LOS
CONSTITUYENTES DEL 53.
Por Fermín Chávez.
Bajo
el acertado y chispeante título de: “Nos los Representantes del pueblo, acaba
de aparecer, por
La
historia oficial –incluyendo las buenas intenciones de
Este
canon oficial tiene entre nosotros empedernidos sustentadores, para quienes
ciertas figuras del pasado son intocables y ningún nuevo testimonio documental
debe venir hoy a romper la paz de sus
camposantos. A los que así piensan todavía, el libro de José María Rosa no les
va a gustar mucho y es casi seguro que lo van a encontrar irreverente.
Pero
no lo es, por más que se lo exija. Sólo que viene a liquidar definitivamente
una fábula: la de que nuestra vieja Constitución del 53 fue redactada tras una
laboriosa y concienzuda serie de jornadas de aquella primavera y de aquel
verano santafesinos tan ricos en anécdotas “constituyentes”. Y otra fábula
indigna de la perennidad: la de que aquellos estirados congresales
representaron al pueblo argentino.
“Nos
los Representantes del pueblo” es un libro que necesitábamos para dejar
esclarecido de una vez por todas el origen espúreo de nuestras instituciones
liberales, trasladadas a esta parte de América hispana sobre la nave de una
mala traducción del inglés. Los entretelones que el nuevo libro del doctor Rosa
nos descubre vienen a destacar más aún una verdad histórica que el pueblo
argentino siempre intuyó, si bien no pudo nunca tener la expresión debida.
Alberdi
tomó una versión de
Es
difícil hacer una elección o manifestar una preferencia ante el rico material
de esta obra. Hay capítulos jugosos, ágiles y bien equilibrados –como el mismo
libro en general--. A nosotros nos han gustado sobremanera las pequeñas
biografías de Santiago Derqui (magistral en su enfoque y concisión), de Pedro
Ferré, de Juan Francisco Seguí y,
especialmente, de Juan María Gutiérrez.
Sobre
todo la de éste último. La figura del ex miembro de
Todo
esto en lo que concierne al fondo del libro. En cuanto al estilo y a lo formal,
debemos confesar que José María Rosa logra aquí patente de madurez, haciendo gala
de sus mejores virtudes de prosista, que sabe interesar al lector uniendo su
dinamismo a un humorismo sano y contenido. Quien comience “Nos los
Representantes del pueblo” no lo abandonará, seguramente, hasta su página 362,
Por lo menos , es lo que le ocurrió al que esto escribe.
Finalmente,
indicamos una perla (si bien de cultivo y no de las más caras). En la página
160 habla Rosa de las derrotas de Lavalle en Don Gonzalo y en Sauce Grande.
Debiera ser en Don Cristóbal y en el otro arroyo entrerriano. Casi casi una
errata del corrector.*
Comentario publicado en
una antigua revista “Dinámica Social”.
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