jueves, 25 de noviembre de 2021

 

ÚLTIMO DOMINGO DE PENTECOSTÉS

EL MIEDO SIGUE ACECHANDO AL HOMBRE

Este es uno de esos sermones que trastornan a los sacerdotes que quieren discurrir algún pensamiento meditado; y a los fieles nos hace temblar, dejándonos intranquilos y preocupados ante el Misterio, que sólo un poco más de fe podría aplacar. Hasta que recurrí, como siempre que queremos alcanzar la verdad, a los comentario del Padre Castellani, (El Evangelio de Jesucristo).

Desde los tiempos de las ‘bárbaras naciones’, el hombre vivió acosado por el santo temor de Dios y el pavor ante los cataclismos naturales… hasta que la ciencia moderna anunció que barrería con esos temores oscurantistas que limitaban la expansión humana…, aunque no pudo barrer con el miedo, que como una lapa adherida a su persona, continuaba vivo atormentándolo.

Luego de siglos, ya en la edad de las luces, esa ciencia moderna, manejada por las multinacionales, aprovechó para imponer en la sociedad la mentira de un miedo artificial programado, más profundo y agobiante que el natural, para provocar una obediencia servil, dejándolo desamparado.

El padre Castellani explica que en el último Evangelio de Pentecostés, se advierte que la imposición de la mentira y el miedo en la sociedad son uno de los síntomas del fin de los tiempos; pues destruye la convivencia fraterna entre la población, que es el fundamento de la Ciudad católica, (San Agustín y Santo Tomás) y de la plena vida política de las personas. De tal manera que éstas, separadas de sus lazos naturales, acechada, malhumorada, queda indefensa, abandonada en una soledad angustiosamente esclavizante, fácil presa frente a la prepotencia del Estado globalizador.

Hoy día, a más de medio siglo de escritas esas palabras por el Padre Castellani, podemos comprender que en ese versículo del Evangelio se vaticina la instauración del Gobierno universal del maligno. Donde el amor ya no regirá las relaciones humanas, sino el recelo, la desconfianza, la delación; así lo quiere el demonio, y adhieren y obedecen los demonios que pretenden la instauración del mundo uno. Propósito común de todos los demonios.

Esto transcurre durante un proceso que, actualmente con la Pandemia, controlado por la ingeniería social, alcanzará límites inhumanos pues las personas, hastiada de Protocolos, barbijos y vacunas, se podrían transformar en una bestia con los colmillos prontos a morder. El cual se iria amansando violentamente a espuelazos hasta su total sometimiento.

Copio unos párrafos con la palabra autorizada y clara del Padre Castellani:



[…] ¿Y cuál es el fin? El fin será el monstruoso Reinado universal del Gran Perveso y la persecución despiadada a todo el que crea de veras en Dios; en la cual persecución a la vez interna y externa parecerá naufragar la Iglesia de Dios en forma definitiva.

Además de ‘la guerra establecida como institución permanente de la humanidad’ (Benedicto XV); otras muchas señales menores que parecen cumplirse ya, se podrían mencionar; pero no tengo lugar y además es un poco peligroso para mí. Baste decir que aparentemente la ‘herramienta’ del Anticristo, como notó Donoso Cortés, ya está creada. Hace un siglo justo , el gran poeta francés Boudelaire, escribía en su diario ‘Mon coeur mis a nu’ acerca del gobierno dictatorial de Napoleón III -que fue ‘una tiranía templada por la corrupción’-, que la gloria de Napoleón habrá sido probar que un Cualquiera puede, apoderándose del Telégrafo y de la Imprenta, tiranizar a una gran nación’,- cosa que los argentinos sabemos ahora sin necesidad de acudir a Boudelaire.

Pues bien desde entonces acá, los medios técnicos de tiranizar a una gran nación, y aún a todo el mundo, por medio del terror y la mentira, han crecido al decuplo o al céntuplo. El Anticristo no tiene actualmente más trabajo que el de nacer -si es que no ha nacido ya, como apuntó San Pío X en su primera encíclica. El mundo está ablandado y caldeado para recibirlo por la predicación de los ‘falsos profetas’, ante los cuales tan insistentemente nos precave Cristo ; y que son otra de las señales: ‘pseudos profetas a bandadas’.

El odio y no el amor, reina en el mundo. Esto también está predicho en un versículo que no es nada claro en la Vulgata, pero se entiende bien en el texto griego. … El versículo así traducido resulta un perogrullada, por no decir una ‘pavada’.

[…] Pero el texto griego dice otra cosa, que es inteligente y lógica. Se puede traducir así: ‘Habrá tantas injusticias que se hará casi imposible la convivencia’; y esto es instructivo y luminoso, porque efectivamente el acto más terrible de la injusticia es envenenar la convivencia...”





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