¡La que se viene! La
mayor discriminación de la historia en plena “democracia” liberal, anticipando
el gobierno universal de un puñado de racistas ateos, que se consideran “predestinados”
para someter a una masa esclavizada de servidores.
La Monarquía,
durante sus siglos de esplendor, vivía con un lujo apropiado para enaltecer el
prestigio real y nacional. Cumpliendo, además el precepto de Santo Tomás, de
que el rey debe contar con riquezas, de acuerdo a la magnificencia de su cargo,
para refulgir ante el pueblo y mejor servir al Bien Común; que era alcanzado
generalmente. Además, normalmente se integraban las Cortes con personajes que
prestaban servicios a la nación en los campos de batalla, o en los de la
sabiduría, resplandeciendo entonces en ella la vida frugal de la milicia, y la
virtud del servicio a la Nación. Luego,
con el tiempo, los cortesanos leguleyos rodearon la Corona, y alguna que otra fue
sofocada y degradada moralmente; porque todo en la tierra se deteriora. Pero la
corrupción no era intrínseca a la Monarquía, y se podía controlar.
Esa
excelencia monárquica actualmente nadie la menciona; porque es una refutación a
la corrupción consustancial a la “democracia” liberal. Así es como Hollywood, brazo
artístico del imperialismo, en ciertas películas, nos proyecta argumentos con
mensajes políticos falsos para justificar la supuesta predestinación
judeo-calvinista para “salvar” al mundo. Insistiendo en presentar una aristocracia
que vivía, en las épocas de las monarquías católicas, en jaranas alocadas y
disolutas, disfrutadas inclusive por sacerdotes católicos, por supuesto, mientras
el pueblo agonizaba en la miseria. Hasta que, al fin, la USA instauró la
libertad y la democracia, -continúan los panfletos de Hollywood-, y el pueblo,
consciente de sus “derechos” y poder, se calzó una corona soberana, comenzando
a reinar la honestidad, la virtud y la sabiduría; o sean: las “luces”.
Por
su parte, la historia “oficial”, monopolizada por los “demócratas” liberales,
escamoteando también la verdad histórica, enseña que este contraste escandaloso
entre la vida de las Cortes y la del pueblo, duró hasta que llegaron de la mano
de los iluministas la igualdad y la fraternidad francesas; pero no mencionan
que con ellos comenzó la preponderancia política de las finanzas judías,
gracias al Edicto de Bayona; y la violencia imperialista.
Tampoco
deseaban moralizar la política. Sucedió todo lo contrario, pues ni siquiera se
exaltó la vida virtuosa, o al menos honesta, de ciertos gobernantes, como la de
don Juan Manuel de Rosas, defensor de la Nación y del pueblo, sino que, se
difamó, excluyó y atacó al que no fuera corrupto; o a los cómplices sumisos que no cerraban los ojos ante la corrupción; como es el caso actualísimo de los
parlamentarios KK, que no “advirtieron”, de tan
candorosos y puros son, que
sus correligionarios estaban saqueando el país. Llegando a la desvergüenza
de negar obstinadamente la corrupción, aún ante las más claras evidencias, como
lo más natural del mundo.
Con
todas estas falsedades tratan de imbuir en el “soberano” televidente la idea de
que vivimos en la época donde disfrutamos del “diálogo”, de los “derechos”, la
libertad, el confort, la seguridad y la felicidad siempre ascendente. Pero esto
es falso, como se evidencia mirando alrededor de uno. USA puede ostentar mayores
adelantos técnicos respecto a épocas anteriores, pero nada más, nada importante
que logre la verdadera felicidad humana, y mucho menos alcanzar su fin
sobrenatural, pues a la par difundió sobre el mundo una decadencia moral,
cultural, espiritual sin precedentes. Es realmente indignante que tergiversen
la historia, para imponer su propio sistema “divinizado”.
En
definitiva, los iluministas no acabaron con los privilegios y los excesos, sólo
los cambiaron de mano, para ser disfrutados por ellos. En nuestra época los
privilegios (sueldos exorbitantes y gangas incontroladas) protegidos por los
“fueros”, son la norma habitual en el liberalismo. El gasto para mantener esta nueva clase es un
caudal avasallante e incesante de dinero, infinitamente mayor que el empleado
por la Monarquía, pues lo reciben vividores acomodados, hato de miles y miles
de famélicos arribistas, sin estirpe, que se renuevan, incesantemente, cada
pocos años, insaciablemente hambrientos. Y que se jubilan a los pocos años
cobrando montos escandalosos. Los privilegios, bajo el gobierno de la “democracia”
liberal partidocrática, civil o militar, son tan esenciales, tan habituales e
impunes, que al que no los acepta lo erradican. Y muy pocos se escandalizan. Este
es el Régimen que gobierna nuestro país desde Caseros, dirigido, salvo
excepciones, por corruptos y traidores; proclamados “próceres” nacionales.
Esta situación
comenzó cuando, a partir del Renacimiento, apartándose de Dios y de la doctrina
de su Iglesia, la vida social y política se fundó en ideologías y sofismas, en
las cuales mucho tuvo que ver el protestantismo, acelerando el acrecentamiento
de las diferencias ofensivas entre ricos y pobres; aumentando la riqueza de los
adinerados y la humillación y el envilecimiento de los pobres.
Todo
esto viene a cuento porque me enteré que una tal Gil Carbó se jubilará con un
sueldito de $350.000.- mensuales; y un
juez, administrador de prostíbulos, con algo más. ¿Cuánto “ganarán” estando en
actividad? Entonces pensé la cantidad de jueces, senadores, diputados,
concejales, diplomáticos, etc. que cobran cifras exorbitantes, (pues ellos
mismos se adjudican esos montos escandalosos), además de las gangas millonarias
que aprovechan con el cargo. Jamás en la historia argentina existió semejante
disparidad, tanto económica como moral y política, entre las clases de la
sociedad.
Pero
esta odiosa discriminación es insignificante comparándola con la que se vive en
el mundo; aunque el proceso es el mismo. Los efectos perniciosos del gran
fraude con el emblema de la Revolución francesa fueron universales. En estos
días vi un documental exhibiendo el lujo agresivo, insolente y desenfrenado de
Dubai. en plena edad de la “democracia”, que sólo una ínfima minoría de
privilegiados puede disfrutar, junto a una de las más bajas clases sociales, la
de los deportistas, artistas y faranduleros, que con su presencia hinchan la
soberbia y divierten como bufones a los verdaderos amos imperialistas,
preparando así la vida globalizada futura. Edificios futuristas, habitaciones
en hoteles despampanantes a un precio “popular” y “democrático” desde 1.000.-
u$s, a más de 33.000.- u$s, más gastos extras por noche. Lugares recoletos,
donde se siente y olfatea un algo “misterioso”, iniciático, una ostentación que
cohíbe, una decoración babélica, una belleza ideológica, un ambiente irreal y
pagano, semejante al de una logia masónica, Allí sólo son admitidos los
“iniciados”, que integran la confraternidad de los super-millonarios del 1º
mundo, los “predestinados”, donde vivirán anticipadamente el paraíso
judeo-calvinista en la tierra… mientras el resto arderá en la miseria moral y
material de un infierno en vida.
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