UNA LECCIÓN DE
HISTORIA QUE EL UNITARISMO/LIBERAL
NO QUIERE OIR.
“Pero sobre todo, el gran triunfo para el Imperio fue la
caída de Rosas. La Argentina ya no volvió a hacerle sobra en el continente. Una
factoría tranquila y adiposa (con una clase dirigente de gran bienestar y una
popular famélica y sin conciencia de nacionalidad: como ocurre en toda colonia)
sustituyó a la férrea Confederación Argentina de Juan Manuel de Rosas”. (“El
Pronunciamiento de Urquiza”, de José María Rosa, pg.126).
El sainete partidocrático
sufragista, que se viene repitiendo desde que el Régimen unitario/liberal usurpó el poder político, continúa levantando
olas de decepciones, que pocos se animan
a decir, y de reproches que nadie oirá.
José María Rosa en “Defensa y Pérdida de
Nuestra Independencia Económica” trae un documento, “de cuño y espíritu rosista”, publicado en la “Revista del Plata”,
en agosto 1854, con el siguiente título contundente: ”Memoria descriptiva de los efectos de la dictadura sobre el
jornalero y pequeño hacendado de la provincia de Buenos Aires, escrita a poco
tiempo de Caseros bajo la forma de una
petición a la H. Legislatura”. “Este título –dice Rosa- es para disimular
la índole de la publicación, pues –salvo uno que otro agregado- la Memoria no
hace referencia alguna a la época de Rosas, y sí –y mucho- a las penalidades
que comenzaron para el criollo después de Caseros”-,cuando el pueblo comprobaba
la corrupción política y la miseria creciente, aplicada sobre el país indefenso
por los “oligarcas” constitucionalistas del 53. A continuación las palabras de
Rosa:
“Acabar con las cosas argentinas y con el hombre
argentino, fue la actividad esencial del período de la “Organización”. El
criollo fue tratado como el gran enemigo de nuestra patria: Martín Fierro no
es, desgraciadamente, un simple poema de imaginación. Y mientras no llegara
“algún criollo en esta tierra a mandar” la situación de muchos argentinos fue
la de parias, en la propia tierra.
“Algunas veces, muy pocas, el criollo despreciado y
perseguido por quienes hablaban mucho de leyes, instituciones o constituciones,
alcanzaba a hacer oír su voz. Como en aquel curioso Memorial que “los
jornaleros y pequeños hacendados” de Buenos Aires elevaron a la Legislatura
algún tiempo después de Caseros:
“Queremos que en
lugar del vano honor de elegir representantes para ese honorable cuerpo, y de
servir tal vez de instrumento para que se perpetúe algún mal gobierno, que en
lugar de esa parodia insultante del sistema representativo se nos acuerde el
privilegio, mucho más inteligible para nosotros, mucho más apetecible, de
trabajar al lado de nuestras familias y de conservar lo muy poco que nos ha
quedado. Reclamamos para nosotros los americanos, dueños y soberanos de estas
tierras, una parte de los goces sociales que nuestras leyes conceden a los
extranjeros que vienen a poblar en medio de nosotros”. “Defensa y Pérdida de Nuestra Independencia Económica”,
José María Rosa, ed. Haz, pg. 166.
Con estos certeros y dolorosos reclamos, cada vez más
angustiosos, que debería repetir el pueblo entero, está descripto el comienzo
de la tragedia argentina; provocada por la oligarquía masónica liberal..
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