jueves, 30 de octubre de 2014

Homenaje a España
     
En la década de 1930 fuerzas anticristianas: masones, comunistas, republicanos, anarquistas, apoyados por protestantes y judíos, instauraron la oprobiosa república roja en España, destruyendo Iglesias, asesinando sacerdotes y patriotas, arrasando  con odio teológico  todo lo  español, alentados por el grito del masón Azaña: ¡España ha dejado  de ser católica!
      Políticamente España ya era un vergonzoso satélite de la Unión Soviética, cuando el 18 de julio de 1936 se inició la Cruzada para reconquistar por segunda vez a España de las garras de sus enemigos.
      En el glorioso Alcázar de Toledo, ubicado en pleno territorio enemigo,  al conocerse el Alzamiento Nacional, se  refugiaron inmediatamente un par de miles de militares, falangistas, civiles, mujeres con niños que pretendían protegerse de la barbarie comunista; casi sin alimentos ni remedios, pero con fe sobrenatural en Dios, fue el símbolo de la lucha entre nacionalistas y rojos.
      Contra el Alcazar, para asesinar a todos los refugiados, los rojos lanzaron  más de 10.000 milicianos; 3500 disparos de cañón del 15.5; más de 10000 cañonazos de calibres inferiores; 30 ataques aéreos; 10 incendios con gasolina; dos voladuras con minas, una de las cuales de 5000 toneladas de dinamita; etc…¡Con el apoyo alborozado de las 'Grandes potencias'!
Todo en vano, pues la fe en Dios  y la gloria de España defendieron el bastión hasta que fue liberado por las tropas nacionalistas  luego de 70 días de criminal asedio


 La epopeya del Alcázar


(Elocuentes párrafos del patriótico “Mensaje a los defensores del Alcázar de Toledo” pronunciado por JOSÉ MARÍA PEMÁN, 
en 1936, un par de meses después de comenzada la Cruzada, desde el micrófono de  Radio Jerez; recopilado en “Arengas y crónicas de guerra” 1937).

CABALLEROS CADETES, DEFENSORES TODOS DEL ALCÁZAR DE TOLEDO:

A
hora que las campanas de España nos han dicho vuestra liberación, es tiempo que os enteréis. Durante todo este tiempo de gloriosa resistencia, cuando más encerrados y cercados os creíais vosotros entre los muros del Alcázar, más desparramados habéis estado por el mundo y más plantados en el centro de él, ante la vista y el asombro de los pueblos. Durante tres meses, vuestras fronteras materiales de piedra han estado sobre vosotros agobiadoras y asfixiantes; pero vuestra frontera de luz y de fama corrían, allá lejos, por los confines del mundo. En Berlín, el botones del hotel donde se hospedaba Eugenio Montes –el dulce escritor de la prosa de gaita-, le preguntaba cada mañana por los cadetes del Alcázar; y el paisano bearnés que iba de madrugada, por la vereda, con su manso carrillo cargado de botellas de leche, abandonaba las riendas para mirar en el periódico el cliché de vuestro nuevo Sagunto; y el pilluelo de Nueva York aprendía a descifrar, por causa vuestra, el duro nombre del Alcázar y el dulce nombre de Toledo; y aquel profesor alemán, en un periódico berlinés, definía con énfasis de dogma: “España ha batido el record del heroísmo en Numancia; ahora ha superado ella misma su propio record”; y Carlos Maurras, con su duro francés latinizado, proclamaba desde las columnas de l’Action Francaise: “Los defensores del Alcazar deberán ser citados, con mención honorífica, en el orden del día del universo civilizado”… Todos el mundo, caballeros cadetes, guardias civiles, defensores todos, ha estado lleno de vosotros; cuando vosotros apenas ocupabais un rinconcito en el mundo…[…].

E
l Alcázar de Toledo no ocupaba una posición estratégica en  nuestro material avance sobre Madrid. Ocupaba una posición estratégica en el avance del pensamiento universal. Era la refutación viva de todo el materialismo soez del marxismo; era el triunfo del ideal y del espíritu por encima de todas las previsiones materiales. Se decía que estaba solo y aislado; pero estaba en realidad acompañado por  toda la enorme compañía de la Verdad, […].

E
l mundo de hoy, este mundo de mercaderes y cambistas, necesitaba una refutación estridente del materialismo; y la ha tenido. En el Alcázar, lo duro y lo resistente no han sido las piedras, sino la obsesión ilusionada; lo abundante no han sido las municiones, sino los entusiasmos. Ha ganado  el valor como  en el más vulgar de los romances, como en la más elemental de las novelas. Los técnicos calculaban  espesores de  muros  y coeficientes de dilatación de gases y vacilaban y dudaban. Sólo los poetas acertaron en sus cálculos y en sus coeficientes, porque con medir la altura del entusiasmo defensor y del ideal defendido, supieron enseguida que el Alcázar de Toledo estaba, como las estrellas, fuera de tiro para el vano plomo perezoso de los simples mortales.

N
o cabe refutación más total del marxismo. Hace ya un siglo que Carlos Marx dijo que la historia era un puro juego de fuerzas económicas y que Bakunine afirmó que el hombre era un simple trozo de materia… Y ahora, al cabo del siglo, resulta que el mundo entero se estremece por la gesta puramente espiritual del Alcázar; por la guerra de España, que es una guerra de ideales, cruzada de religión, empresa de soldados y poetas. Después de tantos años de fábricas, mercados, estadísticas y materialismo, estamos otra vez en el punto de partida. Estamos otra vez en Homero, en la fuente ingenua y cristalina de la epopeya. Al mundo le siguen gustando los romances heroicos y las osadías inverosímiles. Los periódicos vienen atiborrados de cotizaciones de Bolsas; pero el botones de Berlín, y el lechero de Berna y el pilluelo de Nueva York, se abren paso entre los números turbios y van a buscar, con afán, el telegrama de los cadetes de Toledo…

¡G
racias, caballeros cadetes; gracias gloriosos oficiales; gracias heroicas mujeres del Alcázar; gracias en nombre de todos los poetas del mundo, por cuyo crédito habéis vuelto. Ya vamos a poder soñar y cantar sin rubor, seguros de que el canto y el sueño no son vanas manipulaciones de nubes irreales, sino sólidas construcciones de valores fundamentales que llegan a tener, en la vida, equivalencias tan vivas y reales, como esa epopeya de Toledo! ¡Gracias a vosotros, España vuelve a tener razón ante el mundo y la especie humana vuelve a sentir el orgullo de su parte más luminosa y aristocrática! ¡Gracias a vosotros, el alma seca y sucia de este siglo veinte, se ha vestido de limpio y ha vuelta a encontrar acentos  de juventud y de entusiasmo!

N
o solo has repicado, anoche, las campanas de España;  han repicado también todos los corazones puros y niños que quedan en todos los pueblos de la tierra. Anoche fue dos veces Domingo para el mundo entero. ¡Anoche, gracias a España, gracias a Toledo, después de un siglo de recelosa prisión, fue amnistiado el Espíritu, y fue puesta en libertad la poesía!+