sábado, 1 de julio de 2017

OTRA INFANIA UNITARIA.
TRATANDO DE RECUPERAR LA VERDAD HISTÓRICA, PUES
FALSIFICANDO LA Historia nos roban la Patria.
“El Banco es del pueblo y para el pueblo” (carta de José María Rojas a don Juan Manuel, en Southampton; año 1872)
     
Infamia que no es  nueva, por supuesto, pues las falsedades y mentiras unitarias, asumidas y continuadas por sus descendientes liberales hasta el día de hoy, nacieron en el mismo parto en que vieron la luz los unitarios. La mentira es consustancial al unitarismo/liberalismo, pues surge de una falsa consideración de la realidad  argentina. Las  adulteraciones históricas fueron  inventadas por los  infames unitarios con el fin de denigrar,  aniquilándo física y políticamente a sus enemigos, los próceres y héroes federales, auténticos patriotas,  con toda suerte de rebuscados y vergonzosos  epítetos. Estos  unitarios/liberales son tan carne y uña con las mentiras que no pueden prescindir de ellas; espontáneamente hablan y proclaman mentiras, o verdades a medias, para que se entienda sólo la  mentira. Falsifican la Historia y degradan la Política.
      El conocido nacionalista, Juan Pablo Oliver, escribió un interesantísimo artículo titulado: “El Fundador del Banco de la Provincia”, publicado en la Revista del “Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas”, Nº 7, pg. 61, del que se deducen las siguientes consideraciones,  confirmando  el título de la presente nota.
Dice Oliver: “Porque no es cierto, como se ha afirmado erróneamente de que el Banco haya sido fundado en 1822; que Rosas lo haya clausurado para gobernar a su albedrío la emisión de papel moneda; que el crédito del Banco se reanudó a raíz de Caseros, y otras varias especies del mismo tenor. Sin embargo tales manifestaciones ratifican la deliberada ignorancia mantenida acerca del legítimo fundador del Banco de la Provincia, que no fue otro que el Gobernador D. Juan Manuel de Rosas, en 1836, con la colaboración de su Ministro de Hacienda D, José María Rojas y Patrón”.
Y advierte Oliver con optimismo: “El día en  que venciéndose prejuicios hoy más que nunca absurdos, se prescinda del aspecto anecdótico que –como decía E, de Goncourt-, es la tienda al por menor de la historia, para constreñirse a los resultados de la investigación explícita, sucederá con este tópico de la economía como con tantos otros: se escribirá de nuevo la historia, libre de fantasías”.
Luego Oliver escribe con gracejo: “a comienzos del año 1826 los unitarios consumaron a tambor batiente sus planes para dominar a la República… No viene al caso escribir la aciaga historia de este Banco [Nacional]; basta decir que tan desacreditado como el gobierno de que provenía, sus billetes no merecieron la confianza pública: los soldados de la guerra del Brasil –como lo refiere de Vedia- obligados a recibirlos en paga, optaban filosóficamente por pitarlos”…; se extinguió por caducidad legal en 1836.
El repudio popular  al Banco de los unitarios fue palmario; contrastando con el que dispensó al Banco Provincia fundado en ese mismo año de 1836 por don Juan Manuel. Sobrellevando exitosamente la agresión externa y la insurrección interna,,,,  el Banco Provincia “ atendía regularmente las necesidades del comercio y de la industria que entonces, durante la época de Rosas, lograban los factores básicos de su actual desarrollo, a saber: la eliminación del malón, la mestización del ganado, el trigo barletta y los alambrados. Pese a las vicisitudes de la guerra los descuentos de letras aumentaban progresivamente”. En efecto, los números a veces hablan bien y dicen, que en 1836, año de su fundación, la cantidad fue de 2.991.369.-;  en  1852, año de Caseros, aumentó hasta la increíble cantidad de 76.440.497.-; y en 1853, después de Caseros bajó a 35.034.599.-; o sea que el pueblo respaldó durante esos 16 años la política del Restaurador. Pregunto entonces  a los farsantes: ¿Quién ejercía un gobierno verdaderamente democrático y popular? y ¿Quién ejercía una tiranía salvaje, asesina  y repudiada? ¡Hay que reescribir la Historia patria!
“Las sempiternas declamaciones acerca de la “tiranía retrógrada” no resiste la demostración contraria de las cifras y desvirtúa la aseveración de que el crédito del Banco se reanudó después de Caseros”. Y finaliza Oliver con estas palabras de amargo sabor: “El Banco de la Provincia creado por Rosas, que opera en el territorio conquistado a la civilización por Rosas, establece sucursales en ciudades fundadas por Rosas y obtiene sus ganancias gracias a los elementos de progreso introducidos a la provincia bajo el amparo del gobierno de Rosas… ese Banco niega a Rosas, niega a su principal organizador D. José María Rojas y niega a su primer presidente D. Bernabé de Escalada. Vienen a los labios aquellas palabras que Cervantes pone en boca del Quijote: ‘Entre los pecados mayores que los hombres pueden cometer, aún que algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”’

¡VIVA LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA!
¡VIVA LA MEMORIA INSIGNE DE DON JUAN MANUEL DE ROSAS!


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