sábado, 8 de julio de 2023

 

¿ “UN PAÍS DE MIERDA” ?

 

Interjección que nos brota espontáneamente ante la situación indignante del país. Pero no es justa. Argentina subsiste por encima del estado fatal en que la postró la mafia de los políticos unitarios y demo-liberales usurpadores. La Argentina es una realidad bella, inmutable, permanente, digna, Soberana. Las circunstancias que la atacan no conmuten su esencia, tan firme como esas rocas marítimas donde golpean sobre ellas las olas sin lograr alterarlas.  

 

Para decir verdad, deberíamos exclamar: ¡que políticos de mierda!   ¡Unitarios y liberales de mierda!, causantes de haber destruido el país y estragado al pueblo, dejándolo incapacitado para reaccionar, porque lo engañaron enseñándole que sus verdugos son sus salvadores.

 

Otros podrían exclamar ¡que pueblo de mierda!, por su adhesión fanática al liberalismo que lo exprime, pero no sería justo. Los pueblos son reflejo de sus gobiernos.  Y el que nos gobierna irradia todas las lacras morales sobre el ¿Cómo pretender que sea un pueblo como esos gobernados patriótica y cristianamente?

 

Su conversión al liberalismo fue forzada violentamente por los gobiernos masónicos y cipayos que se sucedieron desde Caseros, y lo asumió.         Fue inevitable. Hasta que se degradó, como una masa amorfa y manipulable amasada para servir al imperialismo.

 

Pero no es su fin, pues surgiendo un gobernante paternal  y  patriótico       ¡que Dios tenga misericordia ! lo educará con el ejemplo y la persuasión, encauzándolo para brillar como en los mejores momentos de la historia argentina.

 

*¿QUE PLANEAN LOS JUDÍOS ORTODOXOS ?

 

Están difundiendo por canales alternativos muchos videos demostrando que los judíos ortodoxos forman una muchachada campechana y muy asimilada en nuestro país, pese a su aspecto vetusto y exclusivista.

 

Un judío ortodoxo de Argentina, por ejemplo, viajó en el transiberiano manifestando durante la larga travesía un ‘porteñismo’ tan exagerado que resultaba falso. Eso sí, durante el viaje aprovechó para injuriar al Zar Nicolás, mártir del odio judío, y protestar contra un arbolito de Navidad que  le molestaba verlo , erizándose como un gato ante un perro bravío. Pretendió “argentinizarse” invocando al mate, al futbol, a la “Legrand”, al tango, etc.  Pero ocultó ¡ genio y figura hasta la sepultura ! la verdadera identidad argentina, sustituyéndola por elementos circunstanciales, ecuménicos, indiferenciados, propicios para modificarla ecuménicamente, en cuanto los buitres lo dispongan.  Los ortodoxos y aún los judíos liberales conocen la verdadera realidad argentina ; pero nunca la manifestarán. ¿Qué pretenden con esa efusión de patriotismo argentino? ¿Que se traen entre manos estos ortodoxos?

 

Hay más propaganda con ese tono.  Los ortodoxos tienen facha siniestra pero en el fondo son niños de pecho. Unos joviales y sonrientes periodistas judíos ortodoxos aseguran desde Israel que los ortodoxos son afables y cariñosos. Si Ud. se permite dudar, pregúntele a los palestinos.  Otro rabino organizó una comedia cómica, imitando a Capusotto ¡ Se pasan la vida alegrando al mundo! Es lógico preguntarse ¿se estarán organizando para convertir a la Patagonia en un jolgorio de risas y cantos ? ¿ Para que los reciban con los brazos abiertos  ?

 

Pero ¡guay!  Si algún despistado pretendiese trastrocar la esencia del Estado de Israel, exhibiéndolo como un país donde la gente viste de negro, usa sombreros ridículos o baila mientras reza. Cosas que cualquiera sin ser judío podría realizar. Omitiendo el verdadero fin de su existencia.  ¡Jamás lo permitiría! ¡Sería acusado ante la Humanidad como antisemita|  Pero se permite libre e ignominiosamente defenestrar la identidad    nacional argentina. Siempre la misma odiosa actitud: en Israel son intolerantes, totalitarios y excluyente: en Argentina: ecuménicos, indefinidos y liberalísimos.

 

* JUSTICIA PURITANA:

 

Sebastián Villa fue condenado por unos golpes que le propinó a una “dama”. Se metió con quien no debía. La nueva justicia de moda decretó que las “damas” son intocables, hagan lo que se les ocurra. El que infringe esta ley comete un pecado gravísimo, capaz de frustrar su vida. Mientras tanto continúan los crímenes sangrientos contra los bebes, la degradación de la juventud desesperanzada, etc. Etc. Estamos en pleno puritanismo, tal como ordena el 1º mundo. Con unos jueces que le dan, impunemente, cachetazos a la Justicia , sancionando sólo las infracciones contra la virtud de   la  templanza.

 

* PROMISCUIDAD SEXUAL;

 

 Hollywood siempre a la cabeza divulgando perversidades; es común que en una reunión se señale a un joven “virgen” como lelo, el hazmerreir de los asistentes.

 

Pero la vida sexual de los jóvenes “liberalizados” no es más promisoria, pues se trastoca en cierta indiferencia sexual que los incita a descubrir perversiones. Recordar lo que el Dr. Marañón cuenta de la impotencia de los “don Juanes”.

 

Para llegar a imponer la pedofilia legalizada, necesitaban comenzar lentamente derribando escollos como la diferencia sexual, la castidad, el pudor, la educación mixta, etc. cosas que cusan una tirria inaguantable a los “liberadores” sexuales.

 

Esta notita que copiaré a continuación, de una revista que cayó en mis manos, explica las perversiones sexuales donde caen los “liberalizados” sexuales:

 

“Hace algunos años fui al médico por ciertos disturbios nerviosos. Estaba en la antesala cuando vi salir del consultorio al paciente que me había precedido, un muchachote robusto y rubicundo que despertaba envidia. Pregunté al médico: ¿Este tipo también sufre de los nervios?

-No, me contestó- tiene el complejo de la playa.

-¿De qué se trata?

Se trata de una virilidad limitada. Una deficiencia que hoy alcanza a muchos jóvenes. A fuerza de vivir en la confianza deportiva de las muchachas, a fuerza de verlas casi desnudas, muchos muchachos pierden la fantasía erótica que es necesaria para encender la virilidad. Fantasía que antaño era más viva que ahora. En el siglo pasado, querido amigo, en materia de sexualidad estaban más enterados que nosotros.  A fuerza de mostrar se acaba por suprimir el gusto de descubrir”.

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