CONTRARREFORMA
Y
ANTICAPITALISMO
FEDERICO IBARGUREN.
La Contrarreforma (siglos
XVI-XVII) no sólo se define como una reacción de la Iglesia Católica romana
contra las herejías religiosas de Lutero y Calvino; como la lucha de los
jesuitas contra el anticlericalismo de todo pelaje: librepensador y ateo.
Constituyó, en su tiempo, una verdadera revolución
cultural dentro de la Cristiandad, abarcando –a fondo y parejamente—el
ámbito de la convivencia humana en los diversos aspectos : ético, estético,
político, económico y social . En Europa y, además, en otros continentes .
Nuestro siglo, apóstata y
negador –utópico y materialista a la vez—ha enseñado al hombre, desde la edad de razón, a
prescindir de su pasado como fuente de experiencias en nombre de un futurismo
ideológico ( agnóstico y
positivista ) llamado progreso social . Grave error, ahora se ve. ¡ Si pudiera
el mundo volver sobre sus pasos y desandar lo andado en este orden de ideas !
Reconforta, por lo mismo,
comprobar que la juventud de mi patria –lo mejor de ella por lo menos—no sigue
ese camino suicida de la generación precedente . De nuevo la Tradición es , en
consecuencia una “ solución de continuidad “ histórica –acaso la única viable
para los tiempos que corren—No sirve sólo de eventual calmante para la jaqueca
crónica que enloquece a la sociedad
moderna ; ni abriga la arbitraria pretensión de detener románticamente el
tiempo que pasa inexorablemente ante nosotros . La vida no puede paralizarse como las
momias . No es un cadáver. Tiene movimiento. Porque los pueblos , como los hombres , poseen
–en cierto modo—su alma . Y ésta no se mide ni se cuenta con estadísticas ni
con números , a la manera de los balances comerciales . Su esencia depende del
contenido metafísico más que del continente físico , geográfico o étnico que
abraza .
La personalidad y el ser
colectivo son , sí , entidades espirituales
dependientes de una CULTURA . En forma tal que , sin ella , no puede haber
verdadera libertad ni auténtica soberanía ejercida por sus titulares legales .
Ni tampoco puede hablarse, en realidad, de vida histórica de la comunidad de
que se trata.
Puestos así, previamente los puntos sobre las
íes en materia tan ardua , he de
aventurarme ahora –por cuenta propia-- en analogías y correspondencias sobre el
tópico, algo más accesibles a la vocación intelectual que sustento.
En primer lugar, se ha
dicho que de los capitanes y soldados de la conquista heredamos nosotros el caudillismo peninsular (Renacimiento) ;
en tanto que de la Contrarreforma recibimos la concepción jurídica madura (que
no es tan moderna como algunos pretenden ) de justicia social en el reparto de los bienes. O sea
–contemporáneamente hablando—la iniciativa de acción planificada, dirigida por
el Estado, en el terreno del bien común económico.
La madre patria –en
virtud del descubrimiento—asentó, es cierto, su tutelar dominio sobre nosotros.
Pero no para esclavizar, explotar, corromper, como han hecho y hacen los
pueblos anglosajones o la Rusia soviética, sino con una alta misión
universalista –civilizadora y redentora a un tiempo—fruto de la espléndida
madurez europea del renacimiento católico . No constituye mera casualidad el
hecho de que, los modernos fariseos de las libertades humanas, hayan sido los
exclusivos creadores de la sociedad anónima . El invento del “ holding ”, su inevitable
consecuencia—resulta incompatible, en todo sentido con las viejas tradiciones y
leyes de España, precisamente ( Partidas- Fuero Real- Nuevas Recop. ).
He ahí, resumiendo, la
limpia ejecutoria de nuestro pasado fundador . Pero una constante histórica como ésta –es
necesario aclararlo de antemano—no se forma ni se define por tal o cual
elemento aislado . Se construye
con la armonía de muchas notas distribuidas con criterio de valoración
jerárquica, pero fundacionalmente independientes entre sí . Diríase una pieza
de música donde se subraya –entre sonidos de diverso timbre—un leiv-motiv o tema central que da sentido arquitectónico
al conjunto .
Semejante leiv-motiv
raigal se llama en América Hispana :
la Contra-
reforma .
Y bien, no nos convence
el argumento contrario de las izquierdas y liberales de todo pelaje que niegan
la precedente afirmación . ¿ Qué en nuestras playas arribaron buscadores de oro
y plata vestidos de hierro ? Es cierto , pero esos hombres no trajeron aquí
otro capital que su heroísmo y lo dejaron en América sin llevarse , casi nunca ,
rédito alguno .
Su descendencia heredó
ese capital al mestizarse en tres siglos de convivencia con el indígena . Su
clase dirigente sentía desprecio por el negocio y la industria ( ver libro VI- Recop. Indias) . La usura
estaba prohibida bajo severas penas sancionadas por una legislación protectora
de las auténticas libertades del hombre . El ejemplo lo tenemos : 1) el proverbial
despilfarro de los capitanes peninsulares y sus lugartenientes, no obstante
haber descubierto los tesoros más fabulosos de la tierra ; y 2) en el celo de
la Corona al reglamentar, no sólo deberes y obligaciones de los adelantados y
funcionarios que iban al nuevo mundo, sino también el límite de sus ganancias
conforme a preceptos de la moral cristiana ( Libro IV y V. Recop. Indias
) .
En anglo-América, por el contrario , hija de la Reforma, la mentalidad
protestante impuso a la comunidad su odio contra el concepto romano de la
jerarquía política y la equidad social . La aspiración rapaz del capitalismo
–individualista y antiestatal—que va implícita en el cisma religioso de que se
trata , fue asegurada en América del Norte por una fuerte minoría de
propietarios, en leyes escritas que amparaban pretorianamente a los “ricos”.
Los pobres, que formaban legión eran explotados sin piedad y despreciados hasta
como seres humanos . Sus derechos legales se transformaron en letra muerta por
obra de la justicia puritana ( evangélica en la forma pero clasista por esencia
). Se exaltó el exitismo utilitario , la
usura y el crédito . Vale decir , los instrumentos utilizados por la burguesía
gobernante para obtener privilegios y , en suma
, mandar políticamente.
La guerra de exterminio
al aborigen declarada por el “Pioneer “ yanqui –convertido en propietario de la
tierra en virtud del sistema colonial implantado desde 1624—debió correr pareja
con la implacable persecución al catolicismo que, --como se sabe—ordena
practicar, a riesgo de pecado, el amor al prójimo ( traducido en caridad y trato
justo) cual reflejo del amor a Dios. “Sólo queda un enemigo : el catolicismo .
Sólo se oye un grito general No Popery—ha
escrito Carlos Pereyra (Breve Historia de América )… No se permitía que los
miembros de la Compañía de Jesús pisasen el territorio del Estado . Si lo
hacían la primera vez se los expulsaba , y la segunda se les aplicaba la pena
de muerte . Estas disposiciones eran
semejantes a las de Virginia…”.
En suma, el régimen
capitalista contemporáneo –implícitamente protestante y con metrópoli en
Londres o en Washington—en ningún momento de la historia trató con sentido de equidad y de justicia (léase verdadero sentido imperial) a los pueblos débiles y
razas de color ; cuyos territorios –fuente de riqueza y de materia prima—ha
explotado hasta el día de hoy revelando un criterio mercantil de crudo signo
imperialista.
Resulta al presente
exactísimo el aforismo que, con referencia la historia de Inglaterra nos
proporciona Belloc en una de sus mejores obras (Cómo aconteció la Reforma): “ La
Reforma –se lee allí—fue un levantamiento de los ricos contra los pobres ”.
El mundo actual
–conformado hasta los tuétanos por la mentalidad, costumbres y modos de vida
protestantes—está pagando con sangre , sin duda , las funestas consecuencias de
aquel largo despotismo de la codicia en los cinco continentes de la tierra .
Hemos insinuado que
Hispanoamérica desde los albores de su cristianización, heredó el caudillismo renacentista por vía del
conquistador y la justicia social por acción
del sacerdote y del misionero.
La implacable “ sed ” de
riquezas –característica notable del siglo XVI—tantas veces denunciada por fray
Bartolomé de las Casas quedó detenida al sur de Río Grande ( al menos en sus
peores efectos sociales ) luego de sancionadas las
célebres Ordenanzas de Alfaro por S.M.C. Felipe III . Por ellas (1618) fue suprimido el
servicio personal del indígena –esclavitud “de facto”—en toda la extensión de
las provincias del Tucumán y de Paraguay, con expresa prohibición de trabajar
para los menores de 18 años, y estableciendo entre otras exigencias, el salario
obligatorio durante once meses en el año. Tales obligaciones constituyen, como se
ve, un anticipo jurídico-social del Estatuto del Trabajador, que muchos pueblos
de la edad contemporánea esperan aun en vano.
La implantación del nuevo
sistema –que reemplazó con ventaja al de la Encomienda—hubo de ser planificado
sin sentimentalismos –pero con la mística de Trento—por los jerarcas de la Contrarreforma ( la Compañía de Jesús ) en vastas zonas del nuevo continente . A
los indianos , aborígenes y mestizos se
les dio real oportunidad histórica—salvado el escollo de su inferioridad
racial—de participar, así , en lo beneficios del siglo de oro europeo ( que duró
dos centurias ), en sus distintos aspectos humanos de comprensión, solidaridad
en la convivencia y paternalismo gubernativo.
Las Ordenanzas de Alfaro
que entre nosotros hizo aplicar con rigor el gran Hernandarias—terminaron
siendo incluidas por Carlos II , en el año 1680 , en la Recopilación de Indias.
Ahora bien: ¿ Con qué
criterio la egregia Compañía de Jesús iba a organizar, en las cálidas tierras
del Paraguay y del Río de la Plata , sus famosas “Reducciones” de indios ; reforzando
la estratégica y desguarnecida frontera del Imperio Católico con Portugal ? “ Los jesuitas, al obtener de los monarcas
una completa libertad de acción, una dependencia absoluta respecto de los
establecimientos españoles, y la seguridad de que sus neófitos no podían ser
sometidos al servicio personal –se lee en un ensayo exhaustivo de la Dra. Sofía
Suárez—procedieron a desenvolver un
amplio plan de conquista y organización que debía reemplazar con éxito al servicio
militar fracasado, solucionar el problema social de la época y salvar la
situación angustiosa en que las tribus sublevadas habían colocado a la colonia ”.
Al fin, implantaron los
Padres el régimen de evangelización “ en masa ” –anti-individualista-- que pervivió hasta madurar en Hispanoamérica ,
triunfando de todos los golpes de mano portugueses e imperialistas y de las
intrigas , calumnias y acechanzas de la masonería europea : principal
interesada en la completa ruina y desaparición de la gloriosa orden ignaciana .
Esta , fue traidoramente expulsada de España y sus dominios recién en el año
1767 , en virtud de una insólita real orden del monarca Carlos III.
Y bien, aquel régimen
americano, originalísimo para su tiempo, tenía
por esenciales características las siguientes notas –nada anacrónicas
decimos nosotros hoy—de considerable interés e imprevisibles proyecciones
futuras:
I.
Antepuso el BIEN COMÚN (o
de la colectividad) al interés particular individualista. Este principio
anti-maquiavélico aplicado a la política, reconoce su raíz en la filosofía del
P. Suarez para quien Dios es el que confiere inmediatamente “ la potestad
política a la COMUNIDAD ”; la cual potestad “aun cuando haya sido
transferida al príncipe –dice—quedó retenida “in habitu” por el pueblo , pero
éste no la puede restringir ni abrogar sino en casos muy graves ”. De ahí sale
la doctrina católica ( y no la liberal cuyo padre es Rousseau ) de la SOBERANÍA
DEL PUEBLO, tan deformada en nuestro
siglo (conf. P.G. Furlong S.J. “ Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el
Río de la Plata ” ).
II.
Exaltó la tradición
americanista respetando –con fino
sentimiento de la realidad—los hábitos y costumbres del nativo que no fueran incompatibles con los dogmas de
la Fe católica ( idioma, estamentos vernáculos y folklore en
general ). Se explica, si, que adoptaron
los Padres el regimen comunitario de la propiedad en las reducciones no tanto
por un exagerado prurito utopístico ( influencias de Platón, Morus y
Campanella); sino acaso por combatir el espíritu de “avaricia ” del
protestantismo revolucionario oponiéndole una herencia social incásica de gran
arraigo y fuerte fondo teocrático , a la vez , en toda la América precolombina.
III.
Inculcó el principio de
AUTODETERMINACIÓN de los pueblos,
practicándolo de hecho en sus tierras bajo el gobierno tutelar y paternal de
los curas rectores ( sólo vigilados por el Superior y el Provincial de la Orden
, los que dependían , a su vez ,del General). Con respecto a los funcionarios
civiles de la monarquía, no reconocía el régimen misionero superioridad
jerárquica alguna. En materia administrativa y económica era independiente,
subordinado directamente –y sin intermediarios—al rey de España, a quien en
señal de vasallaje pagaba un tributo anual estando exento –por especial privilegio—de
todo otro servicio de dependencia ( reales disposiciones de los años 1649,
1663, 1711, 1716, y 1743).
IV.
Impuso la idea
COOPERATIVA del trabajo a los naturales reducidos , a la manera monástica de
las primeras sociedades evangélicas ; pero adaptada , --esta idea— a las
características locales de raza, clima y ambiente . Inspirados en Platón (“ La
República ”), los jesuitas combatieron el ocio regimentando a la perfección,
aunque sin despotismos, la jornada diaria que se cumplía --entre los guaraníes—por
colectivos turnos periódicos de 4 a 6 horas de duración como máximo. El trabajo
era allí obligatorio, lo mismo que el descanso ( distracciones, prácticas
religiosas y ejercicios de adiestramiento ). Así como también el aprendizaje
vocacional o artístico y la danza (conf. José Manuel Peramás S.J. “ La República de Platón y los guaraníes
”) .
V.
Practicó la más estricta
JUSTICIA SOCIAL en el reparto de bienes de la comunidad sobre la base de una
permanente tutela de la autoridad en
la distribución del consumo . “ Este régimen era indispensable debido a la
imprevisión , pereza , poca economía y glotonería de los naturales ” ( Sofía
Suárez, ídem ).
VI.
Convenció a las tribus
indígenas --por medio de la organización, el ejemplo y las buenas obras—educándolas
metódicamente con un sentido TEOCRÁTICO (contrarreformista) en las ciencias,
artes y prácticas de la vida moderna. Por obra de la liturgia, música y el
canto los misioneros consiguieron agradar a los indios, despertar sus corazones
y atraerlos a la Religión Verdadera, aislándolos –a designio—de toda
contaminación exterior ( léase penetración capitalista ). Fue abolida la pena
de muerte entre los guaraníes , y sólo
la cárcel y los azotes estaban permitidos ; pudiendo el preso , en cada caso ,
apelar ante el Superior Provincial por la sanción impuesta .
VII.
Reinó permanentemente la
DISCIPLINA SOCIAL y el acatamiento a la JERARQUÍA de los Padres , en el vasto
ámbito de la República Guaraní . Debido a los frecuentes ataques de los
mamelucos y bandeirantes , dirigidos desde el Brasil , los pueblos reducidos
debieron defenderse por sí mismos , permitiéndoles el rey usar –en tal
situación—armas de fuego bajo la
custodia de los curas rectores ( autorizaciones dadas con fecha: 1640-
1641-1669-1716- 1743, etc.) . Así la MILITARIZACIÓN en masa ( conscripción
obligatoria ) fue la consecuencia obligada
y necesaria de aquel estado de peligro perpetuo en que vivieron todas
las Reducciones jesuíticas , cercanas a la frontera con Portugal , durante algo más de un siglo
(P. Furlong S.J. “ Los jesuitas y la
cultura rioplatense ”)
Antes de
finalizar, lector amigo, séame permitida esta exclamación personalísima de
desahogo sincero y patriótico ¿ Y a semejante obra monumental de la Contrarreforma
–pregúntome para mis adentros—los mistificadores masónicos de izquierda y de
derecha ( repletos , por cierto , de cátedras oficiales ) llaman todavía la “ nefasta
obra colonial ” de España en América
?
¡ Basta ya de mentiras y afuera con ellos ! +
Federico Ibarguren.
(Publicado en “Dinámica Social”).
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