jueves, 30 de julio de 2020


HONOR DEL TRABAJO, DIGNIDAD DEL OBRERO:                       
LA OBRA GENIAL DE DON BOSCO: PARA SALVAR A LA JUVENTUD.

El progresismo satánico, o sea el liberalismo democrático aliado al marxismo, desencadenaron un proceso agresivo aniquilador contra los más inocentes, lo que más necesitan de los cuidados de la familia y del Estado.

+ a los bebes los asesinan vivos abortándolos.
+ a los niños los corrompen con educación y prácticas aberrantes sexuales; desprecio a la familia y a la Patria, etc.
+a los jóvenes, además del repudio a la familia y a la Patria, los corrompen con una educación amoral, con TV dregradadora, con drogas y rock ¡Y le cercenan una vida política auténtica!

En época de don Bosco la familia tenía libertad y amor suficiente para preservar a los bebes y niños, por lo cual, organizó su maravillosa obra para salvar a la juventud.

A continuación unos párrafos del libro de Hugo Wast: “Las Aventuras de Don Bosco”.

[…] la evolución de la industria lo ha despojado [al obrero], de lo que en el pasado constituía su valor, y lo arroja mutilado a la terrible lucha por la vida.
Antes, el hijo del herrero aprendía en el taller de su padre o en el de un maestro, y el aprendizaje duraba hasta que era capaz de instalarse por su propia cuenta o entraba como socio en la casa donde trabajaba.
Ahora no existe el aprendizaje. La Revolución Francesa, al abolir las asociaciones profesionales, como atentatorias a la libertad, ha abolido la única escuela integral del obrero. Ahora ya no existe el aprendiz, porque no existe el aprendizaje, el verdadero aprendizaje que antes hacía de un joven oficial un artesano y, a menudo, un artista.
Ahora el obrero no conoce ningún oficio completo. Es un par de brazos que a cualquier edad se alquilan a un patrón, se negocia como una mercancía en una Bolsa de Trabajo: “Se necesitan diez ojaladores, tres minervistas, ocho foguistas”.
El obrero de hoy no conoce de su oficio más que un movimiento, enervante y a veces embrutecedor: hacer ojales en un cuero, accionar el pedal de una minerva, echar carbón en una hornilla.
A esta mutilación del artesano, los economistas le llaman división del trabajo, y es una gran conquista del siglo XIX.
Pero se inventa una máquina que hace ojales, o se aplica un motor a la minerva, o se reemplaza el carbón por el petróleo, y el ojalador, y el minervista, y el foguista, que sólo saben una fracción de su oficio, se encuentran sin trabajo, obligados a ensayar otra cosa, a una edad en que el aprender es rudo, a veces trágico.
Las escuelas profesionales, concebidas por Don Bosco desde los primeros tiempos, restablecen el artesano volviendo al aprendizaje, cuya abolición ha resultado fatal para el individuo y para la sociedad.
Con un golpe genial, Don Bosco ha refundido tres instituciones: la escuela, en que  se enseñan conocimientos suficientes, sin propósito de hacer literatos o filósofos: el internado, que antes existía sino para los ricos; y el taller, donde se practica el oficio.
La escuela profesional salesiana no es una amalgama artificial de elementos disparatados. Es un organismo viviente, su alma es el honor del trabajo. Consecuencia de la dignidad del obrero.
La mejor escuela es la del ejemplo. Don Bosco tiene a gloria saber todo. Él, que celebra Misa y escribe al Rey, y es visitado por los ministros, ayuda a su madre a mondar papas y sirve la sopa a sus birichini.

Comentario nacionalista: ya no serían los muchachos obreros anónimos; simple tornillos, formando parte de una máquina capitalista, en la rutina desgastadora de una fábrica inhumana. Ni resentidos, en la calle, combatiendo la lucha de clases. Don Bosco les ofreció una educación integral y humana, que lo transformaban en artesanos creadores. Gracias a las escuelas profesionales eran personas satisfechas de su dignidad de ser conocedores integrales de su oficio. Manifestando el gusto de hacer las cosas bien... ¡por el sólo gusto de hacer bien las cosas!                                                   
Hoy día, estas maravillosas Escuelas/hogares deberían impulsarse y complementarse con el Servicio militar a la Patria, para dejar integrados plenamente a los jóvenes en la vida social y política. ¡Pero justamente esto es lo que rechazan los malditos que gobiernan!

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