A
PROPÓSITO DE
LAS
PANDEM LOS LOS DERECHOS HUMANOS Y EL
ESTADO TOTALITARIO.
Esa
“dignidad de la persona humana”… la echó a volar Kant, pero
falló al no determinar claramente que el hombre no es el fin último
de la creación, aunque toda la creación tenga como fin al hombre. Y
donde se equivocó fue en no ver que cuando el hombre se corta
voluntariamente de su fin último, que es Dios, por
el mismo hecho mediatiza a Dios y se pone como fin último de todo,
incluso de Dios, lo cual es un desorden espantoso: prostituye la
creación y quiere hacerlo sirviente a Dios. Y el resultado es que
cae él mismo de sirviente de lo que no es Dios. Hace de sí mismo un
dios y un ídolo y facto-ipso se encuentra
sometido a los falsos dioses y esclavo de los ídolos.+
(Padre
Leonardo Castellani, “Decíamos ayer”, pg. 298.)
LA
ONU Y LA AMENAZA A LOS DERECHOS HUMANOS.
Entrevista
con:
Monseñor
Michel Schooyans
SAO
PAULO, martes 23 de diciembre de 2008 (Zenit.otg). Cuando se celebran
los 60 años de la declaración de los Derechos Humanos, la mayor
amenaza a este documento y a los principios allí proclamados vienen
de la propia entidad que dio vida al texto: la ONU.
En este
aniversario de la Declaración de 1948, Zenit entrevistó a Monseñor
Michel Schooyans, conocido especialista en filosofía política y
demografía.
Monseñor Schooyans es
miembro de la Academia Pontificia para la Vida, de la Academia
Pontificia para las Ciencias Sociales, así como profesor emérito de
la Universidad de Lovaina (Bélgica).
*Pregunta
(P): Hablenos del surgimiento de la Declaración de 1948.
+
Monseñor Schooyans (M.S): La ONU se creó en 1945 con la Carta
de San Francisco y, en cierta forma, se consolidó en 1948 con la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Se consolidó en base
a una misión esencial, la promoción de los derechos de todo ser
humano. Todo ser humano tiene derecho a la vida, afirma rel artículo
tercero de la Declaración. El texto invita a todos los hombres,
países y gobernantes a reconocer la dignidad de cada ser humano,
cualquiera sea su fuerza, color de su piel, su religión o edad.
Todos merecemos reconocimiento por el simple hecho de ser hombres. Y
sobre esta base, dice la Declaración, podremos construir nuevas
relaciones internacionales, una sociedad de paz y fraternidad.
Si
hubo una guerra mundial que terminó en 1945, es que hubo un
desconocimiento de las realidad de que todos los seres humanos
tenemos derechos inalienables e imperecederos. La Declaración se
sitúa en continuidad con todas las grandes declaraciones que han
marcado la historia política y jurídica de las naciones
occidentales. Por ejemplo, la Declaración de la Independencia de los
EEUU (1776), la Constitución de los EEUU (1778), la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciuidadano de Francia (1789), son las
declaraciones clásicas. La Declaración de 1948 se sitúa en la
tradición más fiel a aquellas Declaraciones que han demostrado su
eficacia en el campo del reconocimiento y la promoción de los
derechos humanos. Estos derechos se reconocen debido a una actitud
moral y antropológica: yo reconozco la realidad de mi semejante y me
inclino ante su presencia. Reconozco su dignidad: incluso si está
enfermo, está al inicio o al final de su vida, tiene una dignidad
igual a la mía.
P.:
¿Qué tipo de Documento es la Declaración de 1948?
+
MS: La Declaración no es un Documento de derecho en el sentido
técnico de la palabra, sino que enuncia unos derechos básicos. Pero
para que esos derechos básicos sean reconocidos en la práctica ,
necesitan ser traducidos en textos legales, necesitan ser
codificados. Deben ser prolongados en instrumentos jurídicos
apropiados, en lo que se llama Derecho positivo. Esto significa que
los derechos proclamados en 1948 deben expresarse en leyes para ser
aplicadas por los gobiernos de los países, y controladas por el
poder judicial. Son, por tanto, dos cosas: La primera, el
reconocimiento de la realidad de que los seres humanos tienen la
misma dignidad y los mismos derechos básicos, y por otro lado,
instrumentos jurídicos que dan una forma concreta, exigible, a esos
derechos reconocidos como fundamentales. […] Ahora, hoy en día,
la Declaración de 1948, que se inspira nítida y explícitamente en
la tradición realista, […] está siendo cuestionada.
P.:
¿De qué tipo de cuestionamiento se trata?
+
MS: Es un cuestionamiento que procede de la influencia de la
teoría positivista del Derecho, elaborada sobre todo por un autor
llamado Hans Kelsen (1881-1973). Bajo la influencia de Kelsen se
extendió una nueva concepción del derecho, y, por tanto, de los
derechos humanos. Lo que antes se decía respecto de los derechos
innatos del hombre que, por ser hombre, tiene naturalmente derechos,
está cuestionado. Todo esto se niega, se coloca entre paréntesis,
es despreciado y olvidado. Sólo subsisten las normas jurídicas,
sólo subsiste el derecho positivo, prohibiendo cualquier referencia
a los derechos que los hombres tienen naturalmente. En este contexto,
las determinaciones jurídicas son la única cosa que merece respeto
y estudio. Ahora bien, estos ordenamientos jurídicos, estas
disposiciones contenidas en los códigos, pueden variar según el
parecer de quienes tienen fuerza para definirlas. Son puro producto
de la voluntad de quien tiene poder, de quien consigue imponer su
visión de lo que es o no derecho humano. De modo que, como es
evidente la visión puramente positivista de los derechos humanos,
dependen finalmente del arbitrio de quien tiene la posibilidad de
imponer su propia concepción de los derechos humanos, ya que no
queda ninguna referencia a la verdad, que tiene que ver con la
realidad del hombre.
*
P.: ¿Qué consecuencias tiene este proceso?
+.
MS.: Son
trágicas. El positivismo jurídico abre el camino a todas las formas
de dictadura. Como decía el propio Kelsen, en
la Unión Soviética de Stalin había estado de derecho, ya
que había leyes. Era un dictador, pero hacía leyes. ¿Pero qué
leyes? La ley era la expresión de su voluntad, de su brutalidad. No
tenían referencia
a derechos naturales, que serían objeto de una verdad a
la que la gente se adhiere y que se impone por su fulgor. La ley en
el tiempo
de Stalin era
el
reflejo de la
voluntad
del más fuerte. Hoy día la ley que
permite el aborto, que permite la eutanasia no es algo distinto. Es
una
ley que permite que venza el más fuerte, que dice: ya que esa es mi
voluntad, yo decidiré quien es admitido a la existencia y quien no.
Esta
mentalidad ha entrado en varias agencias de la ONU. Y la ONU hoy día
se está comportando
como una superpotencia global, transnacional, en la línea exacta
de Kelsen. El mismo decía que
las leyes nacionales,
las
que conocemos como nuestros Códigos nacionales, deben someterse
a la aprobación, validación, de un poder piramidal. La validez de
las
leyes
nacionales depende de
la
validez otorgada, concedida
por el poder supranacional
a los códigos
nacionales, particulares.
Esto significa que
las
naciones quedan totalmente alienadas de su soberanía y los seres
humanos de su autonomía. La gente observa esto todos los días en
las discusiones parlamentarias. Muchos parlamentos son simplemente
teatro de marionetas que ejecutan acciones que proceden desde fuera,
cumplen la voluntad de
quien impone sus decisiones, eventualmente comprando lo votos, a
través de la corrupción.
Todo
esto
sucede bajo simulacro
de
la globalización, que merece toda nuestra vigilancia. Sucede que, en
la mentalidad de
quien
se
adhiere
a esta concepción puramente positivista del
derecho, la ley no está
al servicio de los hombres y de la
comunidad humana; está sólo al servicio de este u otro centro de
poder. Este puede
ser una nación
como los
EEUU, pero puede ser sobre todo la trama de voluntades que
se aglomeran
en las ONU,
apoyadas por poderosos ONG, y también por algunas sociedades
secretas como la masonería. Esto muestra que hoy en día el derecho
internacional tiende a prevalecer sobre los derechos
nacionales, a aplastarlos, pues
lo está desactivando gradualmente. ¡Es un cosa terrible! Estamos
asistiendo al
surgimiento
de un derecho internacional tiránico, puramente positivista, que
ignora los derechos humanos inalienables promulgados en
1948. Y la
gente
no se da cuenta…
*
P.: ¿Estamos ante un nuevo totalitarismo?
+
MS.:
Si, porque de ahora en
adelante la soberanía de las naciones es pura fachada. Kelsen
explica esto
muy bien: el
derecho internacional que dicta
sus leyes
a las naciones, debe
ser él mismo validado, aprobado,
por la cumbre de
la pirámide, por la instancia suprema. Veamos
un ejemplo: en
el
momento en
que estamos
hablando, hay una discusión en la sede de
las NU. sobre la introducción
o no del aborto como “nuevo derecho
humano”. Sería una nueva
versión
de
la
declaración
de 1948. Una modificación calamitosa, porque introduciría
subrepticiamente un principio puramente positivo en una
declaración
que es antropológica
y moral. Allí se colocaría también el derecho a la
eutanasia.
Sólo quedaría a las naciones particulares ratificar estos “nuevos
derechos
humanos” emanados de la
instancia suprema. Esto significaría que, como referencia a los
derechos naturales de
los hombres,
esta Declaración habría sido desactivada, volviéndose un documento
de derecho
puramente positivo, que debería ser aplicado
por todas las naciones que se adhieran al
nuevo texto de o a algún otro documento similar.
Es
una
cosa
pavorosa lo que
está a punto de
suceder. Y va más allá. La corte
Penal i
Internacional,
que
fue
instituida hace algunos años, tendrá como área de competencia
juzgar a las naciones o entidades que
rechacen reconocer estos “nuevos derechos” inventados o que se
inventen. La
Iglesia
Católica es uno de
los posibles
blancos de esta
Corte
Internacional. Ya hubo quien dijo
hace años que el papa Juan Pablo II podría haber sido intimado a
comparecer
ante el tribunal Internacional por oponerse a un “nuevo
derecho”, el “derecho” de
la mujer al aborto.
Una amenaza similar se cierne sobre
Benedicto XVI. Y en el campo de
la educación sucede lo mismo con la ideología de género. En virtud
de un “nuevo derecho humano”, las personas podrían
escoger su género. Por
tanto, el género debe ser enseñado en las escuelas.
Es adoctrinamiento ideológico en gran escala, hasta el punto de que
quienes no suscriban esta ideología pueden ser castigados
por un tribunal internacional.
*
P.: ¿Se discute por tanto un cambio del texto de la Declaración?
+
MS. :La Declaración de 1948
enuncia principios fundamentales. Son verdades primordiales,
fundadoras. Nosotros reconocemos este hecho, que el ser humano tiene
naturalmente derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad, a
casarse, a asociarse,
a expresarse
libremente, y que eso no depende de
la voluntad arbitraria
de
los hombres. Incluso antes de
formar parte
de una sociedad
política organizada, el
hombre
ya tiene derechos humanos fundamentales.
Y los derechos preceden la ley. Pero el hombre necesita que la
sociedad se organice para que esos derechos se
apliquen, respetados,
y que eventualmente las infracciones sean reprimidas. Todo esto
está siendo cuestionado actualmente. Depende
de
las facciones.
Hay una facción a favor del
aborto y otra en contra.
Pero los que
gritan más alto son los partidarios de
introducir una
modificación en la
Declaración
de 1948 que alteraría
la naturaleza
de
la
Declaración,
tanto como la de la propia ONU.
*
P.: ¿Esto es fruto únicamente de la manipulación del poder o
también de un “oscurecimiento de las conciencias”, utilizando
una expresión de Benedicto XVI?
+
MS.: Benedicto XVI tiene motivos de los más sólidos para
insistir en el papel y en la pobreza de la razón. Todo lo que
acabamos de discutir son problemas de antropología y de moral
natural. Hay que señalar que la defensa del ser humano no es un
privilegio de la Iglesia: forma parte de las grandes religiones de la
humanidad. La necesidad de defender al hombre, de reconocer la
dignidad del hombre es una cosa a la que la gente tiene acceso a
través del uso correcto de la razón. Por desgracia estamos
asistiendo a una perversión de la propia razón. La razón se
utiliza para llevarla a las trampas de la misma. El hombre es capaz
de ser manipulado, es capaz de ser dominado. En portugués hay una
expresión muy bonita, que parece se usa en el candombié (un
tipo de santería), para decir eso: la gente puede “hacer la
cabeza” de alguien. Es exactamente eso. La razón de un individuo o
de un pueblo puede ser desconectada. Y se puede llenar la cabeza de
alguien con ideas completamente locas. Es el caso del aborto y la
eutanasia.
En
Bélgica el aborto fué criminalizado en 1867. Quienes mandaron
aprobar esa ley no fueron los católicos, sino los liberales, que en
aquella época eran más bien de tendencia masónica, como por cierto
sucede hoy. Fueron ellos lo que hicieron esa ley. Los católicos la
aprobaron, pero fue iniciativa de los liberales, entonces
mayoritarios. Eso significa que la razón funcionaba. La razón le
había hecho ver que era vidente que el ser humano debió ser
protegido desde su nacimiento. Es una cuestión de razón. Los
tiempos han cambiado. Puede alterarse la capacidad de raciocinio. Hoy
asistimos a varias maniobras que van en ese sentido. Están los casos
del aborto, de la eutanasia, del género. Está el problema de la
homosexualidad: hace treinta ños ¿Quién habría pensado en
promover un “nuevo derecho” a la homosexualidad? La razón humana
es capaz de genialidades, pero tiene también una facultad delicada,
vulnerable, frágil, una facultad que puede ser desactivada,
adormecida. La peor forma de esclavitud es la esclavitud mental, la
esclavitud de la razón, que comporta una consecuencia: el naufragio
de la fe, porque no hay acto de fe que no sea razonable. Entonces, si
entra en esa confusión mental de decir que el aborto es un derecho,
la eutanasia es un derecho, se entra en un proceso que acaba
corrompiendo no sólo la razón, sino también su fe.
(Por
Alexandre Ribeiro). 30/8/2009).
Algunas
reflexiones del blog:
+
Monseñor expresó en esta entrevista conceptos interesantes y
aclaratorios , pero como es un funcionario vaticano políticamente
correcto, expositor del espíritu del Vati.2, democrático y filo
yanqui, le sucede como a otros que denuncian los males del Mundo,
únicamente con inciertos argumentos tomados del Mundo, sin evadirse
del liberalismo enquistados en el Vati.2; lo que origina una
confusión que pacientemente podría y debería dilucidarse.
+
Monseñor Schooyans considera la Declaración de 1948 un arquetipo
de beneficios en favor de la humanidad, y que los lamentables
acontecimientos que están ocurriendo en nuestros días, desdiciendo
su opinión, radican únicamente en que esa Declaración fue
bastardeada. La verdad es otra; esa Declaración escrita con
espíritu masónico renegó de Dios, y se basó en el liberalismo de
los poderosos contra los indefensos. O sea, la Declaración de 1948 y
sus fuentes, con la exaltación del poder humano desprendido de las
leyes naturales y divinas, conducen inevitablemente, (pues son la
causa ), a los cataclismos actuales.
*Esa
Declaración atea necesariamente iba a modificarse tarde o temprano,
no porque Kelsen la haya interpretado en derecho positivo, sino sólo
porque sin Dios no tiene fundamento sólido alguno; no está basada
sobre piedra, sino tambaleándose sobre las arenas cambiantes de
las arbitrariedades.
+La
Declaración fue escrita durante el apogeo de la victoria aliada en
la segunda guerra, En tiempos en los cuales Pablo VI pretendía
congraciarse con las NU, de espaldas a Dios (como en la nueva Misa);
cuando los ‘derechos humanos’ asesinaban nacionalistas; las
bombas atómicas y de fósforo caían sobre poblaciones civiles en
Japón y Alemania; el dejar hacer a la barbarie del aliado soviético;
y pocos años atrás el drama de los cristeros y de los rojos en
España; el racismo USA; la Guerra fría, etc. ¡ Y en 1982la pérfida
alianza de los usurpadores para impedir que Malvinas sea recuperada
por sus dueños legítimos, sin que, por supuesto, intervenga
haciendo justicia la ONU!. En fin, violencia y muerte por el mundo en
nombre de la libertad,
la democracia y los derechos humanos, ante la cínica
impavidez de la ONU, y sus `derechos humanos’.
+
La Constitución de USA, fue elaborada por negreros esclavistas, y la
francesa fue escrita al pié de la guillotina sangrante. ( y la
Argentina sobre la sangre vertida por los unitarios en Caseros! Todas
con espíritu masónico, sin mención alguna a los derechos de Dios,
pues interferirían con los derechos de los poderosos imperialistas.
Desde ese entonces la teoría atea de los derechos humanos derivó
inevitablemente en guerras, miseria, vergüenza y terror; desechando
los auténticos derechos humanos.
.+
Es desconcertante que mencione la existencia de ciertas naciones
“democráticas”. En esta época y en las condiciones políticas
actuales es imprudente y no se ajusta de ninguna manera a la
realidad. Actualmente no podrían existir naciones democráticas,
más bien a todas las así auto-nombradas, los amos les desconocen
la soberanía para engrandecer el poder ilimitado de una perversa
tiranía mundialista atea y racista. Por otra parte ¡basta, por
favor de acusar de los males a los ‘tiranos’ nacionalistas, que
generalmente fueron más democráticos que los liberales!
+
Durante la elección de Pablo VI , en dos sesiones había sido
consagra Sumo Pontífice el cardenal Siri, pero, se segura, que su
candidatura fue eliminada ante la intimación de ‘ciertos’
poderes mundiales de los países ‘democráticos’, propulsores de
‘derechos humanos’, decididos a lanzar sobre el Vaticano unos
misiles disuasorios, nombrándose entonces al mismísimo Pablo Vi, a
gusto de los ‘aliados’ ¿En la última elección de Francisco
el Cónclave se habrá reunido en el Pentágono? Bromas aparte,
¿Tienen tanto poder galicano las democracias liberales y
capitalistas sobre el Vaticano?
+
Hoy día la inteligencia de los liberales puede o no funcionar
perfectamente, pero ellos expresamente ocultan su raciocinio en
uno de los bolsillos, para llenar el otro con los dólares del
soborno. La razón liberal interviene para aconsejar la
transacción.
+
El conocimiento alimenta la fe, y la ignorancia y el miedo la
disminuye, “si no se sabe, tampoco se puede creer”,
(Pieper,
Garrigú-Lagrange, etc).
Pero el Cardenal Ratzinger al denunciar la falta de fe por la falta
de estudio, olvida una causa fundamental: él mismo participó en el
descalabro de la fe como miembro prominente del Vaticano II, con su
flamante y asombrosa teología, dejándola esmirriada por la manía
de cambios arbitrarios, modificaciones ecuménicas, reuniones cuasi
burlescas como la de Asís, falta de espíritu apostólico, el
repudio, en fin, a lo que se creyó siempre, lo mismo y en todo
lugar, por ser palabra de Dios.
Dejando
la imagen de una religión protestantizada, ‘opinóloga’,
actualizándose sobre la marcha por falta de convicciones firmes,
derrotada por el poder del Mundo. ¿Quién va a adherir a una
religión humanamente asustada, arrepentida, pidiendo disculpa por su
dogmatismo, que pretende, para sobrevivir, adherir a los males del
Mundo? ¡Eso no es humildad! ¡Tampoco los es fotografiarse viajando
en subte , Bergoglio! ¿Con ese lloriqueante criterio acaso algún
misionero podría hacer apostolado?-