDO SPENGLER
EL HOMBRE DE HONOR Y EL PLEBEYO

Ya en las tribus germánicas se le designa, en forma casi mística, con la palabra honor. Este honor era una fuerza que impregnaba toda la vida de las estirpes. El honor personal era sólo el sentimiento de la responsabilidad incondicional del individuo por el honor de su clase, de su profesión, por el honor nacional. El individuo vivía la existencia de la comunidad, y la existencia de los otros era al mismo tiempo la suya. Lo que él hacía arrastraba consigo la responsabilidad de todos. En aquel tiempo, el hombre moría anímicamente cuando llegaba a ser un “deshonrado”, cuando su sentimiento del honor o el de los suyos había sido herido mortalmente, ya por culpa propia, ya por la de extraños. Todo aquello que se llama deber, el supuesto de todo verdadero derecho, la substancia fundamental de toda moral noble, se basa en el honor. El campesino y todas las profesiones, el comerciante y el oficial, el empleado público y las antiguas familias reales tienen cada uno su honor. Quien no lo tiene, a quien “eso no le importa”, es decir, el que no siente la necesidad de estar colocado decentemente ante sí y ante sus semejantes, es “plebeyo”. Eso es lo opuesto a la distinción, en el sentido de toda verdadera sociedad, y no la pobreza ni la falta de dinero, como ha creído la envidia de  los hombres actuales, después que se perdió el instinto para apreciar la vida y la sensibilidad distinguida; ahora, que las maneras públicas de todas las “clases” y “partidos” son igualmente plebeyas…

Comentario nacionalista: De la profética obra: “Decadencia de Occidente”, escrita por el eximio filósofo de la Historia, Osvaldo Spengler, extraje estas ideas de absoluta actualidad, el aplebeyamiento, como él lo llama, plaga inmoral, que se manifiesta como mal gusto estético,  trato grosero,  vileza personal,  irresponsabilidad social, y  corrupción política; en definitiva, todas las actitudes que exalten impúdicamente al  propio YO.

El hombre responsable que gobierna y cumple honrada y heroicamente, con su deber a Dios, al prójimo, y a sí mismo, es un hombre de honor, un servidor del Bien común; que relega sus intereses personales. Pero en esta época inmoral esta virtud política y social, ya abandonada, hace reír a los políticos democráticos plebeyos, porque se ha generalizado e impuesto la moral de situación: “el que no afana es un gil”. Desgraciadamente, tanto se divulgó el “aplebeyamiento”, que ya pocos valoran la nobleza moral y el honor personal, sino, por el contrario, reverencian e imitan, si pueden, al demagogo, al adinerado, y al que hizo famoso la TV.                                                                                                                  

También los grupos de clase o sindicales, plebeyos muy ufanos, con ínfulas belicosa, reclaman “derechos” a troche y moche, la mayoría de las veces absurdos y prepotentes, sin nombrar jamás los deberes que los obligan. Sin considerar que el egoísmo de los “derechos”, está hundiendo políticamente a la sociedad, aumentando la miseria popular, y alejándola cada vez más del Bien común y la grandeza nacional. Cuantos más “derechos” usufructúan, más pobreza caerá sobre ellos.                                                                                                                                                                                                   
Lamentablemente el resentimiento, la lucha de clases y la violencia, son el único camino, sin solución, que ofrece el liberalismo/marxismo para reclamar los derechos de la gente, aun los válidos y honestos. ¡Porque nadie representa verdaderamente al pueblo! ¡Ningún político democrático asume la enorme responsabilidad, la carga, a veces ingrata, de gobernar en orden al Bien común! Por el contrario, tan degradada está la política demoliberal, que necesita, para sobrevivir, fomentar dialécticamente los reclamos injustos y las luchas intestinas; creando esperanzas ficticias y utópicas. La democracia liberal y el marxismo sobreviven gracias a las más ridículas e irreales utopías.                                                                                                                                                                                              
Ante esta degradación, el Nacionalismo proclama la vigencia del culto del HONOR, honor político, social, familiar, conyugal, que se obtiene “sirviendo”, porque servicio es el nombre del amor cristiano. El hombre de honor, en cualquiera de sus actividades, es el solidario, el que se entrega, el que sirve al prójimo; en orden a su vida terrena y futura. Mientras que el plebeyo, individuo egoísta y ambicioso, impuesto por la moral liberal, es el usurpador de lo que no le pertenece. El gobernante honorable tiene:
“VOCACIÓN DE SERVICIO”.

“Años Decisivos”, ed. Ercilla, 1934, pg.66.




¡HOY COMO AYER!
¡PERIODISMO VENAL!
EL PÈRIODISMO COMERCIAL, “SIN CONTROL Y SIN CONCIENCIA”, O SEA TODO EL PERIODISMO MASIVO,  EN MANOS DE LOS ENEMIGOS DE DIOS Y DE LA PATRIA, informa y “forma” la opinión pública promoviendo la subversión.
Presento el testimonio de tres eminentes intelectuales:
1º) Padre Gabriel Riesco
2º) padre Leonardo castellani
3º) henri de man

Padre Gabriel Riesco.

Extracto del Capítulo  “Fetichismo”, del libro : “Liberalismo y Catolicismo”, -A propósito de algunas ideas de Don Gregorio Marañón- , pg. 55/56, Imprenta Guadalupe, Bs.As. 1938,  escrito  por el recordado sacerdote agustino

L
a segunda significación de no ser liberal, según el  Dr. Marañón, o sea ser “enemigo del pueblo”, de los pobres, es uno de los tantos tópicos de que han usado y abusado los liberales contra el Catolicismo para desprestigiar la religión y engañar al pobre pueblo. ¡Quizá a esto pueda llamarse labor creadora del liberalismo! Y si esa mentira conserva intacto su prestigio en muchas mentes se debe en gran parte a una prensa sin control y sin conciencia creada por el liberalismo cuya norma en toda su historia ha sido la ocultación sistemática de la verdad. Pero, gracias a Dios, la luz se va abriendo paso y la historia va dando también su fallo al respecto, señalando con el dedo quienes son los enemigos verdaderos del pueblo, y deshaciendo de una vez por todas, aunque a costa de mucha sangre, ese fetichismo absurdo, inventado, como tantos otros, por la malhadada Revolución francesa y propagado por la prensa liberal para sembrar la confusión y sumir a los hombres en la apostasía y a los pueblos en la barbarie “civilizada”.

La prensa moderna en todas sus formas es el gran responsable de este estado de confusionismo en que hoy se debaten los pueblos. Con el agustino P. Teodoro Rodríguez, paladín incansable de las cuestiones sociales, “confieso ingenuamente que cuando contemplo el ambiente intelectual respirado por la mayor parte de los obreros, formados por libros, folletos, revistas, periódicos, hojas de propaganda…, lanzados por millones a la vía pública saturados de conceptos esencialmente disolventes, de conceptos de rebelión contra todo lo divino y humano, de menosprecio y escarnio para la  virtud y del halago para toda pasión malsana, me asombro de que la anarquía no impere sobre la sociedad como reina feroz del exterminio y el mundo no esté ardiendo por los cuatro costados. Y una de las grandes iniquidades que clama venganza al cielo y pide un rayo purificador de tanta bajeza y de tanta infamia, es el que con toda esa literatura de desorden, de halago, de pasiones, de inducción al atropello y al crimen, impulsora de luchas fraticidas, de completa disolución social no es en su mayor parte hija de una idea noble y levantada que, aunque errónea, sería digna de respeto, sino que procede de sórdida avaricia de individuos, de Casas Editoriales y de Empresas periodísticas  que realizan grandes ganancias y viven espléndidamente envenenando a la sociedad. Es decir, esa literatura, en su mayoría, es hija de un negocio asqueroso, de una farsa indigna,  de una explotación repugnante de la ignorancia y de las pasiones del obrero. Este es el más infame de los comercios, que subleva a toda conciencia honrada y para la cual Ruskin tiene frases de fuego”.

Al gran Eugenio Montes le oí una frase feliz cuando dijo, con visión clara del momento, que el periodismo es la gran desgracia moderna. Sé que hoy es una necesidad, pero no por eso deja de ser una desgracia. De este periodismo moderno, sin control y sin conciencia, se valen los agitadores profesionales para adulterar la historia, obscurecer la verdad y extraviar los espíritus. ¡Triste comprobación de una realidad desdichada! Baldón eterno para una civilización tan bárbara y para una época de mercantilismo feroz, en la que la conciencia se vende y las ideas se compran y el dios-dinero ejerce la máxima influencia en los destinos de la humanidad.

De donde resulta que el que más dinero tiene, aunque sea el más bruto, impone su orientación al pensamiento y sus directivas a la sociedad. Y bien sabemos en qué arcas se esconde ese ídolo miserable y de qué palacios sale la voz de mando de ese tirano sin entrañas…”
*

Padre Leonardo Castellani

Extracto del  Capítulo: ”Lo que educa al pueblo”, del libro: “Reflexiones Políticas”  (Editorial Signum SRL, 1977, pg.17); escrito por el añorado Padre Leonardo Castellani:


“Lo que me extraña es que no haya producido mayores ruinas. Eso fue debido a la “buena pasta” de muchos maestros –que parece van deviniendo pocos.

Lo que educa al pueblo es, por orden:

- El culto religioso, predicación comprendida.
- El ejemplo de los de arriba (“cual el rey tal la grey”).
- Las diversiones o regocijos usuales.
- Las fuentes de información.
- Los “instructores” intelectuales por medio de clases, cursos o conferencias.

Tomemos por ejemplo esa cosa tan inocente que es la “información” “La Argentina tiene la gloria de tener uno de los diarios más grandes del mundo”…

Si, cuando la gloria se mide por los volúmenes.  La prensa “grande” es simplemente una pieza de la “ocupación” del país por lo foráneo o foraine. Por eso existe tan obsesiva preocupación por “la libertad de prensa”, la cual ha sido elevada a principio religioso y presentada como una cosa intocable y sacrosanta.

Ni los reyes ni los santos de antes han tenido los privilegios que para si reclaman los potentados que están agazapados detrás del “periodismo”: o sea, por la burguesía capitalista, dueña de la Prensa “grande”. Libertad de prensa no significa ahora libertad para los que leen; sino privilegios para los que prensan. Y así nuestra “prensa” es muy mala, o antinacional, o herética o disolvente, o… todo junto. Donde esto se da ¿cómo va a poder levantarse una nación? El pueblo está siendo pertinazmente deseducado deste modo.

La “Libertad, libertad, libertad” del liberalismo ha producido la deseducación institución-alizada”.
*

Henri De Man.

Algunos párrafos, entre otros muy importantes dedicados al periodismo venal, en su libro: “La Era de las Masas y el Declinar de la Civilización”  (Ed. Freeland, 1953, pg. 119).

“En materia de prensa se produce entre los periódicos una carrera de la que sale vencedor el que aporta más de prisa la noticia más reciente y más sensacional. Por cierto que noticia no significa necesariamente verdad. Desde el punto de vista comercial, es mucho mejor publicar antes que nadie una noticia falsa, que publicar una exacta que llegue demasiado tarde. Pues en primer lugar, la mayoría de los lectores –como por otra parte la mayoría de los periodistas-, no tienen la posibilidad de controlar la exactitud de las informaciones que les proporcionan las agencias, las asociaciones, los corresponsales de prensa, etc. Y en segundo lugar , la venta del periódico no se resiente en absoluto por el hecho de que sea menester de cuando en cuando rectificar una noticia falsa o “dejarla caer” discretamente, publicando otra que la contradice. La mayoría de los lectores no se detienen en ese género de informaciones menos visibles, y si las advierten, en general han olvidado casi de lo que se trataba, y han dejado de interesarse por la cuestión, una vez agotado el encanto inherente a las informaciones sensacionales.

[…] El mal no sería tan grave como lo es en realidad si la transmisión de las noticias fuera una cuestión de pura información. Pero el hecho es, que, en un periódico, las noticias tienen ahora por objeto formar la opinión. Desempeñando con ello el papel que antaño era esencialmente el de los artículos de fondo. En nuestros días las cosas ocurren de tal modo, que cualquiera que controle las fuentes de información tiene en sus manos la opinión pública por entero. Su influencia es tanto más poderosa y más segura cuanto más pérfido es su método. En estas condiciones ni siquiera es necesario falsificar los hechos (lo que ocurre pese a todo muy a menudo), para orientar en ciertas direcciones las simpatías y las antipatías de los lectores.

[…] Así hay que maravillarse sin cesar del gran número de personas, por lo demás cultivadas y dotadas de buen juicio, que emiten con seguridad y convicción, sobre acontecimientos lejanos de que personalmente no tienen conocimiento alguno, juicios que sólo son en realidad el eco de lo que han leído en su periódico… (el sentido crítico no tiene razón alguna para despertarse e intervenir)…*





+ LIBERALISMO: 

“Volví la vista a la Argentina y a mi pequeño auditorio, y me di cuenta de que aquí el Liberalismo no merece ni mucha investigación ni mucha discusión; de que casi es de mal gusto y casi es de asco el tocarlo; de que aquí ha sido brutalmente importado, y no ha tenido ni doctrina ni inteligencia ni siquiera buena fe; que no ha producido ninguna obra maestra en ningún género –excepto la novela Amalia, sólo que nadie la puede leer-, sino solamente los enormes males en los cuales ahora nos debatimos; y en fin que la filosofía que hay que hacer aquí acerca del Liberalismo debe ser existencialista y no esencialista; que no interesa ahora tanto conocer su esencia cuanto librarnos de su existencia”. Padre Leonardo Castellani, en “Esencia del Liberalismo”, Obras, Dictio, t.VIII,134.