Doctrina Nacionalista
PÁRRAFOS ESCRITOS AL CORRER DE LA PLUMA EN
UNA CLASE DE FILOSOFÍA QUE DICTABA EN SU DOMILICILIO PARTICULAR EL PROFESOR
Jordán Bruno Genta
LIBERTAD Y ESCLAVITUD.
EL TRATO CON HONOR, FUNDAMENTO DE LAS RELACIONES HUMANAS Y PRIMERA
EXIGENCIA DE LA JUSTICIA SOCIAL, ES ESENCIAL EN LA POLÍTICA NACIONALISTA
CATÓLICA.
Tal era la
riqueza del pensamiento del profesor Genta, que en pocas palabras nos ofrecía
para meditar ideas trascendentales tratadas metafísicamente. Las palabras que
transcribo a continuación me confirmaron la existencia – lo que no es ninguna
novedad- de una esclavitud actual, la de seres que se comportan como
drogadictos, hechizados por los medios periodísticos, pues necesitan
imperiosamente colmarse con las últimas noticas y los consiguientes comentarios,
falsificados o tergiversados, para ellos asumirlos y repetirlos. Una esclavitud mental que anula el sentido
común y el criterio propio.
Esta entrega de sí, los pone en manos de
personajes incompetentes y malintencionados, tanto periodistas como políticos,
(PyP), que dirigen el comportamiento y el pensamiento de la gente de acuerdo a
ocultas manipulaciones programadas. Queda así el televidente, pese a que se le
enseña que es libre como nunca lo fue ningún hombre en la historia, sometido,
manoseado y maltratado demagógicamente, saturándolo de noticias para
desorientarlo, tratado indignamente para convertirlo en un esclavo de los
medios; y así despistarlo para que opine y vote sin ton ni son.
A
continuación las palabras del profesor Genta:
E
|
ncarar metafísicamente un problema es ver lo realísimo
del problema. Es el mejor patrón para valorar las cosas.
Uno es libre por naturaleza, no por el hecho de nacer,
pues se nace con el Pecado original. Se nace sólo virtualmente libre, no
actualmente, pues la libertad consiste
en el señorío sobre las cosas y los actos.
Todo cuanto existe o es fin o es medio. Por eso hay que
precisar que la libertad no es el fin último del ser humano.
Kant decía: “el hombre no es un medio sino un fin en sí”.
Lo que es mentira, pues no es un simple medio ni un fin en sí mismo.
Por eso dijo Aristóteles, que se basaba siempre en la
realidad, con una riqueza experimental extraordinaria, que hay hombres que
nacen esclavos, y lo mejor que puede ocurrírseles es que se subordinen a otros.
No quiso decir que nacen esclavos de acuerdo a su esencia, pues por ser
inteligentes tienen la posibilidad de ser libres, sino que algunos, por ser tan
ignorantes, necesitan de alguien, pues no pueden llegar a su propio nivel por
sí mismos.
El cristianismo no ha modificado esto sino tan sólo el
trato a darle al que acusa la máxima indigencia, para compensarlo con lo que a él
le falta. Don Quijote es el dechado de
ese trato cristiano a los más menesterosos. Y al hacerlo así, los levanta sobre
sí mismo, aunque no comprendan lo que les sucede y se rían cuando se los trata
con distinción.
La misión del político, entonces, no es descender
demagógicamente, sino levantar al hombre hasta la posición que le corresponde
de acuerdo a su naturaleza. De acuerdo a lo cual la primera exigencia de la Justicia Social es el trato de honor,
tratarlo dignamente, y no sólo satisfacer sus necesidades económicas.
Comentario
nacionalista: si don Quijote es el dechado del trato con
honor a los más menesterosos, no hizo Cervantes más que repetir la clase
magistral de política cristiana, inaugurada por primera vez en la historia humana por Nuestro Señor Jesucristo, cuando
enseñaba diariamente, con su ejemplo, el trato caritativo a los menos
favorecidos, elevándolos hasta donde lo permitía la naturaleza de cada cual y
convenciéndolos de su dignidad de hijos de Dios.
Comprendemos,
entonces, cuánto se pervirtió la política. con el trato mentiroso y demagógico
del actual liberalismo democrático de los partidos políticos y los sindicatos. Tan
extraordinaria e inmensa fue esta verdadera revolución social, humana,
espiritual, dignísima, caritativa, expuesta y vivida diariamente por Jesús, que
cuesta llegar a valorarla en su trascendencia.
Ese trato tan
insólito en esa época, resultaba
incomprensible para sus humildes oyentes; ¡fue el aporte sorprendente de Jesús
en las relaciones sociales! Que sólo pudo provenir del Hombre-Dios. Tan distinta al trato que dispensaban los
poderosos a los esclavos en el paganismo; a la actual mezquindad materialista
liberal y marxista; o a los argumentos hipócritas de las organizaciones de los
“derechos humanos”….
Porque
la actual reivindicación proletaria que proclaman
los izquierdistas, tan promocionadas por los PyP, ¡y por
los obispos tercermundistas!, no es más que un burdo materialismo, remedo
inventado por el judío fariseo Marx, de
la sublime doctrina cristiana. El marxismo, en cualquiera de sus variantes,
dejó en el mundo un tendal de seres carenciados y anhelantes de vida digna.
Respecto a la
esclavitud económica, en los manuales de historia oficial se nos cuenta, por
ejemplo, que Lincoln, en la USA, fue el paradigma de la liberación de la esclavitud;
lo que es falso, por supuesto, como toda la historia oficial íntegra, porque
liberó a los negros de las fincas algodoneras para que emigren como proletarios
a las industrias de la Nueva Inglaterra, donde necesitaban mano de obra barata. Lincoln los usó, en su papel de calvinista
fariseo, sin emplear ningún trato de honor.
Igual sucede
con la moderna emigración forzada por el liberalismo, de los campesinos
empobrecidos atraídos por la “buena vida” proletaria, que creen se disfruta en
las babélicas ciudades, para que pueblen las villas miseria del mundo. El
liberalismo de ninguna manera puede enaltecer a los menesterosos.
Cuando Jesús
comenzó su apostolado, la reacción de los judíos fue fulminante, extrañados y
asombrados que alguien pudiese hablarles con la sinceridad que trasuntaba su
personalidad, acostumbrados a ser tratados como esclavos, con el despotismo y
la soberbia característica de los fariseos. El padre Stephane. Piat, OFM,
escribió en “El Evangelio de la pobreza”, (Rialp, pg. 149), una breve reseña de
la inmensa transformación social ocurrida cuando Jesús comenzó a tratar a los más
humildes como si fuesen los primeros:
“La exegesis rabínica
había complicado la Ley hasta el punto que sólo un grupo selecto de letrados
podía moverse sin dificultad en semejante laberinto. Los humildes se perdían en
él. Eran los despreciados, los malditos, “el pueblo de la tierra”, y se
resignaban como si fuese un destino inexorable fijado por la voluntad de Yavé…
El mensaje [de Jesús] que rehabilitaba a los pobres, al caer en semejante
ambiente, parecía una paradoja. La mayoría de los asistentes escuchaban sin
comprender a aquel predicador tan simpático como original. Algunos movían la
cabeza con escepticismo. Los fariseos, mezclados entre la muchedumbre se
burlaban. Algunas almas más nobles y abiertas creían soñar: ¡Si fuera verdad!”.
¡Si fuera verdad!
¡Y FUE VERDAD! AUNQUE HOY SE HAYA RETROCEDIDO AL TRATO
FARISAICO DE LIBERALES Y MARXISTAS.
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