domingo, 10 de diciembre de 2017

¡La que se viene! La mayor discriminación de la historia en plena “democracia” liberal, anticipando el gobierno universal de un puñado de racistas ateos, que se consideran “predestinados” para someter a una masa esclavizada de servidores.
La Monarquía, durante sus siglos de esplendor, vivía con un lujo apropiado para enaltecer el prestigio real y nacional. Cumpliendo, además el precepto de Santo Tomás, de que el rey debe contar con riquezas, de acuerdo a la magnificencia de su cargo, para refulgir ante el pueblo y mejor servir al Bien Común; que era alcanzado generalmente. Además, normalmente se integraban las Cortes con personajes que prestaban servicios a la nación en los campos de batalla, o en los de la sabiduría, resplandeciendo entonces en ella la vida frugal de la milicia, y la virtud del servicio a la Nación.  Luego, con el tiempo, los cortesanos leguleyos rodearon la Corona, y alguna que otra fue sofocada y degradada moralmente; porque todo en la tierra se deteriora. Pero la corrupción no era intrínseca a la Monarquía, y se podía controlar.
Esa excelencia monárquica actualmente nadie la menciona; porque es una refutación a la corrupción consustancial a la “democracia” liberal. Así es como Hollywood, brazo artístico del imperialismo, en ciertas películas, nos proyecta argumentos con mensajes políticos falsos para justificar la supuesta predestinación judeo-calvinista para “salvar” al mundo. Insistiendo en presentar una aristocracia que vivía, en las épocas de las monarquías católicas, en jaranas alocadas y disolutas, disfrutadas inclusive por sacerdotes católicos, por supuesto, mientras el pueblo agonizaba en la miseria. Hasta que, al fin, la USA instauró la libertad y la democracia, -continúan los panfletos de Hollywood-, y el pueblo, consciente de sus “derechos” y poder, se calzó una corona soberana, comenzando a reinar la honestidad, la virtud y la sabiduría; o sean:  las “luces”. 
Por su parte, la historia “oficial”, monopolizada por los “demócratas” liberales, escamoteando también la verdad histórica, enseña que este contraste escandaloso entre la vida de las Cortes y la del pueblo, duró hasta que llegaron de la mano de los iluministas la igualdad y la fraternidad francesas; pero no mencionan que con ellos comenzó la preponderancia política de las finanzas judías, gracias al Edicto de Bayona; y la violencia imperialista.
Tampoco deseaban moralizar la política. Sucedió todo lo contrario, pues ni siquiera se exaltó la vida virtuosa, o al menos honesta, de ciertos gobernantes, como la de don Juan Manuel de Rosas, defensor de la Nación y del pueblo, sino que, se difamó, excluyó y atacó al que no fuera corrupto; o a los cómplices  sumisos que no   cerraban los ojos ante la corrupción;  como es el caso actualísimo de los parlamentarios KK, que no “advirtieron”, de tan  candorosos y puros son,  que sus  correligionarios estaban  saqueando el país. Llegando a la desvergüenza de negar obstinadamente la corrupción, aún ante las más claras evidencias, como lo más natural del mundo.


Con todas estas falsedades tratan de imbuir en el “soberano” televidente la idea de que vivimos en la época donde disfrutamos del “diálogo”, de los “derechos”, la libertad, el confort, la seguridad y la felicidad siempre ascendente. Pero esto es falso, como se evidencia mirando alrededor de uno. USA puede ostentar mayores adelantos técnicos respecto a épocas anteriores, pero nada más, nada importante que logre la verdadera felicidad humana, y mucho menos alcanzar su fin sobrenatural, pues a la par difundió sobre el mundo una decadencia moral, cultural, espiritual sin precedentes. Es realmente indignante que tergiversen la historia, para imponer su propio sistema “divinizado”.
En definitiva, los iluministas no acabaron con los privilegios y los excesos, sólo los cambiaron de mano, para ser disfrutados por ellos. En nuestra época los privilegios (sueldos exorbitantes y gangas incontroladas) protegidos por los “fueros”, son la norma habitual en el liberalismo.  El gasto para mantener esta nueva clase es un caudal avasallante e incesante de dinero, infinitamente mayor que el empleado por la Monarquía, pues lo reciben vividores acomodados, hato de miles y miles de famélicos arribistas, sin estirpe, que se renuevan, incesantemente, cada pocos años, insaciablemente hambrientos. Y que se jubilan a los pocos años cobrando montos escandalosos. Los privilegios, bajo el gobierno de la “democracia” liberal partidocrática, civil o militar, son tan esenciales, tan habituales e impunes, que al que no los acepta lo erradican. Y muy pocos se escandalizan. Este es el Régimen que gobierna nuestro país desde Caseros, dirigido, salvo excepciones, por corruptos y traidores; proclamados “próceres” nacionales.
Esta situación comenzó cuando, a partir del Renacimiento, apartándose de Dios y de la doctrina de su Iglesia, la vida social y política se fundó en ideologías y sofismas, en las cuales mucho tuvo que ver el protestantismo, acelerando el acrecentamiento de las diferencias ofensivas entre ricos y pobres; aumentando la riqueza de los adinerados y la humillación y el envilecimiento de los pobres. 
Todo esto viene a cuento porque me enteré que una tal Gil Carbó se jubilará con un sueldito de   $350.000.- mensuales; y un juez, administrador de prostíbulos, con algo más. ¿Cuánto “ganarán” estando en actividad? Entonces pensé la cantidad de jueces, senadores, diputados, concejales, diplomáticos, etc. que cobran cifras exorbitantes, (pues ellos mismos se adjudican esos montos escandalosos), además de las gangas millonarias que aprovechan con el cargo. Jamás en la historia argentina existió semejante disparidad, tanto económica como moral y política, entre las clases de la sociedad.
Pero esta odiosa discriminación es insignificante comparándola con la que se vive en el mundo; aunque el proceso es el mismo. Los efectos perniciosos del gran fraude con el emblema de la Revolución francesa fueron universales. En estos días vi un documental exhibiendo el lujo agresivo, insolente y desenfrenado de Dubai. en plena edad de la “democracia”, que sólo una ínfima minoría de privilegiados puede disfrutar, junto a una de las más bajas clases sociales, la de los deportistas, artistas y faranduleros, que con su presencia hinchan la soberbia y divierten como bufones a los verdaderos amos imperialistas, preparando así la vida globalizada futura. Edificios futuristas, habitaciones en hoteles despampanantes a un precio “popular” y “democrático” desde 1.000.- u$s, a más de 33.000.- u$s, más gastos extras por noche. Lugares recoletos, donde se siente y olfatea un algo “misterioso”, iniciático, una ostentación que cohíbe, una decoración babélica, una belleza ideológica, un ambiente irreal y pagano, semejante al de una logia masónica, Allí sólo son admitidos los “iniciados”, que integran la confraternidad de los super-millonarios del 1º mundo, los “predestinados”, donde vivirán anticipadamente el paraíso judeo-calvinista en la tierra… mientras el resto arderá en la miseria moral y material  de un infierno en vida.


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