miércoles, 30 de agosto de 2023

 

ANTE EL CEREBRO EL MÚSCULO.

 

En estos días asistimos a espectáculos bochornosos; que denunciaré aunque los perros me ladren. Millones de argentinos se exaltaron eufóricos por el campeonato del mundo, sin indignarse ni protestar mientras la Patria se hunde en una vergonzosa miseria.

 

Lo inaudito es que mientras Argentina se convierte en una factoría del imperialismo arrastra en su caída el Bin Común y el bienestar popular. Se trataría de una especie de suicidio inadvertido que se inflinge un pueblo ignorante de su situación política, manipulado por la TV, y engañado por los políticos del Régimen “democrático”.

 

No somos mejores en nada trascendente; sólo en adiestrar los músculos para jugar a la pelota, donde no se requiere pensar con criterio propio. Años atrás nos asombraba la sabiduría popular de gauchos analfabetos incontaminados del desorden mental auspiciado por el periodismo. Fue una especie humana extinguida.

 

Quizá también seamos campeones en permanecer horas enteras sentados frente al televisor envenenándonos con sus procacidades y las mentiras de los periodistas asalariados. Y de acompañar nuestra soledad egoísta encerrados en un individualismo sin amor al prójimo y a la Patria, con alguna mascota, que podría ser el celular o algún bicho de cuatro patas.

 

 A continuación una nota publicada en la revista Dinámica Social; en la década del ’50.

 

L

a Universidad católica de Gorgetown, una de las más célebres de los Estados Unidos, acaba de disolver su no menos famoso equipo de futbol , causando estupor en los medios estudiantiles norteamericanos.

 

Su magnificencia el rector, Padre HunterGuthrie explicó la medida al “Saturday Evening Post”, diciendo que en todas las universidades yanquis el preparador y el entrenador del equipo de futbol gana cuatro veces más que un profesor o catedrático de notoria erudición y autor de una docena de libros. Un hecho tan triste no concuerda a su entender con las esperanzas que el mundo pone en aquel país, conduce a un déficit mental de la juventud y a la vez una postura ridícula ante toda la humanidad.

 

El Padre Guthrie es un cura demasiado moderno para poderlo considerar enemigo del deporte en general. Su santa ira se entiende recién al saber que lo que los yanquis llaman fútbol no tiene nada que ver con el deporte que en nuestras latitudes tiene el mismo nombre. El futbol norteamericano es una mezcla de rugby y cath-cas-can, un deporte que se ejerce bajo el lema “Ante el cerebro la brutalidad”.

 

Tamaño desarrollo le ha conferido al juego un enorme papel en la vida universitaria norteamericana. La juventud se decide a estudiar en una   u otra alma Mater, según la fama que tenga su equipo de futbol. El calibre del profesorado no cuenta. “El futbol está acuñando con más fuerza que las ciencias en la futura generación de hombres norteamericanos” ha dicho el rector de la famosa Columbia-University. Moscú se apoderó de esas palabras, afirmando que con ese juego los yanquis preparan una generación con “alma, instinto y reacciones de animal”. Claro está que la revista “Soviet-Sport” exagera un tanto, pero la revista alemana “Der Spiegel” (El espejo), a las que debemos estos datos, examina detalladamente el fenómeno del futbol yanqui, aplaude la decisión del Padre Guthrie, y llega a la conclusión que tan discutido juego, ejerce efectivamente una influencia nefasta sobre la mentalidad de una juventud que ahora lleva en sus hombros los destinos del mundo libre. *

 

¿Será ese juego, en el que las cabezas de los jugadores reciben más patadas que la pelota, y el que convierte a cualquier campo de deporte en una arena de escenas brutales, ya que permite todo para poner el contrincante fuera de combate, acaso la explicación del comportamiento yanqui frente a los vencidos de la última guerra?

*

 

E

l juego limpio constituye la médula del deporte verdaderamente educativo. En cuanto, empero, el juego sucio y la brutalidad empieza a entusiasmar a las juventudes, entonces hay que ponerse en guardia como el Padre  Guthrie tanto más cuando-- como dentro de nuestra idiosincrasia latinoamericana, acrisolada en la suprema dignidad del espíritu heredado de la vieja Europa—no cabe la fórmula: “Ante el cerebro la violencia”.

 

Eso de acabar con los “pieles rojas”, acabar con los enemigos vencidos, acabar con el equipo contrario en el futbol, acabar con cualquier clase de idea y resistencia contraria es seguramente más fácil que convencer y   ganar por la fuerza moral del ejemplo. Por estos pagos nos ha gustado, sin embargo siempre más lo difícil a pesar de que también en nuestro medio ciertos profesionales del deporte ganen todavía mucho más que cualquier catedrático… *

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario