DEFENSA DEL GOBIERNO PATERNAL
LA MISIÓN DEL NACIONALISMO ES ENTUSIASMAR Y JERARQUIZAR AL
PUEBLO, CON AMOR Y VERDAD, ALENTANDO SU PATRIOTISMO, PARA EXALTAR LA GRANDEZA
NACIONAL.
A continuación, el Padre LEONARDO
CASTELLANI, luego de la experiencia vivida durante sus años en Roma, expone en
estos párrafos la faceta de la espontánea adhesión del pueblo romano a la
dictadura fascista, orgulloso ante un acontecimiento de gloria nacional, unido
al gobierno personal, paternal y dictatorial, (Las Canciones de Militis,
editorial Patria, 1945, pg. 26).
La más antigua fiesta cristiana es “la
Cena del Señor”. Se reunía la comunidad cristiana a comer, a recibir el
Sacramento, y a “comulgar” entre sí, es decir, a poner en común sus ideas,
sentimientos e intereses bajo el fundente de una misma fe. Se encontraban entre
ellos para encontrarse a sí mismos a la luz de una creencia común y
trascendente. Ese es el tipo de toda fiesta verdadera, que se basa en una
necesidad y se cumple en la recepción de un don espiritual, el cual por el
hecho de recibirse aúna y unifica todas las individualidades. Cuando la
muchedumbre de Roma confluye sin ningún mandato a la plaza “Venecia” sabe que
va a oír del Dús una cosa que no sabe, y que después de oída se va a sentir
unificado, se va a sentir parte de algo grande y eterno (que es sentirse feliz)
y va a creer firmemente que existe un’
orgoglio d’essere italiani. Por lo menos esa es la impresión que tuvimos en
Roma cuando llegó del Brasil Ítalo Balbo y su escuadrilla. No hubo ningún
decreto de “feriado”. Hubo un confluir espontáneo de multitud en arroyos
materialmente irresistibles. Hubo una especie de liturgia profana, sumamente
eficaz, natural y emotiva, de toque de trompeta, anuncios de que el Duce viene,
lectura de comunicados del Gran Consejo, movimiento
de heraldos, de introductores y de escoltas que caldeaban una tensa
expectativa. Hubo después una palabra sumamente breve y terriblemente
asimilable. Después, cuando la multitud se desgajó lentamente hacia sus casas,
cada uno de nosotros era diferente de antes a causa de la comunión con esa
Palabra.
Comentario nacionalista: En “democracia”
liberal, el pueblo no participa políticamente, ajeno y decepcionado, carente de
“cuerpos intermedios”, sintiendo la vergüenza de integrar una plebe resentida, anarquizada,
desunida y engañada; una Nación frustrada, que ha repudiado su identidad,
siendo el hazmerreír del mundo. Ese Régimen le sustrajo al pueblo toda AUTÉNTICA
participación política. El sufragio de ninguna manera satisface esa vocación
política. Las personas más criteriosas votan por obligación, sabiendo que nada
bueno va a acontecer; ni nada va a cambiar.
Su vida social y política se reduce a
desahogarse furiosamente en las canchas, en bestiales conciertos
multitudinarios o con los piquetes cortando calles. Y en su vida personal con
el culto a Mamón, a las drogas, al libertinaje moral y al fin, al odio
marxista. Es un sistema chato, aburrido, egoísta, engañoso, corrupto, incapaz
de entusiasmar. Los miembros del Régimen dan el ejemplo personal de corrupción,
resguardados tras una “justicia” complaciente.
Así es como el pueblo se mantiene indiferente
frente al Régimen “democrático” liberal. Sin percibir que él mismo, al repudiar
al Régimen, es definidamente antidemocrático, o mejor, auténticamente
democrático, (porque el Régimen no lo es), entusiasmándose ante la presencia
valiente, responsable, de quien asume el Poder; escuchando la voz de UN JEFE,
UN DICTADOR, UN PRESIDENTE/CAUDILLO, ¡DE
UNA PERSONA!, si se prefiere. Para que exaltando su patriotismo, lo encamine
jerárquicamente, tras sí, como miembro de una nación, unidos en marcha hacia su
destino histórico.
La Historia patria nos enseña que luego
del gobierno argentinista y democrático de Don Juan Manuel de Rosas, se
sucedieron continuas decepciones nacionales y populares, con “líderes” que, aun
contando con multitudinario apoyo, como Lonardi o Malvinas, no gobernaron en
bien del país, por ser liberales. Inclusive los militares y los peronistas, pues
en su mejor postura “nacional”, son variantes de una democracia “cristiana”, que
no es más que puro liberalismo, derivando en subversión marxista.-
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