viernes, 22 de agosto de 2025

 

LA IDENTIDAD ARGENTINA

 (Párrafos tomados de la excelente obra del profesor Jordán Bruno Genta, La Sociología y la Política en Hegel (Univ. Nac. del Litoral, Rosario 1941, pg. 32 sgs.), referidos a la pérdida de la identidad nacional alemana, bajo el salvaje Tratado de Versalles, que arrasó Alemania en las primeras décadas del siglo pasado; y la fervorosa exhortación de Fichte –en su Discursos a la Nación Alemana-- para recuperarla. El pueblo alemán respondió plenamente, exaltando su patriotismo, respetando y asumiendo, esas palabras patrióticas de Fichte, logrando la restauración patria.

 Actualmente, la Argentina verdadera y patriota –no la oficial liberal, corrupta, sobornada e impune, culpable de las miserias que nos acongojan--, viviendo en condiciones semejantes a la que vivió Alemania, debería aprovechar esa experiencia y la exhortación de Fitche. Conocerla, exponerla y luchar para el reencuentro con el “ser” argentino. Apoyando además a los canales de la disidencia, para eliminar la traición de los nefastos periodistasy a los   “representantes del pueblo”.

(Tal fue entre nosotros, la pedagogía continua de grandes pensadores del nacionalismo, como Gemta, Castellani, etc. desperdiciada tanto por la Iglesia como por el Estado liberal).

 LA IDENYTIDAD ARGENTINA HAY QUE RECUPERARLA A CAPA Y ESPADA, Y PROCLAMARLA, ENSEÑARALA E IMPONERLA, DEPONIENDO DIFERENCIAS ENTRE LOS PATRIOTAS CASI SIEMPRE SUPERABLES, PARA HERMANARNOS TODOS EN EL AMOR A LA PATRIA. “AYÚDATE QUE DIOS TE AYUDARÁ”, PARA QUE DIOS NOS DE UNA MANO. EN CASO CONTRARIO, VEREMOS INCRÉDULOS Y APOLTRONADOS, COMO PEDACEAN EL TERRITOPRIO Y SE LA LLEVAN EN BOLSOS –

 Y COMO NI LOS MILITARES, NI LOS SINDICALISTAS, NI LOS ECLESIÁSTICOS –EN LOS PÒLITICOS NI PENSAR-- SE INTERESAN POR LA SUERTE ARGENTINA.    SI DIOS NO INTERVIENE PRONTAMENTE: ¡ ADIÓS PATRIA DE MIS AMORES ! 

A continuación los párrafos prometidos del profesor Genta; en negritas texto de Fitche:

El primado de la acción sobre el conocimiento que está en la raíz de las ideologías, nos explica también la exigencia del mito en todas ellas, como recurso indispensable para su eficacia política, para impresionar y seducir a las multitudes, a los efectos de producir una unanimidad moral: sea agitando las abstracciones de la ideología liberal (Libertad, Igualdad, Fraternidad, Humanidad, Filantropía, Progreso, etc); sea proyectando  el paraíso de la sociedad comunista donde se realizará definitivamente la justicia social ;    sea divinizando a la nación, haciendo de ella la sustancia  y el fin último de la existencia.

Es evidente que entre todos estos mitos, el último es el que se apoya en una realidad concreta y verdadera, por sí misma superior al individuo que se debe a ella hasta el sacrificio de la propia vida; pero que no es ni puede ser legítimamente propuesta como fin último.

El Estado o la Nación organizada, concreción misma de la divinidad inmanente, tiene una fuente ideológica diversa y que se contrapone históricamente a la filosofía iluminista: el romanticismo, germano por su origen y por su sentido. El punto álgido de esta oposición histórica está representado por el momento en que Alemania cae bajo el yugo de Napoleón, portador del espíritu liberal. Es en esa circunstancia decisiva para el destino de su patria que Fitche pronuncia sus “Discursos a la Nación Alemana”, donde expone el programa de su resurgimiento, la nueva educación cuyo principio y fin es el ser Alemán; sólo así “podremos impedir que nuestra nación se anonade fundiéndose con  los extranjeros y podremos reconquistar un yo, basado solamente sobre sí mismo y reacio a toda sujeción… el medio de salvación que os prometí anunciar consiste… en educar a la nación, cuya vida está ahora extenuada y es un apéndice de la vida extranjera, en una vida completamente nueva que debe quedar como su exclusiva propiedad; y en el caso de que pasara a otro, debe permanecer entera e intacta entre divisiones infinitas” (Prolegómenos).

Los “Discursos” continúan una serie de lecciones sobre los caracteres de la edad contemporánea, encerando una crítica demoledora del liberalismo, juzgado como lo anti-alemán por excelencia.

El fin de la nueva educación es obtener, pues, una unanimidad moral. “La voluntad es la base fundamental del hombre… y la educación que propugno debe ser un arte seguro de formar en  el hombre una sólida e infalible buena voluntad“.

Desde el punto de vista polémico se justifica plenamente el programa de redención nacional que exponen los Discursos. Frente al peligro inminente de la disolución moral del pueblo alemán, no tanto por la pérdida de la soberanía política sino por la penetración del liberalismo, con su principio del egoísmo y de la vida fácil, unido a su internacionalismo social, se comprende tan extrema reacción. La ideología liberal no solo es extranjera en la Alemania de Fitche, sino en toda nación que tenga conciencia de su destino y la firme voluntad de realizarlo.

Hegel considera como Fitche, que el fin de la educación es suprimir en el hombre, toda afirmación de su arbitrio y de su particularidad, incorporándolo a la vida universal del Estado. El hombre debe despojarse de su propia subjetividad y vencer toda oposición con el mundo, llegando a la conciliación y a la paz definitiva con la realidad por medio de la razón, puesto que “la razón, lo divino, posee la potencia absoluta de realizarse y se ha realizado en todo tiempo…el mundo es el ser donde se realiza la razón divina. Sólo en su superficie domina el juego del accidente irracional” (Fil. del Espíritu).

Fuera del Estado cristiano no es posible la subsistencia ni el reconocimiento de la libertad moral de la persona. Una verdadera sociología recibe sus principios normativos de la filosofía moral y desde esa suprema regulación examina una realidad social determinada, teniendo en cuenta sus tradiciones espirituales, la cantidad y la calidad de su población, las condiciones materiales de su existencia, etc., en vista de la adecuación más adecuada del Estado, para promover el bien común que está en la línea misma  del biern moral de la persona. El objeto final de la sociología es, pues la justa aplicación del principio ético absoluto a una situación social histórica, es decir, individual y única; tal es la prudencia… +

No hay comentarios:

Publicar un comentario