¡Bendita
sea tu pureza, y eternamente lo sea!
U
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nas
liberalizadas bacantes feministas protagonizaron un acto sacrílego en Tucumán,
planeado con rencor inhumano, tratando de manchar a la Santísima Virgen ,
Inútilmente, por supuesto. Porque luego de esa aberración, ante nuestros ojos
la contemplamos tan inmaculada y
poderosa como siempre será. Han afirmado
esas desatadas, sin pretenderlo, un magnífico recordatorio de que la vigencia mariana en la historia es
actualísima. Porque nadie ataca a lo inexistente, a un ser imaginario. La Santísima Virgen
es una espina que tienen clavada en el corazón lleno de ira; es la enemiga que
no pueden sacarse de encima. Si no
creyesen en Ella no la ultrajarían; se lanzan sobre ella porque sienten que las
acusa con su sola existencia.
E
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sas
mujeres libertinas atacando a la
Madre del Salvador, se insertaron en la lucha teológica que
relata el Génesis entre la Mujer
y el Demonio; testimoniando con ese
ensañamiento contra la purísima Dama que
la envidia las enfurece diabólicamente, ante la presencia real de su santa virginidad;
virginidad y dignidad femenina que ellas
jamás podrán recuperar; si no es milagrosamente. Diabólicamente sí, porque, sin
pretenderlo, testimoniaron también que
están endemoniadas, formando en las huestes de Aquel que libra una
permanente lucha contra la
Santísima Virgen ,
L
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os
ataques recién comienzan, y no sabemos cuando acabarán; pero si conjeturamos,
como a ocurrido tantas veces, que el
odio teológico derramará sangre de mártires, ante la mirada indiferente del
Estado liberal, que propicia todas las libertades para el libertinaje. La postura de la ‘Jerarquía’ católica no
sorprende; es la reacción que
hubiera expresado Don Opas; sólo que
estos discípulos suyos son más imbéciles aún. Y tanto, que para realizar un
acto de repudio invitaron a otras religiones. ¡A judíos y protestantes, que
consideran a la Santísima
una ramera! ¡Un acto junto a los que, de alguna manera, en el mejor de los
casos se mantienen indiferentes! Los pequeños Opas de nuestro país aprovecharon
la ocasión testimoniando su adhesión incondicional a la disparatada doctrina
ecuménica del don Opas de Roma, única función pastoral que realizan; para
consolidarse, sin sobresaltos, en el escalafón burocrático, usurpando
dignidades.