SERIE
DE ARTÍCULOS, BAJO EL TÍTULO:
“EL PROTESTANTISMO, QUINTA COLUMNA DEL
IMPERIALISMO”,
QUE
CONTINUARÉ PUBLICANDO SUCESIVAMENTE. YA PUBLIQUÉ:
+LOS
PRINCIPALES HEREJES CREADORES DEL PROTESTANTIAMO.
+APUNTES
HISTÓRICOS SOBRE EL PROTESTANTISMO
+
MORMONIUSMO..
EL
PROTESTANTISMO ES ENEMIGO DE LA PATRIA;
ES EL CABALLO DE TROYA DEL IMPERIALISMO.
Una alianza de poderes internacionales ha declarado
una guerra satánica contra Argentina, cuyo desarrollo está muy avanzado, quizá sea
el ataque decisivo luego del que declaró el liberalismo en Caseros, para tomar
por asalto las últimas y heroicas trincheras de resistencia nacional, e imponernos
un humanismo ateo globalizador, un diabólico melting-pot internacional para
acabar con nuestra fisonomía nacional y con nuestro destino histórico de nación
hispanoamericana prominente.
Las agresivas e insoportables sectas protestantes,
quinta columna del imperialismo, tendrán un papel decisivo para ablandar las
resistencias que aún subsisten en el ámbito popular; “americanizando” nuestro
país nos impondrá como paradigma
envidiable, que debemos inexorablemente imitar, la civilización gnóstica y
materialista USA, que diviniza al capitalista en detrimento de Dios,
Transformándonos definitivamente en una colonia protestante, suburbio del mundo
globalizado, inerme y vencida, tan inerme y vencida como los argentinos que
actualmente la pueblan.
La masonería, por su parte, dirigirá las operaciones
desde las secretas altas esferas políticas. La Masonería y el protestantismo se han introducido como
caballo de Troya para destruir desde dentro la esencia nacional, católica e
hispánica; Ambas dirigidas desde el primer mundo con el auspicio de los cipayos
nativos.
Lamentablemente, la aparición de documentos
pastorales, luego del Vaticano II, causaron confusión y perplejidad por su
espíritu ecuménico y libertario, como si Roma, el último bastión hubiera
rendido sus armas espirituales, según se confirmó con la entrega en Asís, donde
se abrieron las puertas a la herejía protestante y a los otros cultos
extravagantes, para que en ningún lugar del planeta se reconozca el reinado de
Cristo, erigiendo, en cambio, un imperio masónico universal.
Con ánimo apologético y entusiasmo nacionalista, sin
pretensiones eruditas, indignado por la ignorancia y la despreocupación de
muchos argentinos –militares,
sacerdotes, sindicalistas, políticos, periodistas, maestros…- en defender la
Patria expondré el pensamiento de eminentes pensadores, esplendente tesoro de
verdades inalterables, tratando de iluminar temas donde reina lamentable
confusión y falsedad planificada. Las citas son abundantes para dejar hablar a
los que saben; en alguna ocasión las recorté demasiado con intención de que se lean
los libros completos. Aunque algunos de estos están agotados y otros arrumbados,
por el odio de la confabulación del silencio que impone la inquisición liberal,
para que nadir se anime a iniciar la maravillosa aventura de descubrir la
verdad política y tenga la osadía patriótica de pretender que la Justicia y el
Amor cristiano reine sobre una Argentina soberana.
Notas sobre el
EL HUMANISMO
ATEO
ORIGINADO EN EL
“LIBRE EXÁMEN” PROTESTANTE, EL HUMANISMO ATEO INSPIRA LA POLÍTICA PLUTOCRÁTICA
TANTO DEL IMPERIALISMO COMUNISTA COMO DEL CAPITALISMO DEMO-LIBERAL, CON EL
AUSPICIO DE LA DEMOCRACIA CRISTIANA O ‘CRISTIANISMO’ LIBERAL MODERNISTA.
El notable filósofo padre Cornelio Fabro explican la verdadera situación religiosa y política
mundial; en su libro “Drama del hombre y misterio de Dios”, cap. “El
Agnosticismo”, ed. Rialp, de donde extraje estas frases.
“La muerte de Dios, que es la esencia negativa del humanismo radical,
[es] el ideal moderno de vida” (pg.201)
La nueva bandera del ateísmo contemporáneo es la eliminación de lo
Sagrado y de la
Trascendencia.
E
|
n realidad, toda la sociedad y
la cultura contemporánea están bajo el signo del debilitamiento teológico, es
decir, de la desaparición del Absoluto y de lo Sacro (199) […]. Continúa al
padre Fabro:
Es inútil que nos hagamos los puritanos y
los hipócritas: la situación de la religión y la moral en la cultura de Europa
y América no es diferente ni está en mejores condiciones que en la esfera de
influencia soviética y si los poseedores de la cultura entre nosotros acosan a
las masas con métodos más insinuantes y menos drásticos, el efecto será tanto
más penetrante y duradero, como lo es siempre la decadencia moral más diluida,
propia de la civilización del bienestar. No hay, que yo sepa, estudios
específicos de tipo sociológico sobre el ateísmo de la sociedad capitalista de
tipo angloamericano, pero quien observe un poco y se acerque a ese mundo, de
tan acusadas características, se percata sin dificultad de que en dicho mundo
“la muerte de lo sagrado” no se considera como una falta, sino como una
conquista (199), […].
Es el proceso de secularización o
laicización de la cultura que se consuma en el existencialismo de modo tan
radical como en el marxismo: a) el hombre y el mundo no son criaturas de Dios,
sino que el hombre es el creador de sí mismo y del mundo […].
Pero aquí debemos reducir el problema a
su punto esencial: el hombre que renuncia a ser-más-que-hombre, o sea a la
esfera de la trascendencia metafísica, tiene que caer –y en efecto cae en el
marxismo, en el existencialismo y en las filosofías de la inmanencia (208).
[…]. La libertad es esencialmente posibilidad de apertura y de elección: una
vez cerrada la apertura infinita de la trascendencia, sólo queda el hermetismo
de la inmanencia, o sea, el límite del horizonte de este mundo y la asfixia
sofocante de sus fuerzas físicas y de sus violencias morales, del capricho y de
la arbitrariedad; la autonomía absoluta no puede significar más que el caos en
el orden moral, la ausencia de toda norma ética intrínsecamente válida […] (pg.
209) [cayendo en la moral de situación].
[En el fondo, entonces, no hay variación
entre] pueblos de cultura proletario marxista y pueblos de cultura liberal
burguesa, puesto que no se trata sino de la misma cultura, que ha recibido dos
impulsos contrarios divergentes: uno hacia el individuo, otro hacia la
colectividad, partiendo del mismo fondo ideológico, que es el humanismo
radical,.. los caracteres del nuevo humanismo son, al parecer, los siguientes:
pérdida de la trascendencia, la consiguiente noche del espíritu que se cierne
sobre el mundo, la inminencia de la destrucción y del caos y la presunción del
hombre de salvar al hombre; éste es el nuevo ateísmo. (pg. 204).
“la crítica del cristianismo es un
fenómeno protestante’, es decir, un efecto del protestantismo, como ya
lo había declarado Feuerbach. Campanella dijo en su tiempo, de modo más radical
que la Reforma
lleva al ateísmo”. (pg. 208). O sea, la Reforma desembocó en el humanismo radical o ateo,
causa, a su vez de las dos concepciones políticas que dominan el mundo: la
capitalista y la marxista; presentándose ambas en su auténtica faz: la
afirmación sin reservas del regnum
hominis.
En efecto, allí donde falta una norma o
arquetipo eterno del ser del hombre, faltará también una norma absoluta de su
actuar. Pero si la noma no es absoluta y la acción depende esencialmente de la
situación, entonces “todo está permitido”: es la situación que supera y niega
la ley, y no la ley interior del bien que debe dominar la situación. Este caos es
ya suficientemente evidente en la vida del mundo libre, pero ya se perfila y
pronto se manifestará también en la sociedad de régimen marxista, una vez que
haya agotado su carga de expectación mesiánica.
El padre Fabro agrega a continuación esta cita de Wilhelm Kasch: “La consecuencia
de la falta de perspectiva metafísica en la moral no es, pues, el simple
utilitarismo, sino el caos, puesto que el mismo principio de la utilidad y la
ventaja sigue sin definición y, por tanto, es operante: lo que, de hecho entra
en acción es el capricho del individuo (existencialismo) o la construcción de
la colectividad (materialismo dialéctico), y siempre la negación del hombre
auténtico… El autor concluye con la drástica fórmula: Humanität ohne Divinität
ist Bestialität: [que traduzco con el
diccionario]: la humanidad sin principios divinos cae en la bestialidad”.
+
El Padre Dominique Bourmaud en su excelente libro “Cien años de
modernismo” (ed. Fraternidad Sacerdotal San Pío X) explica en pocas palabras
como el humanismo ateo proviene
originariamente del libre examen luterano:
L
|
o que queda de Lutero es la
ruina de los fundamentos de la religión cristiana y de toda religión, bajo el
efecto del libre examen, que es el eco del ‘Non serviam’ de Lucifer. La
reforma, en lugar de reformar realmente al hombre, lo deformó y lo pervirtió
literalmente ¿Cómo? Bastaba con separar al hombre del elemento divino, esto es,
reducirlo a sus propias fuerzas. Había que aislar al hombre y separarlo
de Dios hasta en el seno mismo de la religión del libre examen, en la que toda
la fe del creyente procede de lo más recóndito de la persona. Creó a un
cristiano que en presencia de la
Iglesia , intérprete de la verdad divina, proclama la
soberanía de su propia razón. Así, pues, en la persona de Lutero asistimos a la
aparición del Yo al nivel del espíritu y de la vida religiosa. Esa es toda la
esencia del modernismo, desde Kant hasta nuestros días. (pg. 86).
+
De una esclarecedora Conferencia titulada “Libra examen y Comunismo”, dada el 2 de abril de 1960, por el profesor Jordán Bruno Genta,
entresacamos algunos párrafos donde, con su acostumbrada claridad metafísica,
destacó las consecuencias políticas de la división luterana provocada en el ser
humano entre su vida temporal y su aspiración eterna:
P
|
orque la verdadera contraposición,
el único antagonismo es el que existe
entre comunismo y cristianismo, o mejor, entre comunismo y catolicismo.
Esa es la real antinomia, no hay otra. Por eso el comunismo no es un fenómeno
asiático ni oriental, es un fenómeno estrictamente occidental, que ahora se ha
extendido al mundo entero. La revolución comunista en el orden ideológico
comenzó hace cuatro siglos en Occidente; comenzó en Alemania en el momento en
que un monje agustino, discípulo, al menos en la orden, de San Agustín, renegó
de Cristo y de su Iglesia a la cual pertenecía como sacerdote para la
eternidad. Hubo siempre herejías y las habrá seguramente siempre; pero una
herejía se convierte en una cosa tremenda cuando el poder político la abraza,
porque entre la política y la religión existe una entrañable solidaridad.
[…] cuando los príncipes alemanes abrazaron la rebelión de Lutero la Reforma se constituyó en
una fuerza tremenda; la política es indivisible
de la religión o de la antirreligión, por eso toda política cuando
deja de ser religiosa se hace irreligiosa. [ Hoy día es más tremenda que
nunca pues el Estado sostiene la
política de la irreligiosidad, del ‘humanismo ateo’]
¿En que consiste la rebelión de
Lutero? El verdadero sentido de esa rebelión es desintegrar a Cristo en la
convicción del pensamiento, es dividir a Cristo, porque ese es el secreto, la
clave de toda herejía […] Lo eterno ha
sido dividido de lo temporal; esta vida temporal no tiene nada que ver con la
eterna. El mundo del hombre no tiene nada que ver con el mundo de Dios; tendrá
que ver con el hombre después de esta vida, pero no en esta vida; ya está
resuelto lo que va a suceder en la eternidad. La libertad del hombre está
dividida de la
Gracia. Cristo ha sido partido, ha
sido dividido según el pensamiento de Lutero y este es el
verdadero origen del comunismo, porque el comunismo es nihilismo puro […]. Todas estas consecuencias están
encerradas en el momento en que
nosotros rechazamos a Cristo, lo
rechazamos como empezó rechazándolo Lutero, dejando lo humano enteramente librado
a sí mismo. Esta división se reflejó después en el plano filosófico con
Descartes, padre de la filosofía moderna. Descartes separa enteramente las
verdades de la fe, o sea las verdades
reveladas acerca de los misterios de
Dios, de las verdades de la razón […] Y bien ¿Qué aconteció después de esta división de las verdades de la Fe y de las verdades de razón? Que la teología y la metafísica
fueron eliminadas progresivamente de la vida civil […] Y lógicamente, una
vez que la inteligencias humana ha sido dividida de la Fe so pretexto de que la razón
fue sirvienta de la Fe
o de la religión –como si el hecho de estar subordinado a lo que viene del
mismo Dios no fuera justamente su lugar propio- tenía que ir extinguiéndose
poco a poco la vida contemplativa de la inteligencia; y la inteligencia tenía
que promoverse cada vez más exclusivamente en el manejo de las cosas
temporales.
Y esta separación entre lo
eterno y lo temporal, concluyó políticamente, según lo describe el profesor Genta, en un
imperialismo judeo-protestante con raíces teológicas, que conjuga los escandalosamente violentos ‘dogmas’
laicos de la bondad natural del hombre y
de la predestinación de los santos.
L
|
a Iglesia de Cristo, en forma
expresa y desde la encíclica ‘Quadragésimo Anno’, del año 1931, viene
denunciando la existencia de un ‘Imperialismo Internacional del Dinero’, que no
es yanqui, ni inglés, ni francés, ni ruso, ni chino, sino ateo y apátrida, con
sede en todas las capitales, principalmente en las grandes potencias. En
Imperialismo Internacional del Dinero opera por medio de poderes
multinacionales que mediatizan a los gobiernos de las naciones y hacen caso
omiso de las aparentes soberanías políticas que no existen más que en las
formalidades legales y en las representaciones nominales de los grandes
organismos como la OEA
y la UN. Los
titulares del único imperialismo que domina el mundo son un reducido grupo de
judíos y de cristianos renegados. Nada tiene que ver con cuestiones raciales ni
nacionales; es una cuestión teológica fundamental; el verdadero Señor del
hombre y de las naciones ha sido sustituido por los falseos señores del
dinero, y los señores del dinero regulan
y explotan, cada vez más impunemente, a los Estados de economía capitalista y a
los Estados de economía socialista. Es un hecho notorio que los
grandes consorcios plutocráticos operan, por igual, en USA y en URSS, en
Francia y en China, en Alemania Occidental y en Alemania Oriental, en Argentina
y en Brasil…” (año 1973).
+
El padre Leonardo Castellani, en un artículo titulado “La derrota de
las Humanidades”, publicado en la revista ‘Dinámica Social’, agrega los siguientes conceptos:
H
|
oy día hay en Occidente
elementos tóxicos antioccidentales que sin embargo son de origen occidental;
pero que ahora vuelven en retorno ofensivo desde fuera. Estos son ante todo
el marxismo comunista y el tecnicismo pragmatista. El primero es fomentado por la URSS y el segundo por la
USA. Ambas tienen de común el desconocimiento de la Tradición ;
y su efecto directa e inmediato es la tendencia a destruir las ciencias del
hombre para imponer no ya las ciencias de la naturaleza (lo que no sería tan
malo) sino el dominio mecánico de ellas; es decir la tecnolatría. La metafísica, la teología, la historia, la
literatura, la poesía, la lingüística, la filosofía, el derecho… son cosas de
lujo para el ingeniero yanqui y el mecánico ruso; en cuanto al latín y el
griego (instrumentos insustituibles de todas esas ‘ciencias del hombre’) son
objeto de un mismo doble odio con diferentes razones: latines es perder tiempo para el yanqui; y es
fomentar mentalidades aristocráticas para
el ruso ¡Afuera!
+
Michele F. Sciacca, en el artículo “Laicismo, catolicismo y la nueva
misión de Europa”, publicado en la
revista Diálogo Nº 1, dirigida por el padre Julio Meinvielle, 1954, se refiere
así al tecnicismo que asemeja ambos
imperialismo, el norteamericano y
el marxista.
C
|
onfesamos que no nos regocija
esta situación que pone en entredicho los valores humanos y, con ellos, la gran
tradición cultural europea, que es un
valor universal (que influye más allá de los límites geográficos). Esta
tradición es hoy, de hecho, acometida por dos lados, está sufriendo dos
invasiones bárbaras: la marxista y la anglo-norteamericana, dos
civilizaciones técnicas, practicistas, para las cuales los valores teóricos (la
cultura en general) no poseen en sí ningún valor, son simples instrumentos,
transformables y adaptables a las circunstancias históricas y sociales… [en
función del éxito]. Por consiguiente dos ‘civilizaciones’ sin cultura,
‘incultas’ en el sentido europeo de cultura. Dos formas de humanismo de la técnica
y de la ciencia para lograr lo industrial productivo; dos comportamientos,
diversos en el método político, de humanismo material, que, como tal, es
antihumanismo; y tanto uno como otro creen con fe mesiánica en que sus
respectivos mitos, democracia y sociedad comunista, creará la humanidad futura
más feliz que pueda imaginarse…
+
En la citada revista Diálogo Nº 1,
el padre J. Meinvielle publicó el artículo “De la aceptación del comunismo en
virtud del sentido de la historia” [que Dios mediante publicaré íntegro en este
blog], donde descubre la nefasta inserción
del modernismo religioso en el Mundo actual, humanista y ateo, preguntándose:
¿C
|
Uál es la actitud que deberían
tomar los cristianos en esta momento histórico ante el Mundo ateo? Y el padre Meinvielle contesta
exponiendo y refutando la opinión –que luego asumiría el Concilio- de uno de sus asesores, el padre Congar O.P.,
que deberíamos aceptar la `socialización y tecnificación’ de la vida, para no quedarse al margen del
devenir histórico, ‘aggiornándose’, sumergiéndose en ese Mundo, que al
‘socializarse y tecnificarse’ se ha de
ir ‘dulcificando’, según considera con el optimismo irreal propio de la
fantasía ‘progresista. Esta
‘tecnificación y socialización de la vida, que es heredera “del catolicismo
liberal del siglo pasado , está ahora empeñada en simpatizar con el comunismo del mundo
laico-proletario así como antes trabó
alianza con el liberalismo del mundo laico-burgués. [Lo cierto es que desde Juan XXIII el
Mundo ya no sería tan malo como lo creían Jesús y la Tradición ; pues
plenamente humano, simpático, arrollador, espera a Nuestro Señor con los brazos
abiertos. ¡Hipócrita apertura para
justificar la conversión ‘oficial’ al liberalismo! ¡Con este dislate del ‘gordo
bueno’ comenzaron los fiascos, cada vez más agravados!, nota del blog]
Además, para
reforzar lo dicho, y en esta expresión del artículo del padre Congar ya
huelo insidia, escribió que “el
cristiano debe vivir en su tiempo y no en una situación atemporal, indiferente
al correr de las cosas…. Contra el “cristianismo arcaico… que quisiera evadirse
de lo actual e instalarse en el mundo inmóvil de las esencias”. También el ‘neo
modernista’ Monseñor Ratzinger protestaba con los mismos términos contra el
‘arqueologismo’ en que se caería de no modificar, o más bien cambiar, la Tradición ‘arcaica’… ¡la verdadera!
El padre Meinvielle dice que
deben aceptarse y asumirse los adelantos del mundo moderno, insertándose en el tiempo,
pero para redimirlos. No ceder “al ’espíritu del tiempo’, porque en
lugar de incorporar el tiempo a la eternidad, no acomoda la eternidad a las
vicisitudes del tiempo y el plan divino de la historia al sentido de los
acontecimientos de la historia profana. El Apóstol, en cambio, nos previene
diciendo: “No os queráis conformar al siglo presente”. [Y aquí todo el Concilio
II y su ecumenismo].
“Pero la aceptación de ese mundo
–continúa el padre Meinvielle- implica en este caso la conformidad con él y
un estado de paz con él. Precisamente lo que entendemos no puede admitirse. En
primer ligar, por una razón de orden general, a saber, de que cada uno, dentro
de su propia esfera, debe esforzarse por vivir su vida de acuerdo no
precisamente a la historia, sino a las exigencias de su dignidad del hombre y
de cristiano. Las normas morales que rigen la vida del hombre derivan de
principio permanentes fijados
próximamente por la razón humana y en último término por la sabiduría divina.
Además el padre Meinvielle rechaza
rotundamente esta ‘apertura’ liberal al mundo; “en primer lugar por una razón
de orden general, a saber de que cada uno, dentro de su propia esfera, debe
esforzarse por vivir su vida de acuerdo no precisamente a la historia… sino a
las exigencias de su dignidad de hombre y de cristiano. Las normas morales que rigen
la vida del hombre derivan de principios permanentes fijados próximamente por
la razón humana y en último término por la sabiduría divina. Y es claro que estos principios deben chocar con
una sociedad tecnificada y socializada. Porque la socialización y la
tecnificación de la vida es un principio
de perversión que destruye el modo de ser esencial del hombre. Es cierto que el
hombre es un ser social, pero primeramente es personal, y lo es incluso en sus
relaciones sociales y políticas. Lo
social y político es algo que, sin destruir su condición personal, se suma a
ella”. (pg. 11).
Hago notar que este dejarse
arrastrar por la evolución histórica tiene semejanzas con la moral ‘de
situación’, condenada por S.S. Pío XII, que también posterga las esencias de
las cosas, para vivir moralmente de acuerdo a las acontecimientos
circunstanciales, … de manera que el padre Congar considera al hombre algo “infinitamente
plástico, sin ninguna naturaleza humana,
sino entregado al puro fluir histórico. Marcha hacia un socialismo en que cada
ser humano, partícula del gran Monstruo Colectivo, no debe tener otra reflexión
que la del reflejo condicionado que provenga de la Central del Monstruo”.
¿Es posible, entonces, aceptar
este Mundo ateo, sea capitalista o marxista, promoviendo el falso ecumenismo y
la libertad de cultos?¿Es sensato que un teólogo pretenda desacralizar la Iglesia para hacerla
aceptable? ¿Pretendiendo ocultar las verdades de la Fe que pudieran molestar a los
del Mundo? ¿Aceptando los mandatos masónicos
de las NU?
+
E
|
l padre Petit de Murat en su
opúsculo “El último progreso de los tiempos modernos: la Palabra violada” (ed.
Cultura regional, Tucumán), enseña que el humanismo ateo se sintetiza teológicamente
en el repudio a N. S. Jesucristo, la
Piedra de tropiezo que
el gnosticismo pretende furiosamente quitar del camino para avanzar hacia la
‘divinización’ humana.
“Nuestra época- escribió- se
mueve dentro del ámbito de un mal teológico; la anima la peor malicia, la de
una apostasía… Lo que la civilización actual intenta negar es la Encarnación del Verbo,
además de todo el orden sobrenatural y temporal originado por Él en la tierra.
Si frente a este hecho recordamos que la medida de un mal será dada por el bien
que niega, se entenderá que nos encontramos en la hora actual ante un abismo
idéntico a la nada; pues se niega el Verbo eterno ¿Qué nos queda de Dios y de
las cosas? Si se niega la Encarnación
–la cual revela la decisión divina de asumir todo lo auténticamente humano-
¿qué puede quedarnos del hombre? Sobre todo: ¿En qué se convertirá el verbo
humano si existe la resolución inflexible de emplearlo en contra del Verbo
divino, a costa de desgarrarlo en los nexos con su fuente, analogía y ejemplaridad
suprema, que es el mismo Verbo?”…síntoma
que el demonio se complace en reducir al hombre a la condición de
sordomudo.
+
ES EVIDENTE, ENTONCES, LA RESPONSABILIDAD
DEL PROTESTANTISMO EN LA GESTACIÓN DEL HUMANISMO ATEO,
QUE HOY ASOLA EL MUNDO ENTERO. LA DIFUSIÓN EN NUESTRO PAÍS DE LA IDEOLOGÍA MORAL Y
POLÍTICA DE LAS SECTAS PROTESTANTES OCASIONA A LA ARGENTINA UN MAL
GRAVÍSIMO Y DESTRUCTOR.
+
¿TOLERANCIA?. Los católicos no
debemos quedarnos de brazos cruzados, tolerando el humanismo ateo, sin denunciar sus errores, ni
mostrar la verdad a los que caen en él. “Si con la Iglesia, pues, abominamos y
condenamos los errores religiosos y las herejías, con ella queremos socorrer a
todos los hombrees de buena voluntad que, sin propia culpabilidad, están en ellos
de buena fe” (Carta Pastoral del Episcopado Argentino, 1945). Salvar almas
enseñándoles la verdad es la auténtica caridad cristiana.
Pero jamás callar ante los
errores, porque “la llamada tolerancia es virtud fácil; digámoslo más
claramente: es una enfermedad de épocas de escepticismo o de fe nula. El que
nada cree, no espera en nada ni se afana y acongoja por la salvación o la
perdición de las almas, fácilmente puede ser tolerante. Pero tal mansedumbre de
carácter no depende sino de una debilidad o eunuquismo de entendimiento”. Marcelino Menéndez Pelayo, “Historia de los Heterodoxos”.
Para no caer en el error de Felipe II en Flandes, cuando supuso que
siendo tolerante se congraciaría con los herejes protestantes. “Los resultados
de su tolerancia le convencieron cada vez más de que se había equivocado. Los
herejes no buscaban la tolerancia, ni la libertad de cultos, ni la igualdad, ni
ninguna de las grandes cosas de que hablaban. Como el profesor Merriman ha
reconocido: ‘al poco tiempo era ya
evidente que algunos revolucionarios no se contentarían con la libertad para ejercer su propia fe, sino que intentarían la destrucción del catolicismo’” (William T.
Walsh, “Felipe II”).
Y como lo denunciara León XIII en EEUU el error del americanismo estaba corroyendo a la Iglesia Católica desde dentro. El americanismo es una especie de humanismo voluntarista.
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