COMBATE PARA SALVAR ALMAS Y NACIONES DE LAS GARRAS DEL
DEMONIO.
Padre Julio Meinvielle
El Padre Julio Meinvielle nos trae una enseñanza imprescindible en el mundo
actual: el demonio conquista almas pervirtiendo y desacralizando las
instituciones sociales y políticas. Los católicos timoratos “chupacirios”,
liberales, ‘derechistas’, se recluyen en sí mismo; rezan, asisten a la Santa
Misa, tradicional o vaticana, pero no proclaman la verdad social y política,
basada en la realidad del ‘ser’; ni se interesan, por lo tanto, en la vigencia
del catolicismo ni en la Nación ni en las sociedades intermedias; facilitando
la dominación diabólica; y la perdición de las almas. Hago notar que años atrás
publiqué un artículo del, recordado Padre Pinto O.P. sobre el papel del demonio
en la vida de los pueblos; imteresantísimo.
A continuación unos párrafos
que conciernen al tema del título, publicados en: “El comunismo en la
revolución anticristiana” (Cruz y Fierro
editores , pg. 46 sgs.)
“La Iglesia, encarnada en la
realidad de la Ciudad Católica, se
oponía a las herejías con las mismas estructuras sociales y políticas, y
era propósito de las herejías destruir esas estructuras junto con el espíritu
que las animaba, a fin de sumir al hombre en un sistema de desorden que le
privara de los beneficios de la redención. También es ese el objetivo que mueve
al comunismo en su ofensiva contra la Ciudad Católica, medio natural y normal
del hombre, para vivir el cristianismo en su plenitud.
[…] En cambio, el diablo, que en
la medida en que es diablo es privación de ser, será hecho de nada y a la nada
tiende, encuentra su gusto en la cantidad y en lo exterior. Tiende a dominar los pueblos, aun los
pueblos cristianos, en su condición exterior, en lo profano –sea social
económico o social político-, para de allí luego ejercer su dominación sobre la
intimidad de las conciencias.
[…] Así como la cristiandad se
forja desde el interior de las almas, en las que habita el Divino Espíritu,
hacia el exterior de la vida profana de los pueblos, el reino del diablo, por el contrario, se expande desde el exterior y
desde la vida profana hacia el interior de las almas. Las tentaciones del diablo
son siempre, de alguna manera, exteriores. Tentación de sensualidad,
simbolizada en la comida del pan. Tentación de sensualidad y soberbia,
simbolizada en el espectacular tirarse del pináculo del templo; codicia de los
reinos de este mundo que se le ofrecen en la tercera tentación. Voluntad de
poder, manejo de riquezas, sensualidad, a eso se reduce el poder del diablo. Lo político y lo económico le ofrecen un
dominio fácil.
Por ello, para perder a las almas pierde primero a los pueblos, atentando
directamente contra la estructura de la Ciudad Católica. Y se
vale para ello de recursos sociológicos, económicos, culturales y políticos. En cierto modo el mundo le sigue
perteneciendo.
A la luz de estas pocas ideas
sobre el plan divino en la historia cobra sentido la erección de la Ciudad
Católica y su destrucción progresiva por la Revolución anticristiana. Cristo, a
través de la Iglesia, edifica la Ciudad Católica de la sociedad medieval.
Operando sobre el interior de las almas la Iglesia edifica la Ciudad Cristiana.
Hombres y mujeres plenamente cristianos establecen familias cristianas, una
estructura económico-social cristiana y un orden político cristiano…
Por ello, en la Edad Media pudo
haber profesionales de la política que fueran santos: hubo reyes santos. Así
surgió la Ciudad Católica, con todas las imperfecciones de lo humano y aún con
imperfecciones propias del momento histórico. Al ser católica la ciudad,
quedaba restringida la acción del diablo, que debía ceñirse principalmente a
una conquista individual de almas.”
En resumen:
+ El demonio actúa políticamente sobre la ciudad.
+ La Ciudad Católica se erige desde el alma en gracia hasta las
Instituciones sociales y políticas.
+ Las instituciones sociales y políticas predisponen la salvación de las almas.
+ Por el contrario, la ciudad del demonio condena a las almas instaurando Instituciones
perversas, liberales, capitalistas y comunistas. Donde reina Mamón.
+ Para combatir al demonio y salvar almas es deber de caridad instaurar la Ciudad
Católica; fundamentada en la filosofía católica y materializada en el
nacionalismo argentino.
+ El liberalismo, y los liberales, aún los “católicos”, democristianos, derechistas,
Neocom, etc., aceptan las promesas tentadoras del demonio, fundamento de la
ciudad naturalista terrena. Son sarmientos estériles los que no proclaman las verdades políticas y sociales católicas; por miedo al ridículo o
a perder ‘prestigio’.
https://www.youtube.com/watch?v=lON4YlkQxl8
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