lunes, 9 de septiembre de 2024

 

PARA LA HISTORIA DEL NACIONALISMO.

“LA BUENA VECINDAD”: USA, un peligroso e indeseable extraño, prepotente y agresivo, en el “barrio” latino de América.

Durante su estadía en la cárcel de Villa Devoto, Enrique Osés escribió en noviembre de 1941, excelentes artículos, que fueron publicados por “El Pampero”, donde denunciaba la extrema gravedad de la situación política nacional.  Luego se recopilaron en su libro ”MEDIOS Y FINES DEL NACIONALISMO”, (Ed. LA MAZORCA), de donde extraje el presente. 

Desde esa época el Nacionalismo enfrenta la misma lucha contra los  mismos enemigos, --el de adentro y los de afuera--; sólo que, mientras el nacionalismo fue perdiendo vigencia política, el liberalismo, en cambio, impulsado por el imperialismo yanqui, la traición de los gobiernos cipayos, y el pueblo estragado por el periodismo, aumentó su influencia casi inconteniblemente .¿Habrá manera de restaurar la soberanía argentina  y la de todos los países de América latina, de las garras yanquis? Actualmente la posibilidad es deprimente.

Copio, a continuación, el capítulo: “Argentinos, no “ciudadanos de América”, describiendo la obstinada y consuetudinaria argucia yanqu icreada por Delano Roosevelt –con el  nombre de política de la “buena vecindad”-- para apoderarse legalmente de América Hispánica.  

Esa “buena vecindad” no significa que todos los vecinos viven en pie de igualdad, sino que uno de ello, es el mandamás, pues tiene a los demás dominados y  apichonados, exhibiendo sus poderosos músculos, que empleará ante el menor caso de contravenir sus deseos  de adueñarse del barrio entero.

En el feudalismo los vasallos eran protegidos por el Señor feudal de agresiones extranjeras, ahora es a la inversa, deberán unirse para defenderse del feudal, que ya no es ni caballero ni protector, sino  el mismísimo agresor: Delano Roosevelt y sucesores.

El judío Milei, paradigma de los traidores, de puro canalla que es, sirviente de los magnates judíos que lo dominan, actualmente se hinca ante los pies del nuevo feudal,  el trío infernal : USA, Inglaterra e Israel , que nos traerá             “ Progreso y Civilización ”, como prometían los unitarios . El resultado es el mismo : vergüenza y miseria.+

 

ARGENTINOS , NO “CIUDADANOS DE AMERICA”

Por ENRIQUE OSÉS.

Esta mañana, Queraltó, al visitarme, dióme cuenta de que el Ministerio del Interior había prohibido la concentración de la Alianza en la Plaza de Mayo, el día de nuestra máxima efemérides patria . Casi le botaron lágrimas de los ojos a este muchacho. Lágrimas de rabia y --¿por qué no?— lágrimas de impotencia. Los pretextos de la prohibición no los conozco ni me importa conocerlos. Los tenemos de sobra sabidos. “No hay policía para guardar el orden”; “se puede tomar el acto como una provocación”; “no tiene personería jurídica la Alianza”, etc. etc. Macanas. En tanto. Los comunistas pueden reunirse en Cabildo Abierto, elevar ponencias al Ejecutivo, “desagraviar” a San Martín y enlodar el recuerdo de esa fecha con una parodia que, esa sí, debió ser prohibida porque no  hay derecho a usar el banderín de Mayo para lamerle los pies a Mr. Delano Roosevelt, ni para arrojar más leña a la hoguera belicista del mundo. Ahí está “Crítica” exponente máximo de la entrega, creando el “Día del Americano” y la “escarapela continental”, para hacer ambiente a la misma política de “buena vecindad” yanqui. Ahí están “La Nación” y “La Prensa”, pretendiendo lo mismo, en sendos editoriales. Nosotros, los argentinos –según ellos—ya no somos argentinos . Somos “ciudadanos de las tres Américas. Nosotros ya no podemos ser patriotas, es decir, querer a nuestra Patria, única y exclusivamente, sobre todas las cosas terrenales: somos “ciudadanos de las tres Américas”. Nosotros ya debemos olvidarnos de que formamos un rancho aparte en el Continente. No. Somos americanos y “nada nos separa y todo nos une” con la nación de Monroe y de Roosevelt. Y así vamos a un desbarranco total, sin vuelta de hoja. A confundirnos en una heterogénea mezcolanza con “ todas las naciones del continente ”; a perder nuestra “personalidad”, nuestra “individualidad”, nuestra “soberanía”, en aras de un continentalismo que es, sin más ni más, la entrega nuestra al más poderoso. ¡Y esto argumentando que nos defenderán ante una probable agresión extraña! ¡Pero si para nosotros, argentinos tanto nos son extraños, absolutamente, los Estados Unidos de Norte América, como Tombouctú!...

Todavía, absolutamente, no hemos perdido los argentinos nuestra capacidad de indignación. Por eso digo que no  es posible tolerar más el intento de la prensa colonial, de las instituciones cipayas –todo ello favorecido y acicateado por el Régimen—de enrolarnos  a  la  política de  Uncle Sam.      No se puede leer sin furor, por ejemplo, el editorial de “La Nación” de ayer,    a propósito de la inauguración de la estatua de San Martín en Bogotá : “reviste un alto sentido simbólico la tendencia, hoy tan notable a suprimir los límites de las glorias nacionales…” “ Esa abolición de todo localismo y preocupación lugareña… revela, desde luego, la madurez de una verdadera conciencia continental, que ha llegado a prevalecer sobre el espíritu particularista, y hasta cierto punto estrecho, de otras épocas ”. Es decir, en menos alambicadas perífrasis. El espíritu localista y estrecho de otras épocas era patriotismo vivo, candente, de la naciente argentinidad. Era el respeto y la veneración  por las glorias “locales”; era poner a San Martín como el arquetipo de la nacionalidad. Y aún admitiendo que la epopeya libertadora extendióse a otros pueblos de América –cuyos héroes “nacionales” también la hicieron por su cuenta-- ¿qué tiene que ver todo esto con la “continentalidad” americana adosada geográfica, política, racial. cultural, religiosamente, con Norte América? Nada. Absolutamente nada. La independencia norteamericana es sajona y protestante ; la nuestra católica e hispánica. La nuestra es espiritual y aquella comercial. Nosotros nos desvinculamos de un imperio, y Norte América de otro, totalmente distintos en la raíz,  en los  medios y en los fines. No hay unidad continental que valga. Y de tal modo es esto cierto que para darle una sombra de verosimilitud siquiera al pretexto unificador, los servidores de Roosevelt tienen que hablar del “…nexo común de la democracia”. Y olvidarse que el imperialismo democrático de Norte América lleva arrasadas ya las soberanías de toda América Central y de casi toda nuestra América del Sud, o por la fuerza de la conquista o por el dólar ; o por la diplomacia o por el petróleo ; o por sus soldados armados o por Wall Street.

Se necesita estar ciegos, para no ver adonde se nos quiere llevar. Todas las creaciones “panamericanistas”, no tienen otro propósito que unirnos al imperialismo yanqui. Yo no entro ahora a establecer si es que Estados Unidos, mejor dicho, su gobierno pretende arrastrarnos a la guerra en auxilio de Gran Bretaña, porque aún sigo dudando de que Estados Unidos entre en la guerra, a pesar de todas sus alharacas. Pero sostengo que toda la politica yanqui  de hoy, tienen una perfecta sincronización con la política yanqui de ayer; con las anexiones de que hablaba o con las conquistas de que también hablaba. Bases aeronavales, empréstitos, visitas de confraternidad. Congresos, Rotarys Clubs, intercambios culturales, etc. etc. no llevan sino a hacernos entrar en la órbita yanqui. Yo no sé si concluida la guerra actual tendremos que guardarnos de las potencias totalitarias vencedoras. Es una posibilidad que no podemos descuidar. Pero si todos los argentinos somos patriotas ¿acaso no debemos guardarnos lo mismo, de esa potencia imperialista que está mucho más cerca, como lo es el  país del Norte?

¿Por qué, entonces, quienes nos acusan a nosotros de  ”totalitarios”, por el sólo hecho de que somos nacionalistas, se enrolan y pretenden enrolarnos a todos los argentinos, en la política económica y bélica, de otra potencia, tan extranjera respecto de nosotros, como Estados Unidos? ¿Cuál es el primer deber de un Estado soberano, sino reunir a sus súbditos, en defensa de la Nación? ¿Cómo es admisible que un Estado permita dentro de sus fronteras nacionales, en todos los planos –ideológico, cultural, político, económico, espiritual—el que unas entidades  como Acción Argentina, y  una prensa como toda la prensa colonial, y ministros y funcionarios públicos, y maestros, y “tutti cuanti”, en vez de fortalecer el  sentimiento argentino, el sentimiento orgulloso, cerrado, viril, patriótico, “localista, “estrecho” --como dice  “La Nación”--  exalte un “sentimiento continental” , que no tiene otro sentido que diluir , en el orden individual lo argentino; y en el orden colectivo , la nacionalidad argentina.

Esta es otra de las tremendas inmoralidades del régimen actual, de que hablábamos ayer. Los que queremos a nuestra Patria, una grande, indivisible, rectora, para nosotros, para nuestros hijos, para nuestra posteridad, somos “totalitarios”, no podemos reunirnos, no podemos proclamar la verdad argentina, somos “servidores” de una potencia extranjera, quintas columnas  y traidores. (¡Malditos sean!). Los otros, los que proclaman su adhesión incondicional a Gran Bretaña, los que se enorgullecen de usar casimir inglés en sus trajes, los que juran por Roosevelt, los que intentan y lo dicen, salir a pelear al problemático costado de Estados Unidos, por la democracia inglesa, esos son “ciudadanos de América” y pueden celebrar un Cabildo Abierto y tienen, en fin, todo el Régimen a su disposición.

No importa. Ésta es época de confusió0n y de derrumbe. Y seguramente deben acaecer más terribles hechos, antes que tengan lugar nuestros hechos. En estos días de Mayo fortalezcamos los nacionalistas el vínculo que nos une. Seamos, procuremos serlo, más argentinos que nunca, más cerradamente, más sectariamente, más fieramente argentinos que nunca. Hagamos de nuestra argentinidad una ciudadela inexpugnable. Y tengamos esta convicción. Nada podrán todos los “ciudadanos de las tres Américas” que recluten “Argentine Action, “Crítica” y el Régimen, contra un puñado de cien argentinos.+

ENRIQUE  OSÉS.

“MEDIOS Y FINES DEL NACIONALISMO”.

 

 

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