miércoles, 2 de julio de 2025

 

 

Notas sobre Milei

Llegó el mesías esperado, el hijo pródigo de Israel, payaso como Zielinsky, un bululú que se jacta de ser “anarco/capitalista”, para asustar a la burguesía y entusiasmar a la juventud “maravillosa”. Pues bien, al semblantear a Milei, al verlo nomás, su rostro me repugna; y cuando se hace el gracioso o el iracundo, me da miedo por el porvenir de la Patria, por todos los argentinos.

En ocasiones no puede disimular una sonrisa de niño absorto con juguete nuevo, una sonrisa exultante por haber alcanzado la grandeza que ansiaba: su grandeza personal. Lograda a costa de la imbecilidad de los televidentes.

Hace un tiempo publicaron una foto que lo muestra totalmente distinto. Con motivo de su estafa, se lo ve apichonado, semejante a un niño pescado “in fraganti”, haciendo pucheritos; como pidiendo perdón –y protección--a un joven yanqui , exultante, avasallador, que sonríe a su lado. Milei es tan enorme caradura que es dable dudar si tras su máscara de hombre fuerte, de león de circo, necesita imperiosamente ser amparado y consolado por un joven fornido?

¿MILEI es judío? Actúa como si lo fuese.  Se contradice, alguna vez dice algo, otras lo contrario. Actitud típica de quien quiere esconder y desorientar para no afirmar su verdadero pensamiento. Su veneración por el Estado usurpador, criminal y totalitario del cercano Oriente, parece brotar desde su sangre sionista. Tanto como su adhesión al imperialismo yanki, azote bélico y político de las naciones.

Además, su amistad en propósitos comunes con malandras echa por el suelo su prestigio, fabricado por el periodismo del Régimen: con Caballo y sus adjuntos; el simbólico abrazo con la estalinista Bergman; su empleo con el super oligarca judío Elsestein; la afirmación concluyente frente a sus cófrades hermanos de logia: -ustedes ganen dinero, pues son benefactores de la sociedad, y yo eliminaré cualquier traba del Estado que limite su engrandecimiento…-, (a costa del pueblo). Sospecho que lo promueven fuerzas siniestras, algo muy feo y peligroso. Sus expresiones manifiestan ser, aparte de traidor, la de un loco o de un demonio.*

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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