viernes, 27 de septiembre de 2024

 

“PODEMOS DECIR QUE EEUU ES HOY DÍA UNA OLIGARQUÍA PLUTOCRÁTICA O PLUTOCRACIA OLIGÁRQUICA (CALVINISTA); Y QUE SU ACTUAL ECONOMÍA ES UNA ECONOMÍA DE GUERRA”. 

(artículo publicado en ULISES, febrero 1966).

LA ÉLITE DEL PODER

Padre Leonardo Castellani

¿Se dice élite o elíte? Como Ud. quiera. Mejor no decirlo de ninguna manera.

La ÉLITE DEL PODER  es un libro de Sociología de un yanqui que ya murió; lo cual fue una lástima.

¿La Sociología es una ciencia? Si es filosofía aplicada es una ciencia. Si no, no.

Las tres ciencias en que más fácilmente se puede macanear son la Sociología, la Psicología “experimental” (Psiquiatría inclusa) y la Economía política.

Ud. Puede darse grandes panzadas de macaneo (si tiene tal humor) con libros de esas tres “ciencias”.

Para que sean ciencia es menester se basen en una cumplida observación y clasificación de hechos, sometida ella al rigor del método. Éste método debe ser el de la Filosofía; no el de las matemáticas, o la … literatura.

Freud, por ejemplo, era un buen médico, un filósofo demente y un novelista fracasado: de ahí han sacado el “Psicólogo genial”, que dice Paidos (¿se dice paidós o páidos?). Fue un hereje, además; y por eso triunfó. Triunfó no personalmente, pues fue un desdichado en vida y muerte, sino en la imagen mítica que de él fabricaron los judíos y los imbéciles.

En fin, la Psicología era (o fue) una cosa seria; lo mismo que la Sociología, que empieza en las “Audiciones Políticas” de Aristóteles. Pero hoy… De ahí que veamos actualmente en el país libros de “Sociología” (y best-sellers por cierto) atiborrados de hechos y estadísticas, pero sin contenido, por falta de sostén filosófico; o bien, mucho peor, algún libro que es información barata y sin calibrar, junto con literatura y… maledicencia. Y justo por esto último se vendió mucho; porque a cualquiera le gusta oír decir mal del prójimo.

Por eso consuela la lectura de “La élite del poder” (en EEUU “The Power Elite”) del sociólogo G. Wright Mills, traducido en México y cuya segunda edición (1960) llegó en parte y se agotó rápidamente en Buenos Aires. Verdadera Sociología.

Wright Mills fue un joven sociólogo yanqui que ahora tendría 50 años (muerto hace cuatro años), cuyas obras, primero secas monografías, después libros de severa construcción, causaron asombro en su país y aquí; donde antes de su muerte se conoció traducido el largo ensayo “Las causas de la TERCERA guerra mundial” atrevida profecía y grave admonición.

Estotra su última obra The Power Elite (aunque póstumamente se publicó otro libro suyo, The Marxist) asombra por su riqueza y su rigor. El autor gozó (o sufrió) de una penetración genial y de una memoria portentosa; no menos que de un extremado escrúpulo científico. El vejamen que le arrojó “La Nación” (diario) en su propio estilo (en marzo de 1962) es que “no practicó” [sic] la objetividad, con tanta seriedad [sic] como pedían sus temas…” es hablar por hablar. Lo contrario es la verdad.

La idea tronco de LA ÉLITE DEL PODER es que el gobierno actual de la gran nación norteña está ejercido o está determinado por un círculo (camarilla u oligarquía, palabras que Mills evita) compuesto por magnates financieros, militares y políticos unidos estrechamente. No precisamente todos los poderosos de los sectores económicos, militar, político; sino una enredada selección (élite) de entre ellos.

 Dirán que ello es baladí ; que para ese viaje no necesitábamos alforjas. Como ustedes quieran. Pero el caso es que hará unos 30 y pico de años Hilaire Belloc afirmó (en el prólogo de su egregio “Luis XIV”) que el gobierno de EEUU era una monarquía. Los presidentes estadounidenses serían simplemente Reyes electivos --y efímeros   ; no tan  efímeros  empero pero virtualmente, a causa de la posible reelección. Pues bien, ya no es verdad ; si es que lo fue, como creo, durante los dos Roosevelt—o del primero al menos.

La riqueza del estudio de Mills consiste en que esa sencilla posición está solificada en tronco  y ramificada y poblada en forma de frondoso árbol; que nos da una imagen de esa poderosa y al parecer enigmática y caótica potencia, hoy imperio. El tema es parcial, por cierto y el autor se atiene severamente a él, sin digresiones ni adornos; pero es un tema central; porque atinge a la estructura íntima del país.

Mills determina no sólo la composición de ese poder (secreto en realidad) sino su historia, su evolución, su modo de elección su modus operandi y sus consecuencias, nadando con libertad en medio de su inmensa documentación de toda laya; y procediendo con metálica objetividad y cautela de explorador. Al fin el lector paciente consigue una imagen poderosa y sencilla. Sólidamente sustentada; con piel, carne, huesos e innumerables  y visibles  vías  circulatorias . En una sola imagen ; son mil pequeñas pinceladas. 

 Los señores de la guerra, los dueños de grandes trust o empresas y los políticos de partido que constituyen el círculo gobernante o “determinante”, y están unidos por numerosos contactos, tienen una nota común: son ricos; no sólo ricos, sino manejadores de riqueza. Podemos pues decir (aunque el autor no lo diga) que EEUU es hoy una oligarquía plutocrática u oligarquía oligárquica; y que su actual economía es una economía de guerra—lo cual dice expresamente.

Éste sólo punto quería tocar –porque el libro de suyo es irresumible--;            a saber, que lo que dijo Tocqueville (La democracia en América), lo que dijo Bourget  (Outremer), lo que dijo Belloc (Luis XIV) y Cecilio Chesteron (Pequeña Historia de Estados Unidos) y en general todos los libros que conozco sobre el tema –está hoy o superado desmentido. Yo siempre me adhiero al último libro que leo, siempre que sea el más convincente de todos. Como dijo Fray Gerundio: “Yo me atengo a la traducción del Tostado, porque tiene las letras más grandes”.

Junto a este libro que es duro de leer, hay que poner, como complemento o apéndice, otro libro muy ameno, del periodista francés Raymon Cartier (Plon, Paris, 1961). El autor, descendiente de Jacques Cartier que en el siglo XVI exploró, por encargo de Francisco Iº, las costas del Labrador y descubrió Canadá, se dio a la tarea ciclópea de explorar y descubrir los cincuenta estados de la Unión; y así como su antepasado escribió sus viajes, él escribió en un elegantísimo volumen de 470 páginas una especie de geografía de alto nivel, con sus mechados de historia, de crónica local, de psicología, y aun de moral, como cumple a una tal geografía. No tiene nada que ver con el mamotreto indigesto de 722 páginas de Jhon Gunther: El drama de Estados Unidos, que también hemos leído pacientemente, a pesar de ser bodrio. Estotro resulta un monumento a la “Monumentalidad” de Yanquilandia; que es el país más rico del mundo en recursos naturales (se calcula que los yacimientos de petróleo por ejemplo podrán proveerlo “todavía durante mil años”), más rico en dinero contante, de industrias (de menor calidad que las de Alemania y Francia”), en paisajes, en museos, en universidades, en libros… en asombros en fin y “curiosidades” de todas clases. La nota de la admiración resuena en todo el largo trayecto.

Desde el principio al fin el autor previene contra el error común de considerar a los EEUU como un país uniforme. Son cincuenta países, algunos extremadamente distintos entre sí, más que la Provincia de Buenos Aires y Bolivia. Pero si no son uniformes, son UNO.

¿Qué es lo que une en realidad a esos cincuenta Estados verdaderamente federativos? Dos cosas: una religión, el protestantismo (sobre todo el de cepa calvinista) que destiñe más o menos incluso sobre la minoría católica; y una aspiración común: la riqueza.

¿No habrá otro ideal más levantado? En las palabras ciertamente; y también sin duda en muchísimos norteamericanos de raza: pero no domina, ni aún pesa, en la sustancia y el movimiento del Coloso --ahora al menos .+

Padre Leonardo Castellani.

 

 

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