LA
VIRTUD DEL AMOR PATRIÓTICO, SEGÚN SANTO TOMÁS DE AQUINO.
La influencia de
Santo Tomás es tan importante, decisiva y perenne, que los individuos que desestiman
sus enseñanzas personales y políticas, caen irremisiblemente en un abismal
desorden intelectual y político antipatriótico.
Pese a los siglos
transcurridos, sus enseñanzas políticas perduran, y perdurarán, en todo tiempo
y lugar, porque las dedujo considerando el ser real metafísico y
El Opúsculo “Sobre el
Reino” (Libro II, cap, IV y V) escrito por Santo Tomás trata, entre otros temas
de doctrina política, del patriotismo, virtud atacada y menospreciada, hoy más
que nunca, por liberales y marxistas y sectas invasoras inadaptables, pero necesario
para concluir con la tragedia moral y política que vivimos. El amor a
Para que la sociedad
viva en paz y en orden, el Santo Doctor insiste reiteradamente, en todo el
Opúsculo, que el gobernante debe manifestar ineludiblemente amor a
Explicó el Santo con
las palabras que copio a continuación la delicada espiritualidad de la misión
del gobernante:
“Reconozca, pues el Rey que el lugar que ocupa en el
reino es como el lugar que ocupa el alma en el cuerpo y como el que ocupa Dios
sobre todo el universo. Y esta convicción la entenderá en celo por la justicia
sabiendo que representa a Dios en el cargo de administrar justicia en su reino,
y por otra parte le estimulará a ser manso y clemente, sabiendo que debe tratar
a sus súbditos como a sus propios miembros”.
¿Puede existir
galardón más excelso para un gobernante que su actividad política sea análoga a
la de Dios? ¿Un patriotismo más acendrado que el amor de un argentino a la
Patria auténtica? Este amor a la Patria, o caridad
política, es, entonces, un mandato de Dios, inserto en el mandamiento,
siendo la expresión más acabada de amor al prójimo más necesitado.
“…el amor a la Patria –continúa el Santo- parece contener el primer y
principal mandamiento que menciona el Evangelio de San Lucas, porque el
gobernante, por el cuidado que tiene del Bien común o de los asuntos de todos,
se asemeja a la naturaleza divina, en cuanto se desvela por la sociedad
representando a Dios, por lo mismo que este mandamiento divino no admite
dispensas…
“Además, el
amor a
La enseñanza de Santo
Tomás manifiesta principios que son un claro repudio al individualismo
demoliberal, que usurpó el gobierno en nuestra Patria. El liberalismo, unitario
y democrático es, en definitiva, un individualismo que desatiende, y hasta
repudia, el amor al prójimo en la vida comunitaria y, por consiguiente, el amor
a la Patria. Peor aún, es una virtud desconocida en los planes de estudio,
inclusive en las escuelas católicas, y en las intenciones del periodismo. Antes
era patrimonio exclusivo de los internacionalistas de los trapos rojos , hoy
asumido por el liberalismo libertario. Es la causa que inició la desgracia
nacional.
Monseñor Lefebvre, en
su excelente “Le destronaron”, pg. 17, denuncia que el naturalismo liberal se
desentiende del amor al prójimo: “La Redención, sólo consistirá en una religiosidad individual y privada, sin consecuencias en la vida pública.
El orden público, económico y político queda condenado a vivir y desarrollarse
fuera de Nuestro Señor Jesucristo”. Y el
padre Sepich escribió: “El hombre liberal, el hombre del dinero, aniquiló la convivencia social, con su
total consagración a la materia” y a las concupiscencias . Y San Agustín : porque
la materia divide y el espíritu une, solo
el amor al prójimo fortalece el vínculo social.
El liberalismo establece
una sociedad donde predomina la división, el enfrentamiento y la demolición
familiar, social y política, imponiendo el rencor, la enemistad entre sexos y clases
y entre partidos e individuos . Es
el apogeo del individualismo de los poderosos ; donde explayan libremente un
egoísmo extremo. Tienen el propósito de aislar al hombre de la sociedad y de la
Patria , para que se olvide y reniegue de ella . Un simple átomo frente al
totalitarismo del Estado liberal Su máxima expresión es
el anarco/capitalismo.
Están disolviendo,
además, al ser humano hasta las profundidades de su íntima sexualidad, recreándolo
como un ser indefinido que puede ser cualquier cosa, abandonándolo en la angustiosa
soledad de una miserable vida existencialista . Fue el triunfo de Marx y Freud ,
dirigido por los magnates aniquiladores del cristianismo.
Ponclard d’Assac en
“Doctrinas del Nacionalismo” (Acerbo, pg. 43) destaca dos postulados del Nacionalismo,
que derivan del ferviente amor a la Patria, válidos en sus diversas versiones
nacionales : a) redescubrir los fundamentos de la nacionalidad, que, entre
nosotros, son federales y rosistas, para restaurar la Argentina con ellos; y b) la plena actividad
política de los ciudadanos, jerarquizados e integrados en las sociedades intermedias bajo la dirección
de un Poder patriótico y autoritario . Y continúa : “nación, región y familia, no forman más que un todo”... “Se ha partido del egoísmo del yo, del
individualismo feroz engendrado por los principios de 1789; luego, tras algunas
vueltas sobre sí mismo, el “hombre libre”, espantado de su soledad, vuelve a
mirar hacia la ciudad, a desear el gran abrazo colectivo de la Patria y de la
Raza y advierte entonces que es su
propio ser personal quien se enriquece de todo lo que aporta a la historia de
su pueblo, la que los muertos y la que los vivos están a punto de escribir con él. No hay contradicción, en lo sucesivo entre el individuo y la
colectividad. Se siente correr un inmenso alivio a través de las páginas de
Barrés, como, asimismo, a través de las de Bourget. … ya se siente un
estremecimiento de entusiasmo en la construcción de la nueva Ciudad
nacionalista. Llega Maurras y ella se alzará como una
construcción perfecta, edificada por un poeta que hará teoremas.”
Cristo instauró
Si esta degradada
política liberal no nos indigna y avergüenza, si no conmueve la dureza de
ciertos corazones para animarse a luchar para terminar con ella, todas estas
palabras están de más. Y a los tibios que los juzgue Dios.
Debemos rechazar
totalmente al liberalismo, con la telaraña de mentiras “democráticas” que urdió
el Régimen para atraparnos: la soberanía popular; el fraude electoral, la falsa
oposición entre partidos; el falso juego de poderes; la propaganda
manipuladora, los lobys que financian campañas, etc. La oposición y eliminación
total del liberalismo, de nuestra alma y de nuestra Patria, es el único camino
para instaurar la Cristiandad, que es el espíritu cristiano reinando en ella.
Pero antes que nada,
debemos definir como es nuestra Patria. Y entonces surge un dilema, pues en
Argentina hay dos interpretaciones del concepto de Patria, la ideología
unitaria y demoliberal, enclenque Estado mantenido a fuerza de préstamos
usurarios del imperialismo; y la federal católica y nacionalista que impusieron
nuestros verdaderos próceres.
La opción por la falsa
tradición liberal de nuestra Patria y el repudio de su tradición católica,
lleva inevitablemente a vivir sometidos por nuestros enemigos de siempre, sumisos
en la miseria de ser una colonia anglosajona, la posición más abyecta de ser
colonia. Por el contrario, optando por
la tradición nacionalista presentamos ante los poderosos del mundo la verdadera
historia nacional, con las glorias militares y diplomáticas que nos hicieron
nación soberana.
Ahora bien, también
se deduce de las palabras del Santo Doctor, que el amor natural del hombre a su
Patria, supone que debe restaurar y desarrollar las instituciones intermedias, sin
las cuales no puede ejercer su indispensable
y plena vida política.
Los liberales fueron
aboliendo progresivamente todas las defensas populares contra el totalitarismo
del Estado demoliberal: la protección de los caudillos y de la organización
federal del país; el sojuzgamiento de las instituciones vecinales y familiares;
la agresión contra las familias y contra la educación cristiana de la niñez,
sin cultura ni religión ; la tiranía subrepticia del periodismo dependiente de
las internacionales de la des-información; … y la Jerarquía católica que
colaboró con su desasistencia… etc. etc.
¿Qué maniobras
ejecutó el liberalismo en nuestro país para eliminar el amor a la Patria
verdadera? Luego de Caseros, una mafia de cipayos y corruptos, que se
consideraban iluminados y progresistas, sin Dios ni Patria, inventaron una falsa
tradición liberal argentina, para instaurar una política anti-argentina y
anti-patriótica, que fracasó estrepitosamente, pese a ser impuesta
obligatoriamente.
El liberalismo, en su
obra de disolución y destrucción, llega a la aberración de trastocar el amor a
la Patria auténtica, por el amor a instituciones e ideologías, considerando que
tienen mayor importancia que la soberanía nacional. Toma los medios como fines.
Con este criterio los
falsificadores de la historia consideran a Urquiza un libertador, pues incitó
la invasión extranjera en Caseros, para expulsar al “Tirano”. Igualmente endiosan a Sarmiento 33 porque
escribió un catecismo, y a Rivadavia por sus disparates progresistas filo-ingleses.
Todos los unitarios, sin excepción, fueron los villanos de la traición. Ninguno
de los unitarios, egoístas y perdularios, amaron a
Pero los patriotas nos resistimos a desfigurar
Mientras tanto
subsiste entre
En síntesis, el Santo
enseña que el principal mandato de la filosofía política católica es amar a
Dios, la Patria y al prójimo más necesitado. El Amor suele interpretarse popularmente
en su significado romántico y aún pornográfico; pero políticamente es una
virtud teologal, viril, que exige el sacrificio, aún de la propia vida.
Los políticos
profesionales no tienen en cuenta el Amor al prójimo pues usan la estratagema
ambigua de “jurar” por la Biblia, que podría permitir a Milei gobernar como
Netanyahu o Biden, continuando la destrucción del país. Repudian jurar por los Evangelios, para gobernar
con el espíritu cristiano de amor al prójimo, fundamento de la Justicia Social,
pues no les permitiría, si fueran consecuentes con el juramento, arrasar con
los bienes de la Nación.
Los políticos
nacionalistas, por el contrario, deberán gobernar dirigiendo su política con
ese espíritu de amor al prójimo, como enseña Santo Tomás, que es la vida misma
de Jesús en el pueblo; implantándolo en las leyes y costumbres populares, para
vivir dignamente en paz, gozando del Bien Común, en busca de alcanzar nuestro
destino de gran Nación soberana. +
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