ES LO MISMO UN BURRO QUE UN GRAN
PROFESOR.
Vivimos en el mundo de lo opinable.
Todos, siguiendo a Lutero, se animan a hablar de cualquier tema sin conocerlo
mayormente. -Yo opino tal cosa, y mañana la contraria, improviso. Es una opinión fútil,
variable, elaborada sobre impulsos o sensaciones Y en el peor de los casos, el
más común, como carece de criterio propio repite simplemente las imbecilidades
que oyó en
Pero hay un modo válido de
opinar, fundado sobre certezas, del que expresa: -Opino, según las enseñanzas de
San Agustín o de Platón, o de mis estudios. Esta modestia intelectual permite disfrutar de una conversación fluida,
satisfactoria, educativa, placentera, seria, donde cada interlocutor expone, y escucha
respetuosamente, abriendo su personalidad.
¡Pero al televidente no lo
retruques, pues lo que dice
Me hubiera gustado verle la
cara al tío Joe, -como llamaban cariñosamente los yanquis a Stalin-, cuando el Ejército alemán
avanzaba incontenible en su busca. Su disyuntiva era de vida o muerte. El patíbulo
alemán o llorar por su orgullo pisoteado ante la indefensión soviética, y el apoyo ofrecido
por los miles de voluntarios europeos para acabar con el comunismo.
Como la ideología
comunista no enfervorizó al pueblo para la
defensa de
Pese a todo debo confesar un
pecadillo,- uno más, dirán mis amigos-, el tío Joe me resulta un pizquitín simpático,
no por su siniestra política, sino por su picardía de zorro viejo cuando, en
Yalta, emborrachó a Roosevelt y a Churchild, para apropiarse fácilmente de
medioa Europa. ¡Bien tío Joe! Eran tres
canallas, y triunfó el único lúcido.
Muy bueno, ja ja, coincido totalmente, que sitio tan lucido!
ResponderEliminar