miércoles, 7 de junio de 2017

EL GRAN NEGOCIADO INGLÉS DE LAS DROGAS.
MIENTRAS AGONIZABA, el  imperio anglosajón, emporcado en el alcohol y las DEPRAVACIONES sexuales, CORROMPIÓ LA POLÍTICA INTERNACIONAL DURANTE EL SIGLO Xx.
(A continuación un  artículo publicado en “Informes sobre Masonería” Nº 14, 1983)

DEGENERADO REY DE INGLATERRA Y GRAN MAESTRE DE LA MASONERÍA INGLESA.
      Se incluye fotografía de Eduardo VII quien asumió el trono en 1901, a la muerte de su madre, la Reina Victoria, célebre por sus amores con su palafrenero Mr. Brown y la masacre de los boers en Sudáfrica, país en que los ingleses establecieron por primera vez en la historia del mundo los “campos de concentración”, donde encerraban a las mujeres y niños de los boers combatientes, dejándolos morir de hambre y azotados de continuo, hazaña que fue precedida por las matanzas de los hindúes que no aceptaban el dominio inglés, por lo cual fueron muertos con balas dum-dum, otro genial invento de la civilización anglosajona. Estas balas, al introducirse en el cuerpo de las víctimas, por estar recortadas en las puntas se abrían en flor produciendo horribles desgarros. Estos dos geniales inventos fueron precedidos por otro estupendo logro de la civilización británica al declarar la guerra del opio a China, conocida con ese nombre por cuanto el Almirante de la flota británica en el Lejano Oriente procediendo de acuerdo con los Lores del Almirantazgo en Londres, debía proteger el comercio de un judío de Aleppo, de apellido SASSOON, que consistía en la introducción del opio en China. Como los gobernantes chinos se opusieron a estos beneficios de la civilización “occidental y cristiana” la flota británica bombardeó y masacró las poblaciones costeras de China obligando al Emperador a entrar en razones. De paso Inglaterra se apoderó de Hong Kong, que el valeroso gobierno chino-comunista, se muestra incapaz de reconquistar a pesar de tener la bomba atómica y presionar con bravatas a sus vecinos más débiles.


El mencionado hebreo Sassoon, luego de su hazaña, dividió equitativamente sus ganancias entre la Reina Victoria, los Almirantes y los Lores. Fue ennoblecido, murió de sífilis y sus descendientes se sientan en la actual Cámara de los Lores, siempre ligados al tráfico internacional de las drogas. No entramos en otros numerosos detalles de la filantrópica actividad de Victoria, como la masacre de negros en África –si los blancos boers eran masacrados podemos imaginar fácilmente lo que acontecía con los negros-, la eliminación de toda la población nativa de Canadá, Australia, y Nueva Zelandia, etc.  Claro que todo en nombre del Dios Anglicano, ya que para cada país, donde las tropas iban guiadas por los espías sacerdotes anglicanos, se establecía una secta religiosa adaptada a la idiosincrasia de la población sojuzgada, que les impelía a renunciar a la violencia “por amor a Dios”. Claro que este Dios era el anglicano, quien tenía por representante en la tierra al Rey de Inglaterra, religión nacida en la cama camera del sifilítico Enrique VIII y su concubina Ana Bolena.
Demás está decir que de inmediato se montaba el aparato de la masonería  a la cual eran invitados a ingresar los dirigentes nativos ya suficientemente amaestrados y participantes de las migajas de la explotación capitalista de los pueblos.
Eduardo VII era quizá el más degenerado de los reyes ingleses de los últimos dos siglos, dado a toda clase de vicios, dejó encinta a todas las Damas de Honor de la Corte de Victoria, tanto que ésta tuvo que contratar a un médico especialista en abortos para disminuir la población de reales bastardos. Este médico fue el célebre Dr. William Gull (véase nuestro artículo “De Jack el Destripador a Roberto Calvi” en el número 7 pg. 3-4), quien resultó ser uno de los sujetos participantes del personaje “Jack el destripador”. Eduardo VII no sólo apadrinó a William Gull, quien le acercaba a damas y efebos para satisfacer sus desaforados apetitos sexuales normales y anormales, sino que también se sirvió de él para asesinar a su hijo mayor Alberto, que hubiera de sucederle en el trono, a quien despreciaba por ser el hijo adulterino de su esposa, la Princesa Alejandra de Dinamarca.
A raíz de los escándalos en Londres, que eran aprovechados por los socialistas –hasta entonces no domesticados para servir al capitalismo- quienes pretendían establecer la república, la Victoria obligó a su hijo a mudar de escenas sus orgías, negándole fondos de la Corona. Entonces Eduardo VII, quien desde 1876 hasta 1901 ejerció la gran Maestría de la Masonería, se entregó en manos del banquero hebreo Cassel quien le proveía de amplios fondos a cambio de promesas para cuando ascendiera al trono. Eduardo estableció su  cuartel general de orgías en París, donde sus escándalos fueron famosos y comidilla de toda la alta sociedad europea. Este fue uno de los más célebres grandes maestros de la Gran Logia Unida de Inglaterra, institución que se precia por “la práctica de las virtudes y la moral masónica”. Estando en el trono este degenerado murió, como consecuencia de sus excesos en 1910, relativamente joven.
En la Gran Maestría le sucedió su hermano el Duque de Connaught, quien se mantuvo hasta su muerte ocurrida en 1942. Como este vivía constantemente alcoholizado la Gran Logias fue dirigida por sus seguundos. En 1942 le sucedió en la Gran Maestría su sobrino, el célebre Duque de Kent, hermano de Eduardo VIII. Este Kent fue quien mantuvo amores con hombres de la alta sociedad argentina en 1930, aspecto al cual ya nos referimos en números anteriores, especialmente con el  apuesto galán T.F.Y P. (recientemente éste fallecido).
El sucesor de Eduardo VII, Jorge V, no fue iniciado como masón, pero se hizo designar “Patrono” de diversas organizaciones masónicas. Era un alcohólico consuetudinario.
Su hijo que reinó como Eduardo VIII, se inició como masón en la Logia de la Brigada de Caballería Real en 1919 y se desempeñó como Gran Maestro Provincial en Midlessex, Inglaterra. Alcoholista crónico, como pudo observarse en sus visitas de 1925 y 1930 en Buenos Aires, renunció al trono, más por amor al whisky que a la divorciada Wally Simpson, la hija de un tendero y contrabandista yanqui. Actualmente preside la Gran Logia de Inglaterra el homosexual Duque de Kent, hijo de aquel célebre homosexual, nuestro conocido Duque de Kent. El Duque de Edimburgo, esposo de la Isabel II fue iniciado en la Logia de la Marina Real , Nº 2612, el 5/XII/1952. Recientemente los diarios ingleses hicieron conocer numerosos detalles de cómo  mientras la reina Isabel se entretenía en su cama con cualquier intruso en la alcoba real, el príncipe Felipe mantenía estrechas relaciones con el mayordomo del palacio real que era homosexual y masón. ¡¡¡Qué familia!!!
No tenemos conocimiento de las razones dinásticas y políticas que hicieron conveniente que el príncipe Carlos no se iniciara en la Masonería. Existen circunstancias no descubiertas aun, no sólo sobre este aspecto de la política inglesa, sino también sobre un enfrentamiento entre un grupo de obispos anglicanos y la masonería. Quizá no sea ajeno a esto cierta tendencia que se está notando en sectores de la masonería inglesa favorables a una “entente” con el comunismo ruso, que llevó a la Gran Logia de Inglaterra a reconocer como legal a la Gran Logia de  Cuba, apadrinada por Castro, enfrentando las iras de la  masonería yanqui. Volveremos sobre este tema que consideramos de capital importancia para nuestro país y Latinoamérica en próxima oportunidad.+




















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