sábado, 30 de enero de 2021

 

LUEGO DE LA TRAGEDIA DE CASEROS USURPÓ EL PODER EL RÉGIMEN OPROBIOSO QUE NOS TRANSFORMÓ EN COLONIA DEL IMPERIO BRITÁNICO. EL RÉGIMEN SE APODERÓ DEL PAÍS TRAS LAS BANDERAS IMPERIALISTAS VICTORIOSAS.                                                                                                                                                              -“O BRASIL NADA DEBE TEMER DE BUENOS AIRES AGORA”-. NI BRASIL NI NADIE DEBÍA TEMER, LUEGO DE VENCIDA LA NACIÓN SOBERANA. YA NO HABRÁ EN ARGENTINA PATRIOTAS Y MENOS AÚN HÉROES QUE LA GOBIERNEN.                                                                                                                                                               EL ESPÍRITU DE CASEROS SERÁ EL ALIMENTO DEL RÉGIMEN; EL RÉGIMEN ES LA TRAICIÓN DE CASEROS.

CASEROS:

ROSTRO DE LA PATRIA DOLIENTE.

Artículo escrito por nuestro inolvidable camarada Ernesto Heritier, y publicado en el Boletín Nª 2,  (febrero de 1985), del MOVIMIENTO NACIONALISTA DE JUJUY.

Más allá de toda valoración retórica que pueda darse al hecho circunstancial de perder o ganar una batalla, Caseros resume las cualidades de un hecho fundacional de la patria. A 133 años de distancia y a la luz de un análisis objetivo de nuestra historia en este largo período que incluye el último año vivido, preñado de aportes para avalar nuestro acerto; con el alma dolorida proclamamos: ¡Caseros es el hecho fundacional de este pobre país nuestro!

Esta es la amarga realidad, que no podremos enfrentar adecuadamente si no la definimos, para poder entender que quien la ha hecho posible es el Régimen.

En un principio fuimos capaces de conquistar una patria como Dios manda y los hombres ni discuten ni votan . Por eso tuvimos héroes que con su sangre sellaron el mandato de fidelidad a la esencia, sólido basamento sobre el cual es posible asentar una unidad de destino trascendente.

A partir de Caseros se proclama: “Ha pasado la época de los héroes, estamos hoy en la edad del buen sentido”. (J.B.Alberdi- Bases- cap. XV), y esto significará en buen romance, legalizar, institucionalizar y hasta sacralizar el régimen jacobino, liberal y masónico, insaciable en la demolición de lo permanente para poder robarnos más fácilmente la patria.

A partir de Caseros, pasamos a ser una colonia, renunciando a nuestro destino de Nación; y la gran política de los hechos, dio paso al régimen de las fórmulas universales expresadas en palabras altisonantes, de las cuales hoy cosechamos abundantes frutos podridos.

Digamos que en Caseros se produce un quiebre en la esperanza, un quiebre en el cual las nobles metas quedan substituidas por los más pedestres y mezquinos intereses utilitarios.

Nace pues una nueva nación y hay en este alumbramiento un episodio rico para la meditación de los simbolistas…

 Es un gesto de “exquisita fineza”, propio de la diplomacia brasileña, se designa en la comandancia del “Ejército Grande”, (hubiera resultado peligrosamente urticante colocar un general brasileño, aun cuando le correspondiera por aporte de efectivos) al Gral.  Justo José de Urquiza.

Mientras se concentraban en Gualeguaychú los contingentes del litoral, llega a ese puesto de guerra un barco de guerra brasileño a cuyo bordo viajaban dos argentinos ansiosos de plegarse a las huestes ‘libertadoras’.

Previo las presentaciones y elogiosas recomendaciones del comandante de la nave al Gral. Urquiza, éste acepta que integren las columnas; el uno un joven coronel con fama de poeta llamado Bartolomé Mitre, y revistará como artillero; para el otro, de profesión ‘polemista’, se le crea el cargo de ‘boletinero del ejército en operaciones’, que desempañará disfrazado con un uniforme de coronel francés, y cuyo nombre era, Domingo F. Sarmiento.

Urquiza- Mitre- Sarmiento, he aquí el nombre de los vértices del triángulo, sobre el que se asentará la nueva república programada en la oscuridad de las logias masónicas y que no podían estar ausentes en el campo de Caseros, puerta ancha de su futura ‘gloria’.

Hasta aquí el hecho histórico de este encuentro de ‘hermanos’, podría parecer casual, pero se afirma en razón de causalidad, en la historia posterior al 3 de febrero de 1852,

Obtenido el triunfo, y por espacio de 22 años serán ellos los encargados de sucederse en la conducción política del “nuevo estado”, que a Don Juan Manuel de Rosas le había demandado 20 años afianzar y consolidar en las “antiguas costumbres”.

Sin lugar a dudas Rosas, el más grande conductor político que ha producido el país en toda su historia, tenía conciencia lúcida de que Caseros no era simplemente una batalla. Caseros era el principio del fin de la Patria por él soñada en fidelidad al mandato de sus mayores. Este sentimiento queda expresado en un párrafo de su renuncia, escrita sobre el lomo de su caballo al retirarse vencido del campo de batalla. Dirigiéndose a la Legislatura que lo había elegido reiteradamente decía:

 “Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra independencia, de nuestra integridad y de nuestro honor, es porque más no hemos podido…”

¡Con el sol que caía ese atardecer sobre el campo de Caseros, se huían en las sombras de la noche, la independencia, la integridad y el honor de los argentinos!... Y el centauro herido, tenía más razones para inteligir que así era.+

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