LA
MENTIRA ES HOY REINA Y SEÑORA DE LAS RELACIONES SOCIALES PÚBLICAS Y
PRIVADAS EN ARGENTINA.. CUANDO LOS MIEMBROS DE UN PAÍS SON DOMINADOS POR
UNA TAN AVANZADA E IRREMEDIABLE INFECCIÓN
MORAL, SÓLO QUEDA UN REMEDIO:
LA AMPUTACIÓN, O SEA
LA DICTADURA
NACIONAL.
A CONTINUACIÓN UN ARTÍCULO DECEPCIONANTE,
PERO REAL Y VERÍDICO, DE LA SITUACIÓN MORAL DE LA POLÍTICA ARGENTINA. (DICTIO, CRÍTICA LITERARIA, t. IV,
441).
LA LUCHA
CONTRA LA MENTIRA.
Padre Leonardo Castellani
La
lucha contra la mentira no es igual que la lucha contra la tucura. A la tucura es
menester perseguirla tenazmente y destruirla hasta la última: con la mentira no
se puede. A la mentira hay que descreerla simplemente… y dejarla pasar. ¿Y cómo
se hace para saber si es mentira? En caso de duda hay que descreer todo.
Hay
demasiada cantidad hoy día para dedicarse a su persecución. Los politiqueros
tienen que mentir porque eso es de su oficio. ¿cómo ganaría el pan de no
mentir? Si un politiquero dijera: “Yo no
he estudiado nada de nada ni he hecho nada de provecho en mi vida. Me gusta
mandar, aunque no sé si sirvo para ello, porque no tengo experiencia; pero
quiero mandar en todo caso aunque sea para ver qué pasa…”. ¿Quién se
entusiasmaría por él? El politiquero tiene que aprenderse una ideología
cualquiera que sea la panacea de todos los males del mundo incluso de la Bomba
Atómica, si es el Partido Demócrata, y tiene que saber cuáles son las palabras
que halagan los oídos de su época, como “Libertad, Justicia Social, Democracia,
Igualdad de todos, Persona Humana, Civilización Cristiana, etc.”, en la
nuestra; así como “Hegemonía de Atenas” en tiempos de Cleón y “Despotismo del
Patriciado” en el tiempo de Marius.
Y con
esto, tiene que tener la facultad de poder hablar un poco al rumbo, sin tener que
pensar en lo que dice; de modo a producir en la gente una especie de
borrachera, o estado hipnótico leve. En cuanto a los diarios, ya se sabe que
tienen el privilegio del anonimato –por lo menos los diarios “grandes”-. Y
teniendo el privilegio del anonimato ¿cómo van a vencer la tentación de mentir,
una de las más connaturales al hombre?
Para lo que gana un pobre periodista, no le pidan heroicidades. El periodista
es un empleado, que tiene que decir lo que el dueño le manda o enseñar lo que al
dueño del “gran diario” le conviene; y para eso le conceden los gobiernos el
privilegio del anonimato.
Días
pasados un politiquero o periodista de ésos, comenzó una conferencia por radio
sobre Mitre en la cultura argentina diciendo
que Mitre “había hecho la unidad nacional”. Mi amigo Dúllrich, que estaba
conmigo dio un salto y le gritó que eso era mentira. El conferenciador no se
dio por entendido y con una voz aflautada y siruposa continuó afirmando cosas
que según mi amigo eran tremendas mentiras. Yole dije: “Si la unidad nacional
está hecha ¿Qué te importa a vos que la haya hecho Mitre o no? Mi amigo afirmó
que decir eso era inmoral. Yo insistí: “Si vos sabés más que el profesor éste
¿Para qué venís a oírlo? Mi amigo ante esto guardó silencio. “¿Porque no hacés
como la gente del pueblo? Mirá que tranquilos viven ellos, sin tanta historia
ni geografía”. “¿Y qué hacen?” “Descreen” “¿Pretendés vos que no crean lo que
les dicen?” Ni creen ni dejan de creer –le definí-. Descreen, simplemente. Lo
oyen como quien oye llover. Hablan luego en el bar un rato y después se van a
dormir y se olvidan. Es lo que hay que hacer”. Mi amigo cortó la radio y se
fue, diciendo que yo carecía de sentido moral.
Hay
algunos que son demasiado “morales”. Son buenos y quieren que los demás sean
buenos también. A veces les hasta una pasión por eso. Pero hay que ser bueno
desinteresadamente. Que uno sea bueno si le da la gana, pero deje a los demás que hagan lo que
quieran. Eso enseñó Kant, nada menos; “la
virtud está satisfecha consigo misma”. Hay que acostumbrarse a pasar en
silencio la maldad; e incluso hacer como que uno no la ve; porque rebelarse
contra ella es peor. Si a uno le roban, hay que dejarse robar; porque ¿qué
puede uno contra el robo organizado? Si un punguista me saca la cartera en el
“cole 39” y yo lo siento, cosa muy improbable, yo lo agarro a trompadas; ¿pero
puedo yo agarrar a trompadas al Gran Pungue, que es la sociedad actual? ¿Puedo
agarrar a trompadas a todos los politiqueros? ¿Puedo agarrare a trompadas al
Consorcio Extranjero que monopoliza la edición de libros en la Argentina
–conforme es de creer a la venta de los libros que salen?
Mi
amigo Dúllrich dice que yo aconsejo la “no resistencia al mal” de Tolstoi y
Ghandi; y estoy enteramente fuera de la ortodoxia católica. Yo no lo creo. Yo
simplemente me atengo a un hecho, que es mi impotencia. Yo no puedo suprimir la
mentira ni la maldad; por tanto trato de que no me hagan daño a mí; y aun eso
no lo consigo del todo. Dúllrich dice que una nación que se alimenta de mentiras
es una nación de enanos, es una tribu de pigmeos del centro de Australia. Bien,
pero a mí Dios no me ha hecho ni papi ni mami de ninguna nación, para que las
eduque. Si me hubiera hecho, me hubiera dado los medios de educarla. El que se
deja engañar es porque quiere. El jueves me fui al Natatorio Municipal, porque
la ducha de mi departamento no funciona, lo mismo que la heladera y el gas; no
me pude bañar porque era “el turno de las señoras”, menos mal que la ducha no
era urgentement4e indispensable. Pero leí un cartel que decía: “El que se ahoga
es porque quiere”.
Yo no
tengo ninguna “ayuda oficial”, y muchos mentirosos tienen ayuda oficial. En
esas condiciones yo no peleo. Lo que he hecho es inventar un método para
guardarme de la mentira, que así como a mí me ha dado resultado puede servir a
otros; y del cual haré un breve esquema.
Primeramente
hay que jubilarse cuanto antes; pedir eso que llaman “jubilación anticipada”.
Con 10 o 12 años que uno tenga pasados en una oficina pública, ha adquirido
bastante conocimiento del mundo; y aún la sabiduría necesaria para resolver
todos los problemas de la vida. Así como el poeta Carlo Gozzi descubrió que
existen solamente veintiséis situaciones dramáticas posibles y las clasificó
(con lo cual el inventor yanqui W. F. Hockniss está trabajando en la invención
de una “máquina de hacer dramas”) así yo he encontrado que existen en la vida solamente 13 problemas
fundamentales; acerca de lo cual estoy escribiendo un libro, con la solución
exacta de cada uno.
Segundo,
una vez que uno tiene la jubilación, tiene que conseguir un modo de no pagar
los préstamos que ha pedido para vivir
los tres años que han “demorado” el expediente jubilatorio. Eso está en
mi libro. Justamente no pagar las deudas es el problema Nº 6.
Como
las mentiras son insistentes e incalzantes, como dijo el italiano, hay que
proveerse de una serie de “slogans” o sea estribillos para parar al punto la
mentira que acometa; y tenerlos pintados en cartones en el cuarto donde uno
duerme y cena, preferiblemente adornados con fotos de actrices actríticas,
hasta llegar a saberlos más que de memoria; como ser: “A mí con la piolita”.
“Si, si bueno es el hijo de mi madre…”. “Se acabaron los otarios”. “Se lo contás
a tu abuelita”. “Bueno, ahora contáme una de cow-boys”. “Pero che, aquí todos
son profesores de historias argentinas”; y unos cuantos más a gusto (que en el
bar los hay a patadas) hasta completare el número 12…+
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