Huroneando
El
plato preferido por el travieso hurón es, entre otros, el diario
Clarín, donde corretean las ratas y las raterías necesarias para su sustento.
* Leyendo el libro “Cardenal Cisneros”,
del padre Coloma, es evidente que en todo tiempo y lugar hubo y habrá
corrupción política. Pero en la época de
las ‘bárbaras naciones’ vivían hombres
honestos que se animaban a limpiar los establos. Hoy día convirtieron e
Argentina en un chiquero lleno de gente
inmunda, arribistas que viven del presupuesto; personajes de los tres
‘poderes’, sindicalistas, periodistas, tratantes de blancas, de drogas y de
armas; todos ellos robando a la
Nación y al pueblo. Y cubriéndose entre ellos. ¿Quién tendrá la valentía para empuñar la
espada de San Martín y de Rosas? ¿Un
juez honesto que haga justicia Justicia, cono el Cardenal Cisneros, sin miedos ni compromisos? El
audaz que se anime, corre el riesgo de
que lo acusen de violar los “derechos humanos” de los delincuentes que ‘trabajan’
en la calle y de los poderosos de “guante blanco” que los usufructúan, los promueven y
los protegen; invocando los “derechos humanos”, nueva invención de la mafia;
para que los delincuentes desarrollen sus actividades cómodamente. (sobre “derechos humanos” ver J. Pieper: “La Fe ante el reto de la Cultura contemporánea” p.
189; ed. Rialp)
* Días atrás, una madre de una asociación que defiende a los jóvenes
asesinados por individuos inimputables, denunció que un juez tomó una decisión inconcebible: liberó al
automovilista que mató a un muchacho, argumentando que como manejaba
drogado no era dueño de sus actos.
* Y ayer se llegó al colmo; una concejal del partido oficialista
regenteaba un prostíbulo desde una elegante confitería en el centro de Buenos
Aires, con jóvenes extranjeras. Seguramente saldrá en libertad, por alguna razón que sólo los jueces criados
por la ‘Reforma’ universitaria conocen. Los ‘ultramontanos’ se
escandalizan sin razón porque a Zaffaroni,
con el mismo ‘negocio’, nadie lo
molestó! O sea que no era culpable de nada ilícito ni inmoral. ¿Pero quien se
indigna seriamente por la
inmoralidad en este desgraciado país?
¡Ni siquiera los obispos! Además ¿porqué impedirle a la pobrecita concejal
tener una entradita extra; dándole trabajo a tantas jovencitas? Algunos esperan
que la Presidente abandone sus
melifluos modales televisivos y brame escandalizada por este despreciable
‘negocio’ de su maldita correligionaria;
según correspondería. ¡Los invito a
esperar sentados!