UN
ESCÁNDALO SILENCIADO
LAS
TERAPIAS GENÉTICAS NUNCA DE TUVIERON
Juan
Manuel de Prada
(15/10/2022.-
Diario ABC).
Hace unos
pocos días, desfiló por el Parlamento europeo una patulea de mandases de
diferentes compañías farmacéuticas. Habían sido convocadas para responder las pregunta de una comisión creada para
investigar las irregularidades detectadas en el proceso de adquisición de
millones de dosis de las llamadas cínicamente ‘vacunas’ del corona virus, en
realidad terapias genéricas experimentales de muy dudosa eficacia (y efectos
adversos mucho menos dudosos).
No acudió
a la cita el pajarraco que dirige Pfizer, amparándose en los contratos
ignominiosos que su compañía había firmado con
No hacía
falta que esta sinvergüenza nos confirmase algo que ya habíamos comprobado
empíricamente con creces. Las terapias genéricas experimentales, en efecto,
nunca detuvieron la transmisión del virus (algún dia se sabrá si en realidad la
aceleraron), como tampoco procuran inmunidad a los inoculados (algún día se
sabrá si, por el contario, los hicieron más vulnerables al contagio y a otras enfermedades devastadoras). Pero los
mandamases de Pfizer, en los días que proclamaban orgullosos que habían hallado
la purga de Benito contra el coronavirus, aseguraron engañosamente que su
‘vacuna’ cortaba la transmisión, incluso con una sobredosis; y también que las
personas ‘vacunadas’ no contagiaban. Y fueron estas falsedades manifiestas las
que animaron a gobernantes psicopáticos,
loritos sistémicos con tribuna mediática y medicuchos untados a jalear medidas
gravemente persecutorias y estigmatizadoras de las pocas personas que aún
aguardaban un apice de sensatez y prudencia, convirtiéndolas en chivos
expiatorios de una sociedad temblona que se comportaba como rebaño dócil a sus
designios, a la vez que como jauría rabiosa contra quienes no quisieron
obedecerlos.
Hoy
sabemos que los gobernantes psicopáticos, los loritos sistémicos y los
medicuchos untados mentían como bellacos, a cambio de asegurarse patrocinios
opíparos y retiros fastuosos. La chusma más corrupta y proterva se ha
enriquecido salvajemente inoculando con un mejunje a millones de personas,
mientras florecen misteriosas ‘epidemias de cáncer’, se llenan las consultas
médicas con pacientes que padecen insuficiencias cardíacas y arritmias, se multiplican
los infartos y las neumonías, los ictus
y las enfermedades autoinmunes. Pero no seamos conspiranoicos: de todas estas
afecciones que están disparando la mortalidad no tiene ninguna culpa el
mejunje, sino la carne de las
macrogranjas, la guerra de Ucrania y el cambio climático.*
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