sábado, 14 de agosto de 2021

 

EL MILAGRO DE LA SÁBANA SANTA.                   

EL acontecimiento científico más asombroso e irrepetible. narrado por el físico/matemático señor Arístides Vilanova, en su libro: ”Toda la verdad sobre la Sábana Santa de Turin, ante la razón, la ciencia y la historia”. Todo el libro es una demostración científica de la veracidad indudable de la resurrección de Cristo. La resurrección es considerada el primero de los Evangelios que nos dejó Jesús para testimoniar su divinidad. (En cursiva la opinión del blog).

[…] “indudablemente que la gloriosa resurrección de Cristo es la prueba mayor de su divinidad. La fe de Pascua nace de un sepulcro vacío, pero no totalmente vacío, pues quedó un testimonio (la Sábana Santa) y es el eje sobre el que gira toda la Historia humana y la Historia de la Iglesia. Esta estupenda y única maravilla, ese super-milagro real, auténtico, palpable, constatable y constatado no sólo por la fe, sino también por la ciencia, cierra el silogismo que prueba a la saciedad que en Cristo había más, mucho más que un hombre.

[…] “Pero la resurrección de Cristo no podía ser una vuelta a la vida natural como la de Lázaro, porque aquí el aguijón de la muerte sigue enhiesto y presto a clavarse de nuevo en forma ya implacable. La resurrección verdadera es una transformación de la materia, un fugarse los elementos que forman el cuerpo humano (protones y electrones) de las leyes naturales que conocemos, cuya evasión, en el acto de producirse, produce un grado de luz-calor incalculable; es la reagrupación de protones y electrones marchando en una nueva dirección para llegar a un estado radiante en que la muerte no tiene ya parte alguna. Por esto Pablo dirá más adelante: ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? La resurrección es, pues, la espiritualización de la materia, la cual sigue siendo materia, pues lo que Dios creó no está en su talante destruirlo, sino elevarlo siempre ¡siempre en dirección ascendente! Y es por esto que llega a escaparse a nuestros pobres sentidos corporales ¡hay tantos fenómenos en la creación que no captan nuestros sentidos, y sin embargo existen!

 […] “Y Juan ha sido el primer creyente en la Resurrección en la Historia del Cristianismo, pero ¡fíjense! Creyó por el testimonio de la Sábana, un signo que Cristo ha querido reservarlo para el fatuo y terco incrédulo del siglo XX. A través de un signo visible, le llevó hasta lo invisible. Es ella, la Sábana la que le hablaba y, en sublime paradoja, silenciosamente gritaba y con martilleo constante le iba repitiendo las mismas palabras que el Ángel había dicho momentos antes a las santas mujeres: ¿Por qué buscas, Juan, entre los muertos al que está vivo?: ¡Ha resucitado!

 […] “Cuando el Divino Maestro exhalaba el último suspiro, los elementos, asociándose al dolor de su Santísima Madre, se vistieron de luto y la naturaleza lloró y las tinieblas cubrieron la faz de la tierra y un temblor sacudió sus entrañas, resquebrajándose las rocas (aún hoy quedan señales del terremoto). Y fue entonces cuando un rayo de luz clarísima penetraba en el pecho de un gentil, representante de la Roma imperial, el Centurión que mandaba el piquete de ejecución, que con voz potente daba el primer testimonio de la divinidad de Cristo al exclamar:                                                                                                                       

“Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios”.

¿Fe o Ciencia? Los comunes enemigos de la Iglesia –masones, protestantes y judíos-  pretenden probar que la Sábana Santa es una falsificación.  Pero los científicos más descollantes, algunos incrédulos, admitieron sin duda alguna su autenticidad.

[…] Todas las conclusiones a que han llegado los verdaderos científicos de fama mundial, incluidos Premios Nobel, en este último medio siglo, deponen a favor de la autenticidad del sagrado Lienzo de Turín ¡Todas!

¿Cómo se formó científicamente la imagen de Nuestro Señor? Estimados lectores no estoy capacitado para describir las explicaciones coincidentes de tantos científicos. Sólo mencionaré que para reproducir en un lienzo basto la fotografía tridimensional que se observa en la Sábana Santa, de tan sorprendente definición, fue necesaria que una “onda calórica” de baja frecuencia cabalgue a grupas de una “onda lumínica” que va a 300.000 Km por hora; con una exposición de una milésima de segundo y 1.350.000 grados centígrados de temperatura. ¡Un flash misterioso!

“Estoy obligado a decir al mundo que he llegado a la certeza de que la imagen se formó por una explosión de energía nuclear”. Y esto es ya indiscutible e irrefutable”. (Dr. Roger Morris , físico de Los Álamos Sicent Lab). Y el Dr.Ian Wilson (Universidad de Oxford) reconoce: “Aquella grabación fue el primer flash termonuclear y el mejor controlado, maravillándome del factor de la ingravidez” Etc. etc.

¿Está claro? Por supuesto las explicaciones científicas son intrincadísimas e incomprensibles para los legos como yo. Lo razonable sería aceptar las conclusiones de los científicos ¡Cada cual en lo suyo! Y dejarnos llevar por la fe del Centurión, que compartimos fervientemente:

¡¡¡ JESÚS ES DIOS !!!

 

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