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Justicia Social.
El Régimen cipayo ofrece al electorado dos alternativas, ambas sometidas al
imperialismo: “derechas” e “izquierdas”. Ambas entreguistas del patrimonio nacional.
Ambas ignominiosamente omiten la Justicia Social, aunque la pregonan
cínicamente.
El periodismo, dominado por unas pocas multinacionales extranjeras se
encarga de difundir que las izquierdas marxistas están al servicio de los más
humildes, monopolizando la Justicia Social. Otra patraña del Régimen para
mantener sojuzgado al electorado, que así considera a sus verdugos como sus salvadores.
La auténtica Justicia
Social no fue creada por Carlos Marx, ese judío alimentado por Rothschild, que fomentó
y organizó el resentimiento social; y derivó, allí donde se aplicaban sus
principios, en violencias sangrientas, en hambre y la ruina miserable y
vergonzosa de los pueblos.
Hoy día el marxismo subversivo se identifica
con los nombres: izquierdas, socialistas, progresistas, comunistas, marxistas, anormales
sexuales…etc.; utilizan cualquier disfraz de acuerdo a las conveniencias del
momento. Todas sujetas, financiadas y dirigidas por el primer mundo. Que a su vez
repudia con el mismo furor del marxismo cualquier intento de instaurar la
Justicia Social y acabar con la plaga de la usura y la inflación.
En estos días la
propaganda comunista en Jujuy es tan abrumadora, que nos preguntamos ¿Cómo es posible
que posean honestamente tantos recursos multimillonarios? ¿Quién los aporta?
No puede existir Justicia
Social allí donde no impera el amor a la Patria, la amistad social, el
sacrificio personal por el Bien Común, y el reconocimiento que los humildes son
los preferidos hijos de Dios y por tanto tienen derecho primordial e irrenunciable
a ser elevados a una vida feliz. Es evidente, entonces, que la Justicia Social,
fue descripta y anunciada por primera vez en la Historia en las parábolas N. S.
Jesucristo.
Raúl A. Molina, puso un
artículo en la revista Estudios, en septiembre 1948, revelando la auténtica y
sorprendente Justicia Social que reinaba en las Misiones Jesuíticas en pleno
siglo XVI; tan alejado del siglo de las “luces” liberales. El primero en asumirlas y
concretarlas fue el egregio prócer paraguayo Hernandarias de Saavedra, hijo
auténtico de la tierra americana. Aplicó un enorme amor heroico, con una Fe y
una paciencia admirables, para civilizar y salvar el alma de los aborígenes imponiendo
la Justicia Social en una indiada rebelde y huraña, durante siglos venían
viviendo fuera de toda ley natural y divina, en plena barbarie, bajo el dominio
de curacas diabólicos, y luego entre ciertos encomenderos abusadores. Pero el
genio de Hernandarias triunfó emitiendo unos mandatos y ordenanzas
sorprendentes, quizá milagrosos, en favor de los guaraníes. “Es
posible, dice Molina, en su
condición de nacido en la tierra produjera en él una instintiva simpatía hacia
el natural, al extremo, de que su exteriorización le hizo sufrir muchas
persecuciones por esa causa…”
“Un gobernante extraordinario, que para gloria nuestra era criollo,
lo hizo posible… . Aplicando el humanismo
de la religión católica fue el origen en nuestro país, de una auténtica y
eficiente legislación del trabajo”… que en nuestros días de los “derechos
humanos” aún está en veremos.
Luchaba a su lado para la evangelización del indio el Apóstol del Paraguay,
Fray Luis Bolaños. “La encomienda fue un
vínculo jurídico impuesto al indio por voluntad del soberano y concedido al
español en premio de sus servicios, pero entrañaba obligaciones recíprocas”,
la del indio pagar un tributo al Rey en señal de vasallaje. Éste los declaró “súbditos de iguales derechos y
obligaciones que los españoles”.
A continuación haré una sucinta descripción de esta incipiente Legislación
del Trabajo, con las obligaciones de los encomenderos, numerosas y gravísimas.
- “El encomendero no tenía el derecho de propiedad de los indios, ni se le
daba jurisdicción sobre ellos”.
- Tenía “el deber de concentrar a los indios en pueblos ubicados en lugares
sanos y fértiles y de hacer en ellos una iglesia para el culto divino”.
- “Prohibía castigar a los naturales, cargarlos con pesos excesivos,
sacarlos de sus pueblos y utilizar a las indias casadas en el servicio doméstico”.
- “Los muchachos hasta los quince años y las mujeres hasta los trece,
eliminados de todo trabajo. Asimismo los viejos que pasaran de los sesenta
años”.
-Deben “concurrir diariamente a recibir la doctrina y señalaba el día
sábado para el descanso y el domingo de fiesta, para que oyeran misa con
devoción y recogimiento”.
- “Vestidos y alimentos estaban a cargo de los encomenderos, con
prohibición del vino”.
“Los caciques estaba libres de todo
trabajo así como las mujeres, que debían acompañar a sus maridos en calidad de
cocineras”.
- “Los soldados y encomenderos no podían amancebarse con indias so pena de
perderlas, ni impedir el matrimonio de ellas, cuyas elecciones debían
practicarse libremente”.
- “Reglamentó el trabajo ordenando que los indios debían servir solamente
cuatro días por semana en las faenas rurales, pudiendo llevarse a las ciudades
nada más que la cuarta parte de los indios varones, de 15 a 50 años de edad”.
Etc.
Nota final del blog: Salta a la vista la diferencia abismal de estas
ordenanzas con la barbarie protestante contra los indios en EEUU. Y sin embargo
algunos encomenderos y los actuales liberales
y los marxistas repudian la doctrina evangelizadora española, pues no les
permite abusar de los más humildes.
El catolicismo fiel a Nuestro Señor puede apropiarse legítimamente,
entonces, del término “socialismo”, usurpado por los enemigos del socialismo,
marxistas y liberales.
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