viernes, 14 de julio de 2023

 

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Justicia Social.

El Régimen cipayo ofrece al electorado dos alternativas, ambas sometidas al imperialismo: “derechas” e “izquierdas”. Ambas entreguistas del patrimonio nacional. Ambas ignominiosamente omiten la Justicia Social, aunque la pregonan cínicamente.

El periodismo, dominado por unas pocas multinacionales extranjeras se encarga de difundir que las izquierdas marxistas están al servicio de los más humildes, monopolizando la Justicia Social. Otra patraña del Régimen para mantener sojuzgado al electorado, que así considera a sus verdugos como sus salvadores.

La auténtica Justicia Social no fue creada por Carlos Marx, ese judío alimentado por Rothschild, que fomentó y organizó el resentimiento social; y derivó, allí donde se aplicaban sus principios, en violencias sangrientas, en hambre y la ruina miserable y vergonzosa de los pueblos.

 Hoy día el marxismo subversivo se identifica con los nombres: izquierdas, socialistas, progresistas, comunistas, marxistas, anormales sexuales…etc.; utilizan cualquier disfraz de acuerdo a las conveniencias del momento. Todas sujetas, financiadas y dirigidas por el primer mundo. Que a su vez repudia con el mismo furor del marxismo cualquier intento de instaurar la Justicia Social y acabar con la plaga de la usura y la inflación.

En estos días la propaganda comunista en Jujuy es tan abrumadora, que nos preguntamos ¿Cómo es posible que posean honestamente tantos recursos multimillonarios? ¿Quién los aporta?

No puede existir Justicia Social allí donde no impera el amor a la Patria, la amistad social, el sacrificio personal por el Bien Común, y el reconocimiento que los humildes son los preferidos hijos de Dios y por tanto tienen derecho primordial e irrenunciable a ser elevados a una vida feliz. Es evidente, entonces, que la Justicia Social, fue descripta y anunciada por primera vez en la Historia en las parábolas N. S. Jesucristo.

Raúl A. Molina, puso un artículo en la revista Estudios, en septiembre 1948, revelando la auténtica y sorprendente Justicia Social que reinaba en las Misiones Jesuíticas en pleno siglo XVI; tan alejado del siglo de las “luces” liberales. El primero en asumirlas y concretarlas fue el egregio prócer paraguayo Hernandarias de Saavedra, hijo auténtico de la tierra americana. Aplicó un enorme amor heroico, con una Fe y una paciencia admirables, para civilizar y salvar el alma de los aborígenes imponiendo la Justicia Social en una indiada rebelde y huraña, durante siglos venían viviendo fuera de toda ley natural y divina, en plena barbarie, bajo el dominio de curacas diabólicos, y luego entre ciertos encomenderos abusadores. Pero el genio de Hernandarias triunfó emitiendo unos mandatos y ordenanzas sorprendentes, quizá milagrosos, en favor de los guaraníes.  “Es posible, dice Molina, en su condición de nacido en la tierra produjera en él una instintiva simpatía hacia el natural, al extremo, de que su exteriorización le hizo sufrir muchas persecuciones por esa causa…”

“Un gobernante extraordinario, que para gloria nuestra era criollo, lo hizo posible… . Aplicando el humanismo de la religión católica fue el origen en nuestro país, de una auténtica y eficiente legislación del trabajo”… que en nuestros días de los “derechos humanos” aún está en veremos.

Luchaba a su lado para la evangelización del indio el Apóstol del Paraguay, Fray Luis Bolaños. “La encomienda fue un vínculo jurídico impuesto al indio por voluntad del soberano y concedido al español en premio de sus servicios, pero entrañaba obligaciones recíprocas”, la del indio pagar un tributo al Rey en señal de vasallaje. Éste los declaró “súbditos de iguales derechos y obligaciones que los españoles”.

A continuación haré una sucinta descripción de esta incipiente Legislación del Trabajo, con las obligaciones de los encomenderos, numerosas y gravísimas.

- “El encomendero no tenía el derecho de propiedad de los indios, ni se le daba jurisdicción sobre ellos”.

- Tenía “el deber de concentrar a los indios en pueblos ubicados en lugares sanos y fértiles y de hacer en ellos una iglesia para el culto divino”.

- “Prohibía castigar a los naturales, cargarlos con pesos excesivos, sacarlos de sus pueblos y utilizar a las indias casadas en el servicio doméstico”.

- “Los muchachos hasta los quince años y las mujeres hasta los trece, eliminados de todo trabajo. Asimismo los viejos que pasaran de los sesenta años”.

-Deben “concurrir diariamente a recibir la doctrina y señalaba el día sábado para el descanso y el domingo de fiesta, para que oyeran misa con devoción y recogimiento”.

- “Vestidos y alimentos estaban a cargo de los encomenderos, con prohibición del vino”.

 “Los caciques estaba libres de todo trabajo así como las mujeres, que debían acompañar a sus maridos en calidad de cocineras”.

- “Los soldados y encomenderos no podían amancebarse con indias so pena de perderlas, ni impedir el matrimonio de ellas, cuyas elecciones debían practicarse libremente”.

- “Reglamentó el trabajo ordenando que los indios debían servir solamente cuatro días por semana en las faenas rurales, pudiendo llevarse a las ciudades nada más que la cuarta parte de los indios varones, de 15 a 50 años de edad”.

Etc.

 

Nota final del blog: Salta a la vista la diferencia abismal de estas ordenanzas con la barbarie protestante contra los indios en EEUU. Y sin embargo  algunos encomenderos y los actuales liberales y los marxistas repudian la doctrina evangelizadora española, pues no les permite abusar de los más humildes.

El catolicismo fiel a Nuestro Señor puede apropiarse legítimamente, entonces, del término “socialismo”, usurpado por los enemigos del socialismo, marxistas y liberales.

 

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