jueves, 25 de marzo de 2021

 

¿Qué carajo pasa con la juventud?

Si este término campechano afecta su sensibilidad, pues sustitúyalo. Pero para mí es el apropiado e irreemplazable para explicar la agresión internacional contra la familia, la mujer, la niñez y la juventud, con el consentimiento del Estado liberal que todo lo pudre, y todo lo consiente… mientras lo sobornen. Término que adquirió su lustre en las pulperías, hace siglo y medio, al grito gauchesco: ¡Viva Rosas, carajo!

¿Qué carajo pasa en un país donde el Estado no protege a la niñez y a la juventud de los mercaderes de aberraciones morales? ¿Qué pasa en un país donde a la juventud, edad de los ideales heroicos y magníficos, se la abandona sin medios para alcanzarlos? ¿Qué pasa en un país donde se corrompe de tal manera a la juventud que se la incita a la delincuencia? ¿Qué pasa en un país donde no se combate eficazmente a la drogadicción, donde la música y las películas de Hollywood avasallan con inmoralidades? ¿Qué pasa en un país donde un gobernante, en vez de ser ejemplo de moralidad, se enorgullece públicamente de tener un hijo,  “algo distinto”?

Sucede que este Régimen y sus miembros, están moralmente podridos ¡Y esto se huele en todos los estratos sociales! ¿Qué pasa en un país donde los poderosos roban, defraudan, y salen indemnes, para continuar sus tropelías?

Sucede lo que sucedió en el siglo XVI en Inglaterra, cuando se desató la guerra protestante de los ricos contra los pobres, instrumentada con una justicia corrupta, pues sólo regía para beneficio de la plutocracia de los lores, y para defender sus propiedades; mientras el pueblo vivía sumido en la miseria. Los lores habían robado los bienes de la Corona y de la Iglesia, y nunca fueron procesados, pero si un campesino cazaba una liebre en las tierras usurpadas por los lores, para alimentar a su famélica familia, era ahorcado.

Esta justicia corrupta fue uno de los legados del protestantismo, para acabar con la Cristiandad. Y naturalmente fue asumido por el Régimen liberal argentino, de manera que hoy la tenemos implantada con toda su hediondez en nuestro país.

 

 

 

miércoles, 24 de marzo de 2021

 

¿POR QUÉ EL NACIONALISMO?

Porque la soberanía es la vida de las naciones.

El nacionalismo exige prioritariamente ganar la Soberanía nacional, sobre las bases de sus propias características nacionales.  El nacionalismo es el único movimiento político que se lo propone.  País nacionalista es país soberano; el cual disfruta de una vida independiente y libre, puede acceder al Bien Común, e implementar una respetable política exterior, en defensa de la Patria, actualmente a punto de desaparecer ante el ataque de los buitres, de adentro y de afuera.   

 Cada país defiende sus propios valores fundacionales, los que le dieron el ser; que no son intercambiables con otros. No se pueden suplantar ni imitar. Ningún nacionalismo es artículo de exportación. El nacionalismo argentino es totalmente diferente al yanqui, al alemán, al inglés o al sionista o al chino.

Los políticos debieron haber respetado nuestra esencia nacional y no repudiarla, como hicieron los unitarios, considerándonos bárbaros incapaces de vivir con lo nuestro civilizadamente. La Soberanía se debe basar en esos principios que nos dieron el ser:  católicos, Hispano-americanistas y sanmartiniano rosistas.  

El nacionalismo vive en las entrañas populares, porque es la afirmación del amor a la Patria. El hombre, animal político, ama instintivamente a su Patria; como ama a su familia. Es una reacción natural y espontánea; pero a su vez debe ser lúcida e intelectual, para dirigirla hacia su auténtico bien. Porque amor verdadero es sacrificio y entrega por el bien de quien se ama. Políticamente, ese bien que anhelamos es la auténtica personalidad de la Patria amada, para descubrirla y resguardarla; no eliminarla por una ideología extranjerizante.

Y el pueblo debe saber que, para enfrentar la guerra solapada que nos agrede, debemos sacrificarnos patrióticamente; porque nadie nos regalará la Soberanía: hay que ganarla y mantenerla. Si se pierde por abulia, guerra o diplomacia, nos invadirá la miseria; tal como viene aconteciendo desde antaño.

Para subsistir, las naciones avanzadas y progresistas del 1º mundo progresista, como Inglaterra, USA, Israel, China, etc. desarrollan una inflexible política nacionalista y proteccionista, pagana, estrecha y agresiva, para defender su identidad, y desde allí lanzarse a avasallar el mundo, sin reparar en ‘prejuicios’ éticos.

Nuestra Patria debería haber asumido una política nacionalista y católica, luego de Caseros, para vivir como nación soberana; fraternalmente entre las demás. Pero, los traidores planearon todo lo contrario, con ese odioso complejo de inferioridad de los ‘iluminados’ unitarios, que subsiste hoy día en todos los partidos. ¿Existe acaso, algún gobernante liberal que prometa restaurar nuestra soberanía? ¿Alguno que hable de sacrificios para lograr la Soberanía, único camino para el Bien Común y la grandeza patria? ¿Alguno que desafíe a la burguesía achanchada pidiéndole sacrificios? ¿Alguno que hable virilmente de honor y dignidad? ¿Que no suba para robar sino para sacrificarse por la Patria?

Inclusive hoy día, desgraciadamente, hay personas que distinguen nacionalismos de patriotismo. Ellos, buenos e inteligentes patriotas son demócratas liberales, o sea: no son ‘demócratas’. Aman esa ficción inventada por los unitarios que no es la Patria verdadera, pero que les permitiría acceder al menos a un puestito. Son los famosos pescadores ‘nacionalistas de derecha’. Usan el verso de siempre de los acomodaticios. Y nos tienen la tirria acostumbrada como cualquier liberal, porque lo son, deseando justificar su anexión al Régimen partidocrático con esa falsa sutileza. Por embarullar malignamente son enemigos peligrosos.

Además, el Poder internacional del Dinero usurario, que maneja tanto al liberalismo  como al marxismo, nos prohíbe a los nacionalistas comunicarnos públicamente,  mediante todos los recursos perversos a su alcance, empleando el famoso “complot del silencio”, por el cual el periodismo publicita a todos los partidos, desde la extrema derecha a la izquierda; mientras estén  suscriptos al imperialismo capitalista o al marxista. Y a nosotros nos niega un lugarcito para hacer conocer al pueblo nuestra solución, la única patriótica, como alternativa válida e indispensable para sobrevivir con dignidad.

Sin posibilidades de restaurar la Soberanía, mientras esté instaurada en el gobierno la política liberal y marxista, continuaremos agonizando como miserable factoría de cualquier imperialismo; pareciera que solo con la ayuda Divina podríamos evitar ser el hazmerreír del mundo.+

sábado, 6 de marzo de 2021

 

SÓLO HACE FALTA:

¡ UN CAUDILLO !

Si apareciera un Caudillo, por una de esos milagros inesperados, se lanzarían sobre él, con intenciones homicida, emergiendo desde las tinieblas de las logias omnipotentes, todas las bestias carroñeras, para infamarlo y degradarlo hasta el asesinato.

Don Juan Manuel de Rosas, paradigma de los Caudillos argentinos, por amor a la Patria, sacrificó su vida, su honor, su familia, su patrimonio, ante el embate expoliador y miserable de los liberales luego de 1853. Entregó todo lo suyo porque intuyó que era el único, el insustituible, el deseado para salvar a la Patria en uno de sus momentos más funestos.                                                                                                                                                                                                                                                                         Y se transformó en un poderoso Héroe mítico, donde los argentinos se miraban y mirarán por siempre, mientras exista la Patria, para seguir su ejemplo. Arrastró al pueblo entusiasmado y dignificado a librar luchas heroicas por Dios y la Patria, causando la admiración de americanos y europeos.

Cuando todo se derrumbaba, ante la traición de los unitarios, la conspiración de los lomos negros, los malones de la indiada, y el ataque imperialista, tomó el Poder y se erigió en el Restaurador.  elaborando su política en orden al Bien Común y a la Soberanía patria, desde las entrañas fundacionales, populares y tradicionales. Y por veinte años Argentina fue una soberana.

El Caudillo es un verdadero Señor, rodeado de una aristocracia de Señores, los mejores por mérito y patriotismo--, que no asciende  por acomodo ni soborno ni por sufragio amañado-; y de un pueblo enfervorizado, siguiendo al Caudillo, en una auténtica expresión democrática, única manera que el pueblo jerarquizado logre vigencia política. Así fue Rosas.

Por el contrario, un presidente, liberal y ‘democrático’ se lo imponen al pueblo desde las tinieblas de las logias. Es un ente burocrático, irresponsable y repudiado, que usurpa ladinamente las facultades extraordinarias en nombre del pueblo, a quien explota, degrada y abandona en la ruina; luego de llenar su bolsa y la de todos sus compinches. Sabe que, mientras mantenga a la Nación como factoría del imperialismo, su corrupción será impune, para ser luego nombrado en los manuales de Historia como un ilustre prócer nacional. Así se fabrican falsos próceres.

De nuestro Restaurador expresó un brasilero, el señor Pedro Calmon, en “El Vizconde de Abrantes y Rosas”, publicado en Río de Janeiro, 1937, una visión encomiable, mítica,  distinta, pero veraz, respecto a su actuación ante la intervención prepotente de los imperialistas:

“Francia y Gran Bretaña consumían en balde en el estuario del Plata el combustible de sus fragatas mientras intentaban engañarse mutuamente e intimidar al hombre de Palermo, que se burlaba de ambas.

El fracaso de la presión internacional contra Buenos Aires aumentó el prestigio y adornó de leyenda y popularidad el rostro sombrío de don Juan Manuel de Rosas.

 Por el error extranjero se convirtió en el mayor “criollo’ americano. Para él toda la América del Sud volvería su mirada conmovida cuando se anunció la inaudita y desesperada iniciativa española de ataque a las antiguas colonias para instalar aquí príncipes de la casa de Borbón. Si necesitaran una espada para combatir al intruso lo convocarían a él, el caballero de la pampa. La estatura titánica del dictador proyectaba una sombra extensa en el continente: tras los navíos de bloqueo tremolaba en el aire su poncho punzó. Crecía en el peligro. Desafiaba a las potestades del mundo”.+

 

¡Que Dios lo tenga en su Gloria!

 

 

 

  

 

LA REVOLUCIÓN NACIONAL:

Es indispensable, para acabar con la demolición argentina, pero ajustada a estas sucintas enseñanzas ‘directoriales’, por verdaderas irreemplazables; que nos ofrece la sabiduría y el patriotismo del

Padre Leonardo Castellani

Los exabruptos de los nacionalistas jóvenes que dicen: “El liberalismo es un montón de ruinas, el liberalismo ha muerto, el liberalismo ha desaparecido”… me dejan sonriente. ¿Y la USA y su “american Way of Life”, que quieren imponer y están imponiendo en todo el mundo? La herejía es fructífera cuando su impulso dura.

Habrá muerto el liberalismo de Rusó, de Echeverría, y si quieren el de Mazzini y  Croce.

El neo liberalismo o neocapitalismo, alabado incluso por Sombart, se nos aparece como un enorme edificio todo cuarteado por enormes grietas, rellenadas con inyecciones de cemento y grapas de acero. Se sigue agrietando, a osadas, pero lo siguen rellenando.

El esquema es el siguiente: existe el capitalismo con una enorme fuerza; y ha surgido frente a él otro monstruo, el comunismo, que es su contrario más no su contradictorio; pues ha nacido de las misma (mala) madre y bautizado en la misma pila; bautismo judío, por supuesto, si eso existe; o calvinista, si quieren.

El capitalismo se defiende con todas las armas, desde la propaganda hasta la bomba atómica. Para un último caso tienen en su arsenal una bien probada, la “dictadura jacobina”, sangrienpapada en la Revolución Francesa y terriblemente eficaz; pues la democracia abomina, como es sabido, de toda dictadura… de los otros. Contra ella el comunismo apronta, si es que puede, la “revolución de masas” o sea la sedición; “que es pecado mortal” decía pacatamente Tomás de Aquino. Del choque destos dos monstruosidades salió otra, la dictadura militar de Napoleón Bonaparte. Y ahora podría salir un dictador del Universo unificado, que en la Biblia lleva el nombre de Anticristo.

La ruptura satánica del mundo está en vías de realización. Esto el espíritu del mal no lo trata directamente, más queda oculto tras sus fuerzas ocultas para establecer un Gobierno Mundial ligado a una pseudo Iglesia universal considerada como su expresión filosófica.

“Desde hace más de un siglo todo un trabajo subterráneo de orquestación de los acontecimientos, de zapa a las resistencias, de puesta en sitio de hombres u organizaciones camufladas… está en fin dirigido a imponer un día a la humanidad el dominio de la Contra-Iglesia” –copiamos de uno de estos zahoríes.

  Este esquema lo dan ellos como único y necesario; pero otros zahoríes dan otro esquema, a saber:

Capitalismo y comunismo tienen una afinidad profunda, la abolición de la propiedad privada; y en puridad, la abolición de las Cuatro Columnas del Orden Romano, Familia, Propiedad, Ejército y Religión.

Caminan por tanto a fusionarse. O sea, hablando en plata, una guerra descomunal entre  EEUU aliados a Rusia contra China. Desa  “Guerra de Continentes” saldrá nadie sabe qué… cualquier cosa. Probablemente lo mismo del esquema anterior.

Bonito futuro nos predicen los dos. Pero no es peor que el predicho por la profecía del Apokalypsis.

¿Y por qué no podrían seguir así nomás las cosas, ser superada la crisis hodierna como lo han sido tantas otras, y entrar el mundo en la Paz, la Prosperidad y la Populorum Progressio? Este es el tercer esquema, de los No-Zahoríes; que a diferencia de los otros dos mantiene algo sociológicamente indispensable al hombre, el Estado; el Estado no tiránico, como es el de los otros dos.

“…Superadas las causas del actual estado de cosas la reacción favorable que YA se opera en la mente humana operará la recuperación de lo más valioso de la vida en este mundo: ¡LA LIBERTAD! (Alberto Benegas Lynch (h), nuevo académico de Ciencias Morales e Inmorales).

Bien supongamos que este traqueteado mundo ingrese (¿con España a la cabeza?) en un intermedio de tranquilidad que dure dos generaciones.

Para ese caso no imposible es que hay que planear para la Argentina la tan decantada “Revolución Nacional”, que hasta ahora no es más que una palabra.

“En toda revolución de carácter social, la clase más rica, si está unida ha de triunfar casi con certeza”; anoser el despiole tenga un carácter netamente bolchévico. De otro modo se convierte obviamente en una “Revolución Argentina”.

La “Revolución Nacional”, para poder ser, debe ser netamente política. Por tanto:

1.- La monarquía es la forma normal y permanente del gobierno humano. El gobierno “presindencialista” de la Argentina es en el fondo monárquico; pero con monarcas efímeros; y si provienen de esa farsa que son los partidos políticos y el sufragio universal, monarcas corruptos, o muy corruptibles, o impotentes.

2.- La superación deste sistema corrompido llamado “democracia” (plutocracia oculta) aunque fácil de formular, es terriblemente difícil de implantar.

Si es fácil de formular, podemos osadamente formularlo.

El presidente ha de ser vitalicio; o si quieren, de período 20 años para empezar.

El presidente ha de ser elegido por los Gobernadores de Provincia y dentre ellos. Los gobernadores provinciales pueden ser elegidos por sufragio directo cualificado.

El Parlamente, convertido en “Consejo de Estado”, debe estar formado por representantes de los cinco grandes sectores de los intereses nacionales, que integran el Procomún, a saber:

1)      Intereses del Trabajo.

2)       Intereses de la Defensa Nacional.

3)      Intereses de la Religión.

4)      Intereses de la Inteligencia.

5)      Intereses de las diferentes Regiones.

Todos ellos convenientemente unificados e integrados.

El Poder Municipal debe ser restaurado con vigencia propia, independiente en su esfera; y en general, instaurados todos los cuerpos intermedios, comenzando por la familia… Velay.

Como ven, esto es un capivolgimente de gran calibre, que no se puede hacer con sólo juntar una “Convención” y haciendo una Nueva Constitución – en el papel.

Tendría que surgir, no sólo un gran Político, sino todo un gran equipo político. Pide por esa boca. Soñar no cuesta plata.

La Iglesia argentina tendría que espabilarse; los sindicatos, que disciplinarse; las Fuerzas Armadas que armarse… de sabiduría.

¿Y quién le pone el cascabel al gato?

 En la Argentina cada día uno tropieza con cuatro estupideces; y hace una.