jueves, 17 de agosto de 2023

 

LOBY

“EL ESTADO SOMOS NOSOTROS”

El profesor Thomas Molnar escribió excelentes observaciones sobre la nefasta política norteamericana, que fácilmente pueden ser acomodadas, con ciertas diferencias circunstanciales, a nuestra política unitaría/liberal/democrática.

Esta teoría política consiste en organizar el poder político de manera que adquiera valor totalitario, basado en el dominio preponderante de los lobys  –grupos de presión particulares--  sobre la economía y las finanzas del Estado, al extremo que puede considerarse al Estado liberal  manejado por los lobys. Escribió Molnar: “El Estado es una abstracción, una agencia marginal y auxiliar, casi un grupo de presión entre otros pero más peligroso… el grupo de presión es el medio por excelencia de mostrar la inutilidad –¡y la ¡inmoralidad! – de la intervención estatal, y de oponerse a la instauración de un poder central desmesurado, temible”. (pg. 77.

Frente al Estado liberal, que es fundamentalmente económico, las actividades de los lobys son peligrosas, pues carecen de miras nacionales y morales, desinteresándose de la política que favorece el Bien Común y la Soberanía nacional. De manera que los lobys pretenden y ejercen una libertad absoluta de coerción, con la consiguiente reducción al mínimo del poder estatal. Admiten al Estado sólo para defender sus propiedades y sus   intereses y transacciones comerciales privadas. Una postura subversiva y totalitaria definida como anarco- capitalista.

Recuerdo que Ch.Weismann, siendo embajador itinerante del naciente Estado de Israel escribió en sus Memorias que entraba y salía como Pancho por su casa en los despachos de Roosevelt y Churchill, sin  solicitar audiencia previa,  notando que lo recibían con cierto temor ante el descomunal poderío de los dólares que lo respaldaban. ¿Podrían resistir una lluvia de dólares la angurria de  nuestros hambrientos  gobernantes liberales?

 

El loby es considerado en USA como una sociedad intermedia, pero al dirimir con otras predomina la que tiene más poder económico...,de manera que todas las actividades se desarrollan dentro del Régimen dinerocrático; mal llamado de la “libertad y la democracia”.

Respecto a la presión de los lobys sobre los partidos políticos, aceitada con la persuasiva financiación de las campañas electorales y otras gratificaciones (cuyo origen histórico se remonta a la época de Rosas, cuando los impolutos próceres unitarios las recibían de las potencias imperialistas para que atenten contra nuestra Patria) , --escribió Don Martindale, en “La Sociedad Norteamericana”, FCE, 340--: “Los grupos de presión ejercen considerable influencia sobre los Partidos políticos y las convenciones de esos partidos. Tratan de imponer sus programas a los candidatos y a los partidos. Durante las campañas electorales, con frecuencia han exigido a los candidatos que se declaren en favor de sus principios…”. Esta presión feroz se ejerce mediante generosos sobornos, pues en “dinerocracia” todos bailan al son tintineante de los dólares.

Molnar dice que los partidos están absolutamente influenciados por los lobys y que nunca la nación y el pueblo estuvieron tan relegados y atacados salvajemente; constreñido a una ficción de vida política. El individuo solo, careciendo de sociedades libres y soberanas, quedó indefenso ante el Estado totalitario que se proclama liberal y democrático, como un libo solitario sin colmillos.

 Prevalecen rigurosamente, entonces, los lobys adinerados y poderosos. En USA, acuerdo al transcurrir de la historia, son, indudablemente el Pentágono, Wall Street e Israel.

Escribió Claude Moisy en “E.U.A. en armas” (EA. 1969, pg. 27) que el armamentismo en USA creció de tal forma que de ser en sus comienzos simple relación de ayuda mutua entre mercaderes de armamentos y generales, en estos días en un descomunal loby, prácticamente un Estado dentro del Estado.

En nuestro desarmado país, tienen un poderío aterrador los buitres de Wall Street y los proyectos sionistas de Israel sobre nuestra Patria; sin que se les mueva un pelo a quienes deberían defenderla.

Este inmenso, despiadado e inevitable poderío de los lobys sobre el Estado liberal y contra los intereses nacionales, tiene su apoyo en la gran farsa de la soberanía popular. Los Partidos existen para que el pueblo siga votando creyendo que está libre de injerencias ajenas (TV. Etc.), y que su opinión significa algo valorado y apreciado que se tiene en cuenta. Manteniéndolo tranquilizado para que no alborote.

Así, entre elecciones y lobys, se completó el gran fraude instaurando los lobys como elementos fundamentales de la vida democrática. Los televidentes son electores aniñados, asombrosamente sencillos y crédulos, que se tragan como sagrado el cuento del tío Sam (votos y lobys para vivir dominado por la usura internacional); quedando histéricos y bobos, cuando caen a tierra comprendiendo que nada tienen de soberanos; y que nadie valora su voto pues sólo tienen vigencia política los lobys.                                Del “animal político” sólo sobrevive el animal domesticado, que vive errabundo en manadas bajo el rigor caprichoso del amo.

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

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