ESCANDALOSAS MÁXIMAS MORALES DE UN GENERALOTE
FASCISTA, AGREDIENDO LOS DERECHOS
HUMANOS Y LOS FUEROS PARLAMENTARIOS.
En estos tristes días que
estamos viviendo, atronó en el ámbito del Congreso la repulsa conjunta de los
honorables parlamentarios ante el juicio a una honorable señora que trabajó toda
su vida honradamente, acaparando un discreto capitalito para alivio de su
vejez.
En los corrillos parlamentarios, según me comentaron,
(yo no frecuento esos antros de corrupción), no se habla de otra cosa, cundiendo una temerosa
inquietud entre las honorables, señoronas y señorones ‘LGTBYZ’ etc. , ante la posibilidad
de ser investigados de acuerdo a esas máximas que hace añares caducaron; por lo
que nada deberían temer al respecto.
Nadie podrá nunca acusarlos
de inmorales, aunque las apariencias así
lo manifiestan. Ellos cumplen una ley
moral que aceptan con una unción y fervor semejante a la de un San Francisco.
Pero, claro está, en el fondo
hay una pequeña diferencia. Porque la ley moral que ellos viven rigurosa y
disciplinadamente, es una nueva moral absolutamente contraria a la cristiana.
Es una parodia masónica de la cristiana. Tan perjudicial y destructora que,
podríamos suponer, el mismísimo odio demoníaco, la creó.
Es una moralina liberalísima, libre de dogmas y de
preceptos, donde las palabras HONOR,
VIRTUD, PATRIOTISMO, RELIGIÓN, TRABAJO etc. carecen absolutamente de sentido; más
bien exaltan lo contrario de lo que verdaderamente significan. Cada quisque puede
actuar libremente como se le ocurre, para acrecentar sus beneficios personales,
sabiendo que de ninguna manera podría
ser enjuiciado y menos condenado. Así es como, los que tienen el poder, viven despreocupados y entusiastamente, cumpliendo
la ley demoníaca que ellos mismos se imponen.
Claro está que la nueva
moralina, opuesta a la del generalote fascista, ha dejado al país humillado
ante el pueblo y ante el mundo, pero no se debe discriminar. Y menos atacar
esa moralina, pues sería dudar de la esencia misma de
la “democracia”, ¡esto jamás!
A continuación las máximas
del generalote, que suenan a palabras incomprensibles, anquilosadas,
apolilladas, inquisidoras…¡Viva el liberalismo, aunque
“El maestro procurará con su conducta y en todas sus
expresiones y maneras inspirar a sus
alumnos:
+Amor al orden
+Respeto a
+ Sentimiento de honor.
+ Amor a la virtud y a
+ Horror al vicio.
+Inclinación al trabajo.
+Despego del interés.
+Desprecio a todo lo que se diga a profusión y lujo,
en el comer, en el vestir, y demás necesidades de la vida,
+Un espíritu nacional que le haga preferir el bien
público al privado.”
GENERAL MANUEL BELGRANO
Este ‘generalote’ vivió las máximas haciendo
reverdecer el honor y los laureles patrios.¿Sería posible que jueces,
parlamentarios, militares, maestros,
universitarios, etc. acatasen todas la máximas morales de Belgrano? ¡Aunque si al menos viviesen una solita podría ser el
comienzo de
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