Madres asesinas.
Fragmento de la novela “Perversamente los pájaros” de
Suzanne Prou (ed. Emecé). JULIETTE, la protagonista, soltera, embarazada, a
punto de dar a luz, quiere deshacerse de su bebe. ANGELE, su amiga defiende
inútilmente la vida del bebe. La madre lo quiere asesinar. Así transcurrió el
crimen nefando:
“Angele, creyendo que Juliette había decidido poner al
chico en la Asistencia Pública, le suplicaba que no lo hiciera. Juliette se
burlaba: ese chico por nacer le pertenecía, se consideraba la dueña de su
destino; pretendía que detentaba sobre él todos los derechos, incluso los de
vida o muerte. En virtud de esos derechos, sin duda, mató al chico.
Lo mató tranquilamente, con el corazón liviano,
hundiéndole la aguja de tejer en la cabeza.
Estaba sola y nos contó su acto después. Nos dijo que
había sentido llegar los dolores y que antes de acostarse había preparado todo
para el crimen: toallas para limpiar la sangre, papel madera para confeccionar
un paquete sólido, piolín para atarlo.
La aguja estaba al alcance de su mano mientras ella se
revolcaba en la cama.
Había cortado el cordón umbilical, comprobando que el
recién nacido era un varón: había tomado al chico entre sus brazos y había
hundido su aguja en el cerebro…”
Comentario del blog: para que la madres asesinas se
animen, abortando con el ‘corazón liviano’, hoy día el crimen lo cometen materialmente
los médicos asesinos. Que por dinero venden sus almas al demonio herodiano.
Todo muy sencillo, burocrático, higienizado… como una simple extracción de muelas…La ciencia avanza, pero los
crímenes permanecen cada vez más sofisticados y perversos; el bebe fue
asesinado inconmobiblemente, sin oír sus alaridos, por la madre, los médicos,
el Estado liberal… Desde el norte del continente el crimen fue aplaudido por
los imperialistas ¡Cada vez quieren menos argentinos! ¡Y si nacen -dicen- los emputeceremos!
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