viernes, 7 de noviembre de 2025

 

UN TRATADO DE POLÍTICA.

LA HIENA DEL AVERNO.

Vuelvo a tratar el tema de la influencia nefasta del arte moderno, popularizado en la actualidad, inspirado en la maldad, el error y la fealdad.

Luego de más de medio siglo volvimos a ver una película que demuestra el estado calamitoso en que han caído actualmente los libretos del cine de Hollywood… y del argentino, por supuesto, con una exposición de aberraciones morales e insidias políticas, con el fin de degradar intencionalmente, aún más, el sentido común popular: en otras épocas criterioso. El buen sentido, la cultura, la educación política, el arte auténtico, son los enemigos del progresismo y de la democracia liberal.  

Se trata de “A la hora señalada”, con Gary Cooper, un sheriff respetuoso de la ley, que tiene por enemigos a los que la violan. Es una película con valores morales y políticos que podrían despertar en el público pensamientos prohibidos en democracia, descubriendo cómo un pueblo corrompido rechaza y repudia al hombre providencial, a pesar que lo puede proteger.

Un bandolero, con tres compinches, que juró matar al sheriff, vuelve al pueblo para dominarlo y usufructuarlo. Ante el terror popular, Cooper, en soledad, recurre a los vecinos para organizar la resistencia.

Pero en vano, nadie se anima a acompañarlo, las escusas son múltiples, cobardes y vergonzosas; más bien lo agreden, lo injurian y le exigen que se vaya del pueblo para dejarlos vivir, cada cual como pueda, en una miserable abyección.

Él no era de huir, y permitir que no se cumpla la ley. Y asume su obligación con responsabilidad, honor y dignidad. El pueblo supone y desea que muera, pero él enfrenta y mata a los cuatro –al mejor estilo de Hollywood--, salvando al pueblo de los atropellos de los bandidos. Despreció el aplauso de la gente depravada, y con su ejemplo trató de dignificarla, incitándola a vivir virtuosamente. Y recién entonces lo abandona.

Un auténtico Caudillo, como San Martín o Rosas, no busca el voto ni el consejo de un pueblo sin Dios ni Patria, --como actualmente está el argentino--. Para él es indispensable recuperar la Soberanía, que perdieron los bandidos en el poder, y recién entonces podrá instaurar el bienestar y la Justicia social. Sin Soberanía se vivirá en la vergüenza y la miseria, sin orden ni Justicia.  

Por el contrario, tal como se ha generalizado en nuestros días, el funcionario corrompido y crápula, que no respeta la ley, arrastra a la perdición al pueblo que usurpó: lo achancha, lo degrada en el individualismo egoísta, y en el indiferentismo social y político, donde desaparecen los pecados y las virtudes. Sin importarle que con su pésimo ejemplo, los vecinos vivirán en la esclavitud irremediable.

La lección política es actualísima. El pueblo degradado, es semejante al argentino; Milei, miembro “conspicuo” de la Jabad Lubavich, considerado un “restaurador” por los miles de “soberanos” imbéciles que lo votaron, es semejante al bandido que con sus compinches se apoderó del pueblo para ultrajarlo, diezmarlo, degradarlo y robarlo.

Sólo un Caudillo heroico, con el auxilio de Dios podría redimir al pueblo que votó a Milei y a sus bandidos.

Pero hago una salvedad, para no ofender demasiado a los bandidos: algunos de ellos fueron impulsados a la delincuencia porque el Estado liberal, --que nunca cumple con   sus deberes primordiales--, los abandonó en la miseria y la desocupación.

Pero hay otros, como Milei y sus bandidos del Congreso y del  Estado, que pese a tener todo, poder, fama y dinero, son entrañablemente degenerados, hienas del Averno dominados por un pecado teológico que los impulsa a actuar, más que por ambiciones materiales personales, con un regusto demoníaco a destruir, depravar y exterminar,  --y de paso robar alguito, claro está-- devorando la carroña que dejan a su paso. 

De esta actitud el Evangelio de Jesús “algo” enseña.+

 

 

 

 

 

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