lunes, 1 de septiembre de 2014

(Reproduzco  a continuación un artículo publicado en el diario Pregón de Jujuy, el 12 febrero 1997)

PODEROSOS  PERO DÉBILES

Bambalinas: Los líderes que sellaron el destino mundial de posguerra en Yalta estaban aquejados por numerosos males.

En la conferencia de Yalta, Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill y José Stalin mostraron sus personalidades avasallantes y decididas, pero también sus padecimientos físicos y psíquicos. El líder soviético era quien tenía mejor estado de salud. Churchill soportaba problemas de corazón, pulmones y arterias. Pero Roosevelt estaba realmente moribundo. Además de su mal más visible (las secuelas de la polio), no resistía la tentación del cigarrillo y el alcohol, tenía amnesia y vértigo. Aseguran  que Stalin logró de él concesiones que el titán de Occidente jamás hubiera otorgado de no estar tan agotado y enfermo.
‘Valeria Schapira’.

WINSTON  CHURCHILL  tenía 71 años cuando llegó a Yalta. Cuatro años antes habían comenzado los síntomas de una angina de pecho y dos años más tarde sufrió una fuerte neumonía. Durante la conferencia mostró pérdidas de memoria y un visible cansancio, que ni sus famosas siestas y los tonificantes dos baños diarios podían evitar. Pese  a su carácter frontal y gruñón, padecía profundas depresiones que él mismo llamaba ‘perros negros’. En 1947 le diagnosticaron arteriosclerosis y luego sufrió varios ataques cerebrales. Sin embargo vivió hasta los 91 años. Murió a fines de 1965, dos años después de abandonar la actividad política 

FRANKLIN ROOSEVELT, quien fue elegido cuatro veces presidente de los norteamericanos nació en un parto difícil, que le aseguró problemas respiratorios de por vida. A los 39 años, la polio paralizó sus piernas. Padecía además de arteriosclerosis e hipertensión. Se cree que también estaba afectado por una enfermedad que produce accidentes cerebrovasculares leves responsables de las obnubilaciones, mareos y cansancio que el líder mostró en Yalta. Cuando llegó a la costa sur de Crimea, su escolta debió cargarlo en andas desde el avión. Murió el 12 de abril de 1945, dos meses después de la conferencia, de una hemorragia cerebral, a los 63 años.

JOSÉ STALIN: Yalta lo vio cuando tenía intacta su mirada de águila y las marcas que la varicela dejó en su rostro. Jósif Zhugashvili, Stalin, también sufrió una infección en su mano izquierda que disminuyó la movilidad de la articulación del codo, que lo separó del servicio militar en 1916. En 1932, ocho años después de la muerte de Lenín, se suicidó su mujer, Nadia, y el líder estuvo sumido varias semanas en una profunda depresión. Su hipertensión arterial fue controlada y sólo en 1946 sufrió su primer ataque cardíaco. Murió  en 1953, en el Kremlin, a los 74 años, a consecuencia de una hemorragia cerebral.


COMENTARIO NACIONALISTA:  Estos tres crápulas asesinos, decrépitos y viciosos, simbolizaron una diabólica ‘trinidad’, tres personas distintas y una sola intención satánica, imponer  el  humanismo ateo, la utopía prometeica, por medio del imperialismo judeo-calvinista, instaurando, violenta o solapadamente, la globalización gnóstica para esclavizar a los pueblos .Capitalismo y comunismo hermanados en lo misma ideología. Tras ellos, ocultos, estaban los innombrables que realmente gobiernan el mundo,  aún hoy y por siempre, hasta que algún acontecimiento milagroso los abata.