Bajo fondo y comunismo
E
|
n
la época en que el senador José Mc Carthy dirigía los interrogatorios en forma
enérgica y segura ante la
Comisión contra
tendencias anti-estadounidenses, declaró la antigua ‘compañera de ruta’, doctora Bella V. Dodd, quien luego se retractó de su error convirtiéndose
en una ferviente anti-comunista, Basándose en las obras de Lenín demostró,
entonces, la íntima relación entre el
bajo fondo social y el movimiento comunista. Esto es perfectamente natural,
manifestó, “pues ambos, bajo el punto de
vista mundial están contra la ley y el orden. Y ambos buscan conseguir al amparo de su concepción materialista las
ventajas que emanarán del descalabro del orden establecido”.
Esta
denuncia no es para nada novedosa, pues verdaderamente los comunistas anticipan sus levantamientos revolucionarios
fomentando y empleando delitos y violencias, -para sumir al pueblo
en el miedo, la inseguridad y el
desamparo-, cometidos inclusive por
menores y aprendices de delincuentes.
Este fenómeno lo notamos al inicio de la revolución rusa en 1904, al
apropiarse los comunistas de dos grandes distritos de obreros en las afueras de
Moscú, Schtschuka y Presnya, manteniéndose dueños de la situación por un par de
días, contra las tropas del Zar. La antigua Nabil, gendarmería moscovita
disponía todavía en aquel entonces de la vara de abedul y de la nagaika, como
medios legítimos de defensa, ante las que los bandidos, que nada sabían de
piedad ante sus víctimas, temblaban de terror. (Leer; “Historia de la Rusa Soviética ”, Falcionelli).
Con
los habituales argumentos hipócritamente ‘humanistas’, las izquierdas
comunistas lograron ante la ‘Duma’ que
se aboliesen dichas ‘inhumanitarias’ armas, que atentaban contra los ‘derechos
inalienables’ de los delincuentes; que continuaron armados, pues la Policía y el pueblo ruso,
según ellos, carecían de ‘derechos
inalienables’. Luego, en vísperas de la Primera guerra mundial, recrudeció la fuerza del
bandidaje politizado; pero ya la
Policía y la
Gendarmería eran impotentes y no podían contener la ola de
atentados: incendios, asaltos, apaleadas hasta matar y asesinatos de todo tipo.
En el campo comenzaros las ‘iluminaciones’, o sea, el incendio de las casas de
los hacendados; y en las ciudades la formación de masas de rufianes, desertores
y bandidos. Las primeras víctimas de las hordas rojas fueron, naturalmente los fieles policías. El
bajo fondo se vengaba así de los defensores del orden. Toda esta resaca de la
sociedad se pasó a la revolución bolchevique.
La
misma cacería de Policías ejecutada por
los bolcheviques, masones , nihilistas de todo pelaje, todos enemigos del orden
cristiano, ocurrió en Hungría, en 1919, bajo las órdenes del judío Bela Kuhn.
Lo mismo en España antes de la
Cruzada de 1936 preparando el terror rojo. ¡Y en nuestro país
sucedió lo mismo, unas décadas atrás! En ese entonces recordemos que el
Ministro del Interior de Cámpora, el guerrillero Righi, luego Fiscal general de
la Nación
ordenó liberar a todos los delincuentes comunes de la Cárcel de Villa Devoto para
integrarlos a la guerrilla. Ya bajo el gobierno KK, se renueva esta política de
fomentar los disturbios sociales, y al mismo tiempo desarticulando, ultrajando
y desarmados a las Fuerzas armadas de la patria y a la Policía ; trabajo que
realizó, entre otros, la ex-guerrillera Nilda ‘comandante Teresa’ Garré, ¡Ministro
de Defensa Nacional!
Actualmente
en Argentina soportamos un aumento
escandaloso de delitos y hechos de violencia. Nadie es capaz de frenar la
anarquía social. La Policía
con menos recursos que los delincuentes, sin que los poderes la respalden; mientras la
‘justicia’ invocando tramoyas legales parece amparar a los delincuentes. Simultáneamente, desde el gobierno KK, se
fomentan y financian a grupos de piqueteros, indigenistas, etc., y a cualquiera
que reclame lo que se le ocurra se planta en medio de la calle y desorganiza la
ciudad, coadyuvando todos al desorden y
la violencia generalizada. Además el gobierno no se preocupa en ofrecer trabajo digno a millones de
argentinos, aunque no es descabellado
suponer que fomente voluntariamente la desocupación para contar con multitudes
subsidiadas y resentidas de posibles guerrilleros. ¡Y este es un pecado que
clama al Cielo; de una maldad inconcebible! Podríamos también mencionar la
sospecha que el narcotráfico manejado desde Venezuela tiene fuertes
ramificaciones e intereses políticos para corromper aún más a nuestra población
¡algún día conoceremos la verdad!
La
maniobra de Righi se está repitiendo de manera semejante, pero esta vez lenta y cauta, y organizada. No quedan dudas
que, ante la indiferencia ignorante de los televidentes el país está siendo
arrastrado al comunismo. ¡los marxistas planean y se ejercitan! ¡Están
movilizando el bajo fondo social!+