Doctrina
Nacionalista
(extraída del
excelente libro de Henri Massis:
“JEFES”; pg. 68, ed. Sol y Luna, 1939)
Principales principios
doctrinales, -hoy día apremiantemente necesarios en nuestra Patria-, que
inspiraron la política nacionalista del
gran gobernante que fue:
Oliveira Salazar
“Es la dictadura más
honesta, más juiciosa y más mesurada de Europa” Jaques Bainville. Febrero 1938.
Claros y enérgicos
principios necesitó Salazar para transformar moralmente a Portugal, caído en la
más estrepitosa corrupción, iniciando
así su admirable resurgimiento material.
“Oh! Principios muy simples: “No pedimos gran cosa, escribe el Sr. Salazar:
noción y sentido de la patria y de la solidaridad nacional; familia, célula
social por excelencia; autoridad y jerarquía; valor espiritual de la vida y respeto debido a la persona humana;
obligación del trabajo; superioridad de la virtud, carácter sagrado de los
sentimiento religiosos, he aquí lo esencial para la formación mental y moral
del Estado nuevo.” Y el Sr. Salazar agrega: “Estamos, pues, contra todos los
internacionalismos, contra el comunismo, contra el socialismo, contra el
sindicalismo libertario, contra todo lo que disminuye, divide, disuelve la
familia; contra la lucha de clases,
contra los sin patria y los sin Dios, contra la esclavitud del trabajo,
contra la concepción puramente materialista de la vida, contra la fuerza como
origen del derecho. Estamos contra todas las grandes herejías de nuestro
tiempo, tanto más cuanto que jamás hemos
tenido prueba de que existiese un solo lugar en el mundo donde la libertad de propagar tamañas
herejías hubiese sido una fuente de bien. Cuando se acuerda esa libertad a los
bárbaros de los tiempos modernos, no
sirve sino para minar los fundamentos de nuestra civilización.
“El
Sr, Salazar es, pues, antiliberal, antidemócrata, antiparlamentario, en la
medida en que él entiende tener en cuenta, cosas realidades, evidencias que
manifiesta la vida social y política de todos los tiempos. Por eso no pierde
jamás una ocasión de denunciar los mitos
que se rebelan contra las necesidades vitales:
“Por entrañable que nos sea el cuidado
del pueblo y posdefensores que seamos de su ascensión continua en el orden material y
moral, ello no nos obliga de ninguna manera a creer que en la masa se encuentra
el origen del poder, y que el gobierno puede ser la obra de la multitud y no de una elite a la
cual incumbe el deber de dirigir la colectividad y de sacrificarse por ella. Querer garantizar las libertades esenciales a
la vida social y a la misma dignidad humana, no implica la obligación de
considerar la libertad como el elemento sobre el cual debe elevarse toda la
construcción política. El liberalismo ha acabado por caer en el sofismo
siguiente: NO HAY LIBERTAD CONTRA
“ Subordinación de todos los intereses
al interés de todos, he ahí el espíritu
que inspira las reformas del nuevo régimen portugués; (según cita de E.
Schreiber en “El Portugal de Salazar”):
“En lugar de hacer depender todo
del individuo tomado en sí mismo como en régimen liberal, nuestra organización,
dice el Sr. Salazar, se funda sobre las realidades de una sociedad nueva donde
el individuo no existe sino en tanto en cuanto miembro de grupos naturales
(familias), profesionales (sindicatos y corporaciones), territoriales
(comunas), y en esta calidad ella le
reconoce derechos. Dicho de otro modo, para el Estado nuevo, no hay derechos
abstractos del hombre, hay derechos concretos de los hombres. Estos derechos
limitan los del Estado y aceptamos esa limitación. Existen pues libertades que
estimamos justas y útiles; pero precisamente porque queremos mantenerlas,
defendemos la noción de la autoridad necesaria a su salvaguarda”.
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