OTRA INFANIA UNITARIA.
TRATANDO DE RECUPERAR LA VERDAD
HISTÓRICA, PUES
FALSIFICANDO LA Historia nos
roban la Patria.
“El Banco es del
pueblo y para el pueblo” (carta de José María Rojas a don Juan Manuel, en
Southampton; año 1872)
Infamia
que no es nueva, por supuesto, pues las
falsedades y mentiras unitarias, asumidas y continuadas por sus descendientes
liberales hasta el día de hoy, nacieron en el mismo parto en que vieron la luz
los unitarios. La mentira es consustancial al unitarismo/liberalismo, pues
surge de una falsa consideración de la realidad
argentina. Las adulteraciones
históricas fueron inventadas por los infames unitarios con el fin de denigrar, aniquilándo física y políticamente a sus
enemigos, los próceres y héroes federales, auténticos patriotas, con toda suerte de rebuscados y vergonzosos epítetos. Estos unitarios/liberales son tan carne y uña con
las mentiras que no pueden prescindir de ellas; espontáneamente hablan y
proclaman mentiras, o verdades a medias, para que se entienda sólo la mentira. Falsifican la Historia y degradan la
Política.
El conocido nacionalista, Juan Pablo
Oliver, escribió un interesantísimo artículo titulado: “El Fundador del Banco de la Provincia”, publicado en la Revista
del “Instituto de Investigaciones Históricas
Juan Manuel de Rosas”, Nº 7, pg. 61, del que se deducen las siguientes
consideraciones, confirmando el título de la presente nota.
Dice Oliver:
“Porque no es cierto, como se ha afirmado erróneamente de que el Banco haya
sido fundado en 1822; que Rosas lo haya clausurado para gobernar a su albedrío
la emisión de papel moneda; que el crédito del Banco se reanudó a raíz de
Caseros, y otras varias especies del mismo tenor. Sin embargo tales
manifestaciones ratifican la deliberada ignorancia mantenida acerca del
legítimo fundador del Banco de la Provincia, que no fue otro que el Gobernador
D. Juan Manuel de Rosas, en 1836, con la colaboración de su Ministro de
Hacienda D, José María Rojas y Patrón”.
Y advierte Oliver con optimismo: “El día en que venciéndose
prejuicios hoy más que nunca absurdos, se prescinda del aspecto anecdótico que
–como decía E, de Goncourt-, es la tienda al por menor de la historia, para
constreñirse a los resultados de la investigación explícita, sucederá con este
tópico de la economía como con tantos otros: se escribirá de nuevo la historia,
libre de fantasías”.
Luego Oliver escribe con gracejo: “a comienzos del año 1826 los unitarios consumaron a tambor batiente
sus planes para dominar a la República… No viene al caso escribir la aciaga
historia de este Banco [Nacional]; basta decir que tan desacreditado como el
gobierno de que provenía, sus billetes no merecieron la confianza pública: los
soldados de la guerra del Brasil –como lo refiere de Vedia- obligados a recibirlos
en paga, optaban filosóficamente por pitarlos”…; se extinguió por caducidad
legal en 1836.
El repudio popular
al Banco de los unitarios fue palmario; contrastando con el que dispensó
al Banco Provincia fundado en ese mismo año de 1836 por don Juan Manuel. Sobrellevando
exitosamente la agresión externa y la insurrección interna,,,, el Banco Provincia “ atendía regularmente las necesidades del comercio y de la industria
que entonces, durante la época de Rosas, lograban los factores básicos de su
actual desarrollo, a saber: la eliminación del malón, la mestización del
ganado, el trigo barletta y los alambrados. Pese a las vicisitudes de la guerra
los descuentos de letras aumentaban progresivamente”. En efecto, los
números a veces hablan bien y dicen, que en 1836, año de su fundación, la
cantidad fue de 2.991.369.-; en 1852, año de Caseros, aumentó hasta la
increíble cantidad de 76.440.497.-; y en 1853, después de Caseros bajó a
35.034.599.-; o sea que el pueblo respaldó durante esos 16 años la política del
Restaurador. Pregunto entonces a los
farsantes: ¿Quién ejercía un gobierno verdaderamente democrático y popular? y
¿Quién ejercía una tiranía salvaje, asesina y repudiada? ¡Hay que reescribir la Historia
patria!
“Las
sempiternas declamaciones acerca de la “tiranía retrógrada” no resiste la
demostración contraria de las cifras y desvirtúa la aseveración de que el
crédito del Banco se reanudó después de Caseros”. Y finaliza Oliver con estas palabras de amargo sabor: “El Banco de la Provincia creado por
Rosas, que opera en el territorio conquistado a la civilización por Rosas,
establece sucursales en ciudades fundadas por Rosas y obtiene sus ganancias
gracias a los elementos de progreso introducidos a la provincia bajo el amparo
del gobierno de Rosas… ese Banco niega a Rosas, niega a su principal
organizador D. José María Rojas y niega a su primer presidente D. Bernabé de
Escalada. Vienen a los labios aquellas palabras que Cervantes pone en boca del
Quijote: ‘Entre los pecados mayores que los hombres pueden cometer, aún que
algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”’
¡VIVA LA
CONFEDERACIÓN ARGENTINA!
¡VIVA LA
MEMORIA INSIGNE DE DON JUAN MANUEL DE ROSAS!
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