UN ÍDOLO DE LA DECADENCIA Y LA ENTREGA
Artículo del Padre
Leonardo
Castellani
Publicado en la revista Dinámica
Social:
LOS GRANDES
LITERATOS PERCIBEN EL FENÓMENO DE LO DEMONÍACO
¿
DE QUÉ HACE BORGES EN SUS “FICCIONES”, DE SIMPLE SOFISTA O DE SOFISTICADO ?
Un amigo me ha hecho leer el libro de
Borges Ficciones ¡Estos amigos! Por causa
de otro de ellos leí hace dos años el libro Nuevas
Inquisiciones sobre el cual escribí una nota aquí mismo. De Borges leí
además un parte del libro Carriego,
una parte de la Historia Universal de la
Infamia, y una parte del libro Discusión.
Leí completo el libro Poemas, en el cual encontré mucho patagrás y tres “poemas”,
a saber: Fundación mitológica de Buenos
Aires, La noche cíclica y Poema
conjetural.
El libro Ficciones se abre y se cierra con una blasfemia, la misma. En la primera “ficción” Borges
dice: Mi obra no pactará con el impostor
Jesucristo. Pone esta frase en boca de una de sus personificaciones, un tal
Buckley; siguiendo un infalible instinto Borges siempre se identifica con
escritores extranjeros. La última “ficción” es una apología bastante arrevesada
de Judas, cuyo fondo es éste: Judas sería el que redimió el mundo, no
Jesucristo. El resto del libro se compone mitad y mitad de unos “divertimentos”
filosóficos (pseudo-filosóficos) y siete cuentos también pseudo-filosóficos.
Borges es un escritor ingenioso, verbalista y “pseudificador”, o como dicen lo
ingleses “sofisticado”. Hace ya más de 20 años Ramón Doll en su Policía Literaria lo conoció, clasificó
y aún profetizó a Borges con una penetración extraordinaria.
El análisis de cualquiera de los “divertimentos”
filosóficos de Borges, estos de aquí, o los de Discusión o los de Inquisiciones,
revela la extrema penuria filosófica de la cabeza de Borges –incluso la penuria
de sentido común.
Tomemos el más corto de ellos: La Biblioteca de Babel… (Dios quiera que
hoy día no se pueda invertir ese título en La
Babel de la Biblioteca).
Borges sofistica allí con el concepto
de “infinito” que confunde con “indefinido” –o
“acategoremático”, para hablar la jerga del oficio--. Es ésta una distinción elemental, que está en
todos los manuales desde hace veinticinco siglos: infinito categoremático y acategoremático.
Es una contradicción in terminis que lo infinito indefinido
(como la serie de los números) sea realizado. Borges lo pone como “realizado”
(como un sin-fin que tiene fin) y
naturalmente… de un absurdo se puede sacar cualquier cosa. De un absurdo se pueden
deducir las cosas más sorprendentes. Borges cuando escribe siempre quiere sacar
de su boiteà sueprises alguna cosa sorprendente. Pero aquí el truco es demasiado barato.
Y sí Borges deduce de esta confusión
pueril (que quizá le inspiró García Márquez, “Gar-Mar”: de hecho está en su libro
Sugerencias en forma mucho más
ingeniosa y clara) la “sugerencia” de un “Universo Incomprensible” creado por
el azar… y una especie de parábola desesperada e impía.
Su sofisma sombrío consiste en ignorar
la finalidad patente en la naturaleza y afanarse en taparla con imágenes
de vértigo o argucias rudimentarias.
Pero el fin “determina” todas las cosas: el Universo no es “Indeterminado”.
Cualquier estudiante de filosofía sabe (y
me atrevo a decir cualquier paisano del campo) que la realización de todos los posibles a la vez es imposible; pues
muchas cosas son posibles separadamente tomadas pero cuya totalidad se excluye;
como sucede claramente en la Biblioteca
Indeterminada que quiere imaginar Borges. Yo puedo estar de pie y puedo
estar sentado, pero no a la vez. Así al
nacer Borges, era posible sacar de él un filósofo o sacar de él un buen poeta;
y actualmente las dos cosas son imposibles. Ejemplo más claro no puede haber.
Si las matemáticas pueden darme la fórmula de
todas las combinaciones posibles de 27 signos, esa fórmula es mero símbolo: de su realización en la
existencia las matemáticas no pueden decirme absolutamente nada. Las
matemáticas conocen esencias (cuantitativas) pero de la existencia nada pueden saber. La existencia pertenece a otras
disciplinas… En suma, esta “ficción” de Borges no es ni siquiera “diletantismo
filosófico”: es un disparate filosófico, con un poco de literatura rococó.
En la última “ficción”, Tres versiones de Judas, Borges ha mezclado
sus dos géneros en una especie de cuento-divertimento o divertimento-cuento; y
ha encerrado en él su problema religioso personal, el cual no es muy
complicado. “Borges es un escritor inglés que se va a blasfemar a lo suburbios”
–me dijo un cura irlandés-. No solamente a blasfemar, sino a documentarse: a
documentarse literaria y filosóficamente. A los suburbios de la literatura, a
los suburbios de la filosofía, a los suburbios de la bibliografía… “La ciudad
de los libros” no la conoce; conoce los suburbios de ella un poco.
Esta versión de Judas de que hablamos es una blasfemia de supremo
calibre, muy elaborada, calculada, casi disimulada: no proferida en un impulso
de cólera o de despecho, como la blasfemia ordinaria, sino montada lenta y
artificiosamente: no es una puñalada como si dijéramos, es una envenenación: el
crimen de las mujeres y el crimen del odio, no de la ira. Es una blasfemia
judaica, no una blasfemia cristiana, como esta otra, también atribuida a Borges:
“Tengo devoción a la Virgen María… porque no es virgen”.
El fondo es pueril: decir que Judas fue
el verdadero Cristo y “Cristo un impostor” (pg. 32) es lo mismo que decir que
Satán es Dios—que en el fondo no es decir nada, sino invertir una cosa dicha;
como el que dijera que “el ser no es”. Tiene la simplicidad de lo absoluto
y la facilidad de lo invertido, como “la misa negra”. Lo complicado es l a elaboración
y la expresión de esa blasfemia fútil por Borges. Veámosla un poco.
La pone en boca de un filósofo noruego
imaginario (¡cuando no!) llamado Nils Runeberg, que la habría expuesto en dos
libros “teológicos” llamados Cristo o
Judas y El Gran Falsario. Este
heresiarca (no es tal cosa) habría sido primero “rechazado” y después
“despreciado” por los “teólogos ortodoxos”…..Simplemente ignorado por ellos, de
haber existido . Los “teólogos
ortodoxos” no tienen tanto tiempo para perder: esa herejía ni desprecio
siquiera les hubiera inspirado, en Noruega, ni aquí, ni en ninguna parte.
Más lo que quiere Borges es construir
una burla sutil de la “teología” (señora que nunca le ha sido presentada) a la
manera de las que hizo Samuel Butler el pintor, no el teólogo. La intención es
insinuar que con el “razonamiento teológico” (otro ilustre desconocido de
Borges) se podría probarlo todo. Samuel
Butler parodia el razonar teológico;
y como poeta, puede imitarlo en forma especiosa y desconcertar a los
semicultos. El poeta puede imitarlo todo (menos la firma de los cheques) y por
tanto también, (si quiere) falsificarlo todo. Recordemos la soberbia imitación
del pensamiento filosófico que hizo Lugones en su Imperio Jesuítico. También, por más ejemplos, el poeta Rega Molina
hizo una imitación de poesía dramática en un libro enteramente tonto llamado La Posada del León; y así siguiendo. En
este país, donde abundan los semicultos eso puede dar ciertoresultado: Rega
Molina sacó un premio municipal de “teatro…” con una obra que ni siquiera es
teatro “malo”; es teatro cero.
El “razonamiento teológico” que
presenta Borges-Runenberg para abonar su
sorpresiva tesis (la “sorpresa” es el procedimiento literario de Borges) no
tiene de razonamiento casi ni la
apariencia Es teología puntada y ni aún
eso. Yo también, pintor de la escuela “abstracta”, puedo pintar una gallina por
medio de un triángulo isósceles, y una serie de puntitos en el vértice. Pero no
puedo sacar de ella caldo de gallina. Ni siquiera puedo convencer a mis amigos
queridos de que eso se parece a una gallina.
¿Es intencionado en Borges este juego,
o es natural? Quiero decir ¿hace aquí Borges de sofista o de sofisticado? El
sofista es el que engaña a los demás; pero no se engaña a sí mismo; el
sofisticado el que engaña a los demás y a sí mismo. Si Borges es sincero en
este “entretenimiento” arrevesado y quiere
expresar en él su propio penar, es un sofisticado; puesto que allí no
hay pensamiento alguno, sólo palabrería. Si hace concientemente “parodia”,
puede tomarse como una burla (bien ineficaz a nuestro juicio) de la teología chambona en general; y de la protestante
en particular. Pero naturalmente, el tema de esta burla no es tolerable a
ningún hombre honrado, creyente o no creyente, aunque se quiera decir que es
“pura literatura”.
Los “literatos modernos” se han dado mucho ajetreo con la figura de Judas –o Barrabás, Pilatos, etc. Algunos se han dado la tarea de “justificarlo”, con el pretexto de “entenderlo”, suprimiendo la clara y ruda notación de “ladrón” y “traidor” del Evangelio (sin el cual ellos no sabrían que existió Judas) se han dado a inventarle “motivaciones” románticas enteramente absurdas; por ejemplo, la tan socorrida de que fue un creyente fanático en el Mesías que quiso forzarlo a hacer un milagro y precipitar así el advenimiento de su triunfo, poniéndolo en un aprieto crucial… y mortífero. Que buenito el hombre: merece un premio como causa de la “Resurrección”. Si la figura de Judas se vuelve “más noble” o no con eso, no lo sé; sólo sé que la interpretación “benévola” se da de coses con la historia, y no pasa de irreverente fantaseo… y manoseo.
Estos quieren contradecir el Evangelio;
y para eso van y piden los elementos al Evangelio: es como llevar a San Lucas a
un café para emborracharlo a ver si se contradice. Es el disparate fundamental
de lo que se llamó el siglo pasado “racionalismo bíblico”. Estos quieren
refutar “científicamente” la Resurrección, tomando los datos “científicos” de
los testigos de la Resurrección. Pero si
los testigos de la Resurrección fueron falsarios, entonces no hay para qué
refutar la Resurrección. En buena lógica, Borges no debería decir que
Jesucristo “fue un impostor”; o debía decir “que no existió”; o que “no podemos
saber si existió o no”, pero eso no tendría “sorpresa” alguna. Si él sabe por
el Evangelio que “existió”, que se atenga al Evangelio. Si no sabe nada que se
calle.
Estos fantaseos “benévolos” con Judas
denuncian también una tendencia a la molicie y cobardía de nuestra época, que
recula ante las cosas supremas, ante la bondad suprema y la maldad suprema:
preferimos en moral el gris o el rosado sucio al negro y blanco; señal simple de falta de sentido
moral. Así hoy día un hombre mentiroso no es un hombre mentiroso, es un hombre
“político”. Si se puede convertir al Traidor por antonomasia en un héroe
desconocido quedamos más cómodos. “No,
ustedes exageran en lo que pasó entre mi pueblo y Jesucristo –me decía un judío
de buena voluntad--; lo ponen todo en negro y blanco: la realidad es más “nuancée”.
Hoy día todos estamos “nuancées, menos
los “nazis”. Esos no. Esos son abominables.
Así hoy día el criminal se transforma
en un enfermo, el perverso en un resentido, el demoníaco en un histérico o un
epiléptico. Elegantemente se ha tratado de salvar al diablo; de maquillarlo al
menos. No es tan negro el diablo como lo pintan, vamos. Seamos humanos con el
diablo. El comunismo no es tan malo como
dicen: yo conozco un comunista que es un excelente esposo… o mejor dicho
“compañero”.
En realidad, el diablo es más negro de
cómo lo pintan estos, que en este asunto son ciegos. No sólo son malos
filósofos sino malos literatos porque no perciben ni siquiera esa realidad
psicológica capital que percibió Aristóteles
y ha percibido el género humano, clave de la psicología y de la historia
del hombre, que Edgard Poe llamó the imp
of perversity. Los
grandes literatos del siglo pasado, y de éste, percibieron claramente el
fenómeno de la perversidad, de lo “demoníaco”; desde Blake hasta Dostoiewski, y
desde Boudelaire hasta Kierkegard.
Así que Judas anda suelto en la Argentina.
Judas, que es el patrono de los Ministros de Hacienda, pues sacó dinero de
donde a nadie se le hubiera ocurrido, no soñó sin embargo “gobernar”, pobre
corazón. Y ahora parece que está por obtener o ha obtenido puestos de gobierno.
Que lo obtenga. Con gobierno o sin gobierno, Judas termina ahorcándose. +
Y no lo decimos por ml deseo, sino por
benévolo aviso. No seré yo ciertamente quien ahorque a Judas. Judas se ahorca solo.+
No hay comentarios:
Publicar un comentario