jueves, 30 de julio de 2020


San Agustín
Teólogo universal.

SUS VERDADES SON PARA TODO TIEMPO Y LUGAR;
PRINCIPALMENTE DEBERÍAN ASUMIRLAS Y VIVIRLAS LOS JUECES ARGENTINOS.
¡PARA DEJAR DE SER LOS “CAMPEONES DEL MUNDO” EN CORRUPCIÓN JUDICIAL!
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San Agustín describe el caso típico, viejo como el tiempo, de aquellos jueces honestos, tan escasos en   Argentina, que no se dejan sobornar; pero estando muy apegados a sus bienes, y como carecen de la fortaleza suficiente para enfrentar la coacción política de gobiernos corruptos, como el reciente KK, o el  makrista; e inclusive el complot de otros jueces indignos que tientan a los que no lo son, caen, perdiendo su dignidad y escandalizando al fallar injustamente.
Los depravados quieren que todos lo sean.  
Escrito en el Sermón 107, “Avaricia”;  BAC.


[…] Te llama un rico para decir a su favor un falso testimonio. Y ¿ahora? Dímelo. Tienes un patrimonio de buen pasar; trabajaste, ganaste, ahorraste. Pero el rico te urge: “Di a mi favor este falso testimonio; te doy tanto y cuanto”. Tú, que no buscas lo ajeno le dices: “De ninguna manera, no quiero lo que a Dios no plugo darme; no lo tomo, déjame en paz”. ¿Rehúsas lo que te ofrezco? Te quitaré lo que tienes”.

[…] Guardaos de toda avaricia. Tu amas tus cosas y te ufanas de no irte a las ajenas: reflexiona si no haces muy mal en desoir estas palabras de Cristo:  Guardaos de toda avaricia. Amas lo tuyo y no pretendes lo del otro; trabajo tuyo es, en justicia lo posees; te lo mandaron en herencia, te lo dio un agradecido; navegaste, afrontaste peligros, no has engañado a nadie, no juraste con mentira, adquiriste lo que a Dios le plugo, y esto lo guardas ávidamente con sosegada conciencia, porque ni lo allegaste de mala manera ni buscas lo ajeno. Con todo, si no escuchas al que dijo; Guardaos de toda avaricia, oye a cuántos males van a exponerte tus bienes. Te sucede, v.gr., llegar a ser juez. No te dejas cohechar, porque no buscas lo ajeno; nadie te ofrece una dádiva para que falles contra el adversario. ¡No! ¿Quién podría persuadírtelo si eres hombre que no codicia lo ajeno? Mira, sin embargo, a que injusticias te expone ese tu apego a lo tuyo. Ese que solicita de ti una sentencia injusta contra su adversario, es, a lo mejor, hombre poderoso, y puede levantarte un caramillo que dé al traste con tu misma fortuna. Y comienzas a pensar en sus recursos y vas con el pensamiento a los bienes que guardas y amas, y de los que más bien eres esclavo que señor. Y comienzas por ver entonces como tales bienes son a modo de liga que impide su libre movimiento a las alas de la virtud, y dices para tus adentros: “Si me pongo frente a ese hombre que ahora tanto puede, levantará cosas malas de mí, y seré desterrado, y perderé lo que tengo…”. Y con no buscar lo ajeno, más por conservar lo tuyo, fallarás injustamente. +



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