domingo, 10 de diciembre de 2017

Los trapos rojos
LOS “TRAPOS ROJOS” SON EL EMBLEMA DE LOS TRAIDORES A LA PATRIA.
Viendo a los mapuches saludando con el puño en alto (agarrándose los cuernos, se burlaban los falangistas), mientras se los oye recitar el abc del comunismo con toda su insolencia, su odio y su prepotencia; y también contemplando las manifestaciones de protesta diarias en Buenos Aires, de la muchachada subvencionada, KK y marxista, tremolando los trapos rojos, junto a banderas argentinas, yo me pregunto: ¿Porque ningún “medio” menciona que son comunistas? ¿Que usan la bandera argentina sólo para disimular sus intenciones, porque les conviene dialécticamente?
Se los llama “movimientos sociales”, “pueblos originarios”; “izquierdistas”; y otros apelativos que no los define realmente, usándolos como subterfugios para disimular su auténtica identidad; y continúen actuando dentro del Régimen.   Porque el término “comunista”, como aún suscita cierta aversión en la gente, es escabroso y lo  ocultan empleando paliativos para continuar fomentando al comunismo, que es lo que el periodismo pretende y está realizando planificadamente. Siempre presentando a los de los “trapos rojos” como buenos e inofensivos muchachos  defensores del proletariado. Lo que es una infame mentira, comprobable históricamente.
Esta táctica periodística fue sintomático en el caso Cuba,  cuando los comunistas eran presentados como liberadores portando cruces y escapularios, aunque fueron auspiciados por Kennedy.  Y en España los asesinos comunistas eran promocionados como los muy democráticos “leales”. Es evidente también que la Jerarquía católica modernista y vaticanista asume esta patraña política, con la intención de manifestarse como defensores del pueblo; repudiando así el “intrínsecamente perverso” de Pío XI.
Son comunistas, y así se los debe nombrar; sin hacer falta recurrir al “Años Decisivos” de Spengler para saber porqué lo son aun en sus actitudes caseras e ideas más intrascendentes.  Son comunistas por hábitos subversivos. Son comunistas porque quieren destruir todo, absolutamente todo lo poco bueno que subsiste de la Cristiandad. Son los mismos comunistas que robaron, que explotaron a los menos pudientes, envilecieron y aniquilaron países y pueblos enteros. Son los perseguidores de la Iglesia y de la Patria. Son los mismos que se aliaron y subsistieron gracias al apoyo de los países capitalista, que ellos dicen falsamente combatir. Chusma que no pretende acabar con el capitalismo explotador, sino que pretenden ser la nueva clase del capitalismo. Con odio “teológico” quieren destruir la Cristiandad.
El ex senador socialista Mario Bravo, escribió en 1909, en el periódico “La Vanguardia”, estas palabras llenas de ponzoña marxista contra nuestra Patria, explicando que los “trapos rojos” simbolizan la revolución comunista, y que la bandera nacional argentina es sólo el símbolo del Gobierno liberal. (citadas en “El comunismo en la Argentina, Carlos M. Silveyra)
“Lo que más me agrada de la encuesta es lo de las banderas: eso es impagable. He nacido en este país y no tengo otro título para llamarme argentino. Poco me aflige el pensar que hubiera podido nacer en otra parte ¿Y qué valor tiene para mi, socialista, es decir, ciudadano de la Internacional, la bandera azul y blanca de este país? Ninguno… La bandera argentina no es otra cosa que el símbolo político del Gobierno que soporta esta comarca de la tierra… ¿Aceptaremos eso, nosotros los socialistas, que mañana revolcaremos las instituciones de esta burguesía con su bandera argentina, para suplantarlas por las instituciones sociales con la bandera roja de la Internacional?...Cuando veo la insignia argentina cruzada en banderola sobre el pecho de los bandidos  del Gobierno o del sable; cuando esa bandera ampara las deliberaciones de un Congreso  corrompido, lleno de tratos clandestinos y de pecados públicos, formado por los vividores del azul y blanco… cuando se sabe que a la sombra de la insignia oficial la piratería burguesa explota, roba, asesina, esquilma y medra ordenando la imbecilidad o la complacencia del pueblo, yo, socialista que tengo por símbolo de mi nacionalidad la bandera roja…”
Por estas palabras, el Gobierno liberal lo homenajeó dedicándole el nombre de una calle de Buenos Aires. Otro “prócer” más que se agrega a la turba con calles, bustos y estatuas.



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