lunes, 4 de enero de 2021

 

LA POLÍTICA.

 “La función del político es religiosa y poética”. (José Antonio Primo de Rivera, Obras completas, 743).

“De poco vale que la Iglesia condene al liberalismo si la inteligencia católica no reacciona contra él”. P. Castellani, “Decíamos ayer”, 41.

“La Política, la verdadera política es a la vez una ciencia y un arte. Su objeto es hacer pueblos prósperos, civilizaciones florecientes, patrias duraderas; es el arte de gobernar a los hombres de acuerdo con su interés más general y más elevado. No se dirige a los sentimientos bajos como la envidia, la codicia, la venganza, sino a la pasión del bien público, a la generosidad. No se propone explotar al pueblo, pero si servirlo. No se esfuerza por adularlo o seducirlo, pero sí por despertar su conciencia y provocar su reflexión; y si le habla de sus derechos, no olvida recordarle sus deberes”. Mariscal Petain. (“Habla el Mariscal”).

 

El domingo escuché un sermón que me dejó más aplastado que cucaracha pisoteada.  Son ingenuos –oí decir- los católicos que pretenden organizar un Movimiento nacionalista. Están derrotados antes de empezar. Sería mejor que se santifiquen y salven sus almas. Porque la batalla no es política, sino individual y espiritual. 

Tras estas declaraciones hay un trasfondo nebuloso cuyo propósito no logro distinguir. ¿Se contraponen la santificación personal con la actividad política? ¿Hay que actuar sólo cuando se está seguro del éxito (o de ser santo)? ¿Tenemos que continuar impertérritos ante un Estado abusivo, explotador y corrupto? ¿Los nacionalistas, debemos dejar de bregar por los hermosos ideales de restaurar el Bien Común en una Patria Justa, Libre y Soberana? ¿Deberíamos entregar nuestra Patria a los ‘ingenieros sociales’, que hacen de la Política un negocio ‘científico’ y lucrativo, convirtiendo a los humanos en materia manipulable?                                                                                                                                                                          Pero ¡Oh! Sorpresa. ¡nos ofrecen una salida! Pues podemos deducir del ‘espíritu’ del sermón, que es lícito y recomendable votar por el ecuménico liberal Gómez Centurión ¡Para que nada se altere!            

El Padre Castellani, a continuación, nos ilumina y conforta con las siguientes palabras, inspiradas en las enseñanzas de Jesús:

 

PADRE LEONARDO CASTELLANI

UNA ACTIVIDAD NOBLE

A la argentina no la puede salvar la política, sino acaso la Religión. Jesucristo ¿Hizo política? Usted, ¿No es ministro de Jesucristo? Usted debe olvidarse de la política. Todos los desastres de su vida se deben al haberse metido en política; y sobre todo con esos badulaques de nacionalistas. Los nacionalistas no van a ninguna parte. Si a Sanchez Sorondo lo hicieran Presidente, gobernaría peor que el peor de los peores. Usted dedíquese a salvar almas y chao, etc.

Si este sermón no lo he oído una docena de veces, no lo oí ninguna. En vano digo a mi interlocutor que sí, que está bien, que tiene razón, que todo eso sé yo desde que tenía diez años –menos lo de Sanchez Sorondo-, que todavía no existía; y no creo sea verdad ahora.

A la Argentina si algo la salva será la Religión y no la Política. De acuerdo. Pero eso no quita que la política sea una actividad noble y necesaria. Los antiguos la llamaban el arte de las artes; y el viejo Aristóteles dijo que era la ‘ciencia’ más importante después de la Metafísica; y a veces, antes.

Y Santo Tomás, después de explicar porqué Aristóteles dijo que la metafísica era la ciencia más alta, va luego y en la Ética dice que la Política era la ciencia más importante; después dijo el Tomás, por su cuenta, que era la obra de misericordia más grande, pues si  uno le da una limosna o sepulta a un muerto, hace un bien  un individuo o a uno que ni siquiera es individuo; pero el buen gobernante  descubre, explica y efectúa el Bien Común, que es el bien de todos; o por lo menos de muchos.

Y así el poetas Dante, que se sabía su Santo Tomás de memoria, puso a los políticos y estadistas (buenos, se entiende) en el cielo de Júpiter, el sexto; o sea el más alto después de Saturno, donde se hallan los religiosos; y después vamos bajando gradualmente (aunque él fue subiendo) por todos los planetas, hasta llegar a la luna, donde pone a los maestros normalista; los cuales van “a dispensar una calurosa acogida” al Starrford, Bressan, Pontmain, o como se llame el tipo que en estos días se va a descolgar en la Luna para pasear allí por 20 o 25 minutos; o puede que dos horas y cuarto, como Nelson Rockefeller.

Ora conosce come s’innamora                                                                                                                           lo ciel del giusto Re, ed al sembiante                                                                                                              del suo fulgore il fa vedere ancora.

Claro es que estos antiguos entendían la política como la Ciencia y el arte del Bien común; pero a nosotros ya nos han enseñado en las clases de Educación Democrática que la Política consiste en apoderarse del gobierno por las buenas o por las malas, a tuertas o  derechas; en crear enseguida el Ministerio de Felicidad Privada y Pública, con otra fila de Subministros, Secretarios, Subsecretarios, y así sucesivamente, para dar puestos lucrativos a los compinches; en pronunciar innúmeros discursos bombásticos; en dividir el tiempo que han de durar                                                                                                                  en el poder en cinco partes, sin decir cuánto van a durar ellos; en dar palos a diestro y siniestro; en inventar impuestos; y en ir armando una maquinaria electoral que gane seguro, con fraude o sin fraude, y después dar elecciones libres; sin olvidarse, y esto es principal) en hacerse un buen bodigo en un Banco de Suiza, para un caso de vejez, invalidez, enfermedad o que los saquen a patadas.

Más todos estos antiguos ¡Qué sabían de democracia ni de nada!, que se pasaban la vida disputando si la tierra era plana o corrugada, si Dios existía, si las esferas celestes eran siete o nueve, si Cristo era Dios, y cuándos ángeles cabían en la punta de un alfiler: pobres gentes que no tenían Democracia ni Ministro de Educación Democrática.

[…] “La Política primero”, no quiere decir que la Política esté por encima de todo, Religión incluso, sino que en ciertos adjuntos llega a ser lo primero, no en la dignidad, como si dijéramos, sino en el tiempo. Y así en la Argentina, si no se resuelve primero el problema político, no se puede resolver ninguno de los otros, aunque sean en sí superiores y principaliores; o sea, económicos, financieros, religiosos, artísticos, científicos; ni siquiera el sempiterno “problema de la Educación”.  

[…] Ahora bien, hablando en serio y dejándonos de chanzas, la vocación de político, que hoy tiene algo de cazador furtivo y de mártir (y que yo no tengo, por suerte), cuando falla en una nación, la nación se va al desbande. Y el que tiene vocación política, y por pereza o lo que sea no la llena, se condena.

[…]

“JAUJA”, nº 32, AGOSTO 1969.

Comentario del blog: el católico debe actuar y luchar en política contra los liberalismos y los marxismos, en todas sus variantes. No puede quedar indiferente. Análogamente a la acción política de Jesús luchando contra los fariseos y azotando a los mercaderes… ¡que mercaban con la Religión, y, por consiguiente, con la  política!                                                                                                                                                           ¿Qué Jesús no intervino en política? Los Evangelios no lo explicitan, pero como son la parte  menor registrada de sus enseñanzas; el magisterio de la Iglesia las fue completando, con el resultado de bendecir a los políticos y a los militares que luchaban políticamente una guerra justa.

 

 

 

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