miércoles, 5 de julio de 2023

 

LOS CONSTITUYENTES DEL 53.

Por Fermín Chávez.

 

Bajo el acertado y chispeante título de: “Nos los Representantes del pueblo, acaba de aparecer, por la Ediciones Theoría, la esperada historia del Congreso de Santa Fe y de la Constitución de 1853, fruto de la fecunda labor de José María Rosa, cuyos frutos saboreamos por anticipado en más de una oportunidad. ”

 

La historia oficial –incluyendo las buenas intenciones de la Academia de la Historia—ofrece hasta hoy una perspectiva que podríamos llamar la consagración externa de mitos y deshumanización de próceres. Pareciera que la consagración de una celebridad llevara siempre implícito el concepto de su total deshumanización desolando vidas y esquematizando el tiempo vital de la gente pretérita.

 

Este canon oficial tiene entre nosotros empedernidos sustentadores, para quienes ciertas figuras del pasado son intocables y ningún nuevo testimonio documental debe venir hoy a  romper la paz de sus camposantos. A los que así piensan todavía, el libro de José María Rosa no les va a gustar mucho y es casi seguro que lo van a encontrar irreverente.

 

Pero no lo es, por más que se lo exija. Sólo que viene a liquidar definitivamente una fábula: la de que nuestra vieja Constitución del 53 fue redactada tras una laboriosa y concienzuda serie de jornadas de aquella primavera y de aquel verano santafesinos tan ricos en anécdotas “constituyentes”. Y otra fábula indigna de la perennidad: la de que aquellos estirados congresales representaron al pueblo argentino.

 

“Nos los Representantes del pueblo” es un libro que necesitábamos para dejar esclarecido de una vez por todas el origen espúreo de nuestras instituciones liberales, trasladadas a esta parte de América hispana sobre la nave de una mala traducción del inglés. Los entretelones que el nuevo libro del doctor Rosa nos descubre vienen a destacar más aún una verdad histórica que el pueblo argentino siempre intuyó, si bien no pudo nunca tener  la expresión debida.

 

Alberdi tomó una versión de la Constitución Norteamericana hecha por García de Sena y la convirtió en un Evangelio: “el derecho público norteamericano –dice Rosa—llagaba hasta nosotros por la depurada adaptación que hacía uno que no sabía inglés, de lo traducido a la ligera por otro que apenas si lo sabía a medias. La agradecida posterioridad dio  a las equivocaciones la jerarquía de rasgos originales de los constituyentes de Santa fe, o de su mentor de Valparaíso, y fueron –y son—pruebas irrefutables de su argentinidad”.

 

Es difícil hacer una elección o manifestar una preferencia ante el rico material de esta obra. Hay capítulos jugosos, ágiles y bien equilibrados –como el mismo libro en general--. A nosotros nos han gustado sobremanera las pequeñas biografías de Santiago Derqui (magistral en su enfoque y concisión), de Pedro Ferré, de Juan  Francisco Seguí y, especialmente, de Juan María Gutiérrez.

 

Sobre todo la de éste último. La figura del ex miembro de la Joven Argentina se muestra al desnudo  y sus concomitancias con los románticos”  del 37 son estudiadas seria y sutilmente. A nuestro entender, estas páginas de Rosa, con las que escribiera Mario César Grass, son las más serias que se han elaborado en materia de crítica histórica sobre un momento muy enturbiado de la vida nacional.

 

Todo esto en lo que concierne al fondo del libro. En cuanto al estilo y a lo formal, debemos confesar que José María Rosa logra aquí patente de madurez, haciendo gala de sus mejores virtudes de prosista, que sabe interesar al lector uniendo su dinamismo a un humorismo sano y contenido. Quien comience “Nos los Representantes del pueblo” no lo abandonará, seguramente, hasta su página 362, Por lo menos , es lo que le ocurrió al que esto escribe.

 

Finalmente, indicamos una perla (si bien de cultivo y no de las más caras). En la página 160 habla Rosa de las derrotas de Lavalle en Don Gonzalo y en Sauce Grande. Debiera ser en Don Cristóbal y en el otro arroyo entrerriano. Casi casi una errata del corrector.*

 

 

Comentario publicado en una antigua revista “Dinámica Social”.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario