3ª PARTE
CASEROS…
HCE CIEN AÑOS…
VÍCTOR LUIS FUENTES.
San Juan,
por ley fecha 28 de julio del mismo año51, señaló el pronunciamiento con
equivalentes términos, apostrofándolo con duras y represivas calificaciones. En
el Archivo Americano pueden verse estos documentos oficiales. (Saldías: Hist. de
“No sé
como calificar lo ocurrido en esta época en Buenos Aires, piensa Hortelano,
pues no se comprende como una ciudad que
se decía oprimida y tiranizada por veinte años,ya que no pudo o no tuvo valor
para hacer la reacción cuando se aproximó el ejército libertador, al menos
después que Rosas perdió la batalla, y en ella todo su ejército, no dio este
pueblo la más mínima muestra de regocijo ni la menor prueba de que deseaba la
caída del tirano”
Esta
popularidad, es uno de los razgos más sobresalientes de su gobierno--, fue
obtenida desde los primeros pasos dados a favor del bien público, manteniéndose
en constante aumento durante el decurso unificatorio del país. Así lo asevera
el general Lavalle, cuando desde San Pedro ,con fecha 12 de octubre de 1840, le
escribía a su esposa: “No concibas muchas esperanzas, porque el hecho es que el
triunfo de este ejército no hace conquistas sino entre la gente que habla; la que no habla y pelea, nos es
contraria, y nos hostiliza como puede. Este es el secreto origen de tantas
y tan engañosas ilusiones sobre el poder de Rosas, que nadie conoce hoy como yo”
(J.M.Rosa, Rosas y el Ejército Libertador-).
“…Su
presencia (la de Rosas) es señal de regocijo general”, nos comenta Mac Cann en
“Viajes a caballo”, y agrega: “Poseía un arte especial para captarse las
simpatías de los que lo rodeaban, hasta obtener su confianza, así como la
segura obediencia de todos aquellos que vivían bajo sus ordenes”.
El
uruguayo César Díaz, jefe de la izquierda de Urquiza en Caseros, se extraña así
en sus “Memorias”: “¿Cómo es que en
lugar de aceptar la libertad que el ejército aliado les ofrecía, garantizada
por la fuerza irresistible de sus armas, se
les veía hacer ostentación de un exagerado celo en defensa de su propia
esclavitud? En cuanto a mí, tengo una profunda convicción, formada por los
hechos que he presenciado, que el prestigio de su poder en 1852 era también
mayor tal vez de lo que había sido diez años antes”.
¡Asombrémonos!
Cavilando mejor no nos asombraremos. ¿Qué piensa al respecto Sarmiento? Leamos
sus frases que con impulsiva escritura quedaron grabadas en la biografía de
Vélez Sarfield, y nos convenceremos de su afirmación, categórica y sincera,
fruto preciado de uno de esos raptos emocionales violentos, característicos de
su fuerte y áspera literatura: “Rosas era
la expresión de la voluntad del pueblo, y en verdad que las actas de
elección así lo demuestran. Esto será un misterio que aclararán mejores y más
imparciales estudios que los que hasta ahora hemos hecho. No todo era terror,
no todo superchería. Grandes y poderosos ejércitos lo sirvieron años y años
impagos. Grandes y notables capitalistas lo apoyaron y sostuvieron. Abogados de
nota tuvo en los profesores patentados del derecho. Entusiasmo, verdadero
entusiasmo, era el de millares de hombres que lo proclamaban el Gran Americano”
(Saldías, t. V).
Hablando
sobre la campaña de Caseros y sobre el espíritu de Buenos Aires, el mentado
César Díaz insiste: “… se quejaba (Urquiza) y con razón de que no había
encontrado en ella la menor cooperación, la más leve muestra de simpatía. Hasta
entonces no se nos había presentado un pasado, y rara vez habíamos hallado, ni
aún a quien pedir noticias del enemigo. “Si no hubiera sido, dijo, (Urquiza) el
interés que tengo en promover la organización de
¿Cómo
explicar de otra manera –reflexiona con asombrosa sinceridad este oriental,
jefe del ala izquierda en la batalla—el indiferentismo que habían ostentado
ante nosotros, las poblaciones que habíamos atravesado, y la absoluta
concurrencia de todos los habitantes de la campaña a las filas del tirano? Si Rosas, prosigue, era públicamente odiado
del pueblo, como se decía, o más bien, si ya no era temido; si todos lo hombres
suspiraban porque llegase el día en que pudiesen romper sus cadenas ¿Cómo es
que dejaban escapar tan bella ocasión de satisfacer el anhelado objeto de sus
deseos?
Un hecho,
a simple vista sin importancia, considerado deductivamente de dos documentos
inéditos obrantes en el Archivo de
Ocurrió
después del pronunciamiento de algunas autoridades de Santa Fe contra el
Gobernador de Buenos Aires, y durante el gobierno provisorio de Domingo Crespo.
Con el objeto de adherirse materialmente a la llamada “campaña libertadora”, el
mentado Gobernador Provisorio dirigióse epistolarmente a Dn. Domingo Basaldúa,
Oficial en la zona rosarina con el objeto de que juntara hombres para engrosar las filas del “Ejército
Grande”. Y se expresaba así en una comunicación oficial, fechada el 3 de enero
de 1852:
“El
infrascripto Gobernador interino con el interesante objeto de que el pueblo
santafesino tome una parte en las
fatigas como en la victoria de aquella memorable campaña, ha nombrado a V. con
esta fecha para que pase al Departamento, que
su juicio y sin perjudicar la guarnición del Pueblo y la que sea
necesaria a la campaña deba marchar a incorporarse al ejército libertador;
dando cuenta al Gobierno tan luego tenga garantizada sin perjuicio de hacerla
marchar conforme a las instrucciones que se le dan al respecto. El infrascripto espera de su patriotismo
federal y honor a
exige y
que contribuirá al buen resultado de la causa de
El señor
Basaldúa le contesta, en una interesante nota, dándole cuenta del fracaso de su
misión, y sus motivos:los gauchos no se unen a sus fuerzas para luchar contra
Rosas:
“Campamento
de Carcarañá. Enero de 1852.
“Doy
cuenta a V.E. de mi misión, hasta este momento en que acabo de recibir de V.E.
el señor General Urquiza para que marche al ejército para unirme con él, entregando la gente que hasta hoy se haya
podido reunir, el Sr. Gorordo, cuyo jefe viene autorizado por V.E. para
reunir y organizar toda la gente de este departamento. Yo siento señor el que los paysanos en esta vez no se hayan presentado
al servicio con la puntualidad como ha sido su pronunciamiento, pero aún se
está reuniendo y espero se reunirán”.
Los
“paysanos” logrados para la “Libertad”, eran los siguientes, según la nota de
Basaldúa: “De la primera compañía de
Coronda hay cuarenta y cinco hombres; de la de
Las Barrancas un piquete de catorce: de la de Castellano catorce y de la
de Córdoba cuarenta y nueve”. (Archivo Hist. De Santa Fe, Archivo de Gobierno).
El
prestigio de Rosas no decayó con Caseros: perduró idealista en los años adversos… Arraigado con
fuertes ligamentos en el altivo espíritu gaucho, se manifiesta con rasgos
desconcertantes:
“Por eso
se defendieron con fanática heroicidad, dice el historiador Carlos Ibarguren (Juan Manuel de Rosas, cap XVIII); por
eso veinte años después de la caída del dictador , Cunninghame Graham, vió a
los últimos gauchos en la frontera de Bahía Blanca, en Tapalqué, o en Fortín
Machado, clavar su facón en el mostrador de la pulpería, echar un trago de caña
y mirando al gringo de reojo vociferar con rabia: “¡Viva Rosas!”.
“A pesar,
(dice Juan Alfonso Carrizo, estudioso y cultor de nuestra poesía popular), de
haber hallado muchísimos cantares de la época rosista, ninguno encuentro contra
Rosas”
“La
confianza del pueblo (nos afirma un
antirrosista)j no le había jamás abandonado” (César Díaz).
“Ha
llegado el caso de que veamos, tratemos y conozcamos de cerca a Juan Manuel de
Rozas, les decía Lavalle a sus oficiales, como a un verdadero patriota y amante
del orden” (carta de Guido a Viamonte, en Ibarguren).
El
literato inglés Guillermo Enrique Hudson, nos habla de él (Allá
lejos y hace tiempo), y al reflexionar sobre él, escribe calificándolo:
“…ciertamente es el más grande e interesante de todos los caudillos de
Sudamérica”
“Que el
gran Rosas presida a su pueblo” nos cantaba Rivera Indarte cuando era satélite
de su persona. (Silvestre, El Tirano)
Y un
profesor nuestro pensaba poéticamente, interpretando a su manera estos sucesos:
“Cuando llegue la hora fausta de
enseñar la vera historia, de inscribirse en las calendas con los héroes
inmortales, que haya criollos que vindiquen el honor de tu memoria, y florezcan
en tu tumba las estrellas federales”+
*
Colofón
nacionalista:
Una
cáfila de delincuentes políticos unitarios que despreciaban el país,. aplicó
contra Rosas y su política nacionalista,
mientras ocupaba el Poder, una campaña de calumnias e infamias, de
carácter apocalíptico, llegando, al fin, perdido el poco juicio que los
caracterizaba, a optar por
Para
tener una idea más exacta y dolorosa de la trascendente gravedad de la política
de esos cipayos deberíamos saber que los
que tomaron el Poder luego de Caseros, no eran los próceres que nos cuenta
Además debemos
considerar que a través de sus años de gobernante, Rosas quedó desvalido, sólo
en la cima de su poder y popularidad, revoloteando sobre él las inmundas
harpías alimentadas por los unitarios, con dinero imperialista,
lanzándole su veneno desacreditante, para aniquilar su persistente heroísmo: los
asesinatos de Dorrego y Quiroga, las traiciones de Lavalle y Paz; los lomos
negros; la muerte de doña Encarnación,
de Estanislao López, y de tantos mártires de la furia unitaria; la prepotencia
imperialista y las infamias montevideanas, etc. Sólo con su grandeza de héroe pudo sobrellevar tantas
adversidades..*
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