ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA ROMA , Nº 103, Abril
1988.
El Padre Paul Marx, benedictino
norteamericano, es el fundador y presidente de la asociación “Human Life
International”, una de las organizaciones mundiales que mejor lleva la batalla contra el aborto, el control
de la natalidad, la educación sexual y la eutanasia. (Nota del traductor).
EL HOLOCAUSTO DEL ABORTO EN ISRAEL
Fundado (o refundado) en 1948, el estado judío cuenta
con 4.800.000 habitantes. Casi el 40% de
ellos son árabes, contando los que viven en la orilla occidental. De éstos
75.000 son católicos, casi todos palestinos.
La familia israelí tiene un promedio de 2,8 hijos, pero las familias árabes
(especialmente las musulmanas) tienen más del doble de hijos que los
judíos. Penalizados en forma s variadas
y sutiles, muchos de los palestinos de Israel emigran a Australia, Canadá y los Estados Unidos. A
causa de las bastantes bajas –y declinantes- tasas de nacimientos y del aborto
en progresión ascendente, el gobierno israelí se halla muy preocupado por un futuro desequilibrio racial. El país
se halla rodeado por cien millones de hostiles musulmanes, prolíficos y a favor
de la vida.
Aún así todas las oficinas sanitarias despliegan un
cartel con la pregunta: ¿Es querido este niño? La perniciosa educación sexual
es obligatoria y la televisión pasa avisos a favor de la contra concepción.
Según periódicos extranjeros, Brasil e Israel se hallan actualmente negociando
pautas para la adopción de bebes por familias israelíes. La fecundación in Vitro
(IVF) está aumentando rápidamente. Rabinos me dijeron que el “juntarse” y el
divorcio se están convirtiendo en algo sumamente común. Cuando Israel inició su
moderna existencia, heredó la prohibición británica del aborto, así como la
tradicional judía. Pero el aborto ilegal comenzó alrededor de 1952.
Según un estudio del “Instituto of Applied Social
Research”, los hospitales de Israel
realizaban 27 abortos por cada 100 nacimientos durante los años ’60, con
por lo menos otro tanto cometidos en forma privada. Los israelíes han matado
más de 1.200.000 creaturas desde 1948, la gran mayoría antes que fuese legal.
Por ello, tienen uno de los índices más
altos de abortos en el mundo.
En 1978 la carnicería de niños fue puesto al
descubierto. Entonces, bajo la presión de ginecólogos sedientos de dinero, de
feministas radicalizadas y de la
Asociación de Planificación Familiar israelí, la Knesset (parlamento)
sancionó una desastrosa ley. Todos los pedidos para abortar pasarían ante un
comité de tres miembros; un ginecólogo, otro médico y un asistente social.
El comité debería dictaminar sobre cada madre de
acuerdo a cinco cláusulas: 1- embarazo antes de los 17 o después de los 40: 2-
embarazo fuera del matrimonio; 3- posible deformidad del niño; 4- salud mental
o física de la madre; 5- condiciones sociales. El comité pronto degeneró en una mera formalidad.
En angustiosos debates sobre como elevar la tasa de
natalidad, la Knesset
ha admitido abiertamente lo que muchos saben: los abortos se realizan por
conveniencias personales y como un medio de control de la natalidad. Cuando los
rabinos ortodoxos de extrema derecha presionaron al gobierno en 1979 para que
eliminase la cláusula social, las
mujeres utilizaron en mayor medida la cláusula de la salud mental.
Israel es sin embargo otro país que se puede citar
para probar que la difusión de la contraconcepción siempre conduce al aborto
masivo. Lejos de reducir el aborto, como
nos lo quiere hacer creer un mito generalizado, la contraconcepción lo
aumenta. De hecho, los dos pecados se alimentan entre sí, porque ambos abusan
del gran don de Dios de la sexualidad humana, sacándola de su papel propio en
el amor, del que debería surgir la sana vida familiar.
No muchas israelíes usan la píldora abortífera
constantemente. Pero con extraordinaria frecuencia usan el abortífero DIU –dispositivo intrauterino-,
aunque escuché y leí quejas de sus
nocivos efectos para la salud. Está comenzando la esterilización, a
pesar de una fuerte tradición religiosa judía en contra. Los israelíes son
demasiado inteligentes para usar el peligroso inyectivo abortífero Depo-Provera
de Upjohm. Las madres de 35 y más años se ven sometidas rutinariamente a la
amniocentesis.
Fábricas abortivas han aparecido a la luz del día en
los últimos cinco años. El director de un gran hospital admitió abiertamente
que su institución quebraría financieramente si dejaba de realizar abortos.
Matar a los niños aún no nacidos es un gran negocio en Israel, pero las letras
escritas en la pared son para los judíos y ellos lo saben. La población judía
mundial está declinando rápidamente. De todos los grupos religiosos en los
Estados Unidos, los seis millones de judíos tienen el mínimo índice de
nacimientos, un promedio de escasamente un hijo por familia.
En Israel, como
en el resto del Occidente hedonístico, el sexo de ha convertido en una
diversión; Israel tiene cada vez más fornicación (vivir juntos) y divorcio. La
juventud está fuera de control, con cada vez más alcohol y abuso de drogas.
Como observó recientemente el directos del Instituto de Criminología de la Universidad de Tel
Aviv, el creciente abuso de alcohol en los jóvenes menores de veinte años
refleja el malestar de una sociedad que ha perdido sus valores.
“Estamos viviendo en una era de hedonismo” –explicó-.
“Nuestros jóvenes entre trece y veinte años no tienen ninguna ideología. Los
valores que tuvimos (…) todos se han perdido. No hay que asombrarse de que
nuestra juventud se dirija al alcohol y a las drogas”. Podría haber agregado el
sexo, cuyo mal uso es quizás el más destructivo de todos.
Israelíes sensatos fundaron en 1962 la Sociedad para el
incremento de la Natalidad ,
cono cudq como “EFRAT”, para poner coto a la tendencis de muerte. Hoy se halla
bajo la dirección del rabino Mordechai Blank, con quien HLI –Human Life
International- está en contacto desde hace años.
EFRAT es una organización apolítica cuyos miembros
representan todos los segmentos de la sociedad israelí, todos los estilos de
vida y opiniones cosmopolitas. Es la única organización judía en el mundo que trabaja para alentar el
crecimiento de la población judía, para prevenir abortos innecesarios, y para
fortalecer a la familia judía”.
Realiza esto mediante la educación, el asesoramiento,
la publicidad y con prácticos programas de ayuda. Pone énfasis en la
preparación de los jóvenes para el matrimonio y la paternidad, e inicia y
promueve leyes que ayuden y alienten a
las familias numerosas. “¿Y qué pasa con la eutanasia? –pregunté-, “justamente
lo están haciendo” –gritó una ama de casa israelí a favor de la vida.
EL
HOLOCAUSTO JUDÍO DEL ABORTO.
Durante
años me he preguntado cómo podían los judíos, que fueron víctimas del
holocausto nazi, comprometerse tan afanosamente en uno mayor. La irrefutable evidencia de que el movimiento
a favor del aborto ha sido conducido por judíos en los Estados Unidos, en
Francia y en otros países, me movió a preguntar a mis amigos judíos a favor de
la vida para que me diesen una explicación; nunca recibí una respuesta
convincente.
Les
hice la pregunta al rabino Blank y a sus colegas en Jerusalén después de toda
una tarde de conversación. Se mostraron perplejos y ofuscados cuando les leí
toda la lista de nombres de prominentes judíos abortistas y promotores del
aborto en varios países, sobre todo en los Estados Unidos. Una vez más su
respuesta no fue satisfactoria.
Aunque
suponía que la propia experiencia del holocausto nazi podría haber endurecido
las actitudes de algunos judíos ante la
vida. Señalaron que la principal abogada del aborto en la Knesset era una feminista
judía, Chaike Crossman, que había sufrido horriblemente en Auschwitz. (Otra
víctima judía de Auschwitz, Simone Veil, cumplió el mismo papel en el
parlamento francés como ministra de la salud). Así el misterio sigue en pié
mientras continúa la declinación a escala mundial de los judíos, con
impredecibles consecuencias para Israel, una vez que los árabes musulmanes a favor de la vida
obtengan un predominio democrático en el país.
P. Paul Marx, OSB
(The Remnant”, St. Paul , Minnesota ,
USA , 15/9/1987.).
Comentario
nacionalista:
+
Habría mucho para comentar. Primeramente, destacar que la difusión del aborto, la eutanasia, el
alcohol y las drogas (y el sexo desenfrenado) están fomentados, como informa el
Padre Marx, por “prominentes judíos” en
los EEUU y otros países; seguramente también en Argentina.
+
Cuando joven intervine en movimientos nacionalistas católicos, y aseguro que los judíos siempre atacaban solapada o abiertamente nuestros
nobles sentimientos patrióticos y religiosos, Infamándonos injustificadamente. Inclusive
impulsando medidas gubernamentales. y a
través de la prensa, que ellos dominaban.
+
Actualmente Israel sufre nuestro mismo
problema: la juventud se corrompe, consumiendo estupefacientes de todo tipo,
pues se le niega vivir los ideales judíos. En la década del ’50, recuerdo
el frenesí de varios judíos
condiscípulos míos de la secundaria, por ir a la patria de sus amores, Israel a poblar los kibuts como colonos armados; mientras
que en Argentina no habían sembrado ni
una emilla ni clavado un clavo; y evadido el servicio militar. Pero este entusiasmo, por lo que cuenta el Padre
también allí acabó, como acabaron los kibuts. Y ahora cargan con una juventud
sin ideales. Lo que suscitaron en
Argentina lo sufren en Israel.
+
En síntesis el liberalismo, el judaísmo
y todas la fuerzas anticristianas, prohíben despertar los nobles ideales
juveniles de amor a la Patria
y a la religión, para que consuman drogas y tenerlos aborregados. Para tenerlos
manipulables, usables, idiotizados. Inclusive
los judíos ateos y marxistas
impulsan la misma tesitura; como sucede en Argentina.
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El recuerdo del holocausto nazi no valorizó la vida, como imaginó el Padre Marx;
más bien, deberían haber comenzado por valorizar la vida ajena ante los
horrorosos crímenes cometidos por las
fuerzas armadas judías, con el apoyo aliado, contra la población indefensa árabe, dueña legítima de Palestina.
+
El consumo juvenil de drogas, y el desinterés por todos los valores, no se
soluciona principalmente con “educación”, sino
despertando el amor a la Tradición.