¿Es el alma inmortal
?
Por el padre
Hillaire en “La Religión
demostrada”
¡La delincuencia es imparable!
D
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ecir que cuando uno muere, todo muere con
él, es suprimir toda virtud, todo deber, toda religión. Y en verdad, si no hay
nada que esperar, nada que temer después de esta vida ¿Qué interés podemos
tener en practicar el bien, el deber, la
religión, a menudo tan penosos? ¿qué digo? El bien y el mal, la virtud y el
vicio no son más que vanas preocupaciones y odiosas mentiras.
La virtud cuesta grandes sacrificios,
mientras que el vicio agrada a nuestra naturaleza caída. Ahora bien, si nuestra naturaleza se limita a esta tierra,
si la virtud no produce frutos de
felicidad eterna, si el vicio no acarrea dolores inconsolables para la vida futura, es una tontería sufrir
tanto para practicar la virtud y preservarse del vicio.
Entonces fallan por su base la virtud, la
familia, la religión, la sociedad. Si fuera cierto que con la muerte todo muere, el mundo se vería inundado por un diluvio
de crímenes. El robo, el homicidio, las más vergonzosas pasiones, no tendrían
barreras, porque se tiene, con frecuencia, la facilidad de escapar de los gendarmes y de las prisiones.
Una sociedad que no cree en Dios, no en el
alma ni en la vida futura, no respeta justicia ni moral. Verdaderamente, si
todo se limita a la vida presente ¿porqué se ha de consentir que la autoridad,
la fortuna, y los placeres sean para los poderosos?¿porqué la sumisión, la
pobreza, la miseria y los sufrimientos han de estar reservados a las clases más
bajas?... Si la vida futura es un sueño, el hombre tiene sobradas razones para
buscar en la vida presente el gozo, su felicidad. Si no los halla, le asiste
toda la razón para conquistarlo con la fuerza, las armas, la revolución. Y si
fracasa nadie puede reprocharle el que se abandone a la desesperación y busque
en le suicidio el único remedio posible que le queda.
ESCRITA HACE MÁS
DE CIEN AÑOS, ESTA ES LA CAUSA PRINCIPAL
DE LA VIOLENCIA Y
LA CORRUPCIÓN DE
LA SOCIEDAD ACTUAL.
Comentario
nacionalista: Los abogados, psicólogos, etc., materialistas y ateos, jamás
podrán erradicar la violencia y la corrupción generalizada, sin tener en cuenta
las verdades metafísicas y religiosas sobre Dios y el ser humano. En caso contrario, por más que aumenten en las
calles y en las canchas la cantidad de
efectivos policiales e instalen todos los artilugios técnicos, la delincuencia es imparable. ‘Cuando
Dios no existe todo está permitido’; cuando la ley de Dios no rige la vida de
un país, el único límite que se ponen los corruptos es evitar alguna sanción de
la ley positiva; donde los más
poderosos, y la gente del gobierno, cuentan con todos los recursos para evadirla; ¡porque ellos hacen
las leyes! ¡son siempre impunibles! Además, si el poder político, causa ejemplar
de la moralidad, es corrupto, la
delincuencia es imparable; y jamás se podrá
recuperar la paz, el orden , la seguridad... el Bien común, en
definitiva.